Las Cortes estamentales eran las asambleas políticas propias de cada uno de los reinos del actual Reino de España, en las que participaban los diferentes estamentos (nobleza, iglesia y pueblo o común) de los distintos territorios. Existieron desde finales del siglo XII hasta los últimos años del siglo XVIII. Su origen se encuentra en la Curia Regia, organismo de tipo consultivo integrado por los nobles, altos dignatarios eclesiásticos y oficiales de la casa del rey.

Funcionamiento

Se transformaron en Cortes cuando los reyes se vieron obligados a conceder fueros y libertades a diferentes poblaciones, y más tarde a admitir en las reuniones de la Curia representantes de las villas y ciudades, llamados procuradores. Las Cortes representaban a cada reino ante el rey, y dado que los monarcas tenían necesidades financieras y los burgueses interés en regular los tributos, su principal cometido era la aprobación de tributos, además de la presentación de peticiones y agravios. Las Cortes más antiguas fueron las del Reino de León, reunidas por primera vez en 1188.

A las Cortes asistían todos los estamentos: en Castilla nobles, eclesiásticos de alto rango y pueblo, separándose en Aragón la alta nobleza de los caballeros. Los campesinos no tenían representación, y en la práctica los burgueses pobres tampoco, al ser los procuradores miembros de las familias más poderosas de cada ciudad. El rey era quien convocaba las reuniones y quien proponía los asuntos a estudiar, que los estamentos deliberaban por separado; los procuradores debían votar obedeciendo las instrucciones del municipio al que representaban. Las resoluciones se recogían en los Cuadernos de Cortes.

Con los Austrias se reafirmó el poder de los reyes, debilitandose el valimiento y la autoridad de las Cortes.

Disolución

Cuando a principios del siglo XVIII Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, las de Castilla no habían sido convocadas desde el reinado de Felipe IV, las de Valencia desde 1645 y la Diputació del General catalana desde 1652. Las Cortes de Aragón se reunieron por última vez en 1684.

Los Decretos de Nueva Planta abolieron los fuero e instituciones de la Corona de Aragón, incluidas sus Cortes y las de Valencia, Cataluña y Mallorca, disolvieron la organización territorial en reinos de la Corona de Castilla, anularon los fueros y libertades de sus municipios y convirtieron las Cortes de Castilla en Cortes Generales. Unicamente Navarra mantuvo sus fueros y Cortes, incluso durante el reinado absolutista de Fernando VII, reuniéndose por última vez en 1829.

En las Cortes se mantuvo la misma representación de ciudades castellanas que había anteriormente; las ciudades aragonesas obtuvieron solo para algunas ciudades que habían apoyado a los Borbones durante la guerra de Sucesión: Zaragoza, Tarazona, Calatayud, Borja y Fraga; en Valencia sólo tenían voto la capital y Peñíscola; y en Cataluña: Barcelona, Tarragona, Lérida, Gerona, Tortosa y Cervera. En 1773, Teruel obtuvo representación, así que acudió a las últimas Cortes, convocadas en 1789 para derogar la Ley sálica.

Las Cortes no volvieron a reunirse hasta el 25 de septiembre de 1808, cuando se creó la Junta Suprema Central durante la invasión francesa; ya no eran estamentales y se reunieron de forma espontánea, sin convocatoria real.

Referencias

• Arranz Guzmán, Ana «Clero y Cortes castellanas (Participación y diferencias estamentales)» En la España medieval. n.º nº 2. pp. pp. 49-58. ISSN 0214-3038. Consultado el 26 de mayo de 2009.
• Navarra.es. «Las Cortes medievales desde los siglos XII/XIV al XIX». España en la Edad Media- tema II. Consultado el 26 de mayo de 2009.
• Navarra.es. «Las Cortes de Navarra». España en la Edad Media- tema III. Consultado el 26 de mayo de 2009.
• Diago Hernando, Maximo (2004). «La representaciÓn ciudadana en las asambleas estamentales castellanas: Cortes y Santa Junta Comunera. Análisis comparativo del perfil sociopolítico de los procuradores» Anuario de estudios medievales. Vol. vol. 34. n.º nº 2. pp. pp. 599-665. ISSN 0066-5061.
• Valdeavellano, Luis G. de (1998). Curso de historia de las instituciones españolas. Ed. Alianza Editorial, pp. 463 y ss. ISBN 842068175X.