- Iglesia del Carmen (Murcia)
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Iglesia del Carmen (Murcia) Tipo Iglesia parroquial Advocación Nuestra Señora del Carmen Ubicación Murcia, España Uso Culto Iglesia católica Diócesis Cartagena Orden Orden del Carmelo Arquitectura Construcción 1721-1769 Estilo arquitectónico Barroco Catalogación Grado de Protección-1/ Incoado BIC La iglesia Arciprestal de Nuestra Señora del Carmen, más conocida como la Iglesia del Carmen, se ubica en el popular barrio del Carmen de la ciudad de Murcia frente a la Alameda de Colón y al Jardín de Floridablanca.
Bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, esta iglesia de estilo barroco fue en otro tiempo el templo conventual de un convento carmelitano. La iglesia tal y como hoy la conocemos se erigió en el año 1721 y se consagró en 1769, construida sobre la Ermita de San Benito fundada en 1451 por el dean Martín Selva, ésta a su vez se construyó en el lugar donde se emplazaba la mezquita de Alhariella en época de la dominación musulmana en Murcia.
En una de las galerías laterales de la iglesia se instala el Museo de la Archicofradía de la Sangre, dicho museo alberga una de las cofradías más antiguas de la ciudad de Murcia la “Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” (data su fundación del 11 de abril de 1411). A finales del s. XVII se le encargó al escultor Nicolás de Bussy que realizara una imagen propia a la que dar culto, y esta será “El Cristo de la Preciosísima Sangre”, obra más significativa de este templo, la cual procesiona los Miércoles Santo en la llamada procesión de “Los Coloraos”.
Contenido
Historia del templo
Antecedentes. El convento de carmelitas calzados de Murcia
Para hablar de la iglesia del Carmen, hay que remontarse a la fundación del convento carmelita sito antaño junto a la actual iglesia del Carmen.
La fundación de este convento tuvo su origen en la petición de fray Juan Gallego, carmelita calzado, en la que exponía al Concejo en el mes de marzo del año de 1583 el deseo de su comunidad por establecerse en Murcia, ya que no había en esta ciudad ni en todo su reino convento de su Sagrada Orden. A pesar de la rapidez de las gestiones del Concejo de Murcia y de las negociaciones entabladas con la Orden del Carmelo, una serie de incidentes hicieron retrasar dos años el asentamiento definitivo de la comunidad carmelita[1]
Conviene recordar que esta orden religiosa fue una de las últimas que se establecieron en Murcia, ya que dominicos, trinitarios, mercedarios, agustinos y franciscanos llevaban varios siglos de actividad. En el siglo XVI, llegaron a Murcia los jesuitas y los jerónimos, a finales del mismo, los carmelitas.[2]
Tras una serie de gestiones en las que intervinieron el Concejo, así como el obispo Gerónimo Manrique de Lara, se decidió efectuar la fundación, en el lugar donde se encontraba la Ermita de San Benito que data del 1451.
Diversos vaivenes históricos marcaron la permanencia en Murcia de los frailes carmelitas durante más de dos siglos. En la Guerra de Sucesión, el entonces obispo Luis Antonio de Belluga y Moncada determinó que el hospital de militares se instalara en las dependencias de este convento y, debido a ello, los religiosos solicitaron para alojarse la ermita de la Fuensanta y unas casas junto a la misma, mientras durase la situación.[3]
La comunidad carmelita tuvo que abandonar definitivamente este centro religioso en 1835 en el proceso de exclaustración, del que sólo se salvó el templo, pasando sus huertos a la propiedad de Miguel Andrés Starico.[4]
El convento fue derribado en 1837 y dos años después fue cedido el lugar a la Junta de Beneficencia para la construcción de una plaza de toros que no llegó a ejecutarse. Finalmente, en la primera década del siglo XX, el arquitecto Pedro Cerdán construyó el colegio que hoy persiste en el área donde antaño estuvo el convento.[5]
La construcción del templo
En cuanto a la construcción de una iglesia propia por parte de los carmelitas, cabe indicar que utilizaron inicialmente la antigua ermita de San Benito, efectuando quizás alguna mejora en ella, ya que concentraron los esfuerzos en las obras necesarias para dar cobijo a los religiosos que se instalaron en Murcia.[6]
Tras una serie de generosas limosnas recibidas, especialmente la importante cantidad entregada por el penitenciario capitular Juan Palmeros las obras continuaron. La construcción del templo duró casi medio siglo debido a la difícil situación económica por la que atravesó la comunidad. Las obras se iniciaron en 1721, siendo obispo de Cartagena Luis de Belluga y Moncada, y se prolongaron hasta 1769, año en que fue consagrada la iglesia por el prelado Diego de Rojas y Contreras.
