- Villaescusa de Ecla
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Villaescusa de Ecla País España • Com. autónoma Castilla y León • Provincia Palencia • Municipio Santibáñez de Ecla Población 45 hab. (INE 2008) • Densidad n/d hab./km² Villaescusa De Ecla es una pedanía del Valle de La Ojeda, en la provincia de Palencia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, España. Está a una distancia de 12 km de Alar del Rey, la capital municipal. también se encuentra cerca Aguilar de Campóo, la cual linda con el valle de La Ojeda.
Contenido
Contexto Geográfico
Está situado al Norte de la provincia de Palencia, a unos 12KM de Alar del Rey, en la Ojeda. Al lado del combento de San Andres de Arroyo.
Carretera de Palencia - Santander (N-611). Pasado Alar del Rey, desvio a la izquierda - carretera de Cervera de Pisuerga (P-223). Pasado Pradanos de Ojeda, continuar por (P-222). pasaso San Andres de Arroyo y Santibáñez de Ecla, desvio a la derecha - carretera de Villaescusa de Ecla (PP-2225)
División territorial
Villaescusa está compuesta por los municipios de Santibáñez de Ecla y San Andrés de Arroyo.
Datos básicos
- Población: 66 habitantes
- Picos más altos: Peña pico 1.179 msnm
- Código Postal: 34487
- Villaescusa de Ecla no tiene edificio consistorial, pero tiene alcaldía propia. El concejo es abierto.
Coordenadas
- Altura Media del municipio: 1009
- Latitud en grados decimales: 42.733
- Longitud en grados decimales: -4.367
- Coordenada X UTM Huso 30: 388119
- Coordenada Y UTM Huso 30: 4732193
- Huso UTM: 30
- Cuadrícula UTM: UN83
- Latitud en grados, min y s: 42, 44, 0
- Longitud en grados, min y s: -4, 22, 0
- Código Ine: 34170
- Hoja del MTN 1:50000 : 133
Límites
El término de Villaescusa de Ecla limita con Santibáñez de Ecla, San Andrés de Arroyo, Cozuelos de Ojeda, Prádanos de Ojeda, Becerril del Carpio, Lomilla, Olmos de Ojeda.
Patrimonio
- La Iglesia de Santa Elena.
- 3 puentes Romanos.
- El desfiladero (La Culada del Diablo) y algunas casas.
- Así como la cueva de los moros y los valles, en los cuales hay muchos restos de fósiles de animales y plantas acuáticas, y terrestres.
Fiestas
Son el 4 de mayo (en honor a la patrona del Pueblo) Santa Elena, aunque se celebran el primer domingo de mayo.
- en antaño se ponían casetas de feria.
- Hoy en día, se celebra la fiesta con una misa en honor a la patrona, y luego se come en familia.
- El día de la fiesta, después de la misa; se procede a la adoración de la Cruz
Turismo
Algunos turistas que van ha ver la Iglesia de arte Románico.
También van turistas los domingos, para ver tocar las campanas a un niño de 13 años de edad y unos cuantos años de profesión. Aunque ese niño ya tiene 5 años más, pero sigue volteando la campana con tanto entusiasmo, y algunas personas del pueblo le preguntan cual es el truco para hacerlo igual que él.
Interesante visitar la Fuentona, la Culada del Diablo y la Cascada de Cervigada. También son interesantes las rutas por los Valles y la visita a la Cueva de los Moros.
Tradiciones y Costumbres
La matanza en diciembre ó enero, también está el cultivo que dan las huertas y los campos. también por la fiesta de San Isidro Labrador, los habitantes del pueblo realizan una comida en el bar. también se mantiene la costumbre, de sacar a los santos en su día. y el día de la fiesta; la procesión va encabezada por el pendón.
Historia
Trata de un pueblo perdido en la Ojeda, entre montañas.
Hay una historia que dice que de las canteras de Villaescusa de Ecla se sacaron piedras para construir el Acueducto de Segovia. También hay historias que cuentan que el diablo moraba estas tierras, en uno de los viajes que daba llevando piedras hasta el acueducto, tropezó y dejo en la piedra marcada sus posaderas y su cara; dicho acontecimiento se encuentra en el desfiladero de (La Culada del Diablo).
También hay indicios que por Villaescusa, pasaba la principal red de transporte de pescado del Cantabrico con la meseta; y también hay indicios de que los Romanos se establecieron en tierras de Villaescusa. testigo de ello son los 3 puentes Romanos que aún existen en Villaescusa.
