- Auge economico del siglo XVIII
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Auge economico del siglo XVIII
El desarrollo económico y social en el siglo XVIII produjo beneficios para algunos sectores de la sociedad, mientras que para otros no produjo sino desventajas.
La agricultura se convirtió en una actividad ya más comercial, dirigida según criterios económico-racionales. Los labradores pobres se encontraron en un aprieto cuando la tierra fue repartida paulatinamente. Los campesinos sin tierra se vieron forzados a ganarse la vida con otro tipo de actividad.
Muchos habitantes del campo dependían cada vez más de la «industria casera», sobre todo en las industrias textil y relojera. Empresarios proporcionaban las herramientas y la materia prima, y los trabajadores realizaban el trabajo en sus propias casas, casi no había fábricas.
En las postrimerías del siglo XVIII, Suiza era el país más industrializado en el Continente.
Suiza asumió un papel activo en el sistema económico europeo. Los grandes beneficiarios eran los banqueros, que fomentaron el comercio en ultramar, y la industria textil, cuya producción formaba parte del llamado «comercio triangular». El algodón fabricado e impreso en Suiza se trocaba por esclavos africanos, que se vendían luego en América, donde producían a su vez productos que se volvían a vender en Europa. «La industria se muestra allí [en el Jurá] de su lado más favorable. No es la industria en masa centralizada en una fábrica que enriquece a nadie más sino al empleador; muy al contrario, es una industria en la que se trabaja individualmente, cada uno en su propia morada y para su propia ventaja... El lujo, sin embargo, es su estímulo más importante, pero es el lujo que otra gente reclama. Los relojes, las ruedas y las puntillas son las actividades más generales que siguen manteniendo ocupados a trabajadores de ambos sexos.»
Thomas Langton, carta del 12 de septiembre de 1816
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