- Bos taurus primigenius
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Esqueleto de B. p. primigeniusEstado de conservación Clasificación científica Reino: Animalia Filo: Chordata Clase: Mammalia Orden: Artiodactyla Familia: Bovidae Género: Bos Especie: B. primigenius Subespecie: B. primigenius primigenius † Nombre trinomial Bos primigenius primigenius
Bojanus, 1827El uro es una subespecie extinta de mamífero artiodáctilo perteneciente a la subfamilia Bovinae.[1]
Se reconocen 3 subespecies de Bos primigenius hasta la fecha, Bos primigenius primigenius, Bos primigenius mauretánicus y Bos primigenius namádicus. Hasta hace algún tiempo, se creía que la subespecie "Bos primigenius primigenius" dio origen a las razas bovinas europeas, sin embargo, gracias a estudios genéticos, hoy en día se sabe que el animal que dio origen a estas razas se extendió por oriente medio y presentaba un haplotipo mitocondrial diferente al "uro" europeo. Probablemente con estos datos, tenga que ser reconocida una subespecie más de Bos primigenius: Bos primigenius Taurus (Bos primigenius primigenius haplotipo mitocondrial "T").
Las distintas subespecies de Bos primigenius dieron origen a las distintas líneas de ganado bovino que tenemos hoy en día:
Bos primigenius primigenius "uro europeo" (Haplotipo mitocondrial "P"): No se tiene certeza de una raza bovina que descienda directamente de esta subespecie, sin embargo, se sabe de cierto aporte génetico por parte de esta al ganado europeo.
Bos primigenius primigenius "uro del medio oriente" (Haplotipo mitocondrial "T"):Dio origen al ganado doméstico europeo actual (Bos taurus).
Bos primigenius namadicus "uro asiático": Dio origen a las razas Zebuinas.
Bos primigenius mauretanicus "uro africano": Dio origen a las razas africanas
Contenido
Confusiones respecto al nombre
Con relativa frecuencia, se tiende a confundir los uros con los bisontes europeos, pero son animales diferentes. Los primeros ejemplos de esta confusión los tenemos en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los naturalistas europeos comenzaron a realizar las primeras clasificaciones biológicas. El uro llevaba entonces extinto más de 100 años y el bisonte era cada vez más escaso, relegado a unas pocas bolsas de población en Rumanía, Polonia y el Cáucaso. En los países de Europa occidental no se guardaba información fiable sobre ninguno de los dos. Por ello, Carlos Linneo tuvo sus dudas y decidió pasar el tema por alto, nombrando al ganado doméstico como Bos taurus y al bisonte europeo como Bison bonasus.
Inmediatamente se generaron dos corrientes de naturalistas enfrentados: un grupo defendía la existencia de un único bovino salvaje europeo, considerando los antiguos uros y los bisontes como miembros de la misma especie. En consecuencia, se inclinaron por nombrar científicamente a ambos como Bison bonasus, nombre que también debían recibir las vacas y toros domésticos por ser sus descendientes. En contraposición, otros naturalistas exponían que las vacas y los bisontes eran animales claramente distintos y que por tanto, en la Europa de la antigüedad debieron existir dos especies de bovinos separadas, el bisonte europeo por un lado y otra especie, probablemente el uro, antepasada de los bovinos domésticos. A comienzos del s. XIX, el descubrimiento, excavación y estudio de decenas de esqueletos de uros y bisontes diseminados por Europa resolvieron la polémica. Bojanus, uno de los naturalistas que hasta entonces habían defendido la hipótesis del bovino único, examinó un esqueleto de uro completo y se vio obligado a admitir que aquel animal era muy próximo al ganado doméstico pero no tanto al bisonte, por lo que nombró una especie nueva para el uro: Bos primigenius. A finales del s. XIX se decidió diferenciar otras dos subespecies para los uros del norte de África y la India, que fueron bautizados respectivamente como Bos primigenius mauretanicus (Thomas, 1881) y Bos primigenius namadicus (Falconer, 1859). La denominación Bos primigenius primigenius, por tanto, ha quedado en la actualidad como nombre para la subespecie salvaje nativa de Europa y Oriente Medio.
A continuación se presenta una muestra de una poesía que fue expresamente dedicada al Uro, el cual se enamoró de Circe:
- El Uro no tiene miedo
- y posee grandes cuernos.
- Un habitante solitario del páramo
- es un animal valiente.
Descripción
Los uros eran mucho más grandes y robustos que sus descendientes domésticos, con una altura media en la cruz de 160 a 180 cm. en el caso de los machos (pudiendo llegar a los 2 metros) y 150 cm. en las hembras. Por las descripciones de la época romana y medieval, parece que los uros europeos, aun con pequeñas variaciones, tenían una capa de color oscura y uniforme, sin manchas, parecida a la de un toro de lidia español. Sólo rompían este color de fondo una banda de pelo ligeramente más claro que se extendía por el dorso, desde la nuca a la cola, y el pelo de la frente, que era de color pardo a leonado. Los cuernos de los machos eran largos y se curvaban hacia arriba, con la punta de color negro, mientras que los de las hembras eran más cortos y difíciles de ver.Se agrupaban en manadas de tamaño variable compuestas por machos, hembras y sus crías, aunque los machos viejos tendían a abandonarlas para llevar a cabo una vida solitaria o en pequeños grupos. Según crónicas polacas del siglo XVI y XVII, país donde se extinguieron los últimos uros, la época de apareamiento tenía lugar en agosto y septiembre, y las crías nacían en mayo y junio. El hábitat de esta especie comprendía bosques de densidad variable y llanuras, siendo más numerosos en zonas con abundante vegetación arbustiva y agua. Se alimentaban de todo tipo de hojas, hierbas y ramas tiernas. Entre sus depredadores se contaban los lobos, y osos, y en zonas de Oriente Próximo y África, los leones, tigres y leopardos.
