República de Ragusa

República de Ragusa

República de Ragusa

Respublica Ragusina
Dubrovačka Republika
República de Ragusa
Flag of Palaeologus Emperor.svg Flag of Most Serene Republic of Venice.svg 1358–1808

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Bandera Escudo
Bandera Escudo
Ubicación de
Mapa de la República de Ragusa
Capital Ragusa (Dubrovnik)
Idioma principal Latín, italiano, croata, y dalmático
Religión Iglesia Católica
Gobierno República
Historia
 • Establecido 1358
 • Disolución 1808

La República de Ragusa fue un estado marítimo ubicado en la costa adriática que existió desde el siglo XIV hasta 1808.

Contenido

Historia

Orígenes

En algún momento de la primera mitad del siglo VII, ante las invasiones de eslavos y ávaros que asolaban la península balcánica, los habitantes de la ciudad de Epidauro (actualmente conocida como Cavtat/Ragusavechia) buscaron refugio en un cercano asentamiento que recibía el nombre de Rausium, situado en la isla de Laus (que en griego significa "roca"), frente a la costa del Adriático. Un anónimo geógrafo bizantino de Rávena, en el año 667, señala como fecha de este acontecimiento el año 614. Esta es la primera mención escrita que se hace de la ciudad de Ragusa.

Periodo Bizantino

Durante los primeros siglos de su existencia, hasta la toma de Constantinopla en la Cuarta Cruzada el año 1204, Ragusa formó parte del Imperio bizantino, aunque con notable autonomía. Tenía sus propias instituciones y gobierno municipal, era llamada Communitas Ragusina y, de hecho, la debilidad del poder imperial en la zona hizo que el poder de éste en muchas ocasiones fuera solamente nominal. Asimismo, diversas potencias de la zona disputaron la soberanía de la ciudad, ante la debilidad imperial, y ésta reconoció sucesivamente la autoridad de las mismas.

Durante esta época Ragusa comenzó a desarrollar un activo comercio en el Mediterráneo oriental. A partir del siglo XI se erige como una ciudad marítima con un activo tráfico mercante mediterráneo, especialmente en el Adriático. El primer contrato comercial conocido data del año 1148, con la ciudad italiana de Molfetta. En años posteriores amplía sus contactos, realizando acuerdos comerciales con otras ciudades, como Pisa, Termoli, Nápoles o los reinos hispánicos. También muy importante es el comercio que efectúa con los estados balcánicos. En un acuerdo firmado en 1189 con el Ban Kuline de Bosnia aparece escrito por primera vez el nombre croata de la ciudad, Dubrovnik.

A continuación, un breve esquema de este periodo:

  • Desde su fundación (614 ¿?) y, durante casi cuatro siglos, reconoció la soberanía bizantina.
  • Del año 1000 al 1018 se sometió a la soberanía de Venecia.
  • El año 1081 la ciudad se pone bajo la protección del duque de Apulia, durante cuatro años.
  • Posteriormente, Ragusa se gobernó como territorio independiente, hasta que Bizancio puso fin a esta situación en 1169.
  • En el año 1172 los venecianos imponen un protectorado, pero de corta duración.
  • Poco después, en el año 1180, y hasta 1190 el reino normando de Sicilia pone bajo su protección a Ragusa.
  • Nuevamente vuelve a caer en el año 1194 bajo la órbita de Venecia, hasta el año 1201.

Con la caída de Bizancio en manos de los cruzados acaba este periodo y comienza el de la dominación veneciana.

Periodo veneciano

Tras la desaparición del imperio bizantino de la zona, Venecia impone su gobierno sobre la ciudad de Ragusa, con breves excepciones en la que la ciudad logra liberarse por un tiempo, durante los periodos de 1207 a 1211, más tarde de 1215 a 1217 y un último periodo de 1232 a 1235. Además, durante los años 1230 a 1232 el vecino despotado de Epiro impone su soberanía sobre la ciudad.

