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Ribera de Molina
Ribera de Molina País España • Com. Autónoma Región de Murcia • Provincia Murcia • Comarca Vega Media del Segura • Partido judicial Molina de Segura • Municipio Molina de Segura Ubicación • Altitud n/d Población 1,678 hab. (INE 2007) • Densidad n/d hab./km² Gentilicio ribereño, -ña Código postal 30508
Ribera de Molina es una pedanía perteneciente al municipio de Molina de Segura, (Murcia). Está enclavada en el sector suroccidental del municipio. Se encuentra a 4 km de la capital municipal y a 12 km de la ciudad de Murcia.
Es una de las pedanías más poblada de Molina de Segura, y eso le confiere un carácter singular, aunque dentro de las denominadas zonas "de huerta" del término municipal. Sociológicamente, podríamos decir que es la pedanía más tradicional, en contraposición con El Llano, por ejemplo, donde su media de edad más joven, le confiere una identidad distinta.
Destacamos como particularidad de la Ribera su "fenómeno religioso": es la zona de España, y tal vez de toda Europa con más vocaciones religiosas por número de habitantes. Históricamente, la pobreza de esta zona rural hacía que muchos de sus habitantes se refugiasen en las vocaciones religiosas como salida al hambre. Importantes próceres de la vida religiosa nacional proceden de Ribera de Molina.
Contenido
Historia
La Historia de Ribera de Molina es relativamente reciente, si bien hay indicios que la sitúan como importante lugar de paso durante la época romana.
En la Edad Media, los avances técnicos introducidos por los musulmanes posibilitaron un óptimo aprovechamiento de las aguas del río Segura a su paso por las tierras ribereñas. A través de un completo sistema de riegos transformaron en regadío amplias zonas de cultivo y pronto los arrozales y las moreras colonizaron las huertas.
Durante el siglo XVIII Ribera de Molina conoce a su primeros vecinos que, aprovechando los cultivos e infraestructuras hidráulicas árabes, crearon una productiva agricultura que fue convirtiendo a esta pedanía en la más importante de Molina de Segura.
Es también conocida con el sobrenombre de "segundo Vaticano", debido a que tradicionalmente ha sido caldo de cultivo para numerosas vocaciones religiosas.
Antigüedad y Edad Media
Son varios los historiadores que afirman que, muy probablemente, la calzada romana entre Cartagena y el centro de la Península Ibérica tenía su paso por el camino actual de la Ribera de Molina. Según los estudios realizados por Antonio de los Reyes, Cronista de Molina de Segura, los caminos más antiguos de la comarca pasaron por las tierras ribereñas, ya que comunicaban Molina de Segura con Alcantarilla.
El historiador romano Estrabón trazó la ruta Lucentum-Ilice (Alicante - Lorca) siguiendo la margen del río y pasando por la Ribera de Molina y La Ñora.
Todo indica que esta pedanía fue un conveniente lugar de paso, pero no se poseen evidencias concretas de que en época romana estuviese poblada.
La dominación musulmana de la zona: el control sobre el agua
Los musulmanes llegaron a las tierras de la actual Molina de Segura tras haber invadido parte de la Península Ibérica en el siglo VIII. Vieron en el río Segura una gran fuente de riqueza y comenzaron a establecer alquerías en torno a su ribera. Para poseer un mayor control sobre las aguas del río realizaron un complejo entramado de acequias, azudes y norias con el que podían llegar a regar a varios kilómetros de distancia del Segura.
En Ribera de Molina existen vestigios de este trabajo realizado por los habitantes de la zona durante la Alta Edad Media. La mayoría de las huertas de la actual Ribera de Molina estaban cultivadas con arroz y moreras. El arroz se utilizaba entonces para alimento de humanos y animales. Resultó durante la Edad Media un buen producto para exportarlo a través de comerciantes italianos.
A finales del siglo XV, reconquistada la zona por los cristianos, aún se daban algunas batallas entre fuerzas castellanas y granadinas en las tierras donde actualmente se asienta la pedanía de Ribera de Molina.
Edad Moderna
Los primeros pobladores de Ribera de Molina se dedicaron a la agricultura. El primer indicio data del siglo XVIII, año 1740, cuando era costumbre colocar los avisos en el Ayuntamiento y en la plaza pública de Molina, la Ribera y El Llano. De este modo, se encuentra documentada la presencia de propietarios que habitaban la huerta y de forasteros que simplemente regaban allí.
