- Anexo:Civilizaciones con tradición notable en el Tiro con arco
-
Se puede hablar principalmente de dos tradiciones de tiro con arco, por un lado la tradición asiática, y por otro la mediterránea (u occidental), donde los elementos diferenciadores son, más que los puramente geográficos, la tecnología de construcción de los propios arcos, pero más importante aún, su utilización principalmente a caballo o a pie.
La tradición asiática y el Arco compuesto
En la antigüedad, el tremendo éxito militar del arco y la flecha en Asia, se debió a una temprana fusión con la caballería, ocasionada por la falta desarrollo de ambas disciplinas para ser útiles en el campo de batalla por sí solas, pero que unidas constituían una temible fuerza de combate.
Por un lado el adiestramiento de los caballos aún no se había desarrollado lo suficiente para superar eficazmente el instinto natural del animal de escapar de un campo de batalla ensordecedor y atestado de lo que él percibe como peligrosos depredadores. Por otro lado la inherente incapacidad del arco y la flecha (aún con tecnología actual) para disparar en linea recta a una distancia suficientemente lejana, obligaban al arquero a disparar desde posiciones donde podía ser rápidamente alcanzado por una carga de la infantería, o a recurrir al tiro parabólico, que pocas veces fue eficazmente explotado en Asia.
Sin embargo, la fusión de estas dos disciplinas, permitió al arquero acercarse a las líneas enemigas para lograr disparos precisos con la capacidad de huir acto seguido, y permitió al jinete trasladarse rápidamente por el campo de batalla sin tener que desmontar para combatir. La primera aproximación a esta idea se logró con los carros de guerra, donde literalmente confluían jinete y arquero, puesto que subir al arquero a la grupa del caballo era aún inconcebible. Pese al éxito de de esta fórmula en terreno abierto, la capacidad de los carros para maniobrar en corto, y para operar en terrenos accidentados impidió su supervivencia más allá de la Antigüedad.
Pero los pueblos nómadas de las estepas del norte de Asia, solucionaron el problema convirtiendo al jinete en arquero (y no a la inversa, encontraron más sencillo enseñar al jinete a tirar con arco, que al arquero a montar a caballo). Este arquero montado perdió gran parte de la precisión en el tiro, pero la compensó con una creciente potencia en los arcos (que ya habían alcanzado su máxima evolución), y una habilidad para disparar varias flechas seguidas. En una carga, donde un arquero persa solía disparar una única flecha, un arquero huno o mongol era capaz de disparar tres proyectiles (una al acercarse, otra al encontrarse con el enemigo, y otra al alejarse).
El uso del arco a caballo es una posible explicación de las enormes diferencias existentes entre la técnica de disparo en Asia y en Europa. En la tradición asiática, en lugar de colocarse la flecha el lado izquierdo de la empuñadura. Para el disparo (hablamos de un arquero diestro que sujeta el arco con la mano izquierda), se coloca en el derecho, probablemente para que el propio arco no interfiriera con el movimiento de recarga desde el cinto (donde alojaban las flechas, no solían usar carcaj) al arco. Esta forma de disparar permite también realizar un movimiento muy característico, justo en el momento de soltar la flecha, consistente en una última y mayor extensión de la apertura de los brazos, que busca incrementar la potencia del disparo y mejorar la precisión al apartar la empuñadura del arco de la trayectoria de la flecha. La forma de sujetar cuerda y flecha con la mano derecha difiere de la mediterránea también, puesto que la cuerda se tensa principalmente con el dedo pulgar, que se dobla sobre sí mismo, y es "abrazado" por el dedo corazón para evitar que se suelte. Ambos ambos dedos sujetan la pluma de la flecha, mientras el dedo índice la asegura firmemente a lo largo, o rodeándola. Para evitar daños en el pulgar, se utiliza un anillo especial provisto de una parte más gruesa, que termina en una especie de gancho que ayuda a tensar el arco.
Esta técnica no deja de ser vinculable al uso del caballo aunque sea utilizada en el tiro a pie (kyudo japonés, por ejemplo), puesto que históricamente, la guerra y todo lo asociado a ella, ha sido siempre el mayor motor de la evolución de la técnica y la tecnología, y a la vista del éxito en Asia de la fórmula jinete-arquero (frente al infante-arquero), parece más probable que la técnica de tiro a caballo se haya extendido al tiro a pie, y no a la inversa.
