Furrina

Furrina

Furrina era una diosa perteneciente a la mitología romana, cuyo culto, según la tradición, fue instituido por el rey Numa, sucesor de Rómulo.

Contenido

Contexto

En la religión romana existían una serie de cultos de especial importancia debido a su antigüedad. Casi todos los dioses tenían sus propios sacerdotes, si bien, algunos de ellos como fue el caso de Julio César no tenía un sacerdote directamente relacionado con su ceremonia y era un Pontífice, el que debía hacer las funciones. Sin embargo, otros dioses y diosas poseían un sacerdote llamado “Flamen”.

A lo largo de los primeros tiempos desde la fundación de Roma, el 21 de abril de 753 a. de C. según la tradición. Los romanos fueron asimilando los primeros ritos a cultos relacionados con las fuerzas de la naturaleza de corte animista, como fue el caso de la diosa Furrina.

Aquellos primeros dioses fueron los que crearon el primer Panteón Romano y por ser los primeros, tuvieron una especial importancia. Si bien, sus sacerdotes no tenían más “ventajas” respecto a sus colegas en que sus cultos eran muy anteriores a los demás y por lo tanto disfrutaban de una especial consideración pública. Aunque no debemos olvidar que los cargos eclesiásticos eran elegidos por los Comicios, siendo de esta manera otra forma de hacer política. No obstante no fue hasta mucho tiempo después que esto ocurrió, en aquellos momentos sencillamente eran elegidos entre la clase patricia, que dominaban la vida política y religiosa de la incipiente nación en detrimento del resto de ciudadanos, lo que provocó desavenencias bastante intensas pero no cruentas.

Dioses mayores y menores

Existían tres “Flamines maiores” que correspondían a los tres dioses más importantes. Eran:

  • Flamen Dialis (Júpiter).
  • Flamen Martialis (Marte).
  • Flamen Qurinalis (Quirino). Asociado a Rómulo.

Los “Flamines minores” eran:

  • Flamen Carmentalis. Profecías y oráculos
  • Flamen Flacer. Dedicado al héroe y al coraje.
  • Flamen Florealis. Flores, primavera y nuevo comienzo.
  • Flamen Furinalis. Manantial del Janículo, del agua en movimiento y bosque sagrado en el Janículo.
  • Flamen Palatualis. Guardián del Palatino.
  • Flamen Pomonalis. Pomona diosa de los frutos.
  • Flamen Volcanalis. Vulcano dios del fuego y los volcanes.
  • Flamen Volturnalis. Dios del río, también asociado al viento del sudeste.

Historia

La diosa Furrina poseía un pequeño bosque en el Janículo y un manantial que lo surtía de agua. Actualmente está situado en la villa Sciarra frente a la vía Dandolo. Según se sabe por las pocas crónicas que hace referencia al culto de la diosa Furrina, el bosque era extremadamente denso y escarpado, lo que dificultaba enormemente su ascenso.

Hoy en día el bosque ha quedado reducido a una pequeña porción de lo que era, pero aún conserva gran parte del misterio que siempre lo rodeó y es precisamente ese “encanto”[cita requerida] el que hace de la villa un lugar poco frecuentado por turistas, que prefieren adentrarse en lugares menos lúgubres.[cita requerida]

Durante el siglo I a. de C. se hicieron referencias muy vagas en torno a la diosa Furrina y a su Flamen. Por ejemplo, Terencio Varrón hace una de esas referencias al decir textualmente: “ éste era un honor tomado de los antiguos, asimismo se había instituido un sacrificio anual dirigido por el Flamen Furianlis, aunque actualmente no sepamos más que su nombre”.

