- Orfebrería renacentista
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Orfebrería renacentista
Llegado el siglo XVI, el arte de los escultores y orfebres italianos fue imponiéndose en toda Europa, especialmente con la influencia que ejercieron las producciones de Benvenuto Cellini. Pero a finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII imperó el gusto francés, muy fastuoso y a menudo exagerado, cundiendo por todas partes en dicho último siglo la ornamentación típica del estilo Luis XV. Son incontables y se hallan por doquier los objetos eclesiásticos y profanos de esta orfebrería, sobresaliendo en el siglo XVI los siguientes:
- los dos jarrones de plata atribuidos al mencionado Benvenuto en el palacio Durazzo de Génova
- el rico portapaz de oro y columnillas de lapislázuli que atesora la catedral de Milán
- los curiosos cofrecillos damasquinados de Milán y Venecia
- las preciosas copas de ágata y lapislázuli con montura de oro y esmaltes de los siglos XVI al XVIII que se admiran en el Museo del Prado (Madrid)
- candelabros, lámparas, portapaces, cruces, ostensorios y cálices de plata en muchísimas iglesias
- armas y armaduras de acero con labores damasquinadas que tan en boga estuvieron para los ejercicios de torneo en la época de Carlos V.
En España, hubo afamados talleres o centros de orfebrería en la citada época como los de Burgos, León, Palencia, Valladolid, Salamanca, Toledo, Zaragoza, Cuenca, Córdoba, Sevilla y se formó el estilo llamado plateresco labrándose con él preciosas cruces procesionales y riquísimas custodias de plata como las de Jaén, Zaragoza y asimismo, devotas efigies en busto que a la vez servían de relicarios, como las de Zaragoza y Tarazona. Le siguió el estilo clásico durante el reinado de los Felipes y a él se deben las soberbias custodias de Ávila, Valladolid y Sevilla, con otras innumerables y grandiosas piezas de plata, como el frontal y la gradería del altar de la catedral de Zamora. Cundió enseguida el estilo barroco y en él se inspiraron suntuosos muebles o utensilios como los grandes candeleros de plata de la catedral de Mallorca, las enormes lámparas y pesados atriles que se admiran en muchas iglesias, los frontales y graderías de altar con figuras repujadas que son de ver en la catedral de Barbastro y en la iglesia de San Ildefonso en Zamora entre otras.
Se construyeron también con estilo renacentista grandiosos muebles y utensilios de bronce (sin hablar aquí de estatuas), como los siguientes:
- el facistol de coro y el altísimo tenebrario de la catedral de Sevilla, de casi ocho metros
- la verja de la capilla de Zaporta en la catedral de Zaragoza
- el púlpito de la catedral de Santiago de Compostela
- las planchas de revestimiento de la puerta de los Leones en la catedral de Toledo
- las arquetas y cofrecillos con labores damasquinadas de muchos palacios
- los medallones y bandejas artísticas
Desde el siglo XIX, se imitan los estilos medievales, sobre todo, los bizantinos y góticos, además de los clásicos del renacimiento.
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Categoría: Orfebrería
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