El arco compuesto tradicional es común a toda Asia (excepto Japón), y al este de Europa, llegando incluso a ser utilizado por la legión romana (reclutando arqueros de Oriente Medio). Sus orígenes parecen encontrarse en Egipto, y consta de un cuerpo de madera, que tiene la única función de alojar el resto de componentes, cuerno de búfalo o similar, que genera gran energía al expandirse tras sufrir una compresión, y se coloca en el interior del arco por ese motivo, y tendón de animal en el exterior, cuya extraordinaria flexibilidad le da las propiedades inversas a las del cuerno (genera gran fuerza al comprimirse tras sufrir una extensión), y dos extensiones rígidas de madera (llamadas "siyah" en árabe), cuya función es prolongar la longitud del arco, y darle la forma de doble curvatura que multiplica su eficacia. Todos los componentes se unen en un laborioso proceso, con una cola natural flexible, obtenida de vejiga natatoria de pez. La acción combinada del cuerno de búfalo y del tendón, más el efecto multiplicador de las "siyah", le daban al arco compuesto una potencia y un alcance similar o superior al del afamado arco de tejo inglés (según cuál sea la fuente), y la forma recurvada de sus extremos facilitaba la tarea de tensarlo para disparar, reduciendo la presión del arco en su máxima extensión, de forma que el arquero podía aguantar más tiempo la posición, y lograr un disparo potente y preciso al mismo tiempo, cosa que es imposible con un arco liso, con el que se incrementa la dificultad para apuntar cuanto más se tensa la cuerda.
Los materiales que se utilizan actualmente para la fabricación/réplica de este tipo de arco son sintéticos, pero logran reproducir con bastante fidelidad sus cualidades.
Esta tradición de tiro con arco, se mantiene viva en modalidades tanto a pie como a caballo, en Mongolia, Hungría, Turquía y Corea fundamentalmente, y en menor medida en China y otros países.
HUNGRÍA: UNA TRADICIÓN MESTIZA Quizás la mayor potencia mundial en tiro con arco a caballo, en las competiciones que actualmente se organizan, es Hungría, que curiosamente tiene una técnica que no es puramente asiática. Su tradición es de tiro a caballo claramente, y sus arcos tradicionales son compuestos, exactamente como los del resto de Asia (obviando pequeñas diferencias locales, que existen en cada región). Pero la técnica de disparo es mediterránea, y la de recargar las flechas es autóctona. La flecha se carga y se dispara por la parte izquierda de la empuñadura, y la cuerda se tensa con los dedos índice, corazón y anular formando un gancho, y sujetando livianamente la flecha entre los dedos índice y corazón. Esto impide el movimiento tan peculiar de la técnica asiática al soltar la flecha. Pero la mayor singularidad está en la forma de recargar el arco, que es especialmente rápida, permitiendo hacer entre 5 y 7 disparos en el tiempo en que un arquero mongol, o japonés puede realizar 2 ó 3 disparos. Esta ventaja se consigue reduciendo sensiblemente la potencia del arco, que además está diseñado para ser especialmente suave al soltar la flecha (de forma que las vibraciones no resultan molestas), y sujetando las flechas que se van a disparar con la mano que sostiene la empuñadura del arco, de forma que el recorrido de la mano derecha para tomar la siguiente flecha y alojarla en la cuerda es mucho menor. La recarga y colocación de la flecha por el lado izquierdo de la empuñadura, en lugar del derecho, le da a la maniobra, además, mucha más estabilidad mientras se está al galope, lo cual incide también en la velocidad. La principal desventaja de esta técnica es la menor potencia del disparo, que en una competición deportiva es irrelevante, pero en el campo de batalla no lo era.
JAPÓN: EL ARCO ASIMÉTRICO, UNA TRADICIÓN PECULIAR Se trata de una tradición que entronca plenamente con la asiática, pero donde la fabricación del arco varía enormemente. Por alguna razón, la tecnología del arco compuesto se detuvo en Corea, y no llegó hasta Japón, pero sí llegó en cambio la técnica de tiro a caballo, la forma de recarga de la flecha por la parte derecha de la empuñadura, la forma de tensar con el pulgar, y el peculiar movimiento de extensión al soltar la flecha (muy exagerado en este caso). Por estar hecho únicamente de bambú, este arco, recurvo también, necesita de una gran longitud para lograr una mínima potencia y alcance (en ningún caso comparables con los del arco compuesto), lo cual impedía un diseño simétrico que pudiera ser utilizado a caballo (yabusame) o incluso a pie (kyujitsu). Gran parte de la tecnología desarrollada para esta arma se centraba más en el proyectil que en el propio arco (dadas las limitaciones del simple diseño de bambú), desarrollándose multitud de puntas de flecha con propósitos específicos. Dentro de la corriente de modernización de las artes marciales de Japón, el arte del kyujitsu se ha transformado en el kyudo, fuertemente vinculado a la doctrina zen, que se ha convertido en la última manifestación aún practicada de esta tradición de tiro con arco, a salvo de localizadísimos festivales rurales en los que aún se practica yabusame.