La diosa Furrina desde los primeros tiempos se cree que fue identificada, o tal vez confundida, con las griegas “Erinias” o lo que es lo mismo con las “Furias”. Sin embargo, existe otra opinión al respecto. Tras la conquista de Etruria por los romanos asumieron parte de la parafernalia de esa cultura como propia. Por ejemplo la toga, la silla curul, los lictores, la diosa Minerva, los augurios y a quienes los leían los augures, la famosa estatua de la loba y muchas cosas más y entre ellas, tal vez a la diosa Furrina, esto último sostenido por Lauerna. Lo cual nos lleva a un callejón sin salida, si tomamos como referencia que fue el rey Numa el que propició la creación del culto a Furrina. Por lo tanto habría más de dos siglos de diferencia y no podría haber sido en tiempo de la conquista de Etruria la entrada de la diosa. Conquista que comenzó tras la expulsión de Tarquino “El Soberbio” y la instauración de la República en el siglo IV a. de Cristo. Ahora bien, esta suposición de que el rey Numa fue el creador del culto, se basa en que él fue quien creó el Pontificado y algunas reformas importantes a la naciente religión, teoría que personalmente apoyo entre otras razones porque fue precisamente en esos momentos, en que los dioses romanos eran de corte animista y Furrina, sin lugar a dudas, lo es. Ya que las dos diosas más importantes tomadas de los etruscos fueron Minerva la diosa de la sabiduría y Laverna, de la que hablaré posteriormente, ninguna de ellas es animista.

En las sociedades primitivas el culto animista es generalizado, como en el caso de la cultura druídica celta, mientras que en sociedades más evolucionadas se tiende a adorar a deidades más concretas. Dejando de lado los aspectos generales de la naturaleza, circunscribiéndolos a atributos propios de ciertas divinidades, que por regla general tienen menos importancia. Salvo excepciones como sería el caso del Zeus Olímpico que poseía el dominio del rayo en el caso de los griegos o el de Júpiter Óptimo Máximo de los romanos, pero son casos concretos y no generalizados.

Algo en lo que todos los especialistas están de acuerdo, es que se trata de un culto antiquísimo y que ya en el siglo II a. de C. había desaparecido. Y esto se deduce tras el asesinato del tribuno de la plebe Cayo Graco en el bosque de Furrina también conocido como “Lucus Furrianalis”, sin que se haga más referencia a la diosa que por ese hecho e incluso se tome como pretexto, para decir que aquel paraje estaba bajo la influencia de algo malo y perverso. Sin ahondar más en el asunto, dando por sentado que todo el mundo conocía el lugar y de lo que se trataba, pero sin conocer más detalles del culto.

Un siglo después apareció una lucerna, datada en tiempos del principado de Augusto, durante unas excavaciones y se representaba a Furrina con el número tres, así como con una antorcha y una jarra de agua, sin que apareciera una imagen de la misma. Éstos eran aditamentos típicos de una deidad infernal y ligada al agua. Por lo tanto la diosa Furrina no era considerada una entidad benévola y, además, se debe añadir que su templo estaba fuera de Roma en un paraje no habitado y sin cultivos. Solamente se sacaba de la ciudad a los dioses y diosas que eran considerados como anormales y no benéficas. Si bien no debemos entender esa anormalidad como una tara o deficiencia, si no como algo que la hace diferente a los dioses bondadosos y benéficos por naturaleza, como podría ser el caso de la diosa Venus con sus múltiples advocaciones.

Curiosamente hasta finales del siglo II d. de C. en tiempos de Septimio Severo, se siguieron celebrando las “Furrinalias”, que eran las celebraciones a la diosa. Se sabe que era una celebración sagrada de la primavera, tal vez con características similares a la de “Anna Perenna” (el resurgimiento de la primavera) que se conmemoraba en los idus de marzo. Aunque esta hipótesis, que en lo personal sostengo, es totalmente indemostrable. Me baso en el hecho de que la diosa Furrina debía ser aplacada para que el hombre no sufriera su ira y que los crímenes fueran castigados. Debiendo tener una celebración a parte a la que se realizaba a la primavera en marzo, para que no interfiriera una con la otra. Entre otras razones por que cada deidad exigía una conmemoración diferente. Pero teniendo como base las aguas en movimiento que proporcionan la vida en los campos de labor, coincidiendo con la época del florecimiento en los mismos, de ahí la similitud entre ambas celebraciones.

En definitiva es una diosa dual, por una parte colabora en la creación de la vida gracias al benéfico movimiento de agua que proporciona y por otro lado tenemos ante nosotros, a una diosa que puede llegar a ser cruel si la situación lo amerita. Pero que no puede desligarse una cosa de la otra y por lo tanto, los ciudadanos romanos deben adorarla en su conjunto de cualidades, aunque alguna le pueda ser perjudicial. Lo que en ella se venera en ese resurgimiento de vida es el movimiento del agua, no el agua en sí. Solamente ella tiene poder sobre su manantial no sobre el resto de manantiales, pero sí tiene poder sobre el movimiento del agua de los manantiales y ríos. De poco serviría adorar a la primavera, a la nueva vida que surge en la misma gracias al elemento más importante de todos, si el movimiento del mismo que hace que baje por montañas y laderas no se produce. En definitiva se trata de una diosa buena y mala a la vez y seguramente fue eso lo que determinó que dejara de adorarse por no ser “conveniente” a la situación del momento del Pueblo Romano, dándole su atributo benéfico a otra deidad y el atributo malvado siendo olvidado por no ser positivo para nadie. Sobre todo teniendo presente que Roma podría sufrir su castigo por algunas acciones no del todo honorables que había cometido.

