Historia del cristianismo

Historia del cristianismo

Período en el cual surge el cristianismo y etapas en las que va evolucionando.

Contenido

Raíces del cristianismo

Raíces judaicas

Jesús y sus primeros discípulos fueron judíos. El cristianismo continuó utilizando las Escrituras Hebreas, convirtiéndose el Tanaj en lo que hoy se conoce como el Antiguo Testamento. Aceptando muchas doctrinas fundamentales del judaísmo, como el monoteísmo, el libre albedrío (en algunos de sus seguidores) y el Mesías, término hebreo usualmente traducido como mesías en español, el cual es equivalente a Cristo (Cristos "[el] ungido" en griego).

Relaciones con el mundo helenista

La Tierra de Israel fue sumamente disputada por los antiguos imperios, debido en gran parte a su ubicación geográfica. Estaba en medio de dos grandes rutas comerciales: Egipto y Mesopotamia, Arabia y Asia menor. Alejandro Magno derrotó a los persas y luego se adueñó de Palestina. Tras la muerte de Alejandro (323 a.C.), Ptolomeo I se posesiona de Egipto, Seleaco I(1) se adueña de Asiria y nuevamente Palestina queda en discordia. Recordando la ideología de Alejandro, que era de unir a toda la humanidad bajo una misma civilización de tonalidad marcadamente griega (fusión denominada Helenismo). Esta fusión combinaba elementos griegos con otros tomados de las civilizaciones conquistadas, aún variando de región en región. Esto le dio una unidad a la cuenca del Mediterráneo, que serviría a la expansión del imperio romano y al cristianismo o predicación del evangelio. Para los judíos el helenismo era una amenaza para su religión, pues la filosofía helenística era materialista. La presión del helenismo era constante y la fidelidad de los judíos a su Dios y a sus tradiciones también. Esta presión desató una rebelión por una parte de los judíos macabeos, quienes se rebelaron contra el helenismo de los seléucidas, quienes pretendían imponer sus ideales. Luego en la historia se presenta el romano Pompeyo en el 63 a. C. quien toma Palestina deponiendo al último de los macabeos Aristóbulo II. La política romana era tolerante a la religión y las costumbres de los pueblos conquistados.

Herodes I hizo todo lo posible por introducir el helenismo, a tal grado que intentó colocar un águila en la entrada del Templo de Jerusalén, lo cual provocó una rebelión nuevamente, que se sofocó con dos mil crucifixiones. Durante este tiempo existían grupos religiosos; los fariseos que eran un partido del pueblo y no gozaban de las ventajas materiales que otorgaban el régimen romano y el helenismo, también velaban por cumplir la ley en los momentos difíciles, creían en la resurrección y en la existencia de los ángeles. Los saduceos eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar con el régimen. Eran aristócratas y conservadores, no creían en la resurrección ni en los ángeles. Los zelotes eran el partido que se oponían tenazmente al régimen romano, y siguió existiendo aún después de las atrocidades. Jesús y los apóstoles estaban más cerca de los fariseos en la doctrina (Jesús no los criticó por ser malos judíos, sino porque en su afán de cumplir la ley se olvidaban de los seres humanos). Todos los partidos y todas las sectas tenían algo en común; compartían el monoteísmo ético y la esperanza escatológica.

  • El monoteísmo ético: Creencia en un solo Dios. Dios requiere algo más que un servicio apropiado, requiere la justicia entre los seres humanos (aunque la justicia la interpretaban cada grupo de manera distinta), honrar a Dios con toda la vida misma.
  • La esperanza escatológica: Guardaban la esperanza mesiánica, creían firmemente que el día llegaría cuando Dios interviniera en la historia de Israel y el cumplir un reino de paz y Justicia. Estas fueron las bases para el cristianismo, ya que ayudaron a su expansión por todo el Imperio romano.

El cristianismo también continuó con muchos de los patrones encontrados en el judaísmo de la época de Jesús, como la adaptación de la forma litúrgica de la adoración en la sinagoga a la iglesia o templo; la oración; la utilización de las sagradas escrituras; un calendario religioso; el uso de la música en himnos y oración; además de disciplinas como el ayuno. Los cristianos adoptaron inicialmente las traducciones griegas de las escrituras judías, conocidas como la Septuaginta, como su propia Biblia, y más tarde se canonizaron muchos de los libros del Nuevo Testamento.

Inicios del cristianismo

El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1:15 se mencionan cerca de 120. En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la congregación dominante en el norte del mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. Esta sección examinará aquellos primeros 300 años.

Los hechos que acontecieron en los primeros años del cristianismo se relatan en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Actualmente se cuestiona la veracidad de estos relatos debido a la gran proliferación de libros falsos sobre los Hechos (o Actos) de los apóstoles que abundaban durante el cristianismo primitivo.

La Iglesia cristiana primitiva

El concepto "judeocristianos primitivos" es utilizado a menudo al discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Así como los 3,000 convertidos en Pentecostés luego de la crucifixión descrita en los Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La más grande división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla aramea (Hechos 6). Sin embargo, después de la conversión de Cornelio y su aceptación como cristiano, ahora existía otro grupo, los cristianos gentiles. Como un movimiento escatológico, anticiparon que los gentiles se transformarían al Dios de Israel como lo profetizaba Isaías en los versículos 56:6-8. El Nuevo Testamento no utiliza el término "gentil-cristiano" o "judío-cristiano", en cambio Pablo escribe en contra de aquellos quienes estaban circuncidados, quienes se separaban de los no circuncisos: "En esta nueva naturaleza, no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro, escita, esclavo ni libre, sino que Cristo está en todo y en todos" (Colosenses 3:11).