La tradición mediterránea y el Arco largo de tejo, fresno o boj
En Occidente, la tradición de tiro con arco es mucho más pobre, en el sentido de que la tecnología no ha tenido el mismo grado de desarrollo, y militarmente no ha tenido el impacto que sí tuvo el arquero montado en Asia.
El máximo exponente del arco liso occidental se alcanzó en Reino Unido con el longbow o warbow inglés (o galés, según denominaciones), que se utilizaba de forma completamente distinta al arco compuesto. Más simple en su construcción, y de menor eficiencia, para alcanzar una potencia comparable al arco compuesto, debía construirse de una sola pieza de madera (de tejo rojo), de grandes dimensiones.
Su enorme tamaño, le permitía desarrollar una tremenda potencia, pero ello condicionaba su utilización, que debía ser a pie, por arqueros de gran corpulencia, que debían renunciar a toda precisión por no poder acercarse lo suficiente al enemigo y verse obligados a disparar en tipo parabólico. La falta de precisión también se debía a la tremenda potencia del arco, que dificultaba sobremanera mantenerlo tensado y apuntar con precisión (al no ser recurvado, y tener menor flexibilidad que el arco compuesto).
Debido a ello, el uso de este tipo de arco fue estrictamente militar (los arcos de caza eran similares, pero de mucha menor potencia, y sí llegaban a tener cierta precisión). Se disparaba a larga distancia en tiro parabólico y colectivo, de forma que se incrementaba enormemente el alcance (por el tiro parabólico y la gran potencia), y aunque perdía la poca precisión que pudiera tener, y gran parte de la velocidad de impacto, seguía siendo eficaz gracias a que el disparo coordinado de todos los arqueros saturaba de proyectiles toda una zona ocupada por el enemigo, llegando a hacer estragos, tal y como relatan crónicas de batallas como la Batalla de Crécy.
El propio concepto de tiro colectivo, o de saturación obliga a la utilización en masa de esta arma para ser eficaz, y por este motivo los ejércitos ingleses se nutrieron de gran número de arqueros, pertenecientes necesariamente a las más numerosas clases bajas. Nació así uno de los tipos de soldado más eficaces en combate, y eficientes en términos económicos, de la historia militar europea, puesto que disponían de un arma que colectivamente era capaz de devastar al enemigo, no exigían una gran soldada, ni debían ser equipados con costosos armamentos de acero, pertenecían a una clase social a la que (según las ideas de la época) se podía hacer sufrir fuertes bajas si era necesario, y que por otro lado era aguerrida y presta para entrar en el cuerpo a cuerpo. Este uso militar del tiro con arco, llegó a tener tal importancia, y a calar tan hondo en el orgullo de la clase campesina inglesa, que espontáneamente se reunían aldeas enteras para practicar el tiro colectivo, y poder ser más eficaces en combate si eran requeridos por los señores feudales. Todavía hoy, pequeños grupos y asociaciones mantienen viva esta peculiar tradición.
El arco largo inglés, pese a la sencillez de su concepto inicial, no está exento de cierta complejidad, puesto que ha de tallarse con una sección triangular, a partir de una única pieza de madera, que ha de tratarse con resinas y aceites naturales. Pieza que debe obtenerse de una especie muy concreta de tejo (tejo rojo), y no de cualquier parte del árbol, sino de la cara externa, de forma que contenga una determinada proporción de dos tipos de madera, una más dura y flexible, que trabajará en el exterior del arco, y otra más blanda que trabaja a compresión por la parte interna del mismo, repitiendo el patrón que habíamos visto en el arco compuesto.
La técnica mediterránea, pese a corresponderse con una tecnología inferior, es la que ha perdurado hoy día en el tiro olímpico y otras modalidades modernas, seguramente porque al realizarse a pie, resulta más sencilla. Se caracteriza por cargar y alojar la flecha por el lado izquierdo del arco (si el arquero es diestro), por tensar la cuerda con los dedos índice corazón y anular, formando un gancho, sujetando la flecha levemente entre los dos primeros dedos, el arco puede estar ligeramente inclinado mientras se tensa y se apunta, y no se mueve en el momento de soltar la flecha.
Wikimedia foundation. 2010.