- Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Caída y María Santísima de la Amargura de Úbeda (Jaén)
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Contenido
Fundamentación evangélica de la advocación
Sólo la tradición habla de las tres caídas de Jesús. Los evangelistas nada refieren al respecto. Sin embargo, la devoción por este pasaje pasionista está extendida profusamente desde tiempos muy antiguos.
Denominaciones
Su primera denominación fue la de “Cofradía del Santo Cristo de la Caída”. Después se conoció como la “Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída”. Posteriormente se llamó “Cofradía del Santísimo Cristo de la Caída”. Cuando se incorpora la Virgen se nombra como “Cofradía del Santísimo Cristo de la Caída y Nuestra Señora de la Amargura”. Desde el mandato de D. Guillermo Olivas Copado, vuelve el Cristo a una de sus antiguas denominaciones, por lo que actualmente lleva por título “Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída y Santísima Virgen de la Amargura”. Se decide la readopción en la Junta Directiva de 31 de agosto de 1995.
Estatutos
De los diversos Estatutos con que ha contado la hermandad a lo largo de estos cien años, conocemos como el más antiguo el Reglamento de 1918, firmado el primero de junio de ese año, impreso en Sevilla por Torres y Reina, y titulado ”Reglamento del Santo Cristo de la Caída”. Muchas de sus disposiciones hacían referencia a cuestiones de ayuda económica, pues la cofradía en ese tiempo ya era de índole benéfica. Históricamente, contiene este Reglamento lo que presumimos una errata de imprenta, pues manifiesta que la hermandad fue constituida el año 1907. Por otro lado, se nos transmite que el Auto de aprobación fue dado en 25 de agosto de 1904, siendo obispo de Jaén don Salvador Castellote Pinazo , y que la cofradía quedó establecida en las Carmelitas Descalzas de Úbeda.
El escudo
El escudo de la cofradía es una adaptación del de la Orden del Carmelo: sobre un pergamino va un óvalo dentro del cual se dibuja una cruz sobre monte. Por encima del pergamino, corona ducal y por debajo se cruzan dos ramas de laurel. En el original de la orden religiosa van tres estrellas (dos bajo los brazos de la cruz y otra sobre el monte) y las ramas no son iguales, pues una es de laurel y la otra de azucenas. Las estrellas no siempre aparecen en el escudo de la cofradía y la rama de azucenas no la hemos visto nunca. Se adoptó este emblema desde la fundación de la cofradía, pues en el convento de monjas carmelitas residía por entonces la imagen que se procesionó por vez primera. Como ya es sabido, la orden del Carmelo estaba vinculada a la figura del Nazareno, ya de pie y portando la cruz, ya caído bajo ella.
El hábito penitencial
Los estatutos de la cofradía establecen que el hábito penitencial ha de ser: “Túnica de paño blanco con puños en raso morado. Capa de raso morado con el escudo en brazo izquierdo. Capirote de raso morado con el escudo en el peto. Cíngulo del mismo tejido y color con dos borlas en morado y blanco colgando al lado izquierdo. Sandalias moradas con dos cintas transversales y una vertical en el empeine del pie con cierre de hebilla. Calcetines y vueltos de la capa en blanco”. Con referencia a la insignia, que colgará en el pecho con cordoncillo morado, se dice que “es plateada con el escudo de la Cofradía que contiene el anagrama del Carmelo”. También se indica que el cofrade “portará un varal de dos tulipas blancas mate con el escudo de la Cofradía o el varal de vela”.