Circuncisos y no circuncisos se interpretan generalmente como judíos y griegos respectivamente, siendo estos últimos quienes predominaban. Sin embargo, esto es una simplificación excesiva de la provincia de Judea del siglo I debido a que existían algunos judíos que no seguían circuncidándose, y que algunos griegos (llamados prosélitos o judaizantes) sí lo hacían además de otros tales como egipcios y etíopes.

Separación respecto de núcleos importantes del judaísmo

Pablo de Tarso.

La Epístola a los Gálatas de Pablo da vigorosa distancia entre aquellos que podrían "forzar a los gentiles a seguir las costumbres judías". Escribe en fuertes términos que si los gentiles mantienen estas costumbres como una obligación, y están circuncidados, entonces "Cristo no les servirá de nada" (5:2) y si no fuera así, y estos decretos fueran un requerimiento, entonces "Cristo habría muerto en vano" (2:21).

Pablo dice en esta carta, y en otras más, que este mensaje no va en contradicción con los doce apóstoles. Sin embargo, a él se le envió para el bien de aquellos que no estaban circuncidados, así como Pedro fue enviado a aquellos circuncidados, tal como lo escribe en Gálatas 2:7-9:

"Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el Evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos. El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles. En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos".

Apoyando la visión que Pablo no actuaba independientemente, el Concilio de Jerusalén, de acuerdo a Hechos de los Apóstoles 15, determina que la circuncisión no era un requerimiento a los nuevos convertidos, pero los aconseja de evitar "El sacrificio a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual". La base de estas prohibiciones es expresamente clara, Hechos 15:21 dice: «En efecto, desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en todas las sinagogas todos los sábados» (NVI); que significa que estas medidas están basadas en la Ley de Moisés. Algunos interpretan esto como que los gentiles son instruidos a obedecer estas cosas, no como un principio de ley, sino para no ofender a aquéllos entre quienes se vive, los que están bajo la instrucción de ancianos en las sinagogas. Otros argumentan que el pequeño conjunto de requerimientos impuestos en los gentiles cristianos por el concilio no eran escogidos arbitrariamente, sino que corresponden a enseñanzas fariseas con respecto al pacto con todas las naciones, con su padre común Noé, que luego se llamaron Leyes de Noé.

Pablo frecuentemente chocaba con un grupo de "cristianos judaizantes". En 2 de Corintios 11:5 y 12:11 llamaba a sus oponentes «preclaros» y «eximios» apóstoles. Le escribe a los gálatas describiendo como él reprende a Pedro en público por sus acciones debido a que hacía pensar que la adherencia a Cristo incluía el respeto a las leyes dietarias. Sin embargo, los requerimientos de la ley en la ética, son claramente mantenidos por Pablo, en oposición a los términos culturales, tal y como son entendidos por la interpretación de la corriente principal del cristianismo.

El Nuevo Testamento hace mención de que Pablo era un observante de la ley por el bien de los judíos. En Hechos 16 él personalmente circuncida a Timoteo, un griego, cuyo padre era griego, debido a que su madre era de fe judía y en Hechos 21 Santiago reta a Pablo sobre el rumor que él enseñaba rebelión en contra de la ley. Pablo siguió el consejo de Santiago de ir al Templo de Jerusalén, sin embargo, cuando gente de Asia menor (el hogar de Pablo) lo vio, comenzó una revuelta de proporciones.

El uso (o abuso, como dicen los tradicionalistas) de inventar una separación radical entre el cristianismo y todas las cosas que los judíos frecuentemente destacaban, comenzó en los primeros tiempos y a través de toda la historia de la iglesia cristiana. El Marcionismo, un movimiento del siglo II, todavía llamada la "más peligrosa" herejía jamás confrontada por la Iglesia Cristiana, rechazaba a los Apóstoles, e interpretaban un Jesús quien rechazaba la Ley de Moisés usando diez epístolas paulinas y el Evangelio según Lucas. Las tendencias modernas que aseguran que el Antiguo Testamento no contiene instrucción válida para los cristianos de hoy o aseguran que la "libertad en Cristo" de Pablo son llamadas antinomianismo, aunque es muy común, todavía son condenadas bajo el nombre de Marcionismo.

Muchos estudiosos modernos se preguntan qué pasó a aquellos que requerían la circuncisión para los gentiles convertidos. Refiriéndose a los apóstoles "no paulinos" como nazarenos (Jacobo, Pedro, y Juan), estos estudiosos han juntado evidencias que los judíos cristianos crecieron y prosperaron por un tiempo en Judea y en las áreas que la rodean. Posteriormente se convirtieron a grupos tales como los Ebionistas, quienes son llamados derogativamente re-judaizantes quienes rechazaban el movimiento cristiano que se había desarrollado entre los gentiles. En otras palabras, creían que la quiebra entre Pablo y otros apóstoles era radical y permanente. Estas perspectivas controversiales tienen un fuerte respaldo entre la academia moderna.

Final de la etapa apostólica

Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Santiago, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederle, pero la situación política de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día mayores. Se cree que Pablo fue decapitado y Pedro fue muerto crucificado boca abajo en Roma durante la persecución por parte de Nerón. Al final del siglo I, de los apóstoles originales vivía tan solo Juan, que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.

Con el emperador Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en el año 90 con el imperio bajo el emperador Nerva (de quien dice su biógrafo Xifilino que «no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses»), pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte (hacia el año 100) concluye la etapa apostólica.

La Didajé y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva.