Aparte de estas excepciones, Venecia controla la ciudad en esta época, aunque la ciudad continúa su expansión. Durante este periodo se establece el Senado (Viječe umoljenih) en el año 1252 y se aprueba la Constitución o ley principal (el 9 de mayo de 1272). Territorialmente, la comuna extiende su dominio a la isla de Mljet en el año 1345.

Independencia y época dorada

En 1358, tras una guerra sostenida entre Venecia y Hungría, Ragusa, al igual que otras muchas ciudades de la costa dálmata, pasa a depender del reino de Hungría (casa de los Hasburgo). Habiendo obtenido un auto-gobierno casi absoluto, debiendo sólo pagar un tributo anual al rey de Hungría y asistirle con su flota, Ragusa comenzó su vida como estado libre. La República de Ragusa alcanzó su cénit en los siglos XV y XVI, cuando llegó a rivalizar con la Serenísima República de Venecia y otras ciudades-estado marítimas.

Gracias a su riqueza y a su hábil diplomacia, la República alcanzó un notable nivel de desarrollo durante los siglos XV y XVI. Tras la expulsión de los judíos de España en 1492, la ciudad acogió a un grupo de sefardíes provenientes de la Península. Sus contactos con otros sefardíes en el Imperio Otomano y Europa les sirvieron para poder obtener provechosos acuerdos comerciales.

En la época de su máximo esplendor (siglo XVI), la flota de Ragusa se componía de doscientos barcos. La expansión prosiguió hasta 1667, en que un terremoto destruyó casi por completo la ciudad, causando la muerte de casi 5.000 personas, entre ellos el Rector Simón de Ghetaldi y muchos nobles, que formaban parte del patriciado.

Desaparición

El 31 de enero de 1808, un decreto napoleónico puso fin a la república de Ragusa, que fue incorporada en 1809 a las Provincias Ilirias con la capital Ljubljana. El mariscal Marmont (duque de Ragusa) se convirtió en el gobernador de las Provincias ilirias (1809-1813) bajo control de Francia.

En 1815, en el Congreso de Viena, son constituidos el Reino de Illyria y el Reino de Dalmacia, como parte del Imperio Austríaco con las provincias ilíricas restituidas a Austria por Francia.

Gobierno

El gobierno de la ciudad estaba en manos de una aristocracia, y el matrimonio entre miembros de distintas clases sociales estaba estrictamente prohibido. Nominalmente, el Jefe de Estado era el Duca (Duque), durante la dominación veneciana el Rettore (Rector). No obstante, el poder efectivo se hallaba en manos de dos Consejos (Vijeće) controlados por la nobleza. El cuerpo en el que descansaba finalmente la soberanía era el Gran Consejo, que estaba compuesto por hombres de más de dieciocho años pertenecientes a las familias confirmadas nobles en el registro conocido como Libro de Oro.

Composición y funciones del consejo

El Consejo delegaba sus poderes ejecutivos en un Senado de cuarenta y cinco miembros que se reunía cuatro veces a la semana y en momentos de emergencia; y éstos a su vez delegaban su poder en un Consejo de Siete (once hasta el terremoto --de 1667, hasta cuatro maremotos--) que ejercía el poder judicial y realizaba todas las funciones diplomáticas; en un Consejo de Tres, que actuaba como tribunal de la ley constitucional; y en un Consejo de Seis, que administraba el erario. Había otros cuerpos ejecutivos, per ésta era grosso modo la anatomía de la República. Piénsese que estas clases estaban rigurosamente separadas unas de las otras, como las castas hindúes. Ningún miembro de una clase podía casarse con uno de las otras dos; de hacerlo, perdía su posición en su propia clase y sus hijos tenían que adoptar el rango del progenitor inferior. Las relaciones sociales entre clases eran impensables.

Resulta interesante que este sistema sobreviviera cuando las diferencias reales en la calidad de las clases habían quedado anuladas por la prosperidad general, cuando quizás algunos plebeyos e incluso trabajadores fueran tan cultos y ricos como cualquier noble. Es curioso que sobrevivieran incluso cuando las clases estuvieron divididas por disputas internas.

