- Museo Diocesano de Barcelona
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El Museo Diocesano de Barcelona (en catalán, Museu Diocesà de Barcelona) está situado en la plaza de la Catedral de Barcelona, en el edificio de la Pia Almoina. Se inauguró como Museo Arqueológico Diocesano de Barcelona en 1916 instalándose en el espacio de la planta baja del seminario Conciliar, siendo su primer director Manuel Trens. Se trasladó y abrió al público en el nuevo espacio en el año 1991. El museo recoge una extensa colección de obras de arte de iglesias de la diócesis de Barcelona desde el inicio de la misma hasta nuestros días.
Contenido
Historia
La celebración en Barcelona, en el año 1913 del Primer Congreso de Arte Cristiano en Cataluña junto con la ya constitución de los museos diocesanos de Vic en 1891 y Solsona en 1896, hicieron que jerarquías de la iglesia de Barcelona como los obispos Enric Reig i Casanovas y Joan Josep Laguarda, junto al historiador Manuel Trens entre otros, decidieran organizar la formación de un museo Diocesano en Barcelona. En menos de un año se recibieron de todas las iglesias de la diócesis más de 600 obras que estaban fuera de culto. Con ellas se inauguró el 22 de octubre de 1916 el Museo Arqueológico Diocesano de Barcelona, en el Seminario Conciliar de la calle Diputación de Barcelona (edificio construido por Elies Rogent entre los años 1878 y 1888).[1]
Durante la guerra civil española (1936-39), fue saqueado e incendiado, perdiéndose parte de sus obras. Después de varios años de reformas, se pudo volver inaugurar en el mismo sitio el 30 de mayo de 1960 con algunas obras que fueron devueltas desde los museos Cleveland Museum of Art y Art Institute of Chicago.[2] Poco a poco y debido el aumento progresivo de los fondos, el local se fue quedando pequeño siendo a partir del año 1982, cuando se decidió su traslado, después de la adecuación, al edificio de la Pia Almoina. Las últimas reformas fueron realizadas en 1989. El 23 de setiembre de 1991 fue inaugurado por el arzobispo Ricard Maria Carles i Gordó.
Arquitectura
Casa de la Pía Almoina
Llamada también la Canonja, por haber sido a partir del siglo X donde habitaban la comunidad de los canónigos de la catedral pertenecientes a la orden agustina, hasta el año 1369 que dejaron la vida conventual y el edificio fue derribado en el año 1400.
La institución de la Pía Almoina fue fundada en el año 1009 para la atención y manuntención de los pobres,[3] se encontraba en el siglo XII en la capilla de Santa Lucía adosada a la catedral, hasta su traslado al edificio de la Pía Almoina que había sido reconstruido sobre la antigua Canonja en el año 1435, de estilo gótico con una portada de dovelas de arco de medio punto presenta, en el centro, sobre ella, en unos relieves los símbolos de la pasión y en ambos lados un escudo del capítulo catedralicio y otro de santa Lucía; el tejado es a dos vertientes. Se le añadió otro cuerpo renacentista durante el año 1546 en sentido longitudinal al anterior con una gran galería recorriendo su parte superior formada por arcos escarzanos sobre columnas.
Puertas del Museo Diocesano
Las nuevas puertas del museo fueron diseñadas y realizadas por el artista catalán Josep Plandiura junto al escultor y forjador Enric Pla Montferrer, por encargo del Obispado de Barcelona. La impactante obra visual realizada por Plandiura, fue objeto de duras críticas debido al contraste que existía entre su obra abstracta y la arquitectura gótica de la catedral de Barcelona.[4] La forma orgánica y laberíntica de acero corten mide 3,5 metros de alto por 2,6 de ancho, siendo actualmente seña de identidad del museo.
Colecciones
La archidiócesis de Barcelona en colaboración con la Diputación de Barcelona y del Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña han contribuido en la habilitación del edificio de la Pia Almoina (propiedad del capítulo catedralicio) con el fin de conseguir espacios idóneos para salas de museo y exposiciones. Las piezas de arte de la colección han sido catalogadas y algunas incluso restauradas. Se han realizado importantes exposiciones de arte, destacando "Millenum" en el año 1989,[5] y otras como "Splendor II Vallés", "Selecta I del Museu Diocesà" en 1991, "Selecta II del Museu Diocesà" y "Catalunya Medieval" en 1992.
Época romana
Muchas iglesias catalanas se construyeron sobre edificaciones romanas, como el mismo edificio de la Pia Almoina que conserva restos de la muralla de la romana Barcino. Barcelona ya disponía de catedral paleocristiana en el siglo IV, un capitel de tipo mozárabe conservado en el museo es procedente de esta basílica.
