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Primogenitura
La primogenitura es el derecho que tiene el primer hijo sobre los demás, siendo el fundamento de este derecho el haber nacido primero. Primo en latín significa primero. En los países occidentales, desde los cambios y revoluciones del siglo XIX, el derecho de primogenitura es considerado un arcaísmo.[1] [2]
Se denomina primogénito al mayor de los hijos varones en una familia. La primogenitura ha tenido importancia histórica en cuestiones como la herencia, los privilegios, las obligaciones, etc. si bien en la actualidad dicha importancia ha ido decreciendo para igualar a los hijos en derechos hereditarios.
Contenido
Cuestiones jurídicas
En algunos ordenamientos jurídicos ha existido un desigual tratamiento de los derechos y deberes de los hijos, reservando un mayor papel al primogénito de cara a la sucesión de su padre.
En España la primogenitud tuvo gran importancia en la época en la que se instituyó el mayorazgo en el Derecho castellano, puesto que implicaba que sería el primogénito el único heredero de los bienes familiares.
La importancia de la primogenitud en Derecho se ha ido perdiendo en favor de un igual tratamiento de los hijos. Sigue existiendo, sin embargo, alguna discriminación en favor del primogénito, discriminación que se circunscribe al ámbito del Derecho nobiliario por el cual un título nobiliario es heredado por el hijo primogénito.
Características
El hijo mayor reúne una serie de características peculiares: suelen padecer la inexperiencia de los padres, y comparten muchos de los rasgos de los hijos únicos —de hecho lo son durante algún tiempo— pero a su carácter hay que añadir un mayor sentido de la responsabilidad, retraimiento y deseo de satisfacer a los adultos[cita requerida].
Parece que se toman la vida más en serio que sus hermanos y, en ocasiones, adoptan casi el papel de padres[cita requerida]. Por eso, tal vez, son más proclives a padecer problemas de tipo nervioso y son menos sociables que sus hermanos más jóvenes[cita requerida].
En su proceso de formación, el problema más importante con el que deben enfrentarse es el de los celos, ante el cual el papel de padres será esencial para que los supere con éxito. Conviene que los padres sean flexibles con ellos, y no les exijan más de lo que puedan dar, ni les den más responsabilidad de la que puedan asumir. También deben entender que no tienen porqué ser cómo los padres quieran, ni compartir los gustos de éstos[cita requerida].
Gemelos
Tradicional y legalmente, el primogénito es el primero en el orden de nacimiento (primogénito). En el Código civil español (art. 31) se lee: «La prioridad del nacimiento, en el caso de partos dobles, da al primer nacido los derechos que la ley reconozca al primogénito.»
Evolución histórica
Las civilizaciones humanas estuvieron muchos siglos afectadas por el derecho de primogenitura, algunas de cuyas consecuencias fueron el favor de uno solo de los hijos a costa de los demás, lo que movía a los hermanos menores a encabezar las exploraciones mercantiles para preparar y realizar guerras de conquista y saqueo, o rutas comerciales si las tierras descubiertas eran grandes y poderosos imperios. Eran tiempos en que para muchos valían más las tierras que las personas y algunos sacrificaban éstas a las tierras, empezando por los propios padres que, por mantener unida la heredad, se la transmitían íntegra a uno de los hijos, mientras los demás tenían que dejar en ella su trabajo hasta que se emancipasen. Hay que añadir que en algunas épocas y sociedades como el imperio romano y las naciones que de él derivan, sobre todo a partir del s. XV, se contrarrestaba el privilegio del hermano mayor concediendo al menor los estudios y la ordenación religiosa, lo cual le libraba de servir a su hermano, asegurándole un buen porvenir.[3] Estas mismas culturas eran muy exigentes con el hermano mayor, que al ser el heredero tenía que demostrar que iba a ser capaz de administrar los bienes de la familia, con lo que las normas familiares eran con él mucho más rígidas que con los segundones y se le exigía mucho más rendimiento en su trabajo, lo que a menudo le privaba de la oportunidad de estudios, salvo que fueran oficios, labores e industrias de la época como la herrería, carpintería, etc., o que fuera pariente de estudiosos, comerciantes o ricos. El primogénito, si su padre tenía un oficio, tenía la casi obligación de aprenderlo, costumbre que entró en decadencia desde el s.XVIII.[4] La cuestión de los estudios acabó con la Revolución Francesa, durante la cual se generalizó la educación hasta llegar al 70% de la población (con lo cual en muchas familias podían estudiar todos los hermanos); y algunos partidos y gobiernos intentaron suprimir el derecho de primogenitura, que acabaría en Occidente con las transformaciones siguientes durante el s.XIX.[5]
No obstante, durante mucho tiempo después ha quedado impreso en el inconsciente colectivo de muchas familias el mayor nivel de exigencia y rigidez para con el hijo mayor, aunque ya no vaya a ser el principal heredero, y la sobreprotección y mayor facilidad para los estudios del hijo menor, aunque ya no sea necesariamente consagrado en orden religioso.