Por otro lado, en 1778, ante las disputas que se producían en los bailes, donde no faltaban hoces, varas y garrotas, las ordenanzas municipales los prohibieron en algunos lugares y confeccionaron una relación expresa de los sitios donde se permitía su celebración. Ribera de Molina aparece como una de las villas donde sí se podían organizar bailes.
En 1779 nombraron diputado de la Ribera a José Albaladejo. En esta mima fecha se levanta una ermita con don Antonio Xil o Gil, como capellán. La pedanía contaba entonces con 378 habitantes y su contribución suponía un 15,68 % del censo molinense.
La Huerta, el campo y el río
El río Segura dio vida a Ribera de Molina después de recorrer las huertas de Lorquí, el Llano, la Alboleja, Molina de Segura y Torrealta, donde se le une el río Mula.
Fue a partir del siglo XVIII cuando los ribereños desecaron los almarjales y buscaron nuevos y más rentables cultivos. Se avanzó en el cultivo de cereales y moreras, esenciales para el gusano de seda; viñas, palmeras, membrillos, limoneros, naranjos, cerezos, alubias, pimientos, habas garbanzos y no faltaron animales como vacas, cabras, corderos, ovejas, mulos o caballos.
La acequia y el camino, en la actualidad carretera, separaban la huerta del campo, es decir, las tierras de regadío y las de secano. Confiando mucho en la suerte, los ribereños sembraban con cebada, avena, centeno o trigo algunas zonas de campo. Generalmente no daba para mucho, pero era bien aprovechado como alimento para los animales de los que disponían las familias.
Edad Contemporánea
La vivienda más antigua
La primera vivienda de la que hay constancia, y que aún hoy se conserva en Ribera de Molina, se conoce como Casa del Francés. Fue edificada en 1855 y perteneció a Silvestre el Cepón.
Más autonomía, mejores condiciones de vida
Las dos primeras escuelas, una para chicos y otra para chicas, llegaron en 1868, mientras que la primera instalación eléctrica pública lo hizo en 1922, año que coincide con la llegada del primer médico que figura en los archivos.
El ocio, como en muchos otros lugares, residía en el juego de los bolos o en alguna representación teatral. En 1933 nace el Círculo Católico Instructivo, actualmente denominado "Casino".
En 1941 la ermita y la capellanía fueron elevadas a rectoría. Diecinueve años después sería construida la actual Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
1985 fue el año del polideportivo, las mejoras en la plaza y la canalización de la rambla de los Calderones.
Con el siglo XXI han seguido llegando servicios y nuevas obras que han dado mayor autonomía a los ribereños.
Economía
La actividad económica principal de la pedanía de Ribera de Molina fue desde el siglo XVIII la agricultura.
Coincidiendo con la llegada del agua, el pimiento, la cebolla y el trigo tuvieron una especial importancia en la huerta ribereña, junto con los olivos y las cepas con uvas para vino. También se cultivaban patatas, habas, tomates o pepinos, además de algunos frutales.
De aquella importante actividad poco queda, porque los ribereños actuales han optado por profesiones menos sacrificadas y arriesgadas que la de sus antepasados hortelanos.
Agricultura
Actualmente sólo una decena de personas subsisten en Ribera de Molina de la agricultura. Muchos antiguos huertos o campos han dado paso a la industria del hormigón y a la proliferación de chalets. La escasez de agua que vive la Región de Murcia ha propiciado el abandono progresivo de la actividad agrícola.
Ribera de Molina proporciona calidad de vida y se ha convertido en una ciudad dormitorio, al igual que, por ejemplo, Molina de Segura lo ha sido siempre de Murcia.
La huerta, un complemento
Lo que muchos ribereños se resisten a perder es su porción de huerta junto a la casa. En este pequeño huerto muchos consiguen un complemento para la economía familiar. Restando tiempo al ocio para ocuparse de la tierra como lo hacían sus padres y abuelos.
La empresa familiar
En la pedanía de Ribera de Molina existen algunas empresas familiares que dan trabajo a dos o tres obreros, siendo esta una zona sin la presencia de grandes empresas.
En Ribera de Molina cuentan con un lacador, una carpintería, una fábrica de dulces y otra de salazones.
Naturaleza
En la pedanía no existe ninguna zona protegida. Los espacios naturales de interés son los propios huertos, que poco a poco tienden a desaparecer. A la altura de la Rambla de Talón se encuentra algún resto de lo que en su día fue el bosque de ribera, soto o bosque galería de Molina de Segura.
