- República de Venecia
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Serenìsima Repùblica Vèneta
Serenissima Repubblica di Venezia
Serenísima República de Venecia803–1797 Bandera Escudo República de Venecia, 1796 Capital Venecia Idioma principal Veneciano y latín Religión Católica Romana Gobierno República Historia • Establecido 803 • Disolución 17 de abril de 1797 La Serenísima República de Venecia fue una ciudad-estado en el norte de Italia, junto al mar Adriático, radicada en torno a la ciudad de Venecia. Existió como tal desde el siglo IX hasta 1797. También recibe el nombre de Serenissima Repubblica di San Marco, pues San Marcos es su santo patrono.
La Serenissima se constituyó como Estado progresivamente durante la Edad Media y se convirtió en una de las principales potencias económicas, ocupando un lugar preponderante en los intercambios comerciales entre el Mediterráneo occidental y oriental. Además, con sus instituciones oligárquicas notablemente estables durante casi un milenio, representó un papel político esencial.
A partir del siglo XVI experimentó una fase de declive político y territorial, eclipsado por un extraordinario desarrollo artístico, hasta que desapareció en 1797, vencida por Napoleón Bonaparte, pasando posteriormente a ser dominada por el Imperio Austríaco.
Contenido
Historia
Orígenes
Se tiene como fecha de la fundación de Venecia el año 421, en el cual los habitantes de la región, ante la amenaza de las invasiones de longobardos y hunos que habían destruido la capital, Aquilea, se refugiaron en las marismas de la desembocadura del Po, en la laguna situada en el golfo, entre la península Itálica y la balcánica, llamado más tarde precisamente golfo de Venecia. Las construcciones de esta época eran simples edificaciones lacustres, erigidas sobre palafitos. Debido a esta estratégica característica geográfica, Venecia tuvo desde entonces una gran independencia respecto a sus dominadores gracias a la barrera natural de la cadena de islas en una laguna profunda que impedía un ataque de caballería o infantería.
Dependencia del Imperio Bizantino
Cuando el general Belisario conquistó para el Imperio bizantino gran parte de Italia en el siglo VI, Venecia pasó a formar parte del dominio de dicho imperio, dependiendo administrativamente de la ciudad de Rávena, sede del poder imperial en la península Itálica. El exarcado de Rávena estaba dividido en ducados, y el ducado de Venecia era uno de ellos. En el año 726 el veneciano Orso Ipato fue reconocido por el Imperio bizantino como dux, aceptando así la autonomía (aunque no independencia) de Venecia. No obstante, con la pronta desaparición del poder bizantino en Italia, Orso Ipato quedó asentado definitvamente como dux de Venecia, en calidad de gobernante autónomo.
Independencia y expansión
La ciudad de Venecia obtuvo su independencia total en el siglo IX. Cabe destacar que ya desde mediados del siglo VIII la ciudad ni obedecía al emperador bizantino en la práctica, ni formaba parte del Sacro Imperio, sino que establecía relaciones comerciales con ellos como un estado soberano; en el año 803 ambos imperios reconocieron la independencia de facto de Venecia, llegando ésta a rechazar en el 811 un intento de invasión lombarda, y enviando en 841 una flota de apoyo al emperador bizantino en su lucha contra el Califato Abásida. La ubicación de Venecia en medio de una laguna natural hacía riesgoso el intento de conquistarla, en tanto el arte naval europeo en la Baja Edad Media estaba muy poco desarrollado; precisamente, fueron los venecianos quienes colaboraron con el desarrollo de la construcción náutica por razones primordiales de necesidad: con un territorio continental muy pequeño, su fuente de subsistencia fue el comercio en el Adriático, por lo cual el estímulo a la navegación marítima se había transformado en una necesidad y, a la vez, en fuente de poder.