Cuando Marmont llegó a Dubrovnik en 1808, se encontró con que la nobleza estaba escindida en dos bloques, los “salamanquinos” y los “sorboneses”. Estos nombres aludían a cierta controversia surgida de las guerras entre Carlos V de España y Francisco I de Francia, acaecidas apenas doscientos cincuenta años atrás.

Resultó que en el terremoto de 1667 una gran parte de la clase noble fue aniquilada, incluso el Rector Simón Ghetaldi falleció junto a su familia, siendo necesario devolverle su fuerza con la inclusión de ciertos plebeyos. A éstos los salamanquinos, partidarios del absolutismo español, no los trataban como iguales; pero los sorboneses, francófilos e inclinados a un cierto liberalismo, los aceptaban sin reservas. Otro factor que pudo intervenir en dicha conducta es que los sorboneses habían quedado muy mermados por el terremoto y no querían perder efectivos.

En cualquier caso, ambos bandos tenían el mismo status y se sentaban juntos en el Consejo, pero no mantenían relaciones sociales y ni siquiera se saludaban por la calle; un casamiento inconveniente entre miembros de los dos grupos era de tan graves consecuencias como si se daba entre miembros de clases distintas. Esta escisión social se reflejaba también en las capas inferiores: "Los plebeyos, a su vez, estaban escindidos en las cofradías de San Antonio y San Lázaro, que eran tan rencorosas en sus relaciones como |salamanquinos y sorboneses". Estaba en la esencia de la República, que siempre debió defenderse de imperios vecinos --"primero Hungría, luego Venecia, después Turquía"-- y que se estructuró para un reducido número de gente, en torno a las 33 familias nobles originarias del siglo XV. Pero es curioso que este ultraconservador gobierno aristocrático desarrollara una tendencia que a menudo constituye un vicio de la democracia. Dubrovnik temía por encima de todo el surgimiento de personalidades dominantes. Las disposiciones por las que este miedo queda expresado en la constitución son lo que más la distingue de su modelo veneciano. El Senado era elegido con carácter vitalicio, y de ahí el pequeño grupo de diplomáticos hereditarios. Pero cada nombramiento debía ser confirmado anualmente, y se tomaban infinitas precauciones para que los senadores no pudieran tener tentaciones dictatoriales en virtud de un excesivo poder.

El Rettore

El Rettore (Knez) vestía una suntuosa toga de seda roja con una estola de terciopelo negro sobre el hombro izquierdo, y en sus apariciones era precedido por músicos y por veinte guardias de palacio; pero su mandato duraba sólo un mes, y podía ser reelegido únicamente tras un intervalo de dos años; la brevedad de esta permanencia en el cargo era resultado de una afanosa revisión, pues el plazo había sido originalmente de tres meses, luego de dos y finalmente quedó reducido a un solo mes.Por ende estaba confinado en palacio mientras duraban sus funciones y sólo podía abandonarlo por razones de estado, como su solemne y obligada visita a la catedral.

Cargos inferiores

Los cargos inferiores también estaban sujetos a restricciones. El Consejo de Siete, judicatura y diplomacia, era renovado cada año; el Consejo de Tres, que entendía de cuestiones de ley constitucional, también era elegido sólo por un año; el Consejo de Seis, que administraba las finanzas del estado, era elegido por tres años. Existían también ciertas normas para impedir que dominaran personas de determinada edad. El Consejo de Siete podía ser de cualquier edad adulta, aunque el más joven debía actuar como ministro de Exteriores; pero en el Consejo de Tres todos debían tener más de cincuenta años.