En una excavación de una torre romana del palacio episcopal, se encontró una escultura de mármol blanco de la primera mitad del siglo I, representando el retrato de un joven romano, también se encontró en estas mismas excavaciones un fragmento de lápida sepulcral datado del siglo II.
Del siglo IV-V se guarda un altar de mármol de la iglesia de Santa María la Antigua de Santiga (Santa Perpetua de Moguda) y un mosaico en opus tessellatum policrom de Pachs del Penedés.
Románico
En el románico la iconografía más representativa es el Pantocrátor con el símbolo de los cuatro evangelistas llamado (tetramorfo), y las escenas bíblicas en las pinturas murales de las iglesias. Así como en las imágenes escultóricas, la representación de Cristo en Majestad, Majestad (crucifijo) y Virgen con Niño.
Las pinturas murales del románico están representadas en el museo por el conjunto de la iglesia de Sant Salvador de Polinyà datadas del año 1122[6] y la pintura mural de la Epifanía de la iglesia de Sant Iscle de les Feixes de Sardañola del Vallés.
La imaginería románica policromada en Cataluña de Virgen con Niño, tan frecuente en Cataluña, entre las que se destacan las procedentes del monasterio de Sant Pau del Camp del siglo XIII, la de la iglesia de Santa María de Toudell de Viladecavalls, del mismo siglo y la de la iglesia parroquial de Masquefa del siglo XII. Una gran pieza es la Majestad del siglo XII de casi un metro de altura, procedente del Rosellón.
Una gran pieza de orfebrería románica es la cruz procesional de 98 x 52 cm, en plata repujada sobre madera del monasterio de Sant Miquel del Fai, presenta la imagen de cristo crucificado con los ojos abiertos y con un amplio paño con lazada y pliegues abundantes hasta las rodillas. En el medallón superior se encuentra un ángel, y en los medallones de los brazos las figuras de la Virgen y san Juan en posición horizontal, en la parte inferior del Cristo una figura mirando a Jesús representando la humanidad, de las piedras que seguramente tenía en todos los espacios libres sólo se conserva una en la parte superior de la cruz; en el reverso tiene el Agnus Dei en el centro, y repartido en los cuatro brazos los símbolos de los evangelistas con unos caracteres epigráficos que especifican sus nombres; está datada del siglo XII.[7] Un cristo crucificado de cobre con esmaltes del siglo XIII. Del monasterio de Sant Cugat es un báculo de madera tallada y policromada del abad Guerau de Clasquerí, una lipsanoteca y una capa de lino bordada en seda y oro del abad Arnau Ramon de Biure. De transición entre el románico y el gótico destaca el frontal de altar de Santa Perpetua de Mogoda con la representación de la vida de la santa en la pintura.
Gótico
La evolución del estilo gótico catalán se puede seguir a través de las obras guardadas en el museo, a partir del siglo XIII el arte cisterciense fue el que más influyó en Cataluña en el desarrollo de la arquitectura gótica, la catedral de Barcelona actual se inició en el año 1298.
En pintura gótica se exponen obras de estilo italo-gótico como las de Ramón Destorrents, tabla de san Vicente de la iglesia de Sant Celoni (1360-1365); del maestro de Rubió una tabla procedente de la iglesia de Santa María de Santa Oliva y otra de San Vicente dels Horts; de Ferrer y Arnau Bassa y del monasterio de Santa María de Jonqueres, una pintura sobre madera representando a San Jaime. De artistas del gótico internacional como Bernardo Martorell, Jaume Cirera y Lluís Borrassà con una tabla representando a San Esteban de la iglesia de Sant Esteve de Palautordera datado en 1424.[8] El gótico con inspiración flamenca, está representado por Jaume Huguet con una pintura de la Virgen de la Anunciación de la iglesia de Sant Feliu de Alella, Pedro García de Benavarre con el retablo de San Quirico y Santa Julita de la iglesia parroquial de San Quirico de Tarrasa, Rafael Vergós con el retablo de Santa Justa y Santa Rufina de la iglesia de Llissá de Munt y el de Sant Pere de la iglesia de Moncada y Reixach.
Cabe resaltar algunas piezas importantes de artistas anónimos procedentes de distintos lugares, como de la Basílica de la Mercé el sarcófago de Santa María de Cervelló, con la representación de la santa y como donante a Pedro el Ceremonioso; el frontal de Tordesillas del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid), datado de la segunda mitad del siglo XV, o las cinco claves de bóveda procedentes de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de El Toro (Alto Palancia).
La escultura gótica refleja una nueva expresividad menos hierática que en la etapa anterior románica, se puede apreciar perfectamente en las imágenes de la Virgen con Niño que muestran más diálogo entre ambos, la representación de la imagen de la Virgen pasa de estar sentada a estar de pie y a tener el cuerpo ligeramente inclinado.