A principios del siglo XX, más concretamente en 1908 se iniciaron una serie de excavaciones en el “templo siríaco” por Glaucker. En aquel entonces no logró localizar el templo original, que seguramente debió de ser destruido o desmantelado para confeccionar el otro y es por ello que no se ha encontrado vestigios de edificación. Aunque el material de construcción y ofrendas como tejas y alfarería si aparecieron, lo que da como resultado que con casi total seguridad, el edificio tuvo que ser aprovechado al menos en parte.

Glaucker sí descubrió los conductos que alimentaban la piscina romana, probablemente original del templo de Furrina, que la surtían de agua desde tiempos inmemoriales y distribuyéndola por toda aquella zona, tal como manifestó en su trabajo publicado en 1912 sobre dichas excavaciones. En época mucho más reciente, se ha encontrado el manantial que está constituido por un pozo de poco de más de once metros de profundidad y de él surgen cuatro galerías de más de dos metros de altura.

En definitiva sería necesario realizar una nueva excavación con más profundidad para poder determinar si todavía existe algo del templo de la diosa Furrina en aquel bosque.

Algunos han sido los autores que han hecho referencia a la diosa de una manera u otra, pero todos ellos desconocen casi todo de la misma y por lo tanto hablan de “oídas” o por referencia a otros autores más antiguos. Como el ya mencionado Terencio Varrón en sus libros sobre la lengua latina V, VI y VII, más concretamente dice lo siguiente:

“Fur(r)ina, -ae: Nombre de una antigua divinidad, de carácter desconocido: nunc vix nomen notum paucis”, dice Varrón en De Lengua Latina VI, 19. De donde: fur(r)inalis, Fur(r)inalia. Marciano Capella la asocia a Fura. ¿En correlación con fur? ¿O es de origen etrusco? Según Lauerna. Algo en lo que no estoy de acuerdo con Lauerna por lo mencionado más arriba y con Capella por lo siguiente.

Fur es ladrón pero con un sentido de secreto, frente al latro que sería el de carterista de nuestros días que trabaja a plena luz de día. La deidad Laverna es de origen etrusco, es la diosa de los ladrones en referencia a fures no a latrones, de ahí la conclusión de Capella. Lavernones decían los antiguos romanos a los ladrones. Luego entonces diferenciaban perfectamente a qué clase de ladrones se referían, no confundiéndolos y mezclando a los dioses que les eran propicios a esos “profesionales”. En otras palabras, Furrina no era la diosa de los ladrones, aunque la raíz de su vocablo sea similar en ambas palabras, pero con significados distintos.

Para un romano varios dioses podían ser identificados con cosas similares, que no iguales. Por ejemplo, una puerta con su marco tenía casi una docena diferente de dioses que protegían la entrada de la casa, además, de los dioses Lares que protegían a la vivienda en sí. Precisamente el que los romanos se dirigieran a los ladrones como lavernones, significa que solamente esa diosa era la responsable del bienestar de los cacos, ya que todo ladrón era llamado igual. Sin hacer distinción alguna entre ellos, aunque cometiera o no un robo, utilizando lo oculto o lo secreto como medio para lograr su crimen como sería el caso de fures.

Tenemos que tener muy presente que el latín es un idioma extremadamente preciso y que lo que se dice en él, es exactamente lo que se desea decir, sin que exista la posibilidad de malentender lo que se desea expresar. Por esta razón, entre otras, la utilización de una palabra determinada para referirse a un ladrón y no otra, induce a pensar que Furrina no tiene nada que ver en el asunto, de no ser así se distinguiría a qué clase de ladrón se refiere y no metiéndolos en el mismo saco a todos. En otras palabras, se identifica al que comente una acción, no a la acción en sí que tiene diferentes palabras para ser identificada.