Los huertos de Ribera de Molina
Ribera de Molina nace precisamente cuando sus tierras se convierten en zonas de huerta, en el siglo XVIII. Tradicionalmente ha vivido de la agricultura, hasta que la mayoría de ribereños ha optado por otras profesiones.
Los árboles frutales, las hortalizas o las patatas han sido los cultivos predominantes en los paisajes de esta pedanía. En la zona del campo aparecen olivos, paleras y diversos matorrales mediterráneos, como el tomillo.
El ausente bosque de ribera
Las causas de la desaparición del bosque de ribera en la Región de Murcia residen en:
- Tala de los árboles para canalizar las orillas del río y controlar así el caudal de las aguas durante inundaciones.
- Aprovechamiento de estas tierras para el cultivo.
- Urbanización de algunas zonas.
Actualmente, en la mayor parte de pedanías atravesadas por el río Segura quedan resquicios aislados de lo que antaño fueron auténticos bosques de ribera.
Gastronomía
La pedanía de Ribera de Molina presume de una variada y rica gastronomía, en la que los productos hortofrutícolas, verduras, hortalizas y legumbres de su fértil huerta, conviven en armonía con aquellos procedentes de las cercanas costas murcianas.
Entre sus platos más característicos, destacan el pisto huertano (berenjenas, pimiento, cebolla, tomate), el zarangollo (calabacín, cebolla y huevo), patatas a lo pobre, habas o acelgas fritas, tortilla de ajos tiernos, michirones y los pimientos de piquillo rellenos de bacalao. Tampoco conviene olvidar el pastel de carne, típico en la ciudad y que se suele elaborar de manera casera para los días de Navidad.
En cuanto a los postres, se encuentra un paso por delante de los demás, el paparajote; una masa de harina, leche, huevos, canela, azúcar y raspadura de limón. Esta masa se fríe con una hoja de limonero. También se preparan los deliciosos cuernos de hojaldre rellenos de merengue o crema.
Materia prima y gastronomía en La Ribera de Molina
Al igual que sucede en el conjunto del municipio molinense, la cocina de Ribera de Molina integra variados sabores. En ella encuentran representación las legumbres y carnes, aderezados con especias o hierbas.
Además permite la mezcla entre el mar y la tierra que resulta tan nutritiva como atractiva. Muchos de los platos que en la actualidad se consumen van más allá de las especialidades tradicionales, como las patas de cabrito lechal al horno que adquirieron notable fama en toda la comarca. Molina es una opción más de la gastronomía murciana que aúna platos típicos de la huerta y del secano y, por supuesto, todo tipo de conservas.
Fiestas Locales
Las Fiestas del Sagrado Corazón señalan en el calendario una de las fechas más significativas para los ribereños. Los actos más importantes tiene lugar durante el último fin de semana de junio y son un auténtico adiós a la rutina y al trabajo diario.
La música y la gastronomía típica son siempre protagonistas de estos festejos, en los que los vecinos de la localidad se disfrazan y dan rienda suelta a su pasión por la pólvora. Cada año la singular Fiesta del Agua concita a multitud de curiosos y participantes, especialmente cuando aprieta el calor estival.
La Virgen del Amor Hermoso también cuenta con unas fiestas en su honor. El último domingo de abril se celebra la procesión con la imagen, visitando todos los hogares de Ribera de Molina. Frente a la puerta de cada casa, los portadores de la imagen y sus acompañantes cantan una canción elegida de un tradicional repertorio y acorde con la situación de la familia que en ella vive. Entre los acompañantes de la imagen destaca la figura de "las pedigueñas", dos o tres mujeres que con una bolsa de tela recogen los donativos para la fiesta, antiguamente estos donativos consistían en huevos duros, de ahí que todavía se la conozca con el nombre de "La Fiesta del Huevo".
Hasta finales de los años 70 la festividad de la patrona era la excusa perfecta para celebrar la Fiesta de Los Luises. Cada 25 de julio, día de San Luis Gonzaga, una imagen del Santo acompañaba en el trono a la Virgen del Amor Hermoso, pero situado en un plano inferior y lateral, justo a sus pies.
Era una fiesta muy popular, incluso entre las localidades vecinas. Tras la procesión, los participantes degustaban cabezas de cordero asadas en las tabernas de El Manco, Cornelio y del Tío Conesa.
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