Retrato de Enrique I de Guisa, tercer duque de Guisa, hacia el 1588, líder de la Santa Liga durante las Guerras de religión de Francia. Museo Carnavalet, París

La Santa Liga de París, también llamada Santa Liga, Liga Católica o La Liga (en francés: Ligue catholique o Sainte Ligue, o Sainte Union) fue un movimiento político armado de carácter católico creado en Francia en 1576 por Enrique I de Guisa Duque de Guisa para oponerse por la fuerza a hugonotes, protestantes y a la Casa de Borbón durante las Guerras de religión de Francia.

La Santa Liga contó con el apoyo del papa Sixto V, los Jesuitas, la reina Catalina de Médicis y el rey Felipe II de España. Tuvo como líder militar a Carlos de Lorena, Duque de Mayenne quien sucedió a su hermano Enrique I de Guisa tras su asesinato y proclamó rey de Francia al Cardenal de Borbón.

Este partido ultra-católico se formó con el fin de contraponerse al Edicto de Saint-Germain (1570) y al Edicto de Beaulieu (6 de mayo de 1576), considerados, ambos, demasiado favorables a los protestantes. Tenía, como principal objetivo, el eliminar, definitivamente, el protestantismo de Francia.

La Santa Liga tuvo una fuerte implantación en las regiones del este y del noroeste de Francia: Lorena, Borgoña, Champaña, Bretaña, Normandía y en la ciudad de París, donde tuvo lugar la Matanza de San Bartolomé.

La primera Liga

Repartidas por toda Francia ya existían pequeñas organizaciones católicas que luchaban contra los protestantes, como la Ligue picarde, creada en 1568. Sin embargo, la concesión de localidades seguras para los protestantes, provocó el descontento y la rebelión de los católicos contra el rey. Las cofradías del "Santo Espíritu" y otras ligas se unieron en nombre de la "Santa Trinidad", para restaurar y defender a la "Santa Iglesia católica, romana y apostólica". Fue una rebelión contra los edictos reales: Jacques d’Humiéres, gobernador de Péronne, se negó a ceder la ciudad a los protestantes y solicitó, para ello, la ayuda de los príncipes y prelados del reino, a fin de restablecer la religión católica y la obediencia de "Su Majestad".

Este movimiento se extendió, rápidamente, por toda la Picardía, apoyado por España (los Paises Bajos Españoles que llegaban, por aquel entonces, hasta el Artois), enseguida se implicó en ello toda Francia. En principio los afiliados a la Liga se declararon como leales y fieles al rey de Francia Enrique I de Francia dado que éste defendía con tenacidad a la Iglesia Católica. El propósito de la Liga comprendía, además de la defensa de la Iglesia, la defensa del rey y la de los Estados Generales de Francia.

En Noviembre, el duque Enrique I de Guisa organizó la Liga de París. En diciembre de 1576 el rey Enrique III se puso al frente de la Liga reescribiendo su propio programa de intenciones (la parte en la que, el poder real, se somete a los Estados Generales). Al año siguiente la agitación general se calmó y la Paz de Bergerac se firmó en 1577. La libertad de conciencia se acordó con los protestantes, así como la libertad de culto, durante seis años, en la periferia y las localidades a ellos designadas.

La segunda Liga

Resurgimiento

Tras siete años de tranquilidad, la crisis reapareció en 1584, tras la muerte de Anjou y la nominación del protestante Enrique de Navarra como su sucesor. Enrique I de Guisa se puso entonces al frente de una nueva Liga. En 1582 el rey de España Felipe II de España ayudó económicamente a los católicos, con la doble intención de fortalecer el catolicismo y debilitar al rey de Francia, su rival en el escenario europeo. Confirmó su apoyo firmando el Tratado de Joinville el 31 de diciembre de 1584, en el que quedaba designado como sucesor al trono el Cardenal de Borbón.

La Liga publicó su proclamación el 31 de marzo de 1585 en Péronne, declarando que su intención era la de que el rey no protegiera a los protestantes, restablecer el catolicismo como religión única y obligar al rey a rendir cuentas regularmente a los Estados Generales. Las adhesiones de jefes militares se multiplicaron.

Enrique III tuvo que ceder ante las exigencias de la Liga, que había adquirido gran fuerza tras la firma del Tratado de Nemours. La octava guerra de religión se saldó por medio de un acuerdo militar, la victoria protestante en la Batalla de Coutras equilibrada por las victorias de Enrique de Guisa en la Batalla de Auneau y la Batalla de Vimory (1587), reforzaron su prestigio.

