- Vía Francígena
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La Vía Francígena fue un importante camino medieval de 1.700 km y ruta de peregrinación a Roma que llevaba de Canterbury (Inglaterra) a la tumba de San Pedro en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Atravesaba Francia (de ahí proviene la denominación francígena o camino de los francos) y Suiza y entraba en Italia, fundamentalmente, por el paso del Gran San Bernardo.
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Peregrinación a Roma
« Todos los caminos van a Roma ». Roma (en donde a los peregrinos que recorrían el camino se les llamaba romeros), era junto a Jerusalén (Santos Lugares: Belén, Santo Sepulcro, etc.: donde a los peregrinos se les llamaba palmeros porque a su regreso a su hogar se traían palmas) y Santiago de Compostela (Tumba del Apóstol Santiago: donde se les llamaba propiamente peregrinos y portaban conchas), uno de los tres grandes centros de peregrinación cristiana.
La Vía Francígena fue la mayor ruta de peregrinación a Roma durante el Medievo. La primera documentación conocida de la misma se debe al arzobispo de Canterbury, Sigerico el Serio que en el año 990, efectuó la peregrinación a Roma para recibir el palio episcopal de manos del Papa Juan XV y describió las 79 etapas de su viaje.
La Vía Francígena no es una sola ruta en sentido estricto, sino que comprende varias rutas que se fueron desarrollando a lo largo de los siglos, teniendo como horizonte la ciudad de Roma. También, dependiendo de la época del año, la popularidad de los lugares que tenían reliquias de Santos o de las situaciones políticas existentes en cada momento, esos caminos variaban y así, por ejemplo, se podían contar hasta tres o cuatro posibilidades para cruzar los Alpes o los Apeninos.
Los Lombardos pagaban por el mantenimiento y la defensa de esta vía para disponer de una ruta segura del Norte hasta Roma. Iba desde su capital, Pavía, atravesaba el paso de Cisa en los Apeninos y siguiendo por Lucca, Siena y Viterbo, alcanzaba Roma.
Comparte con el Camino de Santiago el Camino del Sur de Francia por Arlés. Una vez llegados a Roma, algunos peregrinos continuaban hacia el sur de la península italiana por la antigua vía Apia Trajana (denominada Francígena del Sur) para embarcarse en los puertos de Apulia (Bari, Brindisi u Otranto) hacia los Santos Lugares con destino Jerusalén.
A semejanza de los otros dos caminos de peregrinación cristiana medieval (Santiago de Compostela y Jerusalén), la ‘’’Vía Francígena’’’, ha sido objeto de estudios recientes, de un balizamiento y de un reconocimiento por el Consejo de Europa (1994) como Ruta Cultural Europea. Se puede recorrer a pie o en bicicleta.
Itinerario
El recorrido de 1.700 kilómetros comienza en Canterbury. Después de atravesar el Canal de la Mancha, la Via Francigena pasa, entre otras ciudades, por: Arras, Reims, Châlons-sur-Marne, Bar-sur-Aube, Langres, Besançon y Pontarlier. En Suiza, por Lausanne, Saint-Maurice, y a través del paso del Gran San Bernardo se sitúa en Italia, por Aosta, Ivrea, Vercelli, Pavia, Lucca, Orvieto para llegar a Roma por la via Triumphalis. Anteriormente, una buena parte del trayecto sigue el recorrido de la antigua (y moderna) vía Cassia.
Las 79 etapas del manuscrito de Sigerico el Serio (una media de alrededor de 20km al día) sirven de base al itinerario moderno.
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