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Antiguo europeo
El antiguo europeo es una lengua indoeuropea cuya existencia se ha deducido a través de los nombres de ríos europeos (hidrónimos).
Existen una serie de ríos europeos con nombres claramente indoeuropeos, pero que no se pueden aclarar basándose en lenguas indoeuropeas conocidas. Los nombres se distribuyen por toda Europa Central y del Norte, llegando por el sur hasta las tres penínsulas mediterráneas: la ibérica, la itálica y la balcánica. En su zona de distribución apenas existe hidronimia no indoeuropea. Fueron estudiados profunda y sistemáticamente por Hans Krahe (los ríos europeos) y por Javier de Hoz (los ríos españoles).
Algunos ejemplos de raíces de este antiguo europeo son:
- *el-/*ol- ('fluir', 'manar'): Almar, Almonte, Alenza, Almería
- *ser-/*sor- ('fluir', 'discurrir'): Jarama, Jaramillo, Sarria, Sorbes, Saar
- *sal- : Sella, Jalón, Salamanca, Xálima (río en la frontera entre Cáceres, y Portugal)
- *albh- (blanco): Alba, Elba
- topónimos terminados en -antia: Alesantia y los modernos Aranzuelo, Arlanza y Arlanzón.
En la península Ibérica se da el caso de que el territorio en el que se encuentran estos nombres se adentra claramente en zona históricamente no indoeuropea, es decir, en Aragón, Cataluña y parte del levante español. Existirían dos explicaciones para este fenómeno: los íberos conquistaron estas zonas posteriormente o bien la indoeuropeización de estos territorios fue parcial y finalmente fallida.
Se ha optado por el nombre de antiguo europeo (alemán Alteuropäisch) como denominación neutral. Inicialmente Krahe atribuyó los nombres a los ilirios (teoría llamada panilirismo), aunque más tarde defendió que la lengua era el proto-indoeuropeo propiamente dicho. Ambas teorías están hoy en día descartadas.
Es más lo que no se conoce sobre este pueblo que lo que se sabe.
Época en la que se habló
Se ha deducido que el antiguo europeo es más antiguo que las lenguas celtas. El mantenimiento de los nombres de los ríos en zona celta en una lengua "extranjera" indica por una parte, que los ríos ya tenían nombre cuando los celtas llegaron, y por otra, que estos nombres corresponden a una lengua de substrato para los celtas.
En el caso de la Península ibérica, si se da por cierto que los celtas llegaron hacia los siglos VIII-VII a. C., el antiguo europeo tuvo que hablarse en época anterior. La arqueología ha descubierto la llegada de elementos de la cultura de los Campos de Urnas desde Europa central a la Península hacia los años 1500 y 1300 a. C., lo que podría corresponder a inmigrantes de esta lengua o lenguas. Sin embargo es imposible probarlo.
Una lengua o varios dialectos emparentados
No se puede saber con seguridad si era una lengua o varios dialectos emparentados.
Sin embargo existen argumentos a favor de que fuera un grupo de dialectos o lenguas. El primero lo adelanta Jürgen Untermann y es la discontinuidad de los nombres de ríos vistos sobre el mapa europeo. Esto indicaría una mezcla de pueblos indoeuropeos y no indoeuropeos en un mosaico de lenguas. El segundo argumento es que es poco probable que una lengua evolucione tal cantidad de variantes para una sola palabra indoeuropea como es el caso de la raíz *eis-/*ois-/*is- 'rápido': Aisa, Eisa, Isa, Eisia, Aisia, Isna, Aisena, Isana, Isina, Eisra, Isara, Aisaros, Eisla, Aisontios, Aista y Aiseta.
La cultura material de los hablantes
El único vocabulario que nos ha llegado es el usado para nombrar ríos: blanco, rápido, sinuoso, brillante, fluir, etc. Esto no permite reconstruir la cultura material de los hablantes por el uso que hacían de las palabras.
Véase también
Bibliografía
- Villar, Francisco, Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, Madrid, 1991, ISBN 84-249-1471-6.
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