Historia
Los primeros integrantes conocidos del género, Bos acutifrons, proceden del Plioceno de la India, unos 2 millones de años atrás. Desde aquí se extendieron paulatinamente hacia el Mediterráneo; hace unos 700-800 mil años ya se documentan restos de Bos primigenius primigenius en la Península Ibérica, aunque tardarán bastante tiempo en adaptarse a las nuevas condiciones climáticas del Pleistoceno y poblar el norte de Europa, llegando a Alemania hace unos 250000 años. Poco antes de terminar la era glacial, las tres subespecies de uros poblaban la mayor parte del territorio europeo (incluidas Gran Bretaña y el sur de Escandinavia), Oriente Medio hasta la India y Manchuria y todo el norte de África desde Marruecos hasta Egipto. Con la progresiva aridez del clima que se produjo a partir de principios del Holoceno, los uros quedaron relegados a Europa, el Magreb, norte de Mesopotamia y una bolsa de población aislada en la India central.
Los análisis genéticos de diferentes razas de vacas actuales han confirmado que la domesticación de este animal no ocurrió en un solo lugar ni a partir de una única población. Los primeros vestigios de domesticación del uro proceden de Grecia y tienen unos 8500 años de antigüedad; poco tiempo después se domesticaron los uros en la India, que darían lugar más tarde al cebú (Bos indicus), y en Asiria, desde donde se exportaron a Mesopotamia, Anatolia, Canaán y Egipto. A partir del primer milenio antes de Cristo se tiene constancia de que la subraza del Magreb había sido domesticada e introducida en la Península Ibérica a través del estrecho de Gibraltar.
La presión humana sobre el uro salvaje fue en aumento con el tiempo, pues seguía siendo cazado por su carne (se cree que ésta fue la causa principal de su extinción en Gran Bretaña hacia el 1300 a. C.), pero su disminución se debió en su mayor parte a la tala de los bosques en que vivía para destinarlos a la agricultura y la competencia por los pastos con los nuevos toros y vacas domésticos. Antes de la época romana, el uro salvaje ya se había extinguido en las zonas más urbanizadas del norte de África, las costas del Mediterráneo, Mesopotamia y la India, aunque las poblaciones del norte de Italia aún surtían con cierta regularidad los circos romanos durante la época del Imperio. En la baja Edad Media sólo abundaba al este de Alemania y en el s. XVI ya no se tiene constancia de que existiese fuera de los bosques de Jaktorów y Wiskitki, en Polonia (aunque algunos datos hablan de uros en Suecia hasta 1555). En 1476 la propiedad de esos bosques y el derecho a cazar en ellos pasó a la familia real polaca, con lo que la muerte de un uro se convirtió en un privilegio del rey. El mimo con que se criaba a los uros durante el reinado de Segismundo I el Viejo y su sucesor resulta chocante: estaban vigilados constantemente para que no fueran molestados por los hombres o los animales salvajes, y en invierno se les alimentaba con heno. Los reyes posteriores no fueron tan cuidadosos, aunque siguieron cazándolos.
Varios censos reales reflejan la lenta e inexorable disminución de los toros salvajes polacos. El primero de los censos, en 1564, contabilizó 38 animales en Jaktorów y Witkiski; en 1566 sólo quedaban 24, y en 1602 apenas se encontraban 5 animales en Jaktorów, 4 machos que fueron cazados en los 20 años siguientes y una hembra a la que se indultó, muriendo por causas naturales en 1627.
¿Uros recreados?
En 1920 los hermanos Lutz y Heinz Heck, alemanes, se propusieron «recrear» el extinto Bos primigenius primigenius mediante cruces de distintas razas de ganado vacuno, intentando potenciar los rasgos más típicos de los uros en cada nueva generación. El resultado fue la aparición del «uro recreado», «neouro», «uro de Heck» o simplemente el más aconsejado «Bovino de Heck», una nueva raza grande, robusta, de largos cuernos y pelo negro o pardo que puede verse en distintos zoológicos del mundo como curiosidad. Sin embargo, las críticas se han vertido sobre estos animales prácticamente desde que el primer «toro de Heck» viera la luz. Varias de las supuestas características primitivas potenciada por los Heck no eran tales en realidad, sino fruto de concepciones erróneas de los criadores. Se da el caso de que esta raza tiene, incluso, menos características físicas urinas que otras domésticas como el toro de lidia, el de la Camarga u otras razas de ganado doméstico. En distintos lugares la propia selección natural ha hecho que varias razas de distintos lugares confluyan en animales que se asemejan más a los primigenios uros que los propios uros recreados.
En su momento se pensó en introducir estos «falsos uros» en parques nacionales polacos, intentando repetir el éxito obtenido en este país con el bisonte europeo, pero esta posibilidad fue rechazada por el Gobierno y Ministerio de Medio Ambiente de Polonia, así como varios naturalistas del país. No hay que olvidar que estos animales ya no son auténticos uros y que no se sabe a ciencia cierta si se adaptarán al medio y si éste será capaz de acogerlos como deben.
Referencias
- ↑ Wilson, Don; Reeder, DeeAnn, eds (2005). Mammal Species of the World (3ª edición). Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. (2142 pp.). ISBN 978-0-8018-8221-0. http://www.bucknell.edu/msw3/browse.asp?id=14200690.
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