En la Alta Edad Media, Venecia prosperó como nunca antes gracias al control del comercio con Oriente y a los beneficios que esto suponía, expandiéndose por el mar Adriático, aproximadamente desde 991 con el reinado de Piero II Orseolo, bajo cuyo régimen empezó la expansión veneciana por las costas de Dalmacia. El hecho que muy pocos estados de la época poseyeran los conocimientos navales de los venecianos favoreció a éstos en el desarrollo de una flota comercial y militar muy extensa para su época, que les sirvió para instalar puestos comerciales en cada rincón del Mediterráneo oriental. En realidad, como la expansión político-militar del Imperio Bizantino se concentraba en las rutas de tierra firme, la corte de Constantinopla dejaba las islas mediterráneas a la ambición mercantil de los venecianos, que las aprovechaban como avanzadas comerciales. La expansión veneciana fue exitosa al punto que a mediados del siglo XI una bula papal reconoció la soberanía de Venecia sobre toda la costa oriental del Adriático.
La ubicación de Venecia en el medio del Mar Mediterráneo le permitía un activo rol mercantil entre Bizancio y el resto de Europa, además su ubicación en el extremo norte del Adriático la defendía de ataques marítimos debido a su dominio militar sobre Dalmacia; tales circunstancias aumentaron el poderío veneciano en una época cuando las flotas comerciales en el Mediterráneo eran raras.
Otro factor clave fue la tolerancia religiosa y social de los venecianos hacia judíos y musulmanes, de hecho esta tolerancia de los venecianos en materia religiosa les permitió comerciar libremente con los estados islámicos del Norte de África, sirviendo de valiosos intermediarios entre éstos y Europa. Paralelamente, se permitía libremente el asentamiento de comerciantes judíos en la ciudad, permitiendo a éstos ejercer el comercio e industria libremente, además de beneficiarse de las redes de contactos que las comunidades judías de Europa luchaban por preservar.
Apogeo de la República
Después del año 1100, Venecia era ya una gran potencia mediterránea, al punto que podía ofrecer sus servicios como flota naval al propio Imperio bizantino y ganar gracias a ello privilegios comerciales excepcionales en Constantinopla, el mayor centro comercial de Europa en esos años. El rol intermediario de los venecianos les permitió ejercer un control casi total sobre los intercambios comerciales europeos con el Oriente Medio, mientras que los reinos musulmanes del Mediterráneo recurrían también a Venecia como intercesor comercial con el resto de Europa. La República veneciana, más interesada en el comercio que en la expansión religiosa o militar, aparecía como el intermediario mercantil ideal para los reinos mediterráneos de cualquier religión a partir del siglo XII.
La flota veneciana, por su poderío y gran tamaño, fue determinante para el saqueo de Constantinopla en la Cuarta Cruzada en 1204, acelerando con este hecho la decadencia del Imperio bizantino. Como consecuencia de la debilidad bizantina, Venecia logró anexionarse Creta y Eubea a inicios del siglo XIII, expandiendo aún más su poder y riqueza, llegando las flotas comerciales venecianas a instalar puestos comerciales inclusive hasta el Mar Negro, en la actual costa de Crimea; esta expansión hacia territorios de la Rus de Kiev le permitió a los comerciantes venecianos alcanzar los puntos más occidentales del comercio asiático, ganando acceso a los productos traficados por la Ruta de la Seda desde China. Tal ventaja comercial, inexistente para otros estados europeos, fue explotada excelentemente por los venecianos.
En 1380 Venecia derrotó en combate a la reciente competencia comercial de Génova, ciudad que limitó entonces su expansión al Mediterráneo occidental, aunque se mantuvo como competidor comercial por varios siglos más. Más tarde, en 1489, Venecia conquistó el estado cruzado de Chipre y en 1416 derrotó a los turcos en Galípoli asegurando por un siglo su dominio marítimo pese a la expansión terrestre del Imperio otomano.
El apogeo de Venecia alcanzó su cénit en la primera mitad del siglo XV, cuando los venecianos comenzaron su expansión por Italia, como respuesta al amenazador avance de Gian Galeazzo Visconti, (duque de Milán). En 1410, Venecia controlaba la mayor parte del Véneto, incluyendo ciudades como Verona, Padua y Udine y más tarde Brescia y Bérgamo (llamadas colectivamente el Stato di Terraferma), controlando una flota de casi 3.300 navíos. El mar Adriático se convirtió en el "mare veneziano", desde Corfú hasta el río Po, mientras las posesiones del Stato di Mare alcanzaban Chipre, Creta, Eubea, varias islas del Mar Egeo y numerosos enclaves en los Balcanes, mientras las flotas venecianas mantenían activo comercio con todo el Mediterráneo, extendiendo su red de contactos mercantiles por toda Europa y Medio Oriente desde Inglaterra hasta Egipto, siendo que la misma ciudad de Venecia superaba los 100.000 habitantes, cifra elevadísima para la época.