La cofradía de la Caída, dentro de las dieciocho actuales que en el ámbito pasionista existen en Úbeda ocupa, en cuanto a antigüedad, el quinto lugar, tras la Soledad, Jesús, La Expiración y el Santo Entierro. Aunque nacida en el seno de la comunidad religiosa del Carmelo, desde muy pronto se vinculó a tres títulos nobiliarios: los marquesados de El Donadío, San Juan de Buenavista y La Rambla. Ello quizás haya contribuido en parte a acentuar una de las notas que más la caracterizan: su fino talante aristocrático, manifestado esencialmente en el lujo desbordado y la extrema elegancia. Pasando por alto la ostentosa belleza de aquellos primitivos varales de cuatro tulipas, las imágenes de sus Cristos han sido objeto de la admiración de propios y extraños por su perfecto modelado y la profunda carga ideológica de su concepción formal. Asimismo, la Virgen goza fama de ser una de las más bellas de la imaginería ubetense. Por otro lado, ambos tronos, además de su riqueza, destacan por el original planteamiento con que han sido ejecutados en cuanto a dibujo y materiales, lo que les sitúa en un plano distinto al común. Nota curiosa también es que la Virgen no pertenece a la cofradía, sino a la comunidad de monjas franciscanas de Santa Clara, en cuyo convento permanece prácticamente todo el año.
El año 2011 será recordado como uno de los más importantes en la Historia de la Cofradía debido a dos hechos que han marcado profundamente a la misma. El primero de ellos está referido a la participación de la misma en uno de los actos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 que tuvo lugar en Madrid entre los días 15 y 21 del mes de Agosto. En el solemne Vía-Crucis presidido por su Santidad Benedicto XVI y que discurrió por el centro mismo de la Villa, el Jesús Caído de Mariano Benlliure sobre su trono de nogal venía a erigirse como Sexta Estación bajo el título de "Jesús cae bajo el peso de la Cruz". Millones de personas en todo el mundo pudieron contemplar la magnificencia de la talla del maestro valenciano, así como la austera solemnidad con la que el cortejo que lo acompañaba discurría por las calles de la capital adentrándose hasta el corazón mismo del Madrid de los Austrias. Unas semanas después de este evento, las Madres Clarisas del Real Monasterio de Santa Clara de Úbeda, propietarias de la imagen de María Santísima de la Amargura, manifestaban su intención a la Cofradía de donar la imagen de Juan Luis Vassallo Parodi, hecho que se produciría mediante la firma de una escritura notarial que obra en poder de la Hermandad el día 10 de Noviembre del presente año.
Tiene esta cofradía dos pasos: el del Cristo Caído y el de Nuestra Señora de la Amargura. Ambos van sobre tronos a ruedas. El de la Virgen es un trono de palio realizado por Plata Meneses.
Paso del Cristo
Las imágenes
A lo largo de su existencia, la cofradía ha venerado dos imágenes de Jesús Caído: la primera, del siglo XVII, de autor desconocido; la segunda, del gran escultor Mariano Benlliure y Gil, que la esculpe cuando tenía ya 80 años.
Sobre la primera Imagen
Hasta la guerra civil de 1936 tuvo esta cofradía por imagen titular una bellísima escultura que era venerada desde muy antiguo -se dice- en el convento de las Carmelitas Descalzas. Ruiz Prieto, hablando de esta santa casa en su "Historia de Úbeda", dice primero que doña Ana Crespo donó en 1663 un Nazareno, que fue colocado en el coro alto, y al que califica como "imagen bellísima y de mérito artístico, según nos han informado". Esta última apostilla significa, evidentemente, que él nunca vio esta imagen. Después afirma que “también” hay en el convento "una magnífica escultura de Jesús Caído, con su cruz a cuestas, que parece del célebre Montañés”. Tras ponderar su belleza y estimar que pudiera ser la mejor imagen de Úbeda, confiesa ignorar su origen, aunque establece una posible relación con Sabiote. Después atribuye a este Cristo Caído la fiesta anual costeada por el Ayuntamiento desde tiempo inmemorial. Pero como la ubica erróneamente todos los días 14 de abril, una vez que observa que ya no hay ninguna que se celebre en dicha fecha, la da, evidentemente, por consumida. Por eso se refiere a ella en términos de pasado. Esto viene a demostrar que la fiesta patrocinada por el Municipio no estaba dedicada a este Cristo, pues en tal caso el historiador lo habría sabido perfectamente. Sin embargo, alude antes a “su fiesta y procesión, que se hace a los ocho días de su novena que empieza quince después del Viernes Santo”, sin relacionar en absoluto tales cultos con la fiesta patrocinada por el Ayuntamiento, que indudablemente se hacía en los años que escribía la historia de nuestra ciudad. Bastante extraño esto. Para mayor confusión, le adjudica otro acto litúrgico distinto, cuando añade que la imagen “hoy se lleva a la iglesia de San Nicolás, antes de que empiece la cuaresma, durante la cual todos los domingos se le hace novena”.