Mártires del siglo I

Los apologistas

Los escritos

Los primeros cristianos produjeron durante la historia muchos cánones importantes y otras obras literarias descritas dentro de la organización de la Iglesia Cristiana. Una de las primeras de éstas es la Didaké, el cual es normalmente fechado a finales del primer o inicios del segundo siglo.

Las Actas de los mártires recogen las actas de los procesos judiciales contra los cristianos, relatos de testigos y leyendas varias sobre los primeros mártires del cristianismo.

Primeras herejías

Las disputas de doctrinas comenzaron en los inicios del cristianismo. La iglesia cristiana organizó concilios para resolver estos asuntos. Los concilios que representan a toda la iglesia cristiana fueron llamados concilios ecuménicos. Algunos grupos fueron rechazados por herejes, como por ejemplo:

El Arrianismo fue una herejía muy peligrosa. Básicamente, Arrio (discípulo del obispo Pablo de Samosata) era un líder entre los cristianos quien tenía un entendimiento muy particular del movimiento trinitarista, reflejando la divinidad natural de Cristo. Aunque muchos de los escritos de Arrio fueron destruidos por el emperador Constantino, podemos inferir que los argumentos de Atanasio de Alejandría contra Arrio, dan alguna idea del movimiento.

La hipótesis de Arrio, era que Jesús fue creado por Dios (como en, "Hubo un tiempo donde el Hijo no lo era"), y por ende, era secundario a Dios. Su texto de prueba primaria era Juan 17:3. Por su parte, la posición de la ortodoxia (por ejemplo el Concilio de Nicea) era que Jesús fue y siempre ha sido divino, y tiene una naturaleza divina junto con el Padre y el Espíritu Santo: La Santa Trinidad. Eso era lo que San Atanasio defendía, y que le costó cinco destierros.

Gnosticismo

Un movimiento filosófico-religioso griego conocido como gnosticismo se había desarrollado casi al mismo tiempo que el cristianismo. Muchos seguidores de este movimiento fueron también cristianos y enseñaban una síntesis de los dos sistemas de creencias. Esto produjo una gran controversia en la iglesia primitiva.

Las interpretaciones gnósticas diferían de la corriente principal del cristianismo, debido a que cristianos ortodoxos toman una interpretación literal de los evangelios como las correctas, mientras que los gnósticos tienden a leerlas como una alegoría; debido a esto la rama ortodoxa atrajo un mayor número de adherentes...

Religiones competidoras

El cristianismo no era la única religión que buscaba creyentes en el siglo I. Los historiadores modernos del mundo romano, a menudo ponen interés en lo que ellos llaman religiones mistéricas o cultos mistéricos que comenzaron en el último siglo de la República Romana y se fueron incrementando durante los siglos del Imperio romano. Autores romanos, tales como Tito Livio, comentan la importación de "dioses foráneos" entre las calles del estado romano. El judaísmo también recibe creyentes y en algunos casos evangelizaron activamente. El Nuevo Testamento refleja una clase de personas a quienes se les refiere como 'creyentes en Dios' quienes se piensa que son gentiles convertidos, quizás aquellos quienes no se habían circuncidado; Filón de Alejandría hace explícito el deber de los judíos de recibir a los nuevos creyentes.

Mitraísmo

La adoración de Mitra (conocido como Mitraísmo) se desarrolló en el ejército romano durante el siglo I AC, aunque se desconoce cómo se originó esta religión mistérica, parece tener poco que ver con el Zoroastro Mitra. Debido a que se desarrolla entre un grupo de gente altamente móvil (soldados profesionales) se disemina rápidamente a las regiones apartadas del imperio. Se convierte prontamente en la más popular de las religiones mistéricas, y a comienzos del siglo III los emperadores en Roma la apoyaban, ya que era la religión que favorecía su régimen.

Se piensa a menudo que esta religión tiene su origen último en el culto a Mitra, una deidad conectada a formas populares de Zoroastrismo. Sin embargo, es importante hacer notar que aunque el primer zoroastrismo es estrictamente dualista y el moderno zoroastrismo es monoteísta, ninguno de los dos incluye a Mitra en su cuerpo doctrinal.

Al final del siglo III, los cultos populares de Apolo y Mitras habían comenzado a emerger en el sincretismo conocido como Mitras Sol Invictus o simplemente Sol Invictus (el sol invicto, un término también utilizado en otros cultos), y en 274 el emperador Aureliano hace de esta forma de adoración algo oficial.

Después del decreto de Teodosio en 391, y su subsecuente supresión, muchos seguidores de esta religión se convirtieron en iglesias cristianas (tales como Notre-Dame du Taur, y la Iglesia de San Clemente); éstas a menudo se dedicaban al arcángel Miguel.

Mandeísmo

Los mandeanistas eran una religión gnóstica la cual reverenciaba a Juan el Bautista en vez de a Jesús. De acuerdo a la leyenda, el profeta Mani era mandeísta.

Maniqueísmo

Artículo principal: Maniqueísmo

El maniqueísmo era una de las mayores religiones antiguas. Aunque su forma organizada se encuentra casi extinta hoy, un revivamiento se ha intentado bajo el nombre de neomaniqueísmo. Sin embargo, la mayoría de los escritos de su fundador el profeta Mani se han perdido. Algunos estudiosos argumentan que su influencia continúa sutilmente mediante Agustín de Hipona, quien se convirtió al cristianismo desde el maniqueísmo y que sus escritos continúan siendo de gran influencia entre teólogos católicos y protestantes (recordemos que Martín Lutero fue un monje agustino).

