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San Patricio del Chañar
San Patricio del Chañar Archivo:Escudo chañar2.jpg
EscudoPaís Argentina • Provincia Neuquén • Departamento Añelo • Municipio de 1ª categoría San Patricio del Chañar Ubicación • Altitud n/d Superficie 7549 km² Fundación 21 de mayo de 1973 Población 5.063 hab. (INDEC, 2001) • Densidad 51,97 hab./km² • Crec.intercensal 59,16 % (1991, 2001) % Gentilicio chañarense Código postal Q8305 Q8306
Pref. telefónico 0299
Intendente Ramon Angel Soto 2007-2011, MPN Información oficial IFAM NEU035 Sitio web http://www.elchanar.gov.ar/ San Patricio del Chañar es una localidad del Departamento Añelo, provincia del Neuquén, Argentina. A 45 km al norte de la capital provincial Neuquén y a la vera del río Neuquén.
Contenido
Toponimia
San Patricio del Chañar toma dos nombres que provienen de la historia de su tierra y los hombres que la transformaron. San Patricio (Saint Patrick), santo de origen irlandés, es a su vez patrono de la localidad de Campofilone, localidad de la provincia de Ascoli Piceno (Italia), en la que vivió la familia Gasparri. Asimismo tiene incidencia el pueblo de Torre San Patrizio, cercano a Campofilone pueblo de cual son originalmente la familia del Ing. Roberto Gasparri, pionero de esta localidad.
El Chañar es el nombre con el que se conoció históricamente al paraje, desde la época de los fortines, por la existencia de esta especie arbórea (nombre quichua del chical: árbol espinoso de madera dura y propiedades medicinales) que, por un raro capricho de la naturaleza y sin que el suelo sea apto para él, se encuentra en la zona.
Historia de Fortines
Dentro de la rica y abundante historia de pioneros y colonizadores, de indios y soldados, de conquistas y luchas por las tierras, se pueden encontrar los primeros recuerdos del surgir de este pueblo y sus alrededores.
Los primeros datos se remontan a un posible mangrullo y posta, con pequeña empalizada y rancho para resguardo de pocos uniformados. Estos datos figuran en plano y documentación de la mensura que practicaron Encina, Moreno y Cía. por cuenta del gobierno nacional en 1881-1882 (cuando hicieron esta mensura lo vieron desde el lado neuquino es decir, río por medio). Estos trabajos, dice Juan Mario Raone, citan al "Mangrullo Chañar, del Fortín Chañar" (Fortines III – 1969). Sin duda fue lugar de paso obligado desde la campaña de 1879 de Julio A. Roca, tanto para militares como para misioneros salesianos, proveedores y nativos por la rastrillada de Paso de Indios. Junto con los Fortines de Coronel Vidal al norte y Tratayen al oeste, conformaban la línea de defensa ante los malones del entonces Cacique Manuel Namuncurá (Mamún Curá: "Garrón de Piedra"). Recordemos que su hijo Ceferino quien tuvo una educación católica, se transformaría con el tiempo en un ícono religioso para las poblaciones del Valle de Río Negro, y luego para todo el país.
El "Mangrullo Chañar del ex Fortín Chañar" era el que seguía luego de Fortín Vidal, hacia el norte neuquino, rastrillada que era muy usada hacia el año 1883. En el recorrido, preferiblemente a orillas de los ríos, el gobierno había escalonado una serie de pequeñas fortalezas o fortines que no eran mas que construcciones primitivas, como ranchos de paja y adobe (ladrillos de barro secados al sol).
Otros importantes antecedentes se pueden conseguir en el viaje realizado por Don Gabriel Carrazco. Era inspector de gobernaciones del Ministerio del Interior y en 1902 viajó en tren desde Buenos Aires a Neuquén, y desde allí a Chos Malal produciendo notable informe al Ministro que luego transformó en libro. Muy observador y con prosa simple y precisa, detalla las etapas de su viaje en sulky ("un cochecito sin toldo, 16 mulas, 4 caballos y compañeros ocasionales…"). Al describir el itinerario previamente al relato propiamente dicho, lo hace incluyendo las distancias en leguas: " … de Neuquén a la Picasa, ranchos en que se encuentra carne: 4; de Picasa a Vidal: 1; de Vidal a Chañar (chañares chicos) casa de Huerta, donde hay arboleda y comida (camino arenoso, poco pasto): 6; de Chañar a Punta de Sierra, donde hay sombra: 4." También recoge información que "hace nueve meses que no llueve en Neuquén". La travesía la concretó en Enero-Febrero de 1902, debiendo soportar algunos días más de 40º de temperatura (llevaba termómetro para tomar las mediciones).
