- Josefina Ortiz
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Josefina Ortiz
5 de febrero de 1930 – 2 de septiembre de 1932 Predecesor Carmen García Sucesor Aída Sullivan
Datos personalesNacimiento 13 de febrero de 1892
Copándaro, Michoacán, MéxicoFallecimiento 18 de julio de 1983 (91 años)
Ciudad de México, MéxicoCónyuge Pascual Ortiz Rubio (1920–1963) Religión Católica Romana Josefina Ortiz de Ayala Ortiz (Febrero 13, 1892 - Julio 18, 1983) fue la esposa de Pascual Ortiz Rubio y Primera Dama de los Estados Unidos Mexicanos.
Contenido
Primeros años
Josefina Ortiz vio la luz primera en una hacienda, que era parte de las propiedades de su padre, situada en el municipio de Copándaro, en el estado de Michoacán. Fue la tercera de los cuatro hijos – Librado, Esther (1890-1941) y Aurora (mortinato, 1894) – nacidos del matrimonio entre el michoacano Librado Ortiz de Ayala Tena (17 de agosto de 1853 – 30 de septiembre de 1929), abogado y hacendado, y su joven esposa María Ortiz Roa (9 de noviembre de 1870 – 21 de enero de 1894), dama originaria de la ciudad de Guanajuato que estaba dedicada a las labores domésticas y que falleció al dar a luz a su hija póstuma.
De clase acomodada, la familia de Josefina le proporcionó una esmerada instrucción en el Colegio de Monjas Teresianas de Morelia.
Matrimonio y familia
El padre de doña Josefina era afecto al ajedrez, mismo que jugaba con su primo segundo, el gobernador Pascual Ortiz Rubio. Fue ahí, en la residencia de la familia Ortiz de Ayala Ortiz, donde don Pascual conoció a la que sería su esposa. El 13 de agosto de 1920, doña Josefina contrajo matrimonio con el ingeniero Ortiz Rubio mediante un acto civil celebrado en la ciudad de México. La luna de miel tuvo lugar en el puerto de Mazatlán.
De esta unión nacieron tres hijos: Ofelia (dedicada al hogar, 18 de mayo de 1921), Pascual (ingeniero civil, 13 de julio de 1923) y Eugenio Ortiz Rubio Ortiz (arquitecto, 13 de noviembre de 1924 - 18 de abril del 2002).
Cuando era gobernador de Michoacán, a Ortiz Rubio le correspondió organizar en su estado una rebelión contra Venustiano Carranza.
En compañía de Uriel Avilés, José Lomelín, entre otros; intentó tomar el cuartel de Las Colonias, en Morelia, y pese a que el levantamiento tuvo un éxito relativo, don Pascual fue premiado por el general Obregón con varios puestos administrativos que ocupó sucesivamente, hasta que tuvo que trasladarse en compañía de doña Josefina a la ciudad de México.
La señora Ortiz admiraba la cultura francesa, cuya lengua hablaba y leía, al haberla aprendido con las monjas teresianas. A tal grado llegaba su afición de gala, que convenció a su marido de que renunciara a sus puestos burocráticos e intereses políticos para vivir una temporada en Europa. Él aceptó, pues llevaban poco tiempo de casados, no habían disfrutado de su luna de miel y, en el fondo, a don Pascual no le interesaban las cuestiones políticas. En París nació su segundo hijo y en Berlín el último.
La familia Ortiz arribó a España y se estableció en Barcelona, donde abrieron una tabaquería en la que también vendían libros, revistas y diarios. Vivieron luego en Egipto, donde el ingeniero se dedicó a estudiar los sistemas de riego que los ingleses habían llevado a ese país para aprovechar mejor las aguas del Nilo. Durante su posterior estancia en Alemania, el presidente Obregón le encomendó al ingeniero Ortiz Rubio la embajada mexicana en Berlín, donde doña Josefina gozó al organizar la recepciones diplomáticas y relacionarse con personajes de la talla del canciller Paul von Hindenburg.
Electo presidente el general Plutarco Elías Calles, visitó al matrimonio Ortiz Ortiz en Alemania. Como quedó tan complacido con las atenciones que le tuvieron don Pascual y doña Josefina, al despedirse le preguntó a la señora si había algo en lo que pudiese darle gusto:
”- Si - le respondió. Cuando sea presidente mándenos por favor a un lugar donde haya sol."
La Suerte de la Consorte de Sara SefchovichSiendo presidente, Calles no olvidó su compromiso y envió a la pareja, en 1926, hasta Brasil. Ahí permanecieron por tres años, hasta 1929, fecha en la cuál se le solicitó al ingeniero Ortiz Rubio que regresara al país para contender por la Presidencia de la República.
Primera Dama de México
Tras haber ganado las elecciones a un fuerte contrincante, el licenciado José Vasconcelos, el ingeniero Ortiz Rubio celebró su toma de posesión en el Estadio Nacional en febrero de 1930. Acompañado por su esposa, una sobrina y su chofer, al salir del estadio, ubicado en la calzada de La Piedad, hoy avenida Cuauhtémoc, sufrió un atentado a manos de Daniel Flores, quien le disparó en diversas ocasiones. La bala hirió a Pascual en la barbilla y a doña Josefina le rozó la oreja. Sesenta días duró don Pascual internado en el hospital de la Cruz Roja y durante todo este tiempo, doña Josefina no se separó de su lado.
La señora Ortiz era una matrona robusta, aficionada a postres y dulces, lo que le ayudaba a conservar sus redondeadas formas. Su rostro era agradable, iluminado por sus grandes ojos oscuros y una barbilla partida que le agregaba un dejo de picardía cuando la risa la dominaba, lo cual era bastante frecuente. Cuando su esposo llego a la Presidencia, ella tenía treinta y cuatro años y de buen modo aceptó ser su compañera.
Como Primera Dama, la señora apareció al lado de su marido en homenajes, inauguraciones, banquetes y ceremonias oficiales. Y continuó con la obra asistencial de "La Gota de Leche" y con la de las casas hogar, así como el reparto de desayunos a los que agregó un sistema dominical exclusivo para niños indígenas.
Pero sobre todo, la señora Ortiz Rubio se ocupó de atender su hogar y de la vida familiar tanto en la ciudad de México como en la finca a la que iban a descansar allá por Tizapán y que había comprado con sus propios recursos pues don Librado, su padre, al morir le heredó dinero.
Años posteriores y muerte
El día más feliz para doña Josefina, afirman sus familiares, fue aquel en que su esposo renunció a la presidencia. Los Ortiz Rubio Ortiz se fueron a radicar a Estados Unidos. La familia regresó a México cuando el presidente Cárdenas mandó a llamar a don Pascual, quien una vez instalado, se ocupó de atender algunos encargos presidenciales y sus negocios personales. Asimismo se dedicó a viajar por el país con su inseparable Josefina.
Pese a que le tocó sobrellevar la época de la persecución religiosa y los levantamientos cristeros, la señora Ortiz procuró a sus hijos una educación sólida y católica. Hasta el fin de su larga vida, doña Josefina hizo fuertes donativos a una parroquia cercana a su domicilio.
Jamás faltó a sus compromisos; cumplía siempre con las muchas invitaciones que recibía; visitaba a sus amistades y enfermos. Y así continuó durante los veinte años que duró su viudez. Siempre tenía mucho que hacer: tejía a gancho, leía poesía, tocaba piano, cantaba zarzuela, cuidaba con esmero su jardín y sus pájaros y vivía rodeada por el cariño de dieciocho nietos y varios bisnietos. Su vida finalizó en el mes de julio de 1983, después de haber cumplido los noventa y un años.
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