El éxito justificaba plenamente estos artificios. Sólo una vez, y esto en los inicios de la historia de Dubrovnik, intentó un noble convertirse en dictador; pero no recibió el menor apoyo salvo de los nulamente representados trabajadores, y eso le llevó al suicidio. Posteriormente, en el siglo XVII, el duque de Saboya persuadió a varios nobles para que conspirasen para hacerse con el poder, pero fueron arrestados en un baile de máscaras el último día de Carnaval, y ejecutados con el consenso de toda la comunidad.

Es de gran vivacidad esa descripción del gobierno de la república, que concluía con una aparente paradoja: la ragusina era una "sociedad aristocrática que parece ser lo contrario". Entre sus rasgos de modernidad, y en un mundo en el que la trata de mano de obra era una cruel normalidad más, en Ragusa tenían desde 1417 una legislación antiesclavista, pionera en Europa, así como un estricto derecho de asilo que siempre defendieron con fuerza. También se encuentran no pocos paralelismos entre la sociedad clásica ragusina y la sociedad burguesa victoriana.

Religión

La República era enormemente devota, hacía en todo alarde de cristianismo, y en su Libro de Oro hay una oración para los magistrados que dice así: «Oh, Señor, Padre Todopoderoso, que has elegido a esta República como tu servidora, elige, te suplicamos, a nuestros gobernantes según tu voluntad y nuestras necesidades; que, temerosos de ti y cumpliendo los Santos Mandamientos, puedan dirigirnos y cuidarnos con verdadera caridad. Amén»

Nunca hubo una ciudad tan llena de iglesias y capillas, nunca hubo un pueblo que se sometiera con mayor lealtad a la disciplina de la Iglesia. Pero eso chocaba un poco con la política exterior de la República. Ragusa derecho a pasar por una orgullosa y estricta potencia católica considerando sus relaciones con el Imperio otomano, enemigo de la cristiandad. Las otras ciudades dálmatas eran menos complacientes que Venecia en su postura hacia Turquía, la República lo era mucho más.

Lengua

La lengua vulgar de los Raguséos es la Serbo-Croata /Eslavonio, pero sin perjuicio, casi todos hablaban el Italiano. Era usual en la antigua Dalmacia, puesto que estos eran bilingues.

Tributos y sobornos

Ragusa nunca combatió a los turcos. Les pagó tributo y otra vez tributo. Dos enviados partían cada año de la ciudad rumbo a Constantinopla con su cargamento de ducados de oro, que ascendió, tras varios aumentos, a quince mil. Llevaban un traje especial conocido como el uniforme del diván (o sea del Consejo), y se dejaban crecer mucho la barba. Después de cuidar que sus asuntos quedaran bien atendidos, se despedían de sus familias, asistían a misa en la catedral y finalmente el regidor les deseaba buen viaje bajo los arcos de su palacio. Con el cajero, el barbero, numerosos secretarios e intérpretes, una tropa de guardias armados y un sacerdote con un altar portátil, iniciaban el viaje de quince días hasta el Bósforo. No era un trayecto muy peligroso, pues se había convertido con el paso del tiempo en la ruta comercial de las caravanas. Pero los enviados no podían volver hasta doce meses después, cuando dos nuevos enviados fueran a ocupar su puesto; por lo demás, negociar delicados asuntos con tiranos de una raza extraña e indescifrable, estando físicamente a su merced, era tarea peligrosa que solía llevarse a cabo con heroísmo y gran eficacia.

No era ésta, sin embargo, la única transacción efectuada por los enviados de la República. También tenían que emplearse numerosos sobornos, puesto que había una escala móvil de propinas que cubría a todos los funcionarios de la Puerta, al margen de su importancia. Esta carga iba aumentando de año en año a medida que el Imperio turco prosperaba hasta el punto de ser difícil de manejar, y los funcionarios locales adquirían cada vez mayor categoría. Andando el tiempo se hizo casi tan necesario comprar al sandjakbeg de Herzegovina y al pachá de Bosnia, comparsas incluidos, como lo era efectuar los debidos pagos a la Sublime Puerta. Esta era, espléndidamente evocada, la peculiaridad de la Ragusa clásica, una de las claves de esa Europa como posible "unidad de información" como previa a la Europa de la cultura y de la ciencia. Que no dejaba de tener sus ventajas materiales también, pues con ello Ragusa se ganaba también un importante privilegio económico: "la República se ganó el derecho a pagar solamente el dos o a veces el uno y medio por ciento de sus importaciones y exportaciones de y al Imperio otomano, mientras que el resto del mundo pagaba el cinco por ciento".