La religión fue fundada por Mani, quien se dice que nace en el occidente del Imperio persa y vivió aproximadamente entre los años 210 y 275. El nombre Mani es más un título de respeto más que un nombre personal. Este título fue asumido por el fundador mismo y reemplazó completamente su nombre personal de tal forma que no se conoce su nombre preciso. Mani fue influenciado por el mandeísmo y comenzó a predicar en una edad temprana. Se declaraba como el Paráclito, como se promete en el Nuevo Testamento: el Último Profeta y Sello de los Profetas que finalizaban la sucesión del hombre guiado por Dios e incluían figuras tales como Zoroastro, Hermes, Platón, Buda, y Jesús.

El maniqueísmo recoge elementos de las sectas dualistas, así como del mitraísmo. Sus creyentes hicieron muchos esfuerzos para incluir todas las tradiciones religiosas conocidas en su fe. Como resultado, preservaron muchos trabajos apócrifos cristianos, como Hechos de Tomás, que de otra forma se hubiese perdido. Mani se empeñaba en describirse como un "discípulo de Jesucristo", pero la iglesia ortodoxa lo rechazó como hereje.

Siglos II y III

En el segundo siglo de nuestra era numerosos eruditos comenzaron a producir escritos que nos ayudan a entender la forma en que se desarrolló el cristianismo. Estos escritos se pueden agrupar en dos grandes categorías, trabajos dirigidos a una amplia audiencia de eruditos no creyentes y trabajos dirigidos a aquéllos que se consideraban cristianos. Los escritos para los no creyentes se llamaban usualmente apologéticos en el mismo sentido que el discurso dado por Sócrates en su defensa ante la asamblea ateniense, llamada Apología cuya palabra en griego significa más "discurso para la defensa" que la denotación moderna más limitada de "declaración expresando arrepentimiento". Los apologistas, como se conoce a estos autores, hacen una presentación para clases educadas de las creencias cristianas, a menudo asociadas con un ataque de las creencias y prácticas de los paganos. Otros escritos tienen el propósito de instruir y amonestar a los hermanos cristianos. Muchos escritos de este período, sin embargo, sucumbieron a la destrucción de la Iglesia católica primitiva como herejías, o en desacuerdo con su mensaje. Aún así, hoy en día se han encontrado escritos como el Evangelio de Tomás en 1945.

Durante este período el gobierno de la iglesia cristiana toma una forma jerárquica que se asemeja al gobierno romano.

Siglo IV

Muchos escritos de este período fueron traducidos en los libros de los Padres Nicenos y post Nicenos.

Desarrollo del canon de la escritura

La Iglesia cristiana es anterior a la Biblia (AT y NT), de hecho la Biblia emana de la Iglesia cristiana y no la Iglesia cristiana viene de la Biblia. Es la Iglesia católica la que nos dice qué libros forman la Biblia, sin la Iglesia cristiana no existiría la Biblia, sino una confusión para saber qué textos son inspirados y qué textos no lo son. Jesús no escribió una sola letra ni dio una lista de libros, esto lo hizo la Iglesia cristiana. Hay decenas de libros que hablan de Cristo pero que no pertenecen a la Biblia: Un evangelio de Santo Tomás, otro de San Pedro, Hechos de San Pablo, otros de San Juan, un Apocalipsis atribuido a Pedro.

En un principio, no existía un listado válido de libros del Nuevo Testamento. Dentro del cristianismo primitivo se tomaban en consideración sólo las "Escrituras", los libros sagrados del judaísmo que fueron traducidos al griego e incluidos en la llamada Biblia "Septuaginta". Esta compilación incluía también a los libros llamados deuterocanónicos por la Iglesia católica y apócrifos por los protestantes. Los LXX o Septuaginta es la que San Pablo llama "Escrituras" en sus escritos.

El proceso de conformación de lo que actualmente se conoce como Biblia es el siguiente: La Iglesia cristiana dio la lista de los libros que se consideraban inspirados por el Espíritu Santo, la que fue declarada por la autoridad de los papas Damaso I, Siricio I e Inocencio I, y por los siguientes concilios y sínodos: Concilio de Laodicea en el año 363, Sínodo Romano en el año 382, Concilio de Hipona en el año 393, III Concilio de Cartago en el año 397 y IV Concilio de Cártago en el año 419.

Canon del Antiguo Testamento

Después de Jesucristo los judíos en Jamnia quitaron los deuterocanónicos del canon de su Tanaj usando un criterio cristiano. Esto implicaría que los judíos ya no tenían autoridad para designar qué libros eran inspirados, sino más bien la primitiva Iglesia cristiana y ésta había aceptado la versión de los LXX o Septuaginta. Además, que la versión que San Pablo cita en sus epístolas es la Septuaginta y es a la que se refiere cuando habla de la Escrituras.

Los libros incluidos en la versión de los LXX son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, los dos libros de Samuel (I Samuel y II Samuel), los dos libros de los Reyes (I Reyes y II Reyes), los dos libros de las Crónicas (I Crónicas y II Crónicas), Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, los dos libros de los Macabeos (I Macabeos y II Macabeos), Job, los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, la Sabiduría, el Eclesiástico, Isaías, Jeremías, las Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.

Los judíos tenían dos cánones para sus libros santos: el breve o palestinense y el largo o alejandrino. El breve está conformado por 39 libros y se divide en tres partes: Torá (La Ley), Nevi'im (Profetas) y Ketuvim (escritos), el acrónimo de estas tres partes da como resultado la palabra Tanak o Tanaj. A estos 39 libros se les conoce como libros "proto-canónicos". El canon de Palestina se hizo en Jamnia, y está basado en una traducción hebrea de la Biblia hecha después de Cristo; no son los textos originales sino una traducción.