Durante la Edad Media pertenecía a la Merindad menor de Monzón , Meryndat de Monçon[1]
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional[2] y que en el censo de 1842 contaba con 17 hogares y 88 vecinos, para posteriormente[3] integrarse en Santibáñez de Ecla.
Las montañas de Villaescusa albergan una vieja leyenda del demonio y una joven
Lo oscuro, lo enigmático y lo desconocido hurgan a menudo en la curiosidad de las personas. Lo religioso y lo fantástico también captan adeptos y curiosos. No es raro, por tanto, que proliferen historias de las divinidades griegas, de los personajes mitológicos, de los ángeles o del mismísimo diablo. Algunos se distraen imaginándose como sería físicamente Marte, dios de la guerra, o el Minotauro de Creta, mitad hombre y mitad animal. Buscan la cara inocente y candorosa de los ángeles y persiguen ansiosos encontrarse con el rostro malvado, ruin y depravado del diablo. Parece que lo malo, perverso y truculento tienen algo de morboso y llaman más la atención.
Si las temperaturas son bajas, es que hace un frío de mil diablos; si algo no lo quieres, lo mandas al diablo, y si un niño es muy travieso, es un diablo. El ángel rebelde que camina solo, aparte de las deidades divinas, se cuela incluso en las expresiones habladas. Que se lo digan al que se aburre y busca entretenimiento en cualquier cosa, al diablo que, cuando no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas.
El demonio se filtra en la imaginación hasta el punto de idear leyendas que persiguen certificar de algún modo su existencia. Hay leyendas que hablan de él. Sin ir más lejos, dicen que las montañas de Santibáñez de Ecla eran su morada durante algunas temporadas, que al parecer estaba bastante atareado en jugar en el desfiladero de Villaescusa y que no tenía que matar moscas, sino conquistar el amor de una joven criada. La leyenda dice que así fue.
Los vecinos de estas localidades rememoran estos cuentos ancestrales y recuerdan otros. «En el desfiladero, junto al camino, hay una pared rocosa en la que se abre un hueco. Allí se cayó Lucifer y rebotó a la otra orilla, junto a la marca dejada por San Antonio», relatan los lugareños.
En cualquier caso, Luzbel abandonó hace mucho las rocas y las montañas de la zona, y donde parece que se escondía y buscaba enamorar a la joven inocente, hoy se abre un valle verde, poblado de campos de cereal y de pequeños huertos y un puñado de gente mayor que espera a que llegue el verano y regresen los diablillos a jugar
Anécdotas y datos curiosos
El patrimonio y el paisaje de Villaescusa atraen visitas, inspiran libros e ilustran alguna leyenda
El centro de las miradas es el monasterio cisterciense del siglo XII de San Andrés de Arroyo, donde habitan 24 monjas de clausura y donde acuden cada año numerosas personas para admirar el claustro, la sala capitular o la iglesia, donde se conservan importantes y valiosos vestigios del románico tardío.
Sin embargo, el municipio esconde otros muchos atractivos que bien merecen una visita. Sus gentes regalan un relajante paseo por el paisaje agreste, donde el verde se fusiona en lienzo natural con los tonos cálidos de los jardines y de los huertos. Convidan al apasionado del arte con un recorrido por sus iglesias. La de San Juan, en Santibáñez, románica, con la espadaña separada del conjunto del templo, conformando una original torre con pasadizo. La de la Invención, de Villaescusa, con su soberbia obra de cantería, con sus retablos neoclásicos y esculturas de San Roque, San Bartolomé o la Virgen con el Niño. Templos que han inspirado estudios y libros, como el realizado por el escritor palentino Roberto Gordaliza y el sacerdote amante del arte Miguel Ángel Ortiz. Templos a los que acompañan de cerca otros atractivos turísticos, como el rollo jurisdiccional de Santibáñez –recuerdo del poder de la abadesa de San Andrés de Arroyo–, o los puentes romanos de Villaescusa, cerca del desfiladero, y la ‘Culada del Diablo’, donde los lugareños aseguran haber encontrado restos de una antigua calzada romana.
« Podría ser que esta calzada secundaria se uniría al norte con la principal, que comunicaba el asentamiento romano de Herrera con las montañas de Reinosa y posteriormente con el mar Cantábrico. Una de las rutas para conseguir el pescado y el marisco», señala el alcalde, Javier Val Martín, mientras especifica que hay que corroborar esta hipótesis con la opinión de historiadores. Otras historias, en cambio, no es necesario confirmar. Pues todos saben, como señala el sacerdote Isidro López, que pertenecen al terreno de la ficción que siembran las leyendas imaginarias. Como el relato que dice que el diablo moró en las montañas de esta zona y que en una noche acarreó piedras para levantar el acueducto de Segovia. En uno de los viajes tropezó, colocó sus posaderas en el desfiladero y se le cayó una piedra. No pudo acabar el acueducto. No consiguió el alma de aquella joven cansada de ir todos los días a la fuente a por agua. No consiguió acabar con los encantos escondidos entre las piedras.