La toma de Constantinopla por los turcos en 1453 marcó el principio de la decadencia veneciana. La expansión naval de Portugal por la costa atlántica africana y el descubrimiento de América por España desplazaron la atención de las grandes corrientes comerciales del Mediterráneo al Océano Atlántico de modo que el tráfico comercial veneciano empezó a perder importancia en Europa de modo lento pero inevitable. Además Venecia se vio obligada a sostener una lucha agotadora contra el joven Imperio Otomano transformado ya en potencia mundial. Aunque en un inicio los mercaderes venecianos mantuvieron ante el Imperio Otomano los privilegios otorgados por los bizantinos, la guerra se hizo inevitable debido a la expansión terrestre otomana desde 1470, que amenazaba los enclaves comerciales de Venecia.
La expansión en Italia les enfrentó con el Papa por el control de la Romaña. Para contrarrestar a la República de Venecia, el papa Julio II reunió a la Liga de Cambrai en 1508. En ella se encontraban Luis XII de Francia, el emperador Maximiliano I de Austria, y Fernando II el Católico y la lucha culminó en la aplastante derrota veneciana en mayo de 1509 en la batalla de Agnadello, que detuvo para siempre todo intento veneciano de expansión en la península itálica. Tras la derrota la República mantuvo su independencia mediante cesiones territoriales a España y Milán, y porque su destrucción implicaría eliminar un potencial aliado contra el Imperio otomano. Pese a estos reveses graves, aún a fines del siglo XV Venecia contaba con 180,000 habitantes y era la segunda ciudad más poblada de Europa, sólo superada por París; tenía cerca de 2,1 millones de súbditos repartidos en sus posesiones, y era una de las urbes más ricas del mundo.
Decadencia de Venecia
Desde 1470 la expansión del Imperio otomano en los Balcanes empezó a preocupar a los venecianos; en 1499-1503 una costosa guerra contra los turcos (quienes desde 1480 habían ya llegado a las costas del Adriático) sólo terminó cuando Venecia cedió territorios mediterráneos al Imperio Otomano. En 1538 los venecianos fueron de nuevo vencidos en combate por la flota otomana en Preveza y ello confirmó el predominio naval de Turquía en el Mediterráneo oriental, coincidiendo con el apogeo del Imperio Otomano. En 1570, Chipre sufrió la invasión turca, y un año después los venecianos abandonaban la isla, al no poder detener la invasión otomana. La alianza de las flotas veneciana, papal y española, aunque venció a los turcos en la batalla de Lepanto de 1571, no logró recuperar estos territorios, en parte porque si bien España veía un potencial aliado mediterráneo en Venecia, no estaba dispuesta a sostener con tropas españolas una nueva expansión colonial veneciana.
Habiendo ya aceptado la supremacía naval turca, Venecia se esforzó en mantener su actividad comercial a lo largo del siglo XVII, observando una cuidadosa neutralidad hacia sus vecinos más poderosos: España, el Imperio Otomano, y Francia. Venecia queda eclipsada económicamente por la riqueza de España y su imperio colonial, así como por la gran expansión comercial ultramarina de Inglaterra y Holanda, basada en las rutas ultramarinas del Océano Atlántico que disminuyen grandemente la influencia comercial de Venecia, reducida a un Mediterráneo menos rico y donde debe rivalizar con otros grandes poderes.