La versión de los LXX (el Antiguo Testamento en griego) está conformada por 46 libros con siete libros más que son: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, I y II de Macabeos y Sabiduría. Además esta versión de los setenta tenía algunas secciones griegas de Ester y Daniel que no están en los proto-canónicos. A estos libros se les llama "deutero-canónicos".

Los judíos en Alejandría creían que Dios no dejaba de comunicarse con su pueblo incluso fuera de Israel, e iluminaba a sus hijos en las nuevas circunstancias en que se encontraban.

Jesús debió usar el canon corto o palestinense, pero los apóstoles, al llevar el Evangelio a todo el Imperio romano, usaron el canon alejandrino. La Iglesia primitiva recibió este canon que consta de 46 libros.

A partir del año 393 diferentes concilios, fueron precisando la lista de los Libros "canónicos" para la Iglesia cristiana. Estos fueron: El concilio de Hipona en el año 393, concilio de Cartago en los años 397 y 419, concilio florentino en el año 1441 y finalmente el concilio de Trento en el año 1546.

Los protestantes admiten como libros sagrados los 39 libros del canon hebreo que fue fijado después de Cristo por los judíos, sin ninguna intervención cristiana. El primero que negó la canonicidad de los libros deuterocanónicos fue Carlstadt en 1520, y después Lutero en 1534 y Calvino en 1540. Aunque Lutero parece contradecirse pues en su Comentario sobre San Juan dijo: "Estamos obligados a admitir de los papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta". Esta Iglesia "papista" pronunció que los 73 libros que componen el Antiguo y Nuevo Testamento son revelación.

El obispo Melitón de Sardes registró la primera lista conocida de la Septuaginta en el año 170 d. C. Contenía 45 libros, pareciera que falta uno puesto que el libro de las Lamentaciones se consideraba como parte de Jeremías.

Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento está formado por 27 libros, y se divide en cuatro partes: el Evangelio o Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas y el Apocalipsis. De estos libros, siete fueron puestos en duda: Epístola a los Hebreos, Epístola de Santiago, segunda epístola de Pedro, segunda epístola de Juan, tercera epístola de Juan, epístola de Judas y Apocalipsis. La duda de que fueran inspirados fundaba sobre su autenticidad.

En la Iglesia cristiana original, la regla de fe se encontraba en la enseñanza oral de los apóstoles y de los primeros evangelizadores. Pasado el tiempo, esa generación empezó a morir y se sintió la urgencia de consignar por escrito las enseñanzas de Jesucristo y los rasgos más sobresalientes de su vida. Esta es la causa de los escritos de los Evangelios. Por otra parte, de acuerdo a los problemas que iban surgiendo los apóstoles alimentaban espiritualmente a sus fieles mediante cartas. Este fue el origen de las Epístolas.

A finales del siglo I y principios del siglo II, la colección de escritos variaba de una iglesia cristiana a otra. Además en el siglo II, las ideas del hereje Marción, que afirmaba que únicamente el Evangelio de Lucas y las diez epístolas de Pablo tenían un origen divino; y del montanismo, que pretendía introducir como libros santos los escritos de Montano, apresuraron la determinación del Canon del Nuevo Testamento.

En tiempos de San Agustín, los concilios de Hipona en al año 393 y de Cartago años 397 y 419 (conocidos como los concilios africanos) reconocieron los 27 libros, así como el concilio de Trullo (Constantinopla, en 692) y el concilio florentino en el año 1441.

El protestantismo renovó antiguas dudas y excluyó algunos libros. El doctor Martín Lutero rechazaba Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis. En el Concilio de Trento celebrado en 1546, se presentó oficial y dogmáticamente la lista íntegra del Nuevo Testamento. El criterio objetivo y último para la aceptación del Canon de libros inspirados del Nuevo Testamento será siempre la revelación hecha por el Espíritu Santo y transmitida fielmente por él. Hay algunos criterios secundarios que fueron cuatro: su origen apostólico o de la generación apostólica, su ortodoxia en la doctrina, su uso litúrgico y su uso generalizado.

Siglos IV y V: oficialización del Cristianismo en el Imperio romano

El cristianismo en el imperio romano fue aceptado como la religión oficial por el emperador Teodosio y se le atribuye como una de las consecuencias que provocaron la decadencia del imperio. A fines del siglo IV el cristianismo se transformara en la religión oficial del Imperio Romano.

Constantino I

El emperador Constantino I fue, como los emperadores antes que él, el sacerdote superior de la religión mitraica. Sin embargo, también estaba interesado en crear unidad para facilitar el gobierno, y para hacer esto se involucró en la disputa entre grupos cristianos sobre el arrianismo, invocando el Primer Concilio de Nicea, este concilio produjo el Credo Niceno.

Constantino mitigó algunas diferencias entre el cristianismo ortodoxo y su principal competidor, la religión oficial del Sol Invictus. Por ejemplo, cambió la celebración del nacimiento de Jesús al 25 de diciembre, debido a que esta era la fecha de celebración del nacimiento de Mitra y Baco, así como la fecha de los festivales del solsticio de invierno tales como la Saturnalia. Además, Constantino instituyó el uso de símbolo Chi-Rho (Crismón), representativo del cristianismo, aunque según algunos estudiosos esto servía para propósitos cristianos y no cristianos simultáneamente.

