- Francisco Vicente Aguilera
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Francisco Vicente Aguilera
Francisco Vicente Aguilera y Tamayo (Bayamo, Cuba, 23 de junio de 1821-Nueva York, 22 de febrero de 1877). Hacendado cubano, colaboró estrechamente con Carlos Manuel de Céspedes.
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Estudió en bien de su patria
En Santiago de Cuba recibió instrucción primaria. En La Habana, y en el colegio Carraguao, colegio de que era uno de los profesores el ilustre prócer José Silverio Jorrín, instrucción superior.
"Nada tengo mientras no tenga patria"
Aguilera era de Bayamo, de ahí su rebeldía contra el colonialismo español y su ímpetud de luchador incansable por el bienestar de su patria. Sus padres fueron personas distinguidas y acomodadas. Hombre ya, ansioso de conocer y vivir la verdadera democracia, de la que fue un enamorado fervoroso, viajó por los Estados Unidos, entonces en plena era de republicanismo verdadero. De regreso en Bayamo vio morir a su padre y contrajo matrimonio. Dueño de inmensa fortuna, todo parecía sonreírle. Y no era así: en el pecho, el dolor de su patria esclava no lo dejaba dormir tranquilo, y en las noches insomnes, tendía en vano los brazos como queriendo levantarla de la abyección y la miseria.
Sus riquezas, hacen que muchos expongan que en su tiempo fue el más rico de Oriente
Era dueño de quinientos esclavos y poseía fincas rústicas en Bayamo, Jiguaní, Las Tunas y Manzanillo, en las cuales había varios ingenios y extensísimas zonas dedicadas al cultivo agrícola y a la crianza de ganado de muy diverso tipo. Sus fincas urbanas no eran menos. En Bayamo eran de su propiedad el teatro de la ciudad, dos casas de pisos múltiples, muchas otras casas de menor tamaño y un almacén de víveres. En Manzanillo otras varias casas y un almacén para mieles.
Desde los 50 conspiraba, para luego luchar
Ya en 1851 está participando en la conspiración de Joaquín de Agüero, aunque poco tiempo después la falta de coordinación y la enfermedad de su madre, le alejan momentáneamente de tales actividades. Aguilera encabezó el primer Comité Revolucionario Cubano, fundado en Bayamo con la participación de Pedro Figueredo y Francisco Maceo Osorio. Dirigió la reunión que se desarrolló en San Miguel de Rompe, el 3 de agosto de 1868, sin llegar a un acuerdo sobre la fecha del alzamiento. En reuniones posteriores se acordó aplazarlo hasta la terminación de la zafra, con el fin de asegurar los recursos necesarios. Al poco tiempo el apremio de muchos conspiradores los llevó a reunirse en el ingenio Rosario, en cuya ocasión no asistió Aguilera y la iniciativa del encuentro estuvo a cargo de Carlos Manuel, que instalado en la zona de Manzanillo, disfrutaba de gran jerarquía. De aquella reunión salió la determinación de levantarse en armas el 14 de octubre de 1868.
La intranquilidad de los conspiradores permitió a las autoridades españolas, conocer el plan de alzamiento y mandaron a apresar a los principales líderes del movimiento, razón por la cual Céspedes adelantó la fecha, iniciando la lucha en la madrugada del 10 de octubre, en su ingenio La Demajagua; mientras Aguilera, el hombre que inició el movimiento y a quien no le parecía oportuno lanzarse a la guerra tan pronto, se encontraba en su hacienda Cabaniguán. No faltó alguno que acudiera a Aguilera con la noticia y la intención de persuadirlo para que desautorizara a Céspedes. Desde ese momento comenzó Aguilera a dar muestras de su desinteresada abnegación patriótica. Se puso en acuerdo con el resto de los miembros del Comité Revolucionario y mediante Figueredo comunicó a Céspedes que secundaba la insurrección.
No estuvo en Guáimaro, pero sí en el Gobierno
Al celebrarse la Asamblea de Guáimaro, el 10 de abril de 1869, no estuvo presente Aguilera por razones de enfermedad. Circulaba incluso el rumor del acaecimiento de su muerte, por lo cual no se le designa ningún cargo en la dirección del Gobierno. Cuando Céspedes vuelve a la región de Bayamo lo encuentra vivo y le nombra Secretario de la Guerra. Hasta principios de 1870 ocupó esa responsabilidad y el 24 de febrero de ese año la Cámara de Representantes crea el cargo de Vicepresidente de la República, designándole para el mismo. Unos días después, el 8 de marzo, Céspedes lo nombró Lugarteniente General del Estado de Oriente. Ya antes le habían otorgado el grado de Mayor General.
Rumbo a la emigración
Conociendo Céspedes las dificultades existentes en el exterior para procurar ayuda a la República de Cuba en Armas y seguro de la simpatía de que gozaba Aguilera en todas partes, pensó que podía influir entre la emigración cubana y personalidades políticas de Estados Unidos y otros países, a fin de hacer a Cuba futuras expediciones con el material de guerra urgido por las fuerzas cubanas. El 27 de julio de 1871, junto a Ramón de Céspedes, sale a esa misión. El 28 esta en Jamaica y de allí sale en cuanto puede para Nueva York, a ocuparse de la Agencia General, órgano que dirigía el apoyo exterior a la guerra. El 17 de agosto toma posesión de la misma. No tardará Aguilera, para su pesar, en chocar con la cruda realidad. Los Estados Unidos, no reconocía a la República de Cuba en Armas. La situación se agravaba más, porque los cubanos que encontró Aguilera en Estados Unidos estaban divididos por intereses más personales, que patrióticos, unos alrededor del reformista Miguel Aldama y otros alrededor de Manuel de Quesada.
Hacia Europa
En todo este año Aguilera no ha aceptado regresar a Cuba. Quiere volver al país con una gran expedición que lleve muchos armamentos a Cuba y en tal sentido agota todas las posibilidades. En 1872 se marcha con esa finalidad a Europa. Tenía fe en que los cubanos de allá no andarían tan divididos buscando utilidades propias a la causa cubana. En 1873 está de nuevo en New York. Al poco tiempo la Cámara depone al presidente Céspedes. Como Aguilera es el vicepresidente, el presidente de la Cámara, Salvador Cisneros Betancourt, que desempeña como interino la Presidencia de la República en Armas, escribe a Francisco Vicente Aguilera: «(...) grandes ventajas reportará al país que vuelva a él un hombre que no ha escatimado sacrificios por su libertad (...) Ud. Está en mejor situación para administrar la República, venga y salvaremos la Revolución».
Aguilera responde al Presidente de la Cámara que sí, que vendrá a Cuba, pero cuando pueda llevar a Occidente una fuerte expedición. «Oriente y Camagüey, cuna y garantía de la Revolución, —le dice Aguilera a [Salvador Cisneros Betancourt|Cisneros]]-, son la base de nuestras operaciones, ahora el triunfo está en Occidente (...) podemos matar soldados españoles en Oriente, pero la manera de concluir la guerra es secar la fuente de donde brotan y sabemos dónde está esa fuente».
Muere solo y riquisimo
En medio de visible pobreza, con el anhelo de ver su Patria libre y en los días en que las ansias personales y el regionalismo, murió en cama Francisco Vicente Aguilera, el 22 de febrero de 1877 en su casa humilde de la ciudad de New York. Y cheli aun le quiere,su bisnieta. Descansa en paz bisabu.
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