La decadencia veneciana se confirma cuando Turquía inicia su invasión de la isla de Creta en 1645, amenazanado la última gran colonia veneciana. Tropas otomanas terminan de conquistar Creta en 1669 tras una costosa guerra de 25 años donde Venecia sólo queda en posesión de pequeños enclaves balcánicos. Venecia se lanza a una nueva guerra contra el Imperio Otomano en 1684, aliada con Austria y Rusia, intentando recuperar las posesiones perdidas; en tal situación tropas venecianas conquistan el Peloponeso y Atenas. La guerra termina en 1699 con el Tratado de Karlowitz que favorece ampliamente a Austria y Rusia en perjuicio de Turquía y reconoce las conquistas de Venecia pero no le da a ésta los puertos mediterráneos tan necesarios para su comercio.
Hacia el siglo XVIII, la Serenísima República no era más que una pálida sombra de lo que fue, el comercio en el Mediterráneo era ahora compartido con Génova y Livorno (que se hallaban bajo protección española y estaban por ello menos expuestas a ataques otomanos), mientras que en 1719 Austria declaraba su posesión de Trieste como puerto libre y así evitaba la intermediación mercantil veneciana; tanta competencia comercial redujo aún más las fuentes de riqueza de la República. Otra guerra en alianza con Austria y contra Turquía en 1714-1718 terminó con la pérdida total del Peloponeso a cambio de minúsculas conquistas en Albania y Dalmacia, beneficiando nuevamente a Austria como nueva gran potencia en detrimento del Imperio Otomano.
La decadencia de Venecia se hizo más grave a lo largo del siglo XVIII mientras la aristocracia veneciana se mantenía en el gobierno como un núcleo cerrado que impedía a la burguesía el ascenso social, inclusive prohibiendo la compra de la calidad de patricio: en esta época la política se hallaba completamente dominada por familias antiguas de la aristocracia como los Bragadin, Dandolo, y Mocenigo. Mientras tanto aumenta el número de los aristócratas empobrecidos (los barnaboti) que se convierten en una costosa carga financiera para el gobierno en tanto reciben una pensión estatal para subsistir pues en el siglo XVIII Venecia no tiene comercio externo ni expansión colonial en donde tales aristócratas puedan crear riqueza alguna, más aún cuando como aristócratas desdeñan trabajar en ocupaciones de los burgueses. No obstante la decadencia acelerada deja paso a la vitalidad cultural que sí emerge con los burgueses Antonio Vivaldi (música), Giovanni Battista Tiépolo (pintura), y Carlo Goldoni (teatro).
Sin poder enfrentarse exitosamente a sus nuevos competidores en el comercio del Mediterráneo (y en el mismo Adriático), sin industrias de gran tamaño, y sin colonias ricas que sostengan el Estado, la República halla un nuevo filón de riqueza en la lotería y los juegos de azar, así como en la prostitución, atrayendo a Venecia visitantes adinerados de toda Europa. En 1797 llegan a contarse hasta 176 casinos legales en la capital, mientras las festividades (incluyendo al carnaval) se suceden a lo largo del año casi sin descanso.
En la práctica las atracciones turísticas del juego y el meretricio eran la fuente de casi el único ingreso regular que percibía el fisco veneciano desde 1750. En contraste, la flota comercial veneciana estaba formada en 1792 sólo por 309 navíos, menos de la décima parte de lo que era en su apogeo tres siglos antes.
A pesar del veloz empobrecimiento y el deterioro de la economía, Venecia seguía dominando parte del litoral adriático y algunas de las Islas Jónicas, pero tales posesiones eran sólo una sombra del antiguo poderío veneciano, ahora minúsculo frente a Austria. Los intentos de reforma en 1760 y 1774 fracasaron por la oposición de la oligarquía a permitir la renovación de sus cuadros o abrir sus puertas a burgueses adinerados; inclusive en 1784 el patricio Andrea Tron lamentaba que "el capital es usado en sustentar extravagancias, espectáculos, vicios y diversiones en lugar de sustentar el comercio..." El último dux, Ludovico Manin, fue elegido en 1789 pese a ser de nobleza reciente en tanto era uno de los escasos aristócratas que aún podía dar dinero al estado para solventar los más urgentes gastos oficiales.