Entre las esculturas de la Virgen destacan las realizadas en alabastro como la Virgen de la Vall de Santes Creus de La Selva de Mar, la de la Virgen de les Valls de Sant Medir de la ermita de Sant Medir de Sant Cugat del Vallés y la de la Virgen dels Perdons realizada por Pere Johan y procedente de la antigua colegiata de Santa Ana de Barcelona, de alabastro también son unas esculturas del sepulcro de la reina Elisenda de Moncada del monasterio de Pedralbes. De talla de madera policromada es la imagen de una Virgen y de Sant Adjutori del monasterio de Sant Cugat y un grupo del Santo Sepulcro con algunas figuras en terracota de la colegiata de Santa Ana de Barcelona, atribuidas a Gabriel Guàrdia.
La orfebrería gótica está representada en una gran cantidad de objetos litúrgicos, entre ellos el relicario-arqueta de sant Cugat, venerada durante siglos en el monasterio de Sant Cugat; es de plata repujada, en algunas partes dorada, sobrepuesta en madera y está datada alrededor del año 1306. Hay gran variedad de cruces procesionales desde las realizadas en bronce hasta las más ricas en plata y esmaltes como la de iglesia de Sant Esteve d'en Bas del año 1380[9] y debido a la instauración de las procesiones del Corpus a partir del siglo XIV se empiezan a crear custodias. Se complementa la exposición gótica con cerámica y tejidos.
Renacimiento
El renacimiento en Cataluña se produjo tarde y no fue muy abundante en cuanto a artistas autóctonos, la pintura se realizaba al óleo con buena perspectiva y con colores en gamas tonales a imitación de la corriente italiana. En cuanto a la escultura fueron los artistas italianos, franceses o flamencos los que más trabajaron en la zona catalana.
La pintura renacentista del retablo de Sant Marçal y Sant Sebastià de la iglesia de Sant Pere de Vilamajor realizada por el artista navarrés Juan Gascó en 1520 muestra una pintura exquisita con grandes influencias italianas. De Pere Serafí junto Francesc Ribes hicieron el retablo de Sant Cristòfol para el convento de Santa María de Montsió de Barcelona; de Jaume Forner es el retablo de Santa Agnès al óleo pintado para la iglesia de Santa Agnès de Malanyanes en La Roca del Vallés. Destaca la obra de los portugueses Pere Nunyes y Enrique Fernandes que en el año 1542 realizaron el retablo de Sant Sever[10] que representa la curación del rey Martín I de Aragón por medio de las reliquias de san Severo, en las tablas se ve el traslado de las reliquias del monasterio de San Cugat a la catedral de Barcelona con los retratos del rey Martín y su hijo Martín el Joven.
La escultura renacentista llegó a Cataluña a través de los artistas italianos, entre ellos el pisano, Lupo di Francesco, que realizó el sarcófago de Santa Eulalia en la Catedral de Barcelona. De Bartolomé Ordóñez guarda el museo el relieve en alabastro Sacra conversación procedente del palacio episcopal de Barcelona, unas tallas en madera policromada y dorada de imágenes de la Virgen, de las iglesias de Sant Celoni y Argentona. Esculturas de Damián Forment realizadas para el retablo de Sant Server. Y de la iglesia de San Miguel de Barcelona, cuando fue derribada en 1869, pasaron a la custodia del museo: el sepulcro napolitano de Jeroni Descoll, una imagen de San Cristóbal de Gil de Medina, una talla de San Miguel Arcángel de dos metros de altura y otra representando a San Jerónimo.
De la orfebrería renacentista el museo posee un gran número de cruces procesionales y copones de diversas iglesias de los siglos XVI y XVII. También se guarda una magnífica custodia de Santa María del Pí de Barcelona, del artista Llàtzer de la Castanya realizada en 1587 en plata dorada repujada y cincelada de 125 centímetros de altura. También es importante la diversa indumentaria religiosa que dispone el museo, de la época renacentista, de casullas, capas pluviales y dalmáticas entre otras.
Barroco
El barroco surgido en Italia a principios del siglo XVII fue extendiéndose rápidamente por toda Europa. Los cambios históricos también se produjeron dentro de la diócesis barcelonesa, destancando el obispo Josep Climent i Avinent que reformó el seminario convirtiéndolo en uno de los centros de enseñanza superior público más importante de la ciudad, así como también creó las primeras escuelas primarias gratuitas.[11] A los artistas se les pide que la iconografía representada sea más cercana al pueblo, las escenas son dinámicas y los rostros y ropajes de los representados son más comunes y vulgares, las sombras y luces junto con el colorido ofrecen una imagen más atrayente, para los creyentes de la religión.