El cristianismo ragusino es esencialmente católico-romano, y tal vez ahí puede captarse la sensibilidad británica de la autora, un posible punto de vista atinado y sutil: Esta disposición a contemporizar con los turcos es especialmente desagradable en una potencia que proclama ser tan ferviente y quisquillosa en su cristianismo que no podía permitir que la Iglesia ortodoxa pusiera el pie en sus dominios. En teoría, la República defendía la tolerancia religiosa. Pero en la práctica la trataba como una flor tanto más admirable cuanto más lejos creciera, mejor aún en otro país. Aunque en Dubrovnik había muchos visitantes ortodoxos, e incluso algunos nativos eran miembros de esta Iglesia, no se les permitía disponer de un lugar de culto dentro de las fronteras. Sucedió que en el siglo XVIII dicha situación originó graves dificultades con Catalina la Grande, cuando su flota llegó al Mediterráneo al objeto de acabar con los restos del poderío naval turco.

Mandaba la flota el almirante Orlov, amante de Catalina, quien ofreció a la República un pacto de neutralidad que incluía la exigencia de que hubiera un templo ortodoxo de uso público en Dubrovnik, y la creación de un consulado ruso en la ciudad a fin de proteger no sólo a los rusos sino a cualquier miembro de la Iglesia ortodoxa. La segunda petición fue concedida, la primera rechazada.

La influencia jesuita, y el propio Papa, ilustraban una vez más la inexorable disposición de la Iglesia católica a combatir a la Iglesia ortodoxa con una vehemencia que no habría sido sobrepasada si el enemigo hubiera representado el paganismo y no el cisma, por más sufrimientos que esta campaña pudiera acarrear a los desdichados pueblos de la península Balcánica. Esa intolerancia religiosa la relaciona, finalmente, con el fin de la independencia de Ragusa, aunque hubiera sido una parte importante de su seguridad y capacidad de maniobra en su época clásica por excelencia.

Fue esta intolerancia la que condujo finalmente a la extinción de la República. El zar Alejandro pudo haberla salvado en el Congreso de Viena, y la causa de aquel pequeño e indefenso estado bien podría haber seducido a su liberalismo místico; pero el zar recordó que la República había ultrajado repetidas veces a su abuela, y eso a fin de perseguir a la religión ortodoxa, lo que le hizo retirar su protección. Pero sería un error suponer que en la defensa del papado la República actuaba por fidelidad a sus principios religiosos y por desprecio a sus intereses terrenales. Dubrovnik vio --y en esto llevó a cabo una gesta de economía que ha acarreado a sus prototipos ingleses más de un reproche, que sirviendo a lo uno servía a lo otro. Cuando el comisario austríaco tomó posesión de Dubrovnik tras la retirada de los franceses, comentó a uno de los nobles locales que le sorprendía el número de establecimientos religiosos que había en la ciudad. La respuesta fue: No hay de qué sorprenderse. Todos ellos nos fueron tan útiles como una plataforma giratoria para locomotoras>. Y era cierto. El fervor de la Iglesia católica por un estado situado en la frontera misma del territorio ortodoxo le garantizaba la protección de dos grandes potencias, España y el papado. Esto sigue oliento a todo menos a rosas.