Extinción de la República
En marzo de 1797, el territorio de Venecia fue invadido por las tropas del general Napoleón Bonaparte, tanto por tierra como por mar, las ciudades del Stato di Terraferma se rindieron rápidamente ante la superioridad numérica francesa, mientras que la propia flota de guerra veneciana estaba formada por sólo 11 barcos útiles, pero incapaces de resistir. El gobierno afrontó en abril un ultimátum de Napoleón Bonaparte mientras a inicios de mayo las tropas francesas terminaban de ocupar el Stato di Terraferma casi sin lucha, faltando tan sólo ocupar la capital misma. El Gran Consejo se reunió finalmente el 12 de mayo para disolverse e instaurar un "gobierno representativo" siguiendo el modelo francés pero cuatro días después tropas francesas tomaron la urbe sin que las tropas venecianas opusieran la menor resistencia, extinguiendo definitivamente la República. Tras la firma del Tratado de Campoformio en octubre del mismo año, se repartió el territorio de Venecia entre Francia y Austria.
En 1866 el Véneto y Venecia se incorporaron al Reino de Italia.
El gobierno de la República
Desde el primer momento la organización de la República de Venecia, se esforzó por evitar que un solo hombre reuniera todo el poder. De este modo, la función suprema que asumía el dux quedó enseguida sometida a la vigilancia de varios consejos. El Consejo Mayor o Gran Consejo "(Maggior Consiglio)" elaboraba las leyes, el Senado se encargaba de la política exterior y de los asuntos militares y económicos. Otro organismo, "El consejo de los diez" garantizaba la seguridad del estado y disponía de un cuerpo de policía.
La organización política republicana se fue haciendo más compleja a medida que crecía la influencia económica y política de Venecia en el Mar Mediterráneo y tenía que enfrentarse a otras potencias comerciales. En los primeros años de la república el sistema político de gobierno estaba constituido por una autocracia, con el Dux como dictador casi absoluto. Este título comenzó a utilizarse cuando la ciudad de Venecia estaba sujeta a la soberanía del Imperio bizantino, haciéndose permanente después de que la ciudad alcanzara su independencia respecto de Constantinopla.
De acuerdo a la tradición veneciana, el primer dux fue Paolo Lucio Anafesto, elegido para el cargo en el año 697. El Dux era elegido de por vida para el cargo, a través de un complicado sistema de inspiración bizantina. Tradicionalmente desde 697 cada dux había asociado a las funciones de gobierno a un hijo u otro familiar, pero rápidamente tal costumbre fue prohibida por ley; en 1172 se estableció la elección del dux por un conjunto de 40 (después 41) ciudadanos, elegidos al azar.
En 1268 se fijó el sistema electoral vigente hasta la extinción de la República en 1797 que consistía en una serie de cuatro elecciones, cada una de ellas era seguida de un sorteo entre los ciudadanos elegidos, eliminando sucesivamente electores y designando otros nuevos, hasta que en el cuatro sorteo se formaba el grupo de 41 patricios que finalmente seleccionaban al dux. Tan complejo sistema buscaba evitar la influencia de las familias más ricas e impedir que alguna de ellas (vigilada de cerca por otras familias de igual poder y riqueza) intentase crear una dinastía.
Desde 1148 los poderes del dux fueron limitados por la Promissione Ducale, un compromiso asumido por el Dux en el momento de su nombramiento. Como resultado de ello el poder fue compartido con el Gran Consejo o Consejo Mayor, compuesto de 480 miembros elegidos de determinadas familias de la nobleza, a fin de que "El Dux no podía hacer nada sin el Consejo Mayor y el Consejo Mayor no podía hacer nada sin él".
En el siglo XII, las familias aristocráticas del Rialto disminuyeron de manera aún más drástica el poder del Dux con el establecimiento del Consejo menor (creado en 1175), compuesto por seis miembros asesores del Dux y la Quarantia (creada en 1179) como tribunal supremo.
En 1223 estas dos instituciones se combinaron en la Signoria, que estaba formada por el Dux, el Consejo Menor y los tres dirigentes de la Quarantia. La Signoria era el órgano central de gobierno, que representaba la continuidad de la república, como se muestra en la expresión: "si è morto il Doge, non la Signoria" ("Aunque el Dux esté muerto, no la Signoria").