La pintura barroca religiosa del museo diocesano tiene una gran representación en artistas anónimos de los siglos XVII y XVIII desde las obras del tenebrismo hasta el barroco autóctono. De la primera época destacan la Coronación de la Virgen del Carmen de la iglesia de Piera; Sant Antolí de Monistrol de Montserrat; Calvario de la iglesia parroquial de Sant Pere de Riudebitlles; del pintor José de Ribera una pintura al óleo sobre tela de San Jerónimo. Del artista barcelonés Antoni Viladomat i Manalt se encuentran las obras de Transfiguración de Jesús; de la iglesia Santa María del Pí el cuadro de San José Oriol realizando un milagro y procedentes del convento de San Agustín de Barcelona las pinturas de San Antonio de Padua y la Santa Cena. De Manuel Tramulles se conserva del año 1776 una obra titulada San Francisco de Borja.
La escultura barroca religiosa se realizó en el área mediterránea con imágenes talladas en madera principalmente para su colocación en retablos creadas en relieve o exentas, con un gran realismo, buscando despertar la emoción en quien las observara. Así la mayoría que posee el museo son procedentes de antiguos retablos, la talla central del retablo de San Eloy de la basílica de la Merced (Barcelona), la de San Honorato de la iglesia de Sant Pere Molanta (Olèrdola), Virgen con Niño de la parroquial de La Roca del Vallés, unos relicarios de la iglesia de Belén (Barcelona) y de Ramón Amadeu un San Mariano penitente del desaparecido convento de San José de los Carmelitas Descalzos también en Barcelona.
Atesora el museo una gran cantidad de orfebrería del barroco, rococó y neoclásico de la zona de su diócesis como algunas piezas de la escuela castellana, entre ellas destaca una urna de plata de Toledo del año 1734, un cáliz en plata dorada de Navarra firmado por Heredia. Con plafones de cerámica esmaltada, mobiliario e indumentaria religiosa se cierra la colección de esta época.
Siglos XIX y XX
La desamortización, la exclaustración durante el año 1835, la Semana trágica del 1909 con la quema de conventos y edificios religiosos, junto con los saqueos e incendios que se produjeron durante la guerra civil española de 1936, hicieron que muchas obras de arte religiosas expuestas en las iglesias catalanas desaparecieran.[12]
Entre las pinturas modernistas que guarda el museo se encuentra la Purísima, obra de Alexandre de Riquer realizada en 1887 y un rosetón Sanctus del año 1892 realizado por Antonio Gaudí para la cripta del templo de la Sagrada Familia. Del acuarelista Frederic Lloveras se pueden apreciar diversas obras.
En escultura se conservan obras de Domènec Talarn; diversas de Agapit Vallmitjana i Barbany con el Ángel del Juicio de terracota del año 1884 y una Inmaculada en mármol del año 1898; de Agapit Vallmitjana i Abarca la obra San Antonio de Padua en terracota policromada; un San José con el Niño de Josep Llimona; la máscara funeraria en yeso de Venanci Vallmitjana realizada por Pablo Gargallo, etc.
Diversas piezas de orfebrería con los diferentes estilos artísticos de todo este periodo se pueden ver, sobre todo en la colección de custodias. Posee la colección el cáliz y la patena perteneciente al obispo Josep Torras i Bages, de la iglesia parroquial de Les Cabanyes, y realizado en 1900, por el orfebre Josep Ignasi Ginabreda.
Referencias
- ↑ Cirici, A. p.198
- ↑ Figuerola, P.J. p.4
- ↑ Volumen 1,(2004) La Gran Enciclopèdia en català, Edicions 62, ISBN 84-297-5429-6
- ↑ Artículo en el diario El País: "La puerta hortera", 3 noviembre 1999
- ↑ El país. Nota de prensa.
- ↑ Pinturas murales de Sant Salvador de Polinyà. Fecha de acceso: 16-08-2008.
- ↑ Dalmases y Giralt-Miracle, p.13
- ↑ Cirici, A. p.p.198-199
- ↑ Dalmases y Giralt-Miracle, pp.72-74
- ↑ Cornudella i Carré,Capítulo: Renaixement i Barroc,(Llibre d'or de l'art català). pp. 88-89.
- ↑ Figuerola, P.J. (1991) p.24
- ↑ Dalmases-Giralt Miracle (1985) p.168
Bibliografía consultada
- Cirici, Alexandre (1982). Museus d'art catalans. Barcelona, Edicions Destino. ISBN 84-233-1225-9.
- Dalmases, Nuria y Giralt-Miracle, Daniel (1985). Argenters i Joiers de Catalunya. Ediciones Destino. ISBN 84-233-1434-0.
- Figuerola, Pere-Jordi (1991). Museu Diocesà de Barcelona. Museu Diocesà de Barcelona - Departament de Cultura, Generalitat de Catalunya. D.L. B-44218-1991.
- AAVV. (1997). El Llibre d'or de l'art català. Barcelona, Ediciones Primera Plana. D.L. B: 28190-1997.
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