El 10 de octubre del 2000 se constituyó en Villaescusa la asociación de jubilados y pensionistas El Valle, que ahora congrega a 17 socios. Éstos participan en cursillos de manualidades y en clases de gimnasia de mantenimiento. Además, disfrutan de los servicios de peluquería y pedicura que ofrece la Federación Provincial.
La villa escondida y el Cister
Si este reportaje lo hubiese tenido que escribir hace cuatrocientos años, no les quepa duda de que para poder visitar Santibáñez de Ecla y su pedanía de Villaescusa, antes habría tenido que pedir permiso a la abadesa del monasterio de San Andrés de Arroyo, pues era dueña y señora de estas villas y de los vasallos que en ellas habitaban, y a ella hubiese tenido que dar explicaciones de cuál era el motivo de mi viaje. Hoy sin tener esa obligación, lo he hecho igual, porque antes de acercarme a Santibáñez de Ecla he pasado un rato visitando este monumento del románico palentino. Este Real Monasterio Cisterciense de San Andrés de Arroyo se sitúa en un acogedor y remansado vallejo que riega el arroyo homónimo, en el que según cuenta la tradición apareció la imagen esculpida en piedra de San Andrés que hoy se puede admirar en la sala capitular del convento, y que propició la edificación del cenobio. El conjunto es, además de una isla de paz y meditación, uno de los recintos artísticos más bellos del arte románico cisterciense borgoñón del siglo XIII. Fue de las pocas comunidades religiosas femeninas que contó con botica y escritorium, donde se iluminó el códice Beato de San Andrés del Arroyo que hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional de París. Aparte de su iglesia consagrada en el siglo XIII, merece visitarse su sala capitular y el impresionante claustro con arcadas de columnas geminadas, así como las angulares, especialmente la de la esquina suroeste. Virtuosa filigrana tallada en piedra, obra que más bien parece haber salido de los delicados dedos de una bordadora de encajes que de las rudas manos de un maestro cantero. Dentro del claustro se conserva una curiosa fuente románica, decorada con columnillas como las del claustro, venera y celosía de entrelazos o cestería, y en el centro del jardín, una fuente de abluciones morisca, originaria del Monasterio de las Clarisas de Astudillo, donde a su vez la mandó colocar el rey Pedro I, que la había traído de Granada. El antiguo San Joanes (Santibáñez de Ecla) dista escasamente un kilómetro de San Andrés de Arroyo. No habremos llegado al pueblo y ya veremos que sobre el casar de la villa domina de estampa de su iglesia parroquial de San Juan, que es románica y en la que curiosamente se aprecia que la espadaña está separada del conjunto del edificio, conformando una original torre con pasadizo, no muy corrientes en el románico de esta tierra. A sus pies, y si nos fijamos un poco, también podremos ver una fuente que seguramente en origen también fue románica. Para llegar a la villa escondida o lo que es lo mismo, Villaescusa de Ecla, antes deberemos atravesar el protector desfiladero, que poblado de matas de encina conserva la leyenda de que por allí anduvieron reñidos San Antonio y el diablo. Ya en el pueblo, me entrevisto con su alcalde, Javier Val Martín, un hombre al que pillo en traje de faena aunque es festivo y que dice tener ya mucha edad para estas responsabilidades. Hablamos del número de vecinos con que cuentan las dos poblaciones que conforman el término, y me asegura que sólo la comunidad religiosa de San Andrés representa el 50% del número de habitantes del municipio. Se queja de la despoblación y de que cada vez va a ser más difícil gestionar estos pequeños municipios, y eso que no le faltan proyectos, por ejemplo que espera con ayuda de los Fondos Estatales y de los Planes Provinciales retejar el Ayuntamiento y construir tres fosas sépticas. Para hacerme una mejor idea de Villaescusa de Ecla, me acerco a su iglesia parroquial de la Santa Cruz, que domina desde un alto la población. Se ve claramente que es un macizo edificio renacentista construido en buena piedra de sillería, que se distribuye interiormente en una sola nave, a cuyos pies se adorna con una sencilla espadaña de la misma época.