Concretamente en la parte que interesa en la zona dice: " … llegamos a los Chañares Chicos, donde reside el vecino Huerta. Unos hermosos sauces que crecen bajo la benéfica influencia del agua cercana, nos brinda fresca sombra… allí hicimos la primera parada. Fuego, asador con la rama de un sauce, suculento asado a la mano y cuchillo, nadie se preocupa del vulgar tenedor, y una espléndida siesta". Y luego agrega: " … a las cinco de la tarde seguimos y cuatro horas después llegábamos a Tratayén, puesto de Basilio Toro, laborioso vecino encargado del transporte de la correspondencia. Había tres ranchos y una ramada. Bastos como almohada, mandiles de colchón y poncho de frezada. Pasamos la noche y al otro día seguimos rumbo a Añelo".
Luego de años perdidos en la historia sin documentar, podemos volver al camino a través de una mensura realizada por el Ing. Tressens, hacia 1913, en la colonia Tratayen, núcleo urbano que habría llegado a unas 20 manzanas. Presumiblemente la colonia desapareció en una gran crecida del Río Neuquén, ya que sus sistema de riego no contemplaba el control de caudales.
Historia de Pioneros y Sueños
Según los registros, los primeros propietarios particulares de estas tierras fueron obreros que trabajaron en la construcción del Dique Ballester. Posteriormente una familia francesa de apellido Deutieux lo adquirió como inversión. En 1943, a raíz de una deuda, el Banco de la Nación remató la propiedad, que fue vendida en 340 mil pesos moneda nacional a una inmobiliaria de Buenos Aires que no le dio ningún aprovechamiento.
En 1966 un grupo de vecinos de Cinco Saltos adquirió El Chañar en ocho millones de pesos, pero (aparentemente por razones económicas) no llegaron más allá de la subdivisión del campo.
Entre abril y mayo de 1968 la firma Frigorífico Cipolletti S.A. (luego absorbida por Gasparri Hnos. S.A.) adquirió las 20 mil hectáreas de tierra en monte bruto siendo el objetivo sistematizar con plantíos estos terrenos en tres etapas, obteniendo agua por medio de bocatomas sobre el río Neuquén. Tras estudios hechos por la empresa cordobesa Topoges se determinaron 8.400 hectáreas con dominio de riego gravitacional. En 1969 se iniciaron las obras de sistematización, regándose los primeros cultivos y plantaciones por bombeo desde el río Neuquén con tres bombas de 1.000 m³/h cada una. Las primeras cosechas fueron de papas, de distintas variedades y excelente rinde, que se comercializaron durante varios años en la zona. Esta área piloto abarcó aproximadamente 500 hectáreas. Ya con la construcción de la primera bocatoma, en 1971, que permitió regar la primer etapa de 3068 ha, se da comienzo a la venta de parcelas totalmente plantadas, llave en mano, cuya superficie mínima era de 6 ha de acuerdo a la unidad económica establecida en la época. En el año 1973 se construyó la obra de la segunda bocatoma emplazada.
Historia del pionero Ing. Roberto Gasparri
La llegada de la familia Gasparri a la Patagonia se remonta a la década del 30, entusiasmada por otros inmigrantes que habían llegado al Alto Valle a trabajar la tierra, como Luis Toschi. Provenientes de Santa Fe, primer hogar de la familia a su llegada de Italia en 1904, con su padre Emilio, Roberto y sus hermanos conocen Cipolletti en 1935, el pueblo que los recibiría como propios y hacedores de un destino grande.
En 1947, conjuntamente con la empresa Frigorífico Cipolletti S.A., los Gasparri construyen una planta frigorífica que fue de las primeras en la zona. La importante renta obtenida en este emprendimiento impulsó a la empresa a hacer nuevas inversiones. A finales de la década del ’60, el Ing. comienza a recorrer el paraje que se conocía como El Chañar, cuyos propietarios de la vecina Cinco Saltos en ese entonces había puesto a la venta. Desoyendo las voces de quienes opinaban que allí no podía crecer nada, compra las 20.000 hectáreas de desierto, sostenido por la opinión de otros ingenieros allegados, y el especial consejo de su padre Emilio.
El gran sueño apuntó a un lugar concreto, muy cerca del río Neuquén donde unos arbustos con flores amarillas le llamaron la atención cuando caminaba con su padre. Eran chañares y de ahí imaginó, soñó, trabajó y creó El Chañar. Gasparri le puso el hombro y sus mejores días al proyecto El Chañar, y a su empresa empacadora que un par de décadas después de los ‘70 estuvo en la cúspide del comercio: fue la mayor exportadora de frutas de la Argentina.