Los debates historiográficos más interesantes de su época, el que relacionaba el surgimiento de una economía capitalista con la ética protestante en general y la calvinista en particular, con las que pudieran considerarse "virtudes burguesas". He aquí un texto final, con el que se cierra el primer capítulo dedicado a Dubrovnik o Ragusa (pp.273-292), del que hemos extraído los textos anteriores para construir una pequeña unidad informativa que anime al interesado en estos asuntos al abordaje de este amplio texto maestro en su historicidad misma: La pretensión de que el protestantismo ha sentido un cariño especial por el capitalista reformista tiene cierta excusa, ya que las condiciones geográficas, más que psicológicas, han hecho que éste sea una figura conspicua en los países del norte que se opusieron a la Contrarreforma. Pero aquí en Dubrovnik, en la República de Ragusa, tenemos todo un capítulo de la historia, con su principio y su final, donde queda claro que ese capitalista reformista puede surgir en un terreno totalmente libre de contaminación protestante, y que puede disfrutar siglo tras siglo de la aprobación indondicional de Roma.

Familias Nobles de Ragusa

Familia Originales:

  • Familia de Basilio
  • Familia de Bobali
  • Familia de Bona
  • Familia de Bonda
  • Familia de Caboga
  • Familia de Cerva
  • Familia de Đorđić/Georgi
  • Familia de Getaldić/Ghetaldi
  • Familia de Gundulić/Gondola
  • Familia de Gučetić/Gozze
  • Familia de Gradi
  • Familia de Menze
  • Familia de Lucari
  • Familia de Pucić/Pozza de Zagorie
  • Familia de Saraca
  • Familia de Tudisi
  • Familia de Sorkočević/Sorgo
  • Familia de (Zamagna

Familias que fueron aceptadas después del terremoto de 1667:

  • Familia de Bosdari
  • Familia de Bučić/Bucchia
  • Familia de Natali
  • Familia de Pauli
  • Familia de Ranjina/Ragnina
  • Familia de Reesti
  • Familia de Zlatarić/Slatarich

Notables Ragusinos

Siglo XIV

Siglo XV

  • Benedetto Cotrugli (Benedikt Kotruljević) (1416 - 1469) - mercader, humanista, cientifico y diplomatico
  • Džore Držić (Giorgio Darsa) (1461-1501) - poeta y escritor
  • Bonino De' Bonini (Dobrić Dobričević) (1454-1528) - pintor, publicista
  • Mavro Vetranović (Mauro Vetrani) (1482/1483-1576) - sacerdote Benedictino y esritor
  • Šiško Menčetić (Sigismondo Menze) (1457-1527) - poeta, noble
  • Elio Cerva (Ilija Crijević) (c. 1460 - 1520) - orador, poeta

Siglo XVI

  • Savino de Bobali (Savko Bobaljević) (1530-1585) - escritor
  • Nikola Nalješković(Nicolaus de Nale) (1505-1587) - poeta, escritor y cientifico
  • Marin Držić (Marino Darsa) (1508-1567) - escritor, poeta
  • Cvijeta Zuzorić (Fiore Zuzori) (1555-c.1600) - poetisa, noble
  • Marin Getaldić (Marino Ghetaldi) (1568-1626), cientifico, matematico y fisico
  • Ivan Bunić Vučić (Giovanni Serafino Bona) (1591-1658) - politico y poeta
  • Dominko (Dinko) Zlatarić (Domenico Slatarich) (1558-1613) - poeta y traductor
  • Maria Gondola Gozze (Marija Gundulić Gučetić), poetisa, noble
  • Nicolò Vito di Gozze (Nikola Vitov Gučetić) (1549-1610) - hombre de estado, filosofo, cientifico
  • Ivan Gundulić (Giovanni Gondola) (1589-1638) - escritor, poeta, noble, hombre de estado
  • Dinko Ranjina (Domenico Ragnina) (1536–1607) - poeta
  • Trojan Gundulić - mercader, pintor
  • Mavro Orbini (Mauro Orbini) (siglo XVI -1614) - escritor, ideologo e historiador
  • Luciano Ghetaldi - escritor
  • Natale Tudisi -escritor
  • Marino Costa - escritor
  • Niccolò Primi - escritor
  • Luca Sorgo - escritor
  • Giulia Bona - poetisa
  • Michele Monadi - escritor

