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San Borja del Yí
La población de San Francisco de Borja del Yí en el límite entre los actuales departamentos de Durazno y Florida en Uruguay, fue el último grupo poblacional guaraní misionero del Río de la Plata. En él habitaron desde 1833 hasta 1843, año en que fue desmantelada, los 8.000 guaraníes misioneros que acompañaron a Fructuoso Rivera luego de la reconquista de las Misiones Orientales, cuyo territorio fue entregado al Brasil. Actual estado de Río Grande del Sur, a cambio de la independencia de la denominada Banda Oriental, o Provincia Cisplatina, llamada así por el Brasil.
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San Borja de Yí
La extinta población de San Borja del Yí se encontraba en la desembocadura del arroyo Sauce de Villanueva en el Río Yi, en el departamento de Florida a unos 10 Km al este de la ciudad de Durazno en Uruguay. Los pobladores de San Borja, eran unos 8.000 indígenas guaraníes misioneros (también llamados tapes) y las familias de los “guayaquises” (tropas de lanceros de Fructuoso Rivera) que emigraron desde la antiguas Misiones Orientales. El periplo los llevo desde La Misión, pasando por Bella Unión y llegando a Durazno en 1833.
La Misión de San Borja
La Misión de San Borja se ubica sobre el río Uruguay en la desembocadura del Río Icamaqua al norte del río Ibicuy, en el actual estado de Río Grande del Sur en Brasil. Antiguamente capital de las Siete Misiones Orientales de los jesuitas y guaraníes misioneros, de donde también provenían los primeros habitantes de la actual Paysandú.
Bella Unión
Primero, en 1828, se asentaron en lo que es hoy la población de Bella Unión a orillas de la desembocadura del río Cuareim en el río Uruguay. En 1833 y luego del aplastamiento de la rebelión (contra el gobierno de Fructuoso Rivera) en Bella Unión, trasladándose la “chusma” a Durazno, donde se establece la población de San Borja de Yí, población de ranchos y tolderías.
Una población desmantelada
Un primer periodo de vida de la población fue comprendido entre 1833 y 1843, hasta ser desmantelada por el gobierno de Manuel Oribe en el Cerrito. El segundo periodo comprendido entre 1853 y 1862 cuando el Senado y la Cámara de Representantes decretan la total disolución de la población por la fuerza pública.
El 19 de marzo de 1862, el Senado y la Cámara de Representantes de la República, reunidos en Asamblea General, sancionaran el siguiente decreto: “Art.1º.- Habiendo el Poder Ejecutivo decretado que los pocos vecinos que quedan en el Pueblo llamado San Borja, se trasladaran a los pueblos de Durazno y Florida, están los peticionarios de esta resolución."
El porque del genocidio puede situarse en esta misiva de Bernardino Arrúe, Jefe Político de Durazno, dirigida al Ministro de Gobierno de la República; "Los indígenas borjistas, sin ocupación ni ejercicio alguno están entregados a la ociosidad y se alimentan con la rapiña y el pillaje; todo género de atentados se cometen en esta aldea, como licenciosos e insubordinados no respetan ni el pudor ni la moral; bailes, torneos, fiestas, borracheras y peleas, es la ocupación diaria y conocida de estos habitantes"
Carta del cura José Joaquín Palacios al Vicario Apostólico del Estado, Juan Dámaso Larrañaga; "...Los indios acostumbraban muchas fiestas, principalmente las de Semana Santa y en todas ellas se vestían con los ornamentos sagrados y descalzos se presentaban al altar para celebrar con Vasos Sagrados las ceremonias de la Misa, menos, dicen ellos, el consagrar, aunque toman vino en el cáliz (..) en estas misas se oía todo género de desatinos dichos con devoción, y la Semana Santa anterior sirvió de Comedia a muchos mozos del Durazno, pero uno de los celebrantes salió tan bien dispuesto de la función del Viernes Santo que degolló en esa noche a otro indio...".
La leyenda de la campana
Desde la Misión de San Borja sobre el Río Uruguay fueron traídas 6 enormes campanas de bronce hasta San Borja del Yi. En 1843 al desmantelarse la población una de las campanas fue arrojada a una laguna cercana, tres de ellas fueron a parar a la Iglesia de la Villa de San José, una de ellas a la Iglesia de Trinidad y una campana rota a la Iglesia de San Pedro del Durazno. La Leyenda de la Campana surge a partir de la campana oculta por los guaraníes en la laguna, donde según los lugareños son escuchadas campanadas y lamentos misteriosos que emergen de sus aguas.
El legado
Las numerosas bajas de soldados de tropa de origen guaraní, que alimentaron las guerras civiles del Uruguay, en un bando y otro, y el asesinato de los pobladores hombres de San Borja del Yí, no lograron desaparecer totalmente la sangre guaraní del territorio uruguayo. Las mujeres y niños, fueron distribuidos como servidumbre entre los patricios y hacendados locales del Departamento de Durazno. Quedando así un legado guaraní de miles de personas, en una población de unos 5.000 habitantes.
Véase también
- Misiones jesuíticas guaraníes
- Misiones jesuíticas de Bolivia
- Guaraníes
- Compañía de Jesús
- Provincia Jesuítica del Paraguay
- Gobernación de las Misiones Guaraníes
- Historia de las misiones jesuíticas del Guayrá, Itatín, Paraná, Tapé, Uruguay y de los Guaycurúes
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