Los comienzos fueron difíciles y los descansos llegaban después de durísimas jornadas de trabajo, en un lugar donde nada era amable. El hombre por esos días disfrutaba tanto del fútbol como del proyecto "loco" que por entonces empezaba a encaminarse: el desafío era poner en producción 8.000 hectáreas de monte, en un lugar donde no había nada; ni agua ni caminos. El proyecto era hacerlo en tres etapas, claramente dibujadas y diagramadas de puño y letra. Ya en aquella época, Tulio Ferraresso y una tropa de colaboradores se habían convencido de que El Chañar era posible y que Gasparri, otra vez, cabalgaba sobre un objetivo innovador. Cuando los hombres de El Chañar volvían a sus casas tenían tanta tierra encima sus esposas se resistían a abrirles las puertas. Y más de uno tuvo que bañarse en el quincho antes de pisar el comedor, recuerdan con humor los ex colaboradores del empresario frutícola.
La camaradería fue piedra basal en la obra de Gasparri, quien en su planta de Cipolletti construyó un quincho para los empleados de la empacadora. La iniciativa, por entonces, no tenía nada de común. En El Chañar había un lugar clásico donde por lo menos una vez por mes se realizaba el típico "Asado de los Colaboradores".
En la larga lista de colaboradores figuran, entre otros, Ferraresso, Luis Teixe, Alfredo Rodríguez, Federico Horme, Federico Trassarti, Ramón Plieger, Ramón Arévalo, Mario Roat, Reinaldo Fuentes, Miguel Teixe, Víctor Grunvel, Juan Mora, Héctor Castillo, Franco Gasparri, Hugo Hirsch y Juan Carlos Pereira. La nómina se podría engrosar con muchas otras personas. En su apogeo, la firma llegó a tener más de 1.200 empleados distribuidos en el galpón de empaque, las chacras y el frigorífico. Gasparri siempre estuvo en todo. Llegaba tan temprano como el que más y con una carpeta apretada de papeles, con órdenes e indicaciones para todos. La mayoría de las veces cuando llegaba ya tenía todo pensado y todo resuelto, y todo pasaba por él, porque siempre tenía la última palabra.
Entre otras muchas cosas, fue Gasparri el que rompió con la tradición de la empacadoras de la región, que hasta El Chañar se limitaban a comprar la producción de los chacareros y no imaginaban que era posible producir, embalar y exportar la producción. También fue quien introdujo el uso de bins.
Y como iba a ser necesario gente para que trabajara en las chacras, prácticamente fundó San Patricio del Chañar, pueblo para el que donó más de 120 hectáreas. El grupo de colaboradores que lo siguió en el proyecto también tuvo su recompensa, unas 15 personas recibieron una chacra plantada cada uno.
La década del ‘80 se sobrellevó sin grandes problemas y la empresa se mantenía como una de las más importantes de la región. Pero hacia principios del ‘90 la situación financiera se desbordó como consecuencia de la deuda que presentaba de arrastre la firma, y la falta de políticas de Estado que sostuvieran tamaño proyecto productivo, hacen que la empresa entre en un embudo financiero difícil de sobrellevar. Todo ello termina con el concurso y quiebra de Gasparri S.A., un fin que nadie imaginó hasta el último momento, y que muchos lloraron como propio.
Gasparri se va a vivir a Río Cuarto, sin nada más que unos ahorros que le permitan vivir dignamente junto con su esposa y su hijo Fernando. Herido en lo profundo de su espíritu por ver como su trabajo de toda la vida, era subastado por un precio que nada tenía que ver con el esfuerzo, sacrificio y dedicación de los grandes pioneros de nuestra tierra, fallece el 14 de noviembre de 2004, a los 82 años.
Como siempre decía desde lo alto de las bardas de El Chañar, mirando al verde paisaje que había reemplazado al desierto y sus jarillas, "todo mi capital está allí, nadie se lo podrá llevar". Era la tierra de sus sueños, la tierra que transformó a fuerza de pico y pala, de lucha contra viento y arena codo a codo con sus amigos y colaboradores que compartieron la visión y pasión de su líder. Esa tierra y sus habitantes, hoy le devuelven con fraternal y justo abrazo, el lugar que nunca debió haber perdido, entre los GRANDES HOMBRES QUE HICIERON GRANDE A NUESTRO PAIS.
Economía
San Patricio del Chañar actualmente se destaca por su producción de vinos finos, en especial la de vinos rosados logrados a través de tempranos cortes de cepajes de Malbec y Merlot.
A esto se añaden otros rubros económicos basados principalmente en la fruticultura merced a la creación de un oasis de riego y suelos y climas propicios, de este modo San Patricio del Chañar es sede de la Fiesta del pelón (a partir de pasas de duraznos y afines); fiesta que ocurre anualmente en la segunda semana de febrero. A esta se suma la Fiesta del Trabajador Rural que ocurre en tercera semana de febrero y luego la Fiesta Pre Baradero que ocurre anualmente en la tercera semana de diciembre, tales festivales son un atractivo para el turismo que tiene como añadido la práctica de pesca y deportes náuticos en la Represa y Dique Compensador Chañar, finalizados en 1980. Anualmente, en la 2ª semana de febrero.Enlaces externos
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