Pero hay un dato de importancia capital para no confundir a Furrina con las actividades de Laverna. La primera era honrada por el pueblo de los quirites, los romanos, mientras que a la segunda solamente la adoraban los ladrones. Existen casos similares como Venus Laercia que era la diosa protectora de las prostitutas, y que solamente ellas adoraban. En otras palabras, si Furrina hubiera tenido algo que ver con los ladrones, el Pueblo de Roma nunca la hubiera adorado en masa, cosa que sí ocurría en las “Furrinalias” y por lo tanto sería una incongruencia que los romanos, adoraran a una diosa que los perjudicaba por completo como era el caso de Laverna.

Marco Tulio Cicerón en su obra “De Natura Deorum” (de la naturaleza de los dioses), Plutarco en “Sus Vidas Paralelas” y algunos otros autores además de los ya referidos, no aportan nada concluyente sobre Furrina. Por lo tanto descubrir los orígenes del culto y cómo era, es sencillamente una tarea casi imposible con el material del que se dispone en la actualidad. Sin embargo, Marco Tulio Cicerón es el único que arroja algo de luz sobre la cuestión de las “Furrinalias”.

Por los mitologistas de tiempos de Cicerón el nombre fue relacionado con el verbo furere y el sustantivo furia en el plural (no usándose en el singular en este sentido) se aceptó como el equivalente de las Erinias griegas, algo en lo que no estoy completamente de acuerdo. También se relacionó a furvus, fuscus, siendo su significado uno de los espíritus de la oscuridad que observaba las vidas de los hombres y frecuentaba sus moradas, aunque eso la relegaría a mera agente de los dioses y por tanto carecería de significación para haber tenido a un Flamen y una festividad de la importancia de las “Furrinalias”.

Una función especial de las Erinias en Virgilio es el de emisarios empleadas por los dioses mayores para provocar malas conductas, disputas y odio en la tierra, algo que por otra parte no se le puede atribuir a Furrina por completo, ya que ella jamás fue considerada una representante de los dioses, si no una diosa en sí misma. Independientemente de que entre sus funciones estuvieran esas atribuidas a las Erinias, al menos en parte.

Furrina, al parecer, también es diosa de la fuente del Janículo y las aguas en movimiento como ya he mencionado. Es, además, la protectora de la paz social y castiga cuantos crímenes puedan perturbarle. Representa la idea fundamental de que el orden ha de ser protegido contra las fuerzas anárquicas. Y, naturalmente, una de sus funciones es la de castigar los crímenes y restablecer el equilibrio social. Podría tratarse de una diosa que pone a los hombres en tesituras en la que su libre albedrío debe jugar un papel determinante en su conducta y si el quirite (ciudadano romano) comete el error de realizar un crimen, es castigado por ella. No obstante esto no son más que suposiciones, lo que se sabe es que era la deidad del bosque circundante al Janículo y su manantial, lugar donde se celebraban las “Furrinalias”. Por lo tanto nos hallamos ante una deidad con dos vertientes, similar a la del dios Jano. Por un lado castiga a los hombres malvados o que han cometido crímenes y por otra parte es la que conserva la paz social, precisamente al castigar los crímenes. Un libro muy importante para ahondar en el tema es "Les Flamines et leurs dieux" de Fasciano.

Personalmente creo que se dejó de adorar a la diosa Furrina en el momento en que las circunstancias sociales y por ende políticas cambiaron. Simplemente se trató de un cambio en los gustos y necesidades de una sociedad, que vio con malos ojos a una diosa, que podía lanzar su ira sobre el Pueblo Romano si éste cometía delitos de manera deliberada o inducía a ellos. Era mejor dejar de adorarla y olvidarla, a someterse a sus designios y soportar su venganza.

En el siglo II a. de C. cuando cae Cartago de manera definitiva, es un buen momento para dejar de idolatrarla para siempre. Un culto que por otra parte ya estaba en desuso, ya que la tercera Guerra Púnica comienza con un acto de deshonor para Roma, por lo tanto la República debía ser castigada por Furrina. Por descontado que se trata de una teoría que no se puede comprobar actualmente y seguramente se dejó de adorarla con anterioridad y simplemente lo ocurrido en aquel entonces, fue una consecuencia del olvido de Furrina, que para aquella época ni siquiera era recordada en su justa medida.