La leyenda popular dice que Constantino I era cristiano, sin embargo, nunca repudió su posición de alto sacerdote de Mitra Sol Invictus públicamente, y su única "conversión" conocida fue moribundo en su cama (como se dijo luego por Padres de la Iglesia cristiana posteriores), lo cual es imposible de verificar. Sin embargo, no era inusual para la gente del siglo IV el evitar convertirse completamente al cristianismo hasta muy avanzada su vida, por la fuerza de las advertencias en contra de que continuaran en pecado después de haberse convertido y por las consecuencias espirituales que aquello traía.

Cambio constantiniano

Críticos de la unión de la iglesia cristiana y el estado, apuntan a este cambio como el comienzo de la era del constantinianismo, cuando el cristianismo y la voluntad de Dios gradualmente se vieron identificadas con la voluntad de la élite regente; y en algunos casos fue más que una justificación religiosa para el ejercicio del poder.

Arrianismo

Arrio (250 - 336) proponía que Jesús y Dios estaban muy separados y eran entidades diferentes: Jesús estaba más cerca de Dios que ningún otro humano, pero nació humano, y no tenía una existencia previa, por ende no era Dios, más sí una persona parecida o semejante a Dios, sin necesariamente ser el mismo. Por otra parte, Dios había existido siempre. Arrio sentía que cualquier intento de reconocer la deidad de Cristo podría desdibujar la línea entre el cristianismo y las religiones paganas. Si el cristianismo reconocía dos dioses separados, el Padre y Jesús, se convertiría en una religión politeísta.

Credo Niceno

Dentro del Concilio de Nicea, la asamblea compuso un credo para expresar la fe de la iglesia cristiana. Se incluyó entre otras cosas la intervención de Constantino para que se incluyera la palabra “consubstancial”,[1] llegando finalmente al Credo de Nicea.

Cesaropapismo

El cesaropapismo se inició cuando el papa León III coronó a Carlomagno emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, ocasionando dos efectos: El apoyo de la Iglesia cristiana al Estado y viceversa, el apoyo del Estado a la Iglesia cristiana, lo cual derivó en el cesaropapismo, que sostenía la teoría del origen divino de los reyes y les daba poder absoluto sobre la religión y el gobierno a la vez.

Reavivamiento del paganismo por Roma en el siglo IV

Golpeado por estos desarrollos, el emperador Juliano (denominado "el Apóstata" debido a su rechazo del cristianismo y su conversión al mitraísmo y al neoplatonismo) intentó restaurar el estado anterior entre las religiones del imperio al eliminar los privilegios dados por antiguos emperadores romanos como Constantino (exención de impuestos entre el clero cristiano, por ejemplo), prohibiendo a las distintas denominaciones cristianas perseguirse entre sí y volviendo a traer a arzobispos quienes habían sido proscritos por el arrianismo, alentando al judaísmo y una suerte de neopaganismo.

Cristianismo niceno se opone a los emperadores bizantinos

El cristianismo se convierte en religión del Estado

La oposición de Juliano duró por poco, emperadores como Constantino II repelieron las acciones de Juliano e incentivaron el crecimiento del cristianismo. Este estado de cosas fue finalmente reforzado por una serie de decretos (como el Edicto de Tesalónica) por el emperador niceno Teodosio I, comenzando en febrero de 381, y continuando por su reinado.

Otro material de esta era

  • Ambrosio de Milán (arzobispo y santo)
  • Pentarquía Organización de la iglesia cristiana en 5 patriarcados.

Primeras controversias cristológicas

Las controversias cristológicas incluyen examen de preguntas como: ¿era Cristo divino, humano, un ser angélico creado, o más allá de una simple clasificación en una de estas categorías? ¿Los milagros de Cristo realmente cambiaron la realidad física o sólo eran simbólicos? ¿El cuerpo de Cristo realmente se elevó de la muerte o el Cristo resucitado era un ser sobrenatural que no estaba limitado por las leyes físicas?

Siglo V

La conversión del mundo mediterráneo

Desarrollo del cristianismo en el mundo Mediterráneo.

Desarrollo del cristianismo fuera del mundo mediterráneo

El cristianismo no estuvo restringido a la cuenca mediterránea y a sus alrededores; en el tiempo de Jesús una gran proporción de población judía vivía en Mesopotamia, fuera del Imperio romano, especialmente en la ciudad de Babilonia, donde gran parte del Talmud fue desarrollado.

  • Cristianos de Santo Tomás se establecen en India posiblemente comenzando en 52 y ciertamente hasta antes de 325.
  • Cristianismo en Etiopía.
  • Cristianismo en el Imperio sasánida
  • Cristianismo en Bosnia
  • El cristianismo llega a las Islas Británicas
    • El cristianismo llega a Irlanda (datado tradicionalmente en 432) y la evolución del cristianismo céltico
    • Misioneros irlandeses y la diseminación del cristianismo a Bretaña y el norte de Europa.
    • El establecimiento de la autoridad papal en Irlanda después del Gran Cisma.
  • Cristianos nestorianos viajan por la ruta de la seda para establecer una comunidad en la Dinastía Tang con capital en Chang'an, construyendo la Pagoda Daqin en 640.

El levantamiento del islam

Persecuciones

Diseminación del cristianismo en Europa central y oriental

  • Santos Cirilo y Metodius traducen la Biblia y la liturgia en la Iglesia eslava en el siglo IX.
  • El Bautismo de Kiev en 988 disemina el cristianismo por toda Rusia, estableciendo la identidad cristiana oriental de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.