Los Carros de Antaño
Los poco más de treinta vecinos de Villaescusa de Ecla, perteneciente al Ayuntamiento de Santibáñez de Ecla, cuentan desde hace tan sólo cuarenta años con una carretera que, aunque estrecha, permite acceder a la P-223. ¿Pero antes cómo llegaban los vecinos a esta carretera? El mejor modo de transporte eran los carros tirados por caballos o por mulas, porque la antigua senda vecinal estaba llena de llegar a la vía principal donde paraban los vendedores ambulantes», recuerda ahora Javier del Val, alcalde de Santibáñez de Ecla y vecino de Villaescusa, donde nació hace ya 73 años.
Aunque la distancia no es muy larga -son unos dos kilómetros y medio-, los vecinos de Villaescusa tenían que sortear baches o sufrir el calor en pleno verano. «Los carros de los vendedores no podían pasar por la senda porque en muchos casos iban tirados por bueyes y por un burro para hacer más fácil el traslado de la mercancía. Así que nosotros íbamos andando y allí comprábamos lo necesario», apunta el regidor, quien recuerda las veces que volvían cargados de comida a pleno sol en el verano.
Las rutas del autobús
Pasaron los años y se puso en marcha el servicio de viajeros conocido como 'el coche de línea' -así se le sigue llamando en muchos pueblos de la provincia-, que hacía el recorrido entre Cervera de Pisuerga y Alar del Rey. «Pasaba a las diez de la mañana y regresaba a las dos de la tarde, tiempo suficiente para hacer la compra y volver al pueblo», recuerda por su parte Puri García, mujer de Javier. «El coche de línea no pasaba por la antigua senda, así que nos tocaba bajar y andar hasta el pueblo», agrega. Este matrimonio fue el que tuvo el primer coche del pueblo, el tradicional 'Cuatro latas'. Con el nuevo vehículo mejoraron las condiciones de comunicación de su familia y también del resto de vecinos.
Tras dejar la escuela a los 14 años, y entre ida y venida al campo para dar de pacer a las vacas, Javier recuerda también con cariño los viajes junto a sus amigos a una pradería cerca de Lomilla. Allí pasaban el día y jugaban a la 'chona', que consistía en intentar meter una piedra en un hoyo con los palos usados para el cuidado de las vacas, y también al 'pincho romero', consistente en lanzar un pala con punta y clavarla en el suelo para intentar luego derribarla. «Ganaba aquél cuyo palo quedaba pinchado en la tierra», recuerda Javier con nostalgia.
Con 73 años, Javier sigue sembrando patatas en sus tierras y se las sigue vendiendo a un restaurante de Cervera. Hasta cuando llego al pueblo le encuentro vestido de faena, con su mono de trabajo y sus botas. «Muchas veces les llevo hasta 500 kilos de patatas, y, claro, ya me da miedo que me pase algo en la carretera», reconoce Javier, aunque confiesa que la tarea le entretiene y le gusta. Su mujer me mira y dice: «Por más que se lo hemos dicho sus hijos y yo, no nos hace caso y sigue llevando él solo las patatas». Las tierras de Villaescusa de Ecla y de los pueblos de los alrededores eran tierras de siembra de patatas, pero no de patata de consumo, sino de la de siembra. «Al no haber en el pueblo agua para regar, las patatas se quedaban pequeñas y eran idóneas para siembra», explica Javier. «Ahora, con los sistemas de riego modernos, la siembra de este tubérculo dejó de ser rentable y se pasó al trigo y a la cebada», agrega. Y no se olvida Javier, como han hecho los protagonistas de otros pueblos, de recordar lo mal que está el sector agropecuario.
En Villaescusa de Ecla viven actualmente 34 vecinos, y más de la mitad de los vecinos tienen más de 65 años. «La situación del futuro del pueblo no es nada buena, y tenemos también miedo de que pase lo mismo que en Santibáñez, donde está el ayuntamiento y en el que ahora vive sólo una familia», apunta Javier del Val. Porque aunque han mejorado las comunicaciones del pueblo, «todavía queda mucho por hacer para que lo nuestro no quede en el olvido», concluye con pena el regidor.
Videos sobre Villaescusa
- [1] Cosechando en Villaescusa de Ecla
- [2] Villaescusa de Ecla (reportaje 2º)
- [3] Así es Villaescusa de Ecla (la ojeda, Palencia, campo, turismo)
- [4] NORTE DE PALENCIA (ROMANICO PALENTINO) La Ojeda
- [5] Parto de una vaca (villaescusa de Ecla)
- [6] Villaescusa de Ecla (Estaciones del año)
Notas
- ↑ Una división administrativa de la Corona de Castilla , vigente durante la Edad Media , cuya descripción figura en el libro Becerro de las Behetrías de Castilla.
- ↑ Municipio Código INE -345143
- ↑ Entre el censo de 1857 y el anterior
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