Este largo período coincidió con el proceso de ejecución de la mayoría de las iglesias conventuales y parroquiales de la ciudad (San Antolín, San Andrés, Verónicas, Santa Eulalia, los Jerónimos de La Ñora, San Nicolás, las Anas, Santo Domingo, etc.), así como con la realización del nuevo imafronte de la Catedral de Murcia (1736-1754), es decir, con una de las épocas más brillantes de la arquitectura religiosa murciana, ya plenamente barroca.
Es posible que la prolongada duración de las obras hiciera variar el proyecto primitivo y que se realizaran ciertas modificaciones debidas a los problemas económicos y a la presencia de diferentes profesionales. El investigador murciano Javier Fuentes y Ponte, que pudo consultar las cuentas, atribuyó el proyecto y la dirección en los primeros momentos a fray José Chover. La ausencia de datos sobre este arquitecto, al parecer valenciano, religioso mercedario, impide por ahora valorar su personalidad. De todas formas cabe afirmar que no es nada extraña la presencia de frailes arquitectos, pues las órdenes religiosas utilizaban sus servicios con el fin de abaratar las obras.[7]
Patrones y protectores
Desde los momentos iniciales de la fundación la comunidad carmelita se acogió al patronazgo del Concejo de Murcia que se mostró generoso concediendo en diversas ocasiones algunas ayudas económicas. Por esta razón, las armas de la ciudad se emplazaron en la primitiva construcción en los canes de las vigas del refectorio y en las puertas del convento de iglesia.[8]
Más problemático fue, sin embargo, el patronazgo de la familia Rocamora. En 1598 los carmelitas hicieron «gracia y donación inter vivos» de la capilla mayor al regidor Ginés Rocamora para sí y sus descendientes,[9] pero años después los frailes dieron por nulo dicho patronato, alegando que aquél no había edificado la mencionada capilla y eliminando el escudo que estaba sobre la reja del presbiterio.
Quizás entre los máximos benefactores de la iglesia del Carmen haya que citar al matrimonio formado por Felipe García Ros y Catalina Faz y Ros, a quienes se debe el impulso y ayuda para finalizar la construcción del templo, dotarlo de retablos (los colaterales de Sistori), el órgano realizado en Valencia por Matías Salanova y diversas piezas para el culto.[10] Por esta razón figuran en la fachada principal del templo las esculturas de los santos patronos del citado matrimonio San Felipe y Santa Catalina.
El templo y su arquitectura
Cuando en el año de 1721 los frailes del Carmelo decidieron levantar el nuevo templo, se basaron en la necesidad de sustituir el antiguo recinto porque era pequeño y se encontraba en mal estado. Pero conviene subrayar que también aludieron a que el viejo edificio estaba «falto de todo ornato, y arte». Es por eso, que la nueva iglesia fue proyectada, por un lado con unas dimensiones espaciales superiores (deseo de construir para las necesidades futuras, tanto de espacio como de enterramientos) y, por otro, con propósitos monumentales.
Sin embargo, no podemos engañarnos con estos propósitos, ya que en el universo estético del barroco, así como en el mundo religioso, el templo debía de ser rico y ornamentado. Estos valores se derivaban de una concepción del templo en boga ya a finales del siglo XVI como preludio a la primera arquitectura barroca.
También conviene destacar el propósito de conseguir una imagen urbana visible desde las vías de acceso: la actual plaza de Camachos y el Puente Viejo. De ahí, el cambio de orientación de la iglesia, que en el nuevo proyecto se levantó en el eje meridional septentrional, con el fin de que la fachada mirara hacia el norte y quedara al fondo de una gran perspectiva que se iniciaba al traspasar el nuevo puente de piedra (hoy Puente de los Peligros), en construcción cuando se iniciaron las obras del templo.
Sin embargo, es interesante comprobar que, dada la distancia desde el puente citado, la fachada aparece como una escultura arquitectónica. Como si fuera un foco u objeto de bellas proporciones envuelto y rodeado por la naturaleza abierta. Téngase en cuenta que el templo era de una escala muy superior a la del convento.
Recuérdese que si en el año de 1721 se acometió el comienzo de las obras de la iglesia, veinte años después el corregidor Antonio Heredia Razán tomó la iniciativa de preparar un amplio plan con el fin de desarrollar, modernizar y adecuar la estructura urbana del barrio del Carmen, una zona de expansión que era también la confluencia de varias rutas de comunicaciones.
El convento adquirió en el siglo XVIII una relevancia especial, porque fue el lugar al que decidieron acudir los cabildos eclesiástico y civil a recibir a la imagen de la Virgen de la Fuensanta cuando era trasladada desde su santuario. Por todas estas razones era conveniente adecuar el exterior del templo a toda una serie de signos urbanos, religiosos y representativos.