La Celebración de las Furrinalias

Con los datos de que se dispone he recreado como podría ser la celebración de las Furrinalias. Darían comiendo el día 23 de julio y tendrían una duración de tres días hasta el 25 de julio.

Durante esos días se celebrarían unos juegos o “ludi” en honor de Furrina. Serían convocados por parte del Flamen en las kalendas de quintilis, es decir, el día u 1 de julio. Un concurso literario de poesía, como eje central se tomaría la primavera, el resurgimiento de la naturaleza el desencuentro entre los hombres y la lucha de los quirites (ciudadanos romanos) por superar las dificultades que los dioses ponen en su camino si no tienen un comportamiento adecuado con ellos.

Desde el día 23 de julio hasta el 25 se saldría al campo, al menos uno de los días y celebrarían una comida campestre, que consistirá en verduras frescas, fruta y pan, se bebía vino mezclado con agua del manantial de Furrina en partes iguales, en cantidad moderada y se celebrarían juegos en familia. Estarían prohibidas las apuestas de todo tipo en esos juegos, para no crear disputas y que la diosa no fuera molestada. Tras la comida, habiéndose reservado una porción para ella en un lugar de la mesa, regresarían a casa y en ella continuarían con los juegos familiares. En caso de que hubiera niños impúberes estarían exentos de beber vino. Su bebida debía ser agua del manantial durante las Furrinalias y su alimentación la adecuada a su edad.

La música era una parte esencial en las celebraciones, por ello la que se escuchaba había de ser adecuada a la celebración, ésta debía de ser amena y exenta de violencia, cuyas letras la incitaran o animaran.

Sacrificios y honras a Furrina

Se debía apelar a Furrina para que fuera favorable al pueblo de Roma, pero solamente el oficiante debía decir las palabras y hacer los sacrificios y este no era otro que el Flamen Furinalis.

Oración pronunciada por el Flamen Furinalis en honor de la diosa Furrina, durante la celebración de las Furrinalias, si bien no tenemos certeza de cual debía de ser la letanía correcta debemos dirigirnos a una oración más sencilla y general, apelando para que Furrina sea favorable al pueblo romano sea cual sea su dominio de acción:

Latín:

"Furrina , quod bonum faustum felix fortunatumque sit populo romano quiritibus quodque hodie tibi fieri opportet, eius rei ergo tibi sacrum fiat thure et vino. Te quaeso precorque uti faveas populo romano quiritibus.

<:> Furrina, eius rei macte hoc thure pollucendo esto. Fito volens propitia populo romano quiritibus.

<:> Furrina, eiusdem rei ergo macte hoc vino inferio esto. Fito volens propitia populo romano quiritibus".

Español:

"Furrina, con el propósito de que el bien supremo, la felicidad, la buena suerte sean con el pueblo y los ciudadanos romanos, porque es apropiado ofrecerte sacrificio hoy (25 de julio), por estas razones serás honrada con el incienso y el vino. Te suplico y te pido que de esta forma favorezcas al pueblo y a los ciudadanos romanos.

Ofrecer el incienso diciendo: Furrina, por estos motivos seas honrada con esta ofrenda de incienso. Sé de buena gana propicia al pueblo y a los ciudadanos romanos. [ofrecer el vino diciendo:] Furrina, por estos mismos motivos seas honrada con este vino que libamos en tu honor. Sé de buena gana propicia al pueblo y a los ciudadanos romanos”.

El Santuario

El Santuario elegido para honrar a la diosa Furrina debió ser de planta circular y sin cella. Al desconocerse como debía ser éste, creo que el más usual para una diosa debe de ser análogo al de las Vestales, especialmente por su antigüedad. Por ejemplo en el siglo I a. de C. cuando Julio César ordenó construir el templo de Venus Genitrix, éste era un típico templo de concepción latina, heredera de los etruscos muy parecido al de la “Fortuna Viril”. Solamente se conservan dos templos completos de época republicana y el que se supone más antiguo es el de “Hércules Olivario” está construido imitando a una choza de los primeros tiempos de Roma, similar a que debió utilizar Rómulo y sus seguidores.

En el centro, donde se encuentra el altar, se situaría una jarra de agua y una antorcha y en el ara el número tres. Ésta debía estar permanente encendida, para honrar a la diosa Furrina, asimismo la jarra de agua debía estar llena, siendo renovada continuamente con agua proveniente de su manantial.


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