Iglesia Cristiana y Estado en el medievo occidental

Cisma entre Oriente y Occidente

Artículo principal: Gran Cisma de Oriente y Occidente
Artículo principal: Sucesión apostólica
  • Tomó mucho tiempo en desarrollarse; los temas principales fueron el papel del papa de Roma y la cláusula filioque. El cisma "oficial" aconteció en 1054, por la excomunión romana del Patriarca de Constantinopla Miguel I Cerulario, seguido por la excomunión constantinopolitana del representante del papa.
  • Las excomuniones fueron rescindidas mutuamente por el papa y el patriarca de Constantinopla en la década de 1960, aún así el cisma no ha sido eliminado por completo.

El Gran Cisma se produjo entre el Catolicismo y la Ortodoxia Oriental. Ambas tradiciones ponen énfasis en la sucesión apostólica, e históricamente ambas aseguran ser la única descendencia legítima de la Iglesia primitiva. Cada una, además, asevera mantener de manera más correcta la tradición de los apóstoles y que la otra se ha desviado. Los cristianos católico romanos a menudo se refieren a sí mismos simplemente como "católicos", que significa "universal", y mantienen que también son ortodoxos. Los cristianos ortodoxos orientales se refieren a sí mismos simplemente como "ortodoxos" que significa "adoración correcta", y también se denominan a sí mismos católicos. Inicialmente, el cisma era primordialmente entre el Oriente y el Occidente, pero hoy ambas congregaciones están extendidas por todo el mundo. Aún se refieren entre ellas en esos términos por razones históricas.

Finales de la Edad Media

América primitiva

  • Conquistadores
  • Santería, una fusión del catolicismo con tradiciones religiosas de África occidental traídas originalmente entre los esclavos.

La Reforma Protestante y la Contrarreforma Católica

Surgimiento de las denominaciones religiosas del Protestantismo

Discute el levantamiento de las mayores denominaciones religiosas después de la Reforma Protestante y los retos enfrentados por el catolicismo.

Siglo XIX

Anticlericalismo y comunismo ateísta

En muchos movimientos revolucionarios la iglesia romana estaba asociada con el establecimiento de regímenes represivos. Por ejemplo, después de la Revolución francesa y de la Revolución mexicana existe un tono anticlérigo en aquellos países que existe hasta estos días. En un nivel más extremo, Karl Marx condenó a la religión como el "opio del pueblo" [1] y los gobiernos marxista-leninistas del siglo XX a menudo eran ateos; de estos, sólo Albania se declaró oficialmente como un estado ateo.

Siglo XX

El cristianismo en el siglo XX se caracteriza por una fragmentación acelerada. El siglo vio el levantamiento de grupos liberales y conservadores, así como una secularización general de la sociedad occidental. La Iglesia católica romana instituyó muchas reformas para modernizarse. Los misioneros hicieron incursiones en el Lejano oriente, estableciendo seguidores en China, Taiwán y Japón. Al mismo tiempo, la persecución en la Europa Oriental comunista y la Unión Soviética trajo a muchos cristianos ortodoxos a la Europa Occidental y a los Estados Unidos, aumentando el contacto entre el cristianismo occidental y oriental. Además, el ecumenismo creció en importancia, cuyo comienzo fue en la Conferencia Misionera de Edimburgo en 1910, aunque se critica que Latinoamérica haya sido excluida debido a que la predicación protestante en Latinoamérica ha sido frecuentemente anticatólica.[2]

Reformas Católicas

Otros desarrollos

Otro movimiento que creció en el siglo XX fue el Anarquismo cristiano el cual rechaza la iglesia cristiana, estado o cualquier otro poder excepto el de Dios. También creen en la no violencia absoluta. El libro de León Tolstói llamado El Reino de Dios está dentro de ti [2] publicado en 1894 fue el catalizador de este movimiento.

En la década de los 50, se vio una expansión evangélica en América. La prosperidad posterior a la segunda guerra mundial experimentada en Estados Unidos también produjo efectos en la iglesia cristiana. Aunque referidos de forma simple como "fundamentalismo morfológico", la frase no obstante describe precisamente los desarrollos físicos experimentados. Los edificios de las iglesias cristianas fueron construidos en gran número, y las actividades de la iglesia evangélica crecieron expansivamente.

Dentro del catolicismo, surge formalmente en los años 60 la Teología de la Liberación (T.L.) en América Latina, como respuesta al malestar de la opresión y la pobreza característicos de los pueblos de esta región. La Iglesia católica de manera oficial no acepta los postulados de la T.L., por una posible estrecha relación con el marxismo, aunque los teólogos de la liberación niegan tal relación, aunque sí aceptan la existencia de conceptos como la lucha de clases. Sin embargo, la Iglesia católica de todas formas sí acepta algunos postulados de la misma T.L. sobre todo en lo referente a la necesidad de libertad de los pueblos en el mundo, pero generalizando también la idea a la libertad de los otros pecados también.

Otro desarrollo notable en el siglo XX dentro del cristianismo fue el levantamiento de movimientos pentecostales. Aunque sus raíces datan desde antes del año 1900, su nacimiento real se atribuye comúnmente al siglo XX. Brotaron de raíces metodistas, se levantaron de las reuniones en una misión urbana en la calle Azusa en Los Ángeles. Desde ahí se diseminaron por todo el mundo, llevado por aquellos quienes experimentaron lo que creen ser movimientos milagrosos de Dios en ese lugar. El pentecostalismo, que dio inicio al movimiento carismático dentro de denominaciones ya establecidas, continúa siendo una importante fuerza en el cristianismo occidental.