Desventajas
No pueden negarse las desventajas que creó en seno de las familias. Los celos y los odios que generaba el primogénito en los demás hermanos, tenían tintes épicos. El despotismo que podía llegar a ejercer el primogénito sobre los segundones, era brutal. La historia se cuidó de demostrar que la institución de la primogenitura fue una rémora para el desarrollo de las familias y de los pueblos, y que fue la mayor fuente de enfrentamientos y conflictos. Nuestra civilización tuvo que evolucionar inexorablemente hacia otras fuentes de derecho, basadas en la igualdad primero de los hermanos entre sí, y luego de los pueblos. El privilegio por haber nacido antes, o por haber llegado antes, era tan conflictivo que la historia ha acabado arrinconándolo como una antigualla.
Ejemplos de conflictos de primogenitura en la Biblia
El drama que se desarrolla entre José y sus hermanos, así como la venta de la primogenitura de Esaú, sientan las bases para la consolidación de la familia patriarcal. De esta manera se da inicio a la historia del pueblo judío, que no es otra cosa que una gran familia.[6]
La rivalidad entre hermanos y la disputa por la primogenitura, que en esencia es la lucha por la herencia paternal, es el primer gran tema de la Torá. Aún sin conocer el motivo real del enfrentamiento entre Caín y Abel, no hay duda que se trataba de la primogenitura: Caín no estaba dispuesto a compartir con nadie la herencia de Adán.
En este sentido, se puede entender la expulsión de Ismael del hogar de Abraham, cuya razón está claramente enunciada por su esposa Sará: “Lo yirash ben haumá hazot im bení, im Yitsjak”, “el hijo de la concubina no heredará junto con mi hijo Isaac”. El rechazo final de Esaú por parte de Jacob y Rebeca también implica que el heredero será Jacob. El hecho de la “venta” de la primogenitura por un plato de lentejas y el disfraz de Jacob para obtener la bendición paternal son elementos que conducen al desenlace fundamental: el heredero será Jacob.
Es fácil comprender que relación entre los hermanos finalmente conduce a la “venta” de José a la esclavitud egipcia. ¿Qué hechos habían conducido a un odio tan extremo? Aunque José le contó al padre acerca de los deslices de los hermanos, la Torá no testimonia que Jacob haya tomado medida alguna como consecuencia de esas acusaciones. Tampoco se puede considerar que el “Ketónet pasim”, la túnica multicolor que Jacob había obsequiado a José, sea una motivación para que los hermanos deseen asesinarlo.
Es menester, tal vez, retomar el tema de la primogenitura que había causado enfrentamientos dentro del seno de la familia patriarcal. Aunque José desempeñaba las labores de pastor con los hijos de Lía, una de las esposas legítimas del patriarca, las horas de esparcimiento y ocio las pasaba con los hijos de las concubinas, en una especie de campaña electoral para ser aceptado en el liderazgo, la primogenitura.
Está claro que Jacob tenía preferencia por José, el primogénito de su querida esposa Raquel, por encima de Rubén, el primogénito de su “odiada” esposa Lía. Por lo tanto, el “Ketónet pasim” no era visto solamente como un regalo generoso, sino como el “manto de mando” que Jacob le impuso a José.
Es posible que el golpe de gracia hayan sido los sueños de grandeza de José, quien se colocaba en el centro del universo con el sol, la luna y las estrellas que se postraban ante él. Un sueño que incluso molestó al padre pero que, al mismo tiempo, le produjo interés y ansias por ver si se concretaría.
En Egipto, José demostró que efectivamente tenía cualidades de líder al ascender desde la esclavitud a una posición elevadísima en la corte del faraón. Demostró habilidades gerenciales que, no obstante la discriminación social de los egipcios que no se sentaban a partir el pan con él, fueron admiradas, porque resolvieron el problema alimentario de la población durante los años de hambruna.
La historia de Jacob y sus hijos se diferencia de las generaciones anteriores en el hecho de que el conflicto entre los hermanos no termina en el destierro o el asesinato, sino en la reconciliación. Los viajes de los hermanos para comprar alimentos en Egipto sirven de escenario para el progresivo acercamiento entre los ellos, el reconocimiento de la culpa de los perpetradores y el eventual perdón del agraviado.
No obstante la voluntad de Jacob y la comprobada eficiencia y don de mando de José, el desenvolvimiento de los sucesos conducirá a que la primogenitura, como derecho de jefatura, sea desplazada por características diferentes.
Referencias
- ↑ Fernández García, Antonio (1996). Historia del Mundo Contemporáneo. Vicens Vives.
- ↑ Historia de España 3º BUP. Santillana.
- ↑ * Historia de España 3º BUP. Santillana.
- ↑ Cadalso, José (1786). Cartas Marruecas. Castalia Didáctica.
- ↑ * Fernández García, Antonio (1996). Historia del Mundo Contemporáneo. Vicens Vives.
- ↑ La Biblia; Génesis; capítulos 37 al 50.
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