Paralelamente a esta segunda Liga, se constituyó otra liga de ciudades, primero en París y después en Turena, Champaña, Borgoña…Dirigida como una Sociedad secreta poseía su propia armada y era mucho más extremista que la Liga de los nobles. Esta nueva liga consideraba que el rey no tenía legitimidad alguna y debía someterse a los Estados Generales; a partir de 1591, consideró, asimismo, que también la nobleza debía de quedar sometida a los Estados Generales.

Los rumores de una insurrección se extendieron por París y Enrique III prohibió la entrada en la ciudad al Duque de Guisa. Sin embargo el 9 de mayo el Duque de Guisa se presentó en la capital. Ante los preparativos de la armada real, París no tardó en llenarse de barricadas (Día de las barricadas del 12 de mayo de 1588. Ya fuera por cobardía o por evitar un baño de sangre, Enrique III huyó de París por Chartres. El 15 de julio firmó el Edicto de la Unión contra los protestantes, y dejó la ciudad de Borgoña en manos de la Liga a fin de que éstos pudieran recibir a los españoles. Seguidamente el Duque de Guisa fue nombrado lugarteniente general del rey en todo el reino (jefe de la armada)

El asesinato del Duque de Guisa

El rey fue obligado a convocar, de nuevo, a los Estados Generales en Blois. Éstos, que eran mayoritariamente favorables a la Liga, le negaron al rey los subsidios. Enrique III, encolerizado, decidió entonces acabar con los Guisa. El Duque de Guisa fue asesinado el 23 de diciembre de 1588, el Cardenal de Borbón fue arrestado (y ejecutado poco después), así como el príncipe de Joinville, hijo del Duque de Guisa, su madre la la Duquesa de Nemours y su primo, el duque de Elbeuf. Muchos de los diputados de los Estados Generales fueron arrestados también. Estos hechos provocaron un sublevamiento general. La Sorbona relevó a sus miembros de su deber de fidelidad al rey. Todas las provincias dominadas por la Liga (especialmente Lorena, sede de los Guisa) Champaña, el sur de Borgoña, Bretaña y Normandía (dominada por Philippe-Emmanuel de Lorraine, duque de Mercoeur, gobernador de Bretaña y cuñado del duque de Guisa) y la región de París, se sublevaron contra el "tirano" Enrique III. Éste se alió con el rey de Navarra y su armada puso sitio ante París. El 2 de agosto de 1589 Enrique III fue asesinado por Jacques Clément, un liguista dominicano. En 1589, Pierre Matthieu publicó una tragedia basada en el asesinato del duque de Guisa, titulada: La Guisiade.

La Liga se opuso encarnizadamente al hugonote Enrique de Navarra, rey legítimo, prefiriendo a un tío lejano, el Cardenal Carlos I de Borbón, al que ya llamaban "Carlos X" (fallecido en prisión en 1590). Derrotada en la Batalla de Ivry el 14 de mayo de 1590, agotada tras dos asedios consecutivos de la capital (en la que los miembros más extremistas de la Liga impusieron el terror por medio de los "Dieciséis regidores" (que ejecutaron a Brisson, presidente del Parlamento de París), la Liga no pudo ser liquidada.

Sus excesos, su inclinación a favor de un príncipe extranjero, su financiación española, su renuencia a la monarquía, provocaron el alejamiento progresivo de la Liga, a partir de 1591, primero de los monárquicos, después de las agrupaciones, una tras otra, de las ciudades. Sin embargo, la Liga no se disolvió hasta el momento en el que el rey Enrique IV no abjuró del protestantismo y retornó al catolicismo. Enrique IV fue consagrado rey en Chartres el 27 de febrero de 1594, y su victoria en la Batalla de Fontaine-Française, en Borgoña, el 5 de junio de 1595 sobre los últimos liguistas (capitaneados por Carlos de Guisa duque de Mayenne, hermano de Enrique I de Guisa y respaldados por los españoles), puso fin, definitivamente, a la Liga, uno de los peligros más grandes que conoció la monarquía francesa antes de la llegada del Absolutismo. Después de firmada la Paz de Vervins, los españoles abandonaron las últimas plazas que tenían en Francia.

Bibliografía

• Georges Goyau. The Ligue, en The Catholic Encyclopedia, Volumen IX. Published 1910. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, October 1, 1910. Remy Lafort, Censor. Imprimatur. +John M. Farley, Archbishop of New York. Disponible en The Ligue

Véase también

• Teóricos de la Liga