Modernismo y la reacción fundamentalista

Las implicaciones radicales de las influencias científicas y culturales por la Ilustración se hicieron notar en las Iglesias protestantes, especialmente en el siglo XIX; el cristianismo liberal pretendía unir a las iglesias cristianas junto con la amplia revolución que el modernismo representaba. Al hacerlo, nuevas aproximaciones críticas de la Biblia fueron desarrolladas, nuevas actitudes se volvieron evidentes sobre el rol de la religión en la sociedad, y un nuevo pensamiento comenzó a cuestionar las casi universalmente aceptadas definiciones del cristianismo ortodoxo.

En reacción a estos acontecimientos, el fundamentalismo cristiano fue un movimiento que rechazaba las influencias radicales del humanismo filosófico, debido a que afectaban a la religión cristiana. Apuntando especialmente a los alcances críticos de la interpretación de la Biblia, y tratando de bloquear las incursiones hechas en sus iglesias cristianas por presunciones científicas ateas, los fundamentalistas comenzaron a aparecer en varias denominaciones como movimientos independientes numerosos de resistencia a los bruscos cambios del cristianismo histórico. Con el tiempo, los movimientos fundamentalistas evangélicos se habían dividido en dos ramas, una con la etiqueta de fundamentalista, mientras que un movimiento más moderado prefirió la etiqueta de evangélico. Aunque ambos movimientos se originaron primeramente en el mundo anglosajón, la mayoría de los Evangélicos se encuentran por todas partes.

Véase también: Fundamentalismo cristiano

El levantamiento del movimiento evangélico

En los Estados Unidos y en el resto del mundo, ha habido un marcado crecimiento del sector evangélico de las denominaciones protestantes, especialmente en aquellas que se identifican exclusivamente como evangélicas, y un declive de aquellas iglesias cristianas identificadas con corrientes más liberales. En el periodo de entreguerras (años 20), el cristianismo liberal fue el sector de más rápido crecimiento, cosa que cambió después de la segunda guerra mundial, cuando dirigentes de tendencia más conservadora arribaron a las estructuras eclesiásticas.

El movimiento evangélico no es una entidad. Las iglesias evangélicas y sus seguidores no pueden ser fácilmente clasificados. La mayoría no es fundamentalista, en el estricto sentido que algunos dan a ese término, aunque muchos se siguen refiriendo a sí mismos como tales.

Sin embargo, el movimiento ha logrado manejarse de una manera informal, para reservar el nombre de Evangélico para aquellos grupos y creyentes que se adhieren a una profesión de fe cristiana que ellos consideran histórica, una paleo-ortodoxia, como algunos la denominan. Aquellos que se denominan "evangélicos moderados" señalan mantenerse aún más unidos a esos fundamentos cristianos "históricos", y los "evangélicos liberales" no se aplican a sí mismos este apelativo en términos definitorios de su teología, sino que de su vida "progresiva" en la perspectiva cívica, social o científica.

Existe una gran diversidad de comunidades evangélicas alrededor del mundo, los lazos entre ellas son sólo aparentes (varias organizaciones locales y globales los vinculan, pero ninguna a todos), pero la mayoría coincide en las siguientes creencias: una "alta estima" de las Escrituras, creencia en la deidad de Cristo, en la Trinidad, en la salvación por gracia mediante la fe, en la resurrección carnal de Cristo, por mencionar sólo algunas.

Evangelismo en la ventana 10/40

Artículo principal: ventana 10/40

Evangélicos definen y priorizan esfuerzos para alcanzar a los "no alcanzados" a fines del siglo XX y principios del XXI al enfocarse en países que se encuentran entre las latitudes 10º norte y 40º sur. Esta área está dominada mayormente por naciones musulmanas, muchas de las cuales no permiten misioneros de otras religiones en sus países.

La diseminación del laicismo

En Europa existe un alejamiento general de la observancia religiosa y creencias de las enseñanzas cristianas y se mueven hacia el laicismo. La "secularización de la sociedad", atribuida al tiempo del Renacimiento y los años siguientes, es la mayor responsable de este movimiento. Por ejemplo, un estudio hecho por la Gallup International Millennium [3] muestra que sólo un sexto de los europeos va a servicios religiosos regulares, menos de la mitad tienen a Dios como de "suma importancia", y sólo el 40% cree en un "Dios personal". Aunque la gran mayoría considera que "pertenecen" a una denominación religiosa. Los números muestran que la "de-cristianización" de Europa ha comenzado lentamente a caminar en la dirección opuesta.

En Norteamérica, Suramérica y Australia, los otros tres continentes donde el cristianismo es la religión profesada dominante, la observancia religiosa es más alta que en Europa. Al mismo tiempo, estas regiones a menudo son vistas por otras naciones como conservadoras y "victorianas" en su urbanidad social.

Sudamérica, históricamente católica, ha experimentado una gran infusión evangélica y pentecostal en los últimos 80 años debido a la influencia de misioneros cristianos. Por ejemplo, en Brasil, el país más grande del continente, es el país católico más grande del mundo, y al mismo tiempo es el país evangélico más grande del mundo (basados en población). Algunas de las más grandes congregaciones en el mundo se encuentran en Brasil; también en Colombia, un país de tradición católica está sufriendo cambios dramáticos en su sociedad ya que el cristianismo evangélico está creciendo de manera exponencial, solo en la ciudad capital Bogotá se encuentran las iglesias cristianas en las que se congregan en grupos de 1000, 3000, 10000 y hasta 50000.

Siglo XXI

Historiografía

Historiadores cristianos incluyen:

Véase también

Bibliografía

Notas

  1. González, J. L. 2003. Historia del cristianismo: Tomo 1 . Editorial Unilit: Miami, Fla. p. 174
  2. González, J. L. 2003. Historia del cristianismo: Tomo 2 . Editorial Unilit: Miami, Fla.

Enlaces externos


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