- Santiago Nadal
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Santiago Nadal
Santiago Nadal Gaya (Lérida 1909 - † Barcelona 1974), escritor y periodista español, comentarista de internacional en la revista Destino, redactor jefe de la sección de Internacional de La Vanguardia, presidente de la Asociación de la Prensa en Barcelona y miembro del Consejo Privado de Don Juan.
Biografía
Santiago Nadal defendió, desde La Vanguadia Española y el semanario Destino, posiciones monárquicas y de centro, frente al autoritarismo del régimen franquista. Desde ambas publicaciones, defendió la postura de los aliados (especialmente el Reino Unido), frente al eje nazi-fascista. Después de la guerra, fue condecorado por los gobiernos británico (Victory Cross) y francés (Legión de Honor).[1]
Periodista disidente
Uno de los primeros periodistas que, después de la Guerra Civil Española y desde la nueva prensa creada por el franquismo, osó criticar la dictadura, lo que le valió ir a la cárcel por un artículo tituladoVerona y Argel. Los censores no descubrieron en el escrito de Santiago Nadal nada que pudiera ser sospechoso, de modo que 22 de marzo de 1944, la revista Destino sale a la calle con un alegato en favor de la libertad. En Verona habían sido juzgados y condenados a muerte los miembros del Gran Consejo Fascista, el máximo órgano de Gobierno de Italia, porque un año antes, en 1943, habían votado la destitución de Benito Mussolini como jefe del Estado. En Argel se habían utilizado los mismos procedimientos para juzgar a los gobernantes y civiles que habían colaborado con el Gobierno del general francés Petain, el régimen de Vichy. La maniobra de Santiago Nadal sería descubierta por el gobernador civil, Antonio Correa Veglison, quien ordenó la detención de Nadal y su traslado al campo de concentración de Nanclares de la Oca.[2]
«...Bajo tanta "justicia", tanto "patriotismo", tanto "tribunal", no hay más, en realidad, que una verdad primordial: la sed de venganza, el odio, el despecho. Ya va siendo hora que todo esto se acabe si no se quiere que tristísimas noticias sucedan a las ya tristes que ahora van surgiendo. La terrible, la inevitable palabra ha surgido ya: la guerra civil. Guerra Civil en el continente -oculta, tenebrosa y siniestra por ver la ocupación extranjera-: guerra civil late en las depuraciones de Argel. Mañana siempre la misma perspectiva. Si no se acaba todo esto, será Europa la que habrá acabado. O lo que es peor, habrá alcanzado la más repugnante de las etapas históricas: aquella en que junto a una civilización material avanzada dominará una implacable barbarie moral.
Verona y Argel...»
La tesis del artículo era contundente. En las ciudades de Verona, en Italia, y en Argel, la capital de Argelia, en la otra orilla del Mediterráneo, se acababan de celebrar dos juicios políticos que culminaron con ejecuciones sumarias. En ambos procesos, Verona y Argel, se habían cometido, en opinión del articulista, las mismas iniquidades, las mismas irregularidades jurídicas, las mismas atrocidades procesales entre las que se encuentra aplicar la retroactividad de las leyes. Era la maquinaria judicial ciega de los vencedores sobre los vencidos.Sólo la intervención de Josep Pla, el alcalde barcelonés Miguel Mateu y el ministro Carceller conseguirán que recupere la libertad.
Referencias
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