Siglo XVII

  • Vladislav Menčetić (1600/1617- 1666) - poeta
  • Giorgio Baglivi (Gjuro Baglivi) (1668-1707) - *fisiologo
  • Junije Palmotić (Giustino Palmotta) (1607-1657) - escritor, noble y dramaturgo
  • Giovanni di Sigismondo Gondola (Ivan Šiškov Gundulić) (1677-1721),noble, poeta
  • Segismondo Gondola (Šišmundo [Šiško] Gundulić) (1634-1682), politico (Rector) poeta, noble
  • Bernardo Ghetaldi (Bernard Getaldic], clérigo, historiador
  • Stjepan Gradić (Stefano Gradi) (1613-1683) - filosofo y cientifico
  • Francesco Gondola (Frano Dživo Gundulić) (1630-1700) - noble, soldado, Mariscal de Campo Austriaco
  • Benedetto Rogacci (Benedikt Rogačić) (1646-1719) - Jesuita y poeta
  • Ignjat Đurđević (Ignazio Giorgi) (1675-1737) - poeta y traductor

Siglo XVIII

  • Serafino Cerva (Serafin Crijević) (1696-1759) - historiador y enciclopedista
  • Sebastiano Dolci (Sebastijan Slade) (1699-1777) - escritor y sacerdote franciscano
  • Giovanni Francesco Sorgo (1706-1771) - escritor, poeta
  • Raimondo Cunich (1719-1794) - escritor humanista
  • Roger Joseph Boscovich (Ruggero Giuseppe Boscovich; Ruđer Josip Bošković) (1711-1787) - fisico, astronomo, matematico, filosofo, diplomatico, poeta y Jesuita.
  • Giorgio Ferrich (Djuro Ferić) (1739-1820) Jesuita, Bicario General en Ragusa
  • Segismondo Ghetaldi-Gondola (Šiško Getaldić-Gundulić) (1795-1860) - politico, noble, caballero de la Orden de Malta
  • Biagio Ghetaldi (Vlaho Getaldić) (1788-1872) - noble, politico, poeta, caballero de la Ordén de Malta
  • Luca Stulli (1772-1828) cientifico y fisico
  • Antun Kaznačić(Antonio Casnacich) (1784-1874)escritor ilirio
  • Marc Bruère Desrivaux (Marko Bruerović) (1770-1823) - escritor, diplomatico, dramaturgo y noble
  • Hieronimus Liubibratich de Trebinia (Jeronim Bratoljubić) (1716-1779) - noble, soldado (Mariscal de Campo Austriaco)
  • Giovanni Mane Giornovichi (Ivan Mane Jarnović) (1740-1804) - compositor
  • Bernardo Zamagna (1735-1820) - teologo,predicador, Jesuita Dominico (tamien conocido como Brno Džamanjić)
  • Giunio Resti(1755-1814) - politico, escritor, noble
  • Marco Faustino Gagliuffi (1765-1834), Latinista, patriota Italiano
  • Elena Pucić-Sorkočević (Elena Pozza-Sorgo, nacida Ragnina) (1786-1865) - noble, compositora
  • Pietro Ignazio Sorgo (Peter Ignaz Sorgo) (1749-1826) - noble, escritor, poeta, noble
  • Antun Sorkočević (Antonio Sorgo) (1775-1841) - diplomatico, escritor, compositor
  • Luka Sorkočević (Luca Sorgo) (1734-1789) - diplomatico, compositor
  • Benedetto Stay (1714-1801) - Teologo Jesuita
  • Joakim Stulli (Joakim Stulić) (1730-1817) - profesor y linguista
  • Bernardin Pavlović - Franciscano, escritor
  • Antonio Aglich (-1830)
  • Bernhard Caboga (1785-1855) - noble y militar (mariscal de campo austriaco)

Referencias

Citas

Bibliografía

Referencias en internet

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