El hecho es que a partir de 1904, esta bellísima escultura de Jesús Caído comienza a ser procesionada durante las mañanas de todos los Viernes Santos desde la iglesia de las Descalzas, tal vez porque en ella estaba y porque no había otro templo más adecuado, ya que el oratorio resultaría pequeño para cobijar el fastuoso trono. Como quiera que sea, lo lamentable es que en 1936, los marxistas destruyeran trono e imagen. Según Andrés Arias, el vandálico acto se lleva a cabo junto al convento de los frailes carmelitas.
Lógicamente, la imagen representa a Jesús en el momento de hallarse caído en el suelo. La cruz, sobre el hombro izquierdo, apenas es cogida por la impresionante mano, plagada de venas. Quizás sólo el antebrazo, en su conjunción con la muñeca, sea el que se encargue de la sujeción del madero. La otra mano se apoya en la ya clásica y providencial esfera. El rostro de Jesús es de un dramatismo contenido, pues sólo las cejas acusan más expresivamente el dolor de la caída. Párpados bajos y boca apenas entreabierta tras cuyos gruesos labios se adivinaba el arco dentario. Fino bigote que no enlaza con la barba, estrecha en su recorrido por los maxilares y más poblada en el mentón, donde forma una perilla bífida. Pelo natural, que forma larga melena, con raya en medio. La cabeza lleva alrededor una corona de espinas, casi “indolora”, y por detrás asoman las tres clásicas potencias. El resultado es una imagen que mueve a la piedad y al rezo, muy vinculada al arte de la saga grandadina de los Mora, especialmente a la gubia del padre Bernardo de Mora. Nada extraño, pues, que la misma fuese el objeto devocional de tantos personajes célebres y, en definitiva, de todo el pueblo de Úbeda.
La imagen Actual
Historia
Realizada para la Semana Santa de 1942 por el insigne escultor Mariano Benlliure, la imagen actual del Cristo de la Caída constituyó en su momento una loable excepción a la costumbre generalizada de adquirir tallas en serie de poquísima calidad. Costumbre, por otra parte, dicho sea de paso, a que obligaba la penuria de los tiempos, pero que en Úbeda, por fortuna, no arraigó del modo y manera que lo hizo en el resto de la provincia.
El Cristo de la Caída constituyó la Sexta Estación de Penitencia en el Vía Crucis celebrado el día 19 de Agosto de 2011 en Madrid, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 y que fue presidido por su Santidad Benedicto XVI.
Descripción
La talla representa la tercera caída de Cristo sobre las rocas. Sin embargo, al ser contemplada con detalle la anatomía de la imagen, que suele recibir culto sin vestiduras naturales superpuestas, observamos como el suceso captado no se refiere al instante inmediato a la caída, sino a un momento posterior, de gran inestabilidad, en que Jesús, a duras penas, intenta incorporarse del suelo. Para ello, el Varón extiende a duras penas el brazo derecho hacia delante e hinca la rodilla izquierda y el pie derecho en el rugoso risco, descargando sobre ellos todo el esfuerzo.
En tan sacrificado empeño, ya que Jesús, extenuado, no sólo tiene que elevar el peso de su propio cuerpo sino también el del madero, procurando no perder el equilibrio, el Varón no recibe el auxilio de Simón de Cirene, pues efectúa estación de penitencia en absoluta soledad. La angustia del momento se intensifica aún más al colocar sobre el hombro izquierdo de Cristo una cruz, en apariencia muy pesada, de sección cepillada y rectangular.
Pese a todo ello, el varonil semblante de Jesús, lejos de mostrarse humillado, se levanta altivo y firme hacia el cielo, clamando fuerzas al Padre para continuar valientemente su camino hacia el sacrificio. La cabeza se exorna con potencias de plata dorada. La corona de espinas, superpuesta, ha sido cincelada en el mismo metal.
