- Ate (mitología)
-
Ate (mitología)
En la mitología griega, Ate, Até o Atea (en griego antiguo Ἄτη, ‘ruina’, ‘insensatez’, ‘engaño’) era la diosa de la fatalidad, personificación de las acciones irreflexivas y sus consecuencias. Típicamente se hacía referencia a los errores cometidos tanto por mortales como por dioses, normalmente debido a su hibris o exceso de orgullo, que les llevaban a la perdición o la muerte.
Contenido
Mitología
En la Ilíada, Homero dice que Ate es la hija mayor de Zeus, sin mencionar madre alguna. Instigada por Hera, usó su influencia sobre Zeus para que éste jurase que el día que naciera un mortal descendiente suyo, éste sería un gran gobernante. Hera inmediatamente retrasó el nacimiento de Heracles y provocó el de Euristeo prematuramente, logrando así que éste obtuviese el poder destinado al primero. Encolerizado, Zeus arrojó a Ate a la tierra para siempre, prohibiendo que volviese al cielo o al Olimpo. Ate vagó entonces por el mundo, pisando las cabezas de los hombres en lugar de la tierra, provocando el caos entre los mortales.
También en la Ilíada se refiere Fénix a la Ate, al hablarle a Aquiles diciendo: «ésta es robusta, de pies ligeros y por lo mismo se adelanta, y recorriendo la tierra, ofende a los hombres». Dice también que es importante entregarle a Ate ofrendas, que la previenen y la alejan.
En su Teogonía, Hesíodo afirma que la madre de Ate es Eris (Discordia), pero no menciona a ningún padre. Algunos autores, pues, la consideran hija de Zeus con Eris.
Las Litaí (‘oraciones’) iban tras ella pero Ate era rápida y las dejaba muy atrás.
Apolodoro, afirma que cuando fue arrojada por Zeus, Ate cayó en una montaña de Frigia, que fue bautizada con su nombre. Más tarde Ilo, persiguiendo una vaca, fundó allí la ciudad de Ilión, esto es, Troya. Esta bonita floritura está cronológicamente reñida con la fecha en la que según Homero ocurrió la caída de Ate.
En las Dionisíacas de Nono, Hera incita a Ate para persuadir a Ampelo, un joven a quien Dioniso amaba apasionadamente, para que impresionase a éste cabalgando un toro. Ampelo acabó por caerse del mismo, rompiéndose el cuello, siendo entonces transformado en vid.
En las obras de escritores clásicos Ate aparece bajo una luz diferente: venga los actos malvados e inflige justos castigos a los delincuentes y su posteridad,[1] de tal forma que su personalidad es casi la misma que la de Némesis y las Erinias. Aparece con mayor protagonismo en los dramas de Esquilo, y con menor relevancia en los de Eurípides, donde la idea de Dice (Justicia) está más completamente desarrollada.
En Julio César Shakespeare presenta a Ate como una invocación de la venganza y la amenaza. Marco Antonio, lamentando el asesinato de César, imagina al «espíritu de César, pidiendo venganza, con Ate a su lado llegará ardiendo del Infierno, gritará en estos confines con voz de monarca “¡Caos!” y soltará los perros de la guerra...».
Se llama Nefas o Error en la mitología romana.
Notas
- ↑ Esquilo, Las coéforas 381.
Fuentes
- Apolodoro, Biblioteca mitológica iii.12.3.
- Hesíodo, Teogonía 230.
- Homero, Ilíada ix.504–514, xix.91–133.
- Nono, Dionisíacas xi.113.
- Platón, El Banquete 195d.
Referencias
- Smith, W. (1867). A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology. Boston: Little, Brown & Co, i.392. OCLC 68763679.
- Dodds, E. R. (1951). «Agamemnon's Apology», The Greeks and the irrational. Berkeley: University of California Press. OCLC 150811353.
- Havers, W. (1910). «Zur Semiasologie von griech. ἄτη» Zeitschrift für vergleichende Sparchforschung. n.º 43. pp. 225.
Véase también
Enlaces externos
- «Ate» en Theoi Project (inglés)
Categoría: Conceptos personificados de la mitología griega
Wikimedia foundation. 2010.