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Amaya (ciudad)
Amaya (o Amaia) es el nombre de la antigua ciudad cántabra asentada en lo alto de una fortaleza: Peña Amaya, un macizo de 1.377 msnm, situada junto a la localidad del mismo nombre al noroeste de la actual provincia de Burgos (España), en lo que fue el límite sur de la Cantabria de época romana, y en una estratégica situación como vigía y puerta de acceso para cualquiera que quisiera internarse en territorio cántabro.
Contenido
Historia
La cita más antigua de esta ciudad la encontramos en el Itinerario de Barro, hallado en Astorga (León), y fechado hacia finales del siglo I o principios del siglo II d.C.
En la placa numerada como I del citado Itinerario se señala el recorrido de la Vía Legione VII Gemina ad Portum Blendium que, partiendo de Legio VII Gemina (León), tiene su final en Portus Blendium (Suances), con el siguiente desarrollo:[1]
[VIA] L(EGIONE) VII GEMINA AD PORTVM BLE(N)DIVM RHAMA VII MIL(L)IAS AMAIA XVIII VILLEGIA V LEGIO I[III] V O[C]TA[V]IOLCA V IVLIOBRIGA X ARACILLVM V PORTVS BLEN[DIVM] [C(aius) LEP(idus) M(arci filius)] II. VIR Durante las Guerras Cántabras, el emperador Augusto tuvo instalado en las proximidades de Amaia un campamento que sirvió de base para la campaña.
La segunda mención nos llega a través de la Chronica de Iohannes Biclarensis, en la que se explica que el rey visigodo Leovigildo, en el año 574 atacó Cantabria como parte de un plan para acabar con el reino suevo de Galicia; ocupó Amaia, a la que William Culican califica de capital de los cántabros, invadió sus haciendas y devolvió la provincia a su jurisdicción.
En un relieve del relicario de marfil de San Millán de la Cogolla, fechado a principios del s. XI, se representa a Leovigildo castigando a los habitantes de Amaia, y en él figura la inscripción: Ubi Leovigildus rex Cantabros afficit (En donde el rey Leovigildo castigó a los cántabros).
Con la invasión árabe, Amaia vuelve a reaparecer en la historia. En el año 680, durante el reinado de Ervigio se contituye el Ducado de Cantabria, siendo Amaya su capital. Fue refugio de muchas familias huidas del sur de la península por la amenaza musulmana.
En ella se hicieron fuertes los cántabros que se oponían al invasor, dispuestos una vez más a defender su libertad con la fuerza de las armas; sin embargo, la falta de víveres les hizo capitular en el año 712 ante las tropas de Tarik ibn Ziyad, pero los árabes no se establecen en la ciudad, ya que nuevamente Tarik, junto a su caudillo Musa ibn Nusair, ataca y saquea Amaia en el año 714, antes de internarse en Asturias y penetrar allí hasta la costa, lo que motiva el abandono por parte de nobles visigodos, entre ellos el Dux Pedro, hacia Cangas de Onís.
Durante el reinado de Alfonso I (739-757), rey de la monarquía asturiana e hijo de Pedro, Duque de Cantabria, aquél tomó la ciudad y la reconstruyó, llegando a existir en la ciudad un obispado ya en el año 780, pero el hecho de hallarse en tierra de nadie y ser objeto de frecuentes incursiones por parte del enemigo, hizo que se despoblase nuevamente, hasta que Ordoño I, en el año 860, consciente de su valor estratégico, encargó al primer Conde de Castilla, Rodrigo, su reconstrucción y subsiguiente ocupación, tomando a partir de entonces el nombre de Amaya Patricia.
Bajo el reinado de Ramiro II, se lleva a cabo la definitiva repoblación, aunque el sucesivo traslado de las fronteras cristianas cada vez más hacia el Sur, hizo que las gentes que la habitaban fueran abandonándola para asentarse de forma definitiva en los valles inmediatos, desapareciendo así el rastro de la ciudad en las fuentes históricas.
Todavía en el año 989, las huestes de Abderramán IV ponen cerco y arrasan de nuevo la población en lo que sería la última batalla librada bajo sus murallas.
Una tradición oral sin base histórica dice que era tal su fama y prestigio como frontera y vigía que bajo el mandato del conde Diego Porcelos, en el año 922, - algo imposible pues había muerto años antes- se hizo desviar el Camino de Santiago que a travésaba Álava, para hacerlo discurrir por Briviesca y Amaya en dirección a Carrión de los Condes y Astorga.
Restos actuales
Aún se conservan restos arqueológicos sobre Peña Amaya. Podemos observar la trinchera de acceso al castro, posiblemente de época prerromana, así como una de las murallas defensivas. De esta época se han realizado varias catas arqueológicas.
Ya de época posterior, las ruinas del pueblo medieval, que tal vez reaprovechó estructuras más antiguas, las murallas que defendieron el castillo y, en la cima, apenas vestigios de la imponente fortaleza que señoreó Amaya.
Bibliografía
- GONZALEZ ECHEGARAY, J.; Los Cántabros. Ediciones Librería Estudio. Santander. 1993
Notas y referencias
- ↑ Epígrafe extraído de Iglesias Gil, JM., Muñiz Castro, JA. Las Comunicaciones en la Cantabria Romana, p. 82
Enlaces externos
- Ruta de la Peña Amaya - guiaburgos.com
- Poblamientos: Amaya - celtiberia.net
- Bardulia. Historia del Condado de Castilla - bardulia.webcindario.com
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