Fachada principal
La fachada principal está flanqueada por dos torres campanarios de iguales dimensiones. La entrada principal a modo de arco de triunfo. Las esculturas de San Felipe y Santa Catalina decoran las hornacinas del cuerpo superior de la portada. En la parte superior, coronando la fachada se encuentra el gran relieve en forma de medallón de la titular del templo (La virgen del Carmen) sostenida por dos ángeles tenantes, en otro tiempo atribuido a Salzillo, parecen más bien obra del escultor Pedro Federico. Esta tipología de fachada pantalla oculta visualmente la estructura del templo que no es visible por las proporciones de la misma.
Interior del templo y planta
El interior del templo corresponde a una planta de cruz latina, de tres naves, la nave central mayor en altura que las laterales, donde se generan un total de 10 capillas, cinco a cada lado. A cada extremo del crucero, una capilla privada, cada una independiente del altar mayor. En la capilla de la derecha se encuentra la obra más significativa de este templo, el Cristo de la Preciosísima Sangre (obra de Nicolás de Bussy) y la otra la Virgen del Carmen o del Sagrario, donde se expone el Santísimo.
Riqueza artística
De todo el repertorio artístico de interior de templo, destacan las siguientes obras:
- Cristo de la Sangre, madera tallada y policromada barroca de Nicolás de Bussy. La iconografía de esta imagen, en la que Cristo dona o vierte su sangre, recogida por un ángel, es antigua y poco usual, tratándose de una referencia casi literal al significado de la sangre de Cristo como manantial o fuente de vida eterna.
- La Virgen del Carmen con Ánimas- se trata de un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones, su creador, José María Almela Costa, es del Siglo XX. Aunque la obra de Almela Costa bebe de las fuentes del impresionismo, en este lienzo, como en otras de sus obras de temática religiosa, la labor pictórica se centra en la corrección académica en la factura del dibujo y el uso del color.
- Inmaculada- talla realizada en madera policromada y estofada. Tamaño menor que el natural. Se trata de la representación de la Inmaculada. Es una escultura del siglo XVIII de Francisco Salzillo
- ↑ HERNÁNDEZ ALBALADEJO, E.; DE LA PEÑA VELASCO, C. “El Convento Carmelitas Calzados de Murcia”, revista IMAFRONTE, nº 8-9, Departamento de Historia del Arte. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1992-1993. Pp. 243-244
- ↑ ibídem, p. 244
- ↑ A.C.M. (Archivo Catedral de Murcia), B-32, Actas Capitulares 1707-1711, 11 y 18 de enero de 1707, ff. 7 v. y 8 v.
- ↑ FUENTES Y PONTES, J., España Mariana. Ciudad de Murcia. Lénda, 1880, Parte III, p. 8.
- ↑ NICOLÁS GÓMEZ, D., Pedro Cerdán Martínez. Arquitecto (1862-1947), Murcia, 1987, p. 21
- ↑ HERNÁNDEZ ALBALADEJO, E.; DE LA PEÑA VELASCO, C. op.cit., p. 247
- ↑ HERNÁNDEZ ALBALADEJO, E.; DE LA PEÑA VELASCO, C. op. cit., p. 250
- ↑ Archivo Historico de Murcia, Libro de la fundación del convento carmelitano en Murcia, nº 50, f. 4 v.
- ↑ Ibídem, f. 5. La cesión estaba fundada en las gestiones que realizó Ginés Rocamora para que se efectuase la fundación
- ↑ Ibídem, f. 6 v.
- BELASCO BAYON, B, Historia del Carmelo español. Vol.III, Provincias de Castilla y Andalucía (1563-1835), Institutum Carmelitanum, Roma, 1994
- FUENTES Y PONTE, J, España mariana. Provincia de Murcia. Fundación centro de estudios históricos e investigaciones locales de la Región de Murcia. Murcia. 2005.
- HERNÁNDEZ ALBALADEJO, E.; DE LA PEÑA VELASCO, C. “El Convento Carmelitas Calzados de Murcia”, revista IMAFRONTE, nº 8-9, Departamento de Historia del Arte. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1992-1993. Pp. 243-255
- RIVAS CARMONA, J. “Las iglesias barrocas de la ciudad de Murcia: consideraciones sobre su significación y arquitectura” revista IMAFRONTE, nº 19-20, Departamento de Historia del Arte. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 2007-2008. Pp. 395-410
- RODRÍGUEZ CARRETERO, MIGUEL, Epytome historial de los Carmelitas de Andalucía y Murcia, Ediciones Provincia Bética, Sevilla, 2000
- “Hoja Carmelitana”. Publicación mensual de la Cofradía Carmelitana del Santo Escapulario. Murcia. Mayo 1961.
- Información de los barrios de la ciudad en la Web del Ayuntamiento de Murcia.
- Información en el portal Regmurcia.com
- Pág. Web de los Coloraos
- Información de la cofradía en el portal regmurcia.com
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