La imagen fue restaurada por el ICROA en 1983. La intervención consistió en una exhaustiva limpieza de la policromía, fijación de ensambles con nuevas espigas de madera y eliminación de elementos metálicos en la talla.
Valoración artística
“Toda la talla -insiste Soledad Lázaro Damas- demuestra la complacencia de su autor en el modelado anatómico y en la resolución de las tensiones del esfuerzo; en este sentido, brazos y manos, cuello y rostro revelan un estudio atento del natural y son elementos demostrativos por sí solos, de una acción, alejada de connotaciones patéticas. El perizoma se pliega de forma natural, sin estridencias, creando diferentes direcciones a las arrugas, en línea con el juego de tensiones y fuerzas del cuerpo”.
No cabe duda que se trata de la imagen más bella y de más valor artístico de la Semana Santa de Úbeda.
Paso de la Virgen
Lo constituye una Dolorosa que va en trono de ruedas bajo palio.
La imagen
Historia
Si se careciese de otros datos y sólo pudiéramos disponer como única fuente de información del Horario de Procesiones correspondiente a 1952, habríamos de asegurar de manera taxativa que nuestra Virgen hizo su primera salida procesional el Viernes Santo de ese lejano año. Literalmente, dicho programa oficial, firmado por el Arcipreste D. Valentín L. Peña y por el Alcalde D. Pedro Sola, dice:
“A las 11 de la mañana, saldrá de Santa María Jesús de la Caída luciendo un nuevo trono de nogal y plata oxidada. Le acompañará la imagen, del artista Juan Luis Vassallo, Nuestra Señora de la Amargura que también figura por primera vez en esta procesión”.
Parece obvio que el anuncio no puede ser ocurrencia del cajista de la imprenta y que cuando se publica con toda esa profusión de detalles es porque realmente hubo la intención de sacar procesionalmente a Nuestra Señora. Si acudimos a las actas de la cofradía, vemos, en efecto, cómo ya desde finales de 1951 están hechos los presupuestos para un nuevo trono destinado al Cristo y que habría que hacer Juan Dueñas. En cuanto a la imagen de la Virgen, el presidente, don Juan Pablo Pasquau, hace constar, según el acta de la Junta Directiva celebrada el 9 de noviembre de 1951, que el importe de la talla correría de su cuenta, aunque, a la postre, como ya se sabe, la imagen sería donada a las franciscanas por su propio autor, Juan Luis Vassallo Parodi, el Jueves Santo 2 de abril de 1953, o sea, un día antes de que saliera en procesión acompañando al Señor de la Caída. Pero no hay duda de que la imagen estaba hecha desde tiempo antes de 1953. En noviembre de 1951 ya se habían comprado 2 metros de raso para la saya, que costaron 173´50 pesetas, 15 metros de blonda por 375 pesetas y la tela para el manto, que importó la fuerte suma de 2.000 pesetas. Hasta se había adquirido la corona por 1.692 pesetas. Todas estas compras no se pueden realizar sin conocer las medidas aproximadas de la nueva talla: luego ya en 1951 debía existir esta. Unos meses después, concretamente, en la Junta General de 9 de marzo de 1952, se habla de “las gestiones que se llevaban realizadas con motivo de la nueva imagen y el trono” para “la próxima Semana Santa”. Esta “próxima Semana Santa” no podía ser otra que la de 1952: luego se esperaba realmente procesionar a la Virgen nueva en este año. Y hacerlo, además, con toda solemnidad, puesto que se tenía previsto que la procesión fuera presidida por el Ministro de Obras Públicas, el Sr. Conde de Vallellano. Pero al final, la salida de la Virgen no pudo hacerse en este año. La causa de la suspensión debió estribar, en principio, en la abundante lluvia caída durante aquella mañana del Viernes Santo. La cofradía de Jesús, que contaba con la presencia de otro ministro, el de Hacienda, Sr. Gómez del Llano, no había podido salir. Y la Caída, al decir de Herrador Marín, apenas llegó al Mercado cuando tuvo que volverse. Pero la pregunta clave es: ¿salió durante aquel corto trayecto