- Almirante de Castilla
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Almirante de Castilla
El Almirantazgo de Castilla fue una dignidad castellana creada en el siglo XIII y que perduró hasta el año 1705.
Orígenes del título
El Almirantazgo de Castilla fue creado por el rey Fernando III el Santo después de la conquista de Sevilla. Este título se encontraba revestido de gran autoridad, poder y preminencias que aparecen especificadas por Alfonso X el Sabio en la segunda Partida de las Leyes. En ella se decía que quien fuese elegido, había de llegar ante el rey ataviado con valiosas vestiduras de seda, recibir un anillo en la mano derecha, en señal de la honra que se le hacía, una espada representando el poder delegado, y un estandarte con la armas reales por "acabdillamiento" otorgado en representación del monarca.
El Almirante residía ordinariamente en Sevilla, por estar allí la atarazana y ser lugar donde se armaban y organizaban las flotas y radicar allí también el tribunal especial marítimo. Entre las múltiples atribuciones y facultades del Almirante, figuraban tener voz y voto de calidad en el Consejo.
El primer Almirante (1254) fue Ruy Lopez de Mendoza.[1]
Durante el reinado de los tres últimos Trástamara la institución del Almirantazgo se transforma: "el Almirante pasa a ser un palaciego que intriga para acrecentar sus preeminencias"[2]
Desde 1405 hasta 1705, en que este cargo desaparece, se constituye en patrimonio de los Enríquez, descendientes del infante Fadrique de Castilla, hijo natural del rey Alfonso XI el Justiciero. Don Alonso Enríquez, por concesión de Enrique III, fue el primero de esta familia que ostentó el Almirantazgo.
En 1726 después de un corto intervalo, sin haberse hecho nuevo nombramiento de tal dignidad, Felipe V acordó no proveerla, y en 1737 fundió los almirantazgos españoles en la suprema jerarquía de Almirante General de la Armada, concedida al infante Don Felipe.
Notas
Véase también
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