También se crearon dos órganos llamados sapientes que se convertirían posteriormente en seis. La combinación de sapientes y algunos otros grupos fue llamado un collegio, que formaba un poder ejecutivo.
En 1229, se instituyó el Consiglio dei Pregadi comúnmente denominado el Senado, compuesto por 60 miembros elegidos por el Consejo Mayor desde el que se dirigía la política exterior y la elección de embajadores. Estos acontecimientos, dejaron al dogo con un poder personal muy reducido y vio cómo la autoridad era ejercida básicamente por el Consejo Mayor, que constituía un extremadamente limitado parlamento, en el que sólo estaban autorizados a participar los miembros de las grandes familias aristocráticas de la república.
Venecia afirmaba que su gobierno era una 'República clásica' porque era la combinación de las tres formas básicas presentes: el poder real en el Dux, la aristocracia en el Senado, y el poder democrático en el Consejo Mayor. No obstante la investidura del dux casi siempre recayó en un miembro de las familias más adineradas de Venecia, pues la posesión de dicho cargo obligaba al titular a financiar numerosísimos gastos (fiestas populares, ceremonias lujosas, fiestas del Carnaval, regalos de dinero a aristócratas arruinados) que sólo un hombre muy rico podía sostener.
El 10 de julio de 1310 se estableció el Consejo de los diez, organización similar a una policía secreta del Estado, que se hizo muy poderoso y se convirtió en el eje central de la política veneciana. Fue introducido de forma provisional, como reacción a la rebelión promovida por Bajamonte Tiepolo contra la clausura del Consejo Mayor. Le fueron asignados poderes de emergencia para luchar contra la revuelta y aunque originalmente se estableció para un período de dos meses, su autoridad fue renovada de forma continua, hasta que se convirtió en un órgano de carácter permanente en 1334. Alrededor de 1600 su dominación sobre el Gran Consejo fue considerada una amenaza y fue reducido su poder.
En 1454, El Tribunal Supremo de los tres inquisidores fue establecido para guardar la seguridad de la república. Por medio del espionaje, el contraespionaje, y una red de informadores que espiaba prácticamente a todos los habitantes de la República, impidió que Venecia cayera bajo el poder de un señor absoluto ("signore"), como otras muchas ciudades italianas de la época debido a la mutua vigilancia ejercida entre los aristócratas más poderosos. Uno de los inquisidores, popularmente conocido como Il Rosso ("El rojo") a causa de su túnica escarlata- era escogido de los consejeros del Dux, dos - conocidos popularmente como I neri ("los negros" por su túnica negra) eran escogidos del Consejo de los diez. El Tribunal Supremo asumió gradualmente alguno de los poderes del "Consejo de los Diez".
Si bien el sistema evitaba la creación de una dinastía familiar, también concentraba el poder efectivo en muy pocas familias como los Contarini, Bragadin, Giustinian, Mocenigo, Pisan, Foscarini, Loredan, que mantuvieron su riqueza hasta los últimos días de la República a la par que otros aristócratas (los llamados barnaboti) se empobrecían debido al declive del poderío veneciano, pero conservaban sus derechos de voto en el Gran Consejo que estaba a su vez vedado a los burgueses más adinerados.
En 1556, los provveditori ai beni inculti fueron también creados con el fin de mejorar la agricultura por incremento del área de cultivo en las posesiones continentales de Venecia (prácticamente toda la actual región del Véneto) y estimular las inversiones privadas en el desarrollo agrícola. La subida de precios del grano durante el siglo XVI estimuló la transferencia de capital del comercio hacia la tierra, más todavía por cuanto las guerras de Venecia con el Imperio otomano aceleraron la decadencia comercial de la República, en tanto el centro efectivo de poder (y con ello el tráfico mercantil más lucrativo) se trasladaba fuera de la cuenca del Mar Mediterráneo.
Véase también
Referencias
- jota/archivos/la conspiracion veneciana.htm La conspiración veneciana, por Webster Tarpley, Conferencia expuesta en el ICLC de Wiesbaden,Alemania,1981, publicada en la revista Campaigner en septiembre de 1981.
- Norwich, John Julius (2009). Historia de Venecia. Madrid: Almed Ediciones. ISBN 9788493119478.
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