Nuestra Señora de la Amargura? Evidentemente, no. Y lo negamos con rotundidad por una razón muy sencilla: la imagen se bendijo en 1953, y no antes. Por lo tanto, no estaba preparada para procesionar en 1952. Pero no por ella misma, sino por una causa ajena a su propia disposición: el trono que tendría que llevar al Cristo, aunque casi a punto, no había sido acabado aún para aquella Semana Santa, sin que podamos determinar exactamente qué era lo que le faltaba. Sí se sabe, en cambio, que el 31 de octubre de 1952 la tienda de tejidos de Pozas, Sánchez y Fuentes presenta una factura de 350 pesetas por el pañete empleado en la funda del trono nuevo, lo cual es indicativo claro de que para esa fecha ya estaba concluido. En la Semana Santa, pues, de 1953 salen por primera vez la Virgen de la Amargura en el trono de plata que había usado el Señor, y la imagen de este lo hace sobre el nuevo de Juan Dueñas. Con este fin, comienzan los preparativos previos: La bendición de la imagen se llevó a cabo el jueves día 26 de marzo de 1953 (tres días antes del Domingo de Ramos) en la iglesia de Santa María a las 7´30 de la tarde. En la correspondiente citación, fechada dos días antes y firmada por el secretario Luis María Marín Blanca, se especifica que la imagen de Nuestra Señora de la Amargura “este año acompañará a nuestro titular en la procesión del Viernes Santo”.
Así pues, Nuestra Señora llamó la atención del público expectante aquel Viernes Santo 3 de abril de 1953, luciendo un manto azul oscuro, liso, sin bordado alguno.También estrenó en aquella primera salida una corona de plata sobredorada, a la que luego sustituiría la actual.
Pasada esta Semana Santa, el 15 de mayo se lee en Junta Directiva el “documento de propiedad de la Virgen a las Monjas Clarisas, y la concesión a perpetuidad a nuestra Cofradía de sacar la Imagen procesionalmente el día del Viernes Santo”. Lo mismo se repite en la Asamblea General celebrada dos días más tarde. Dicha donación viene expresada en los siguientes términos:
“Por el presente documento declaro yo, Juan Luis Vassallo Parodi, de profesión Escultor y vecino de Sevilla, que habiéndoles prometido en su día a las Monjas de Santa Clara de Úbeda (Jaén) y para su Iglesia, donde siempre se le rendirá el culto debido, una imagen de la Virgen bajo la advocación de Nuestra Se_ora de la Amargura, en el día de la fecha les hago entrega de la misma a la mencionada Congregación religiosa en concepto de donación. En este acto de entrega de la imagen de Nuestra Señora, propongo por tratarse de una obra de carácter procesional, se conceda el derecho para sacarla a perpetuidad acompañando a su imagen titular Nuestro Padre Jesús de la Caída a la hermandad instituida en esta ciudad con esa advocación durante los días de Semana Santa. Lo que se acuerda de conformidad de todas las partes abajo firmantes. El Presidente actual de dicha hermandad, deseando que esta nueva imagen quede debidamente instalada en la Iglesia de Santa Clara, se compromete a llevar a cabo la construcción de un altar para este fin, ya que las hermanas clarisas prefieren se haga así en lugar de recibir el donativo en metálico que en principio se les ofreció. Y para que conste y sirva de resguardo y garantía tanto para la Congregación como para la Cofradía y firmando su aceptación las dos instituciones antedichas, lo hago en Úbeda a dos de abril de mil nocecientos cincuenta y tres. Por las Hermanas Clarisas, La Madre Superiora, Fdo.: Sor Guadalupe de Jesús Aragón.- Por la Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Caída, Fdo.: Juan Pablo Pasquau.- Fdo.: Juan Luis Vassallo, Escultor.
Como ya se ha mencionado, la imagen de María Santísima de la Amargura es hoy propiedad de la Cofradía merced a la donación realizada por las madres clarisas a la Hermandad el 10 de Noviembre de 2011.Categoría:- Cofradías de Semana Santa de Úbeda
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