Nosotros, los valencianos

Nosotros, los valencianos


Nosotros, los valencianos[1]
de Joan Fuster
Género Ensayo
Tema(s) Historia, política
Edición original en catalán (1962)
Título original 'Nosaltres, els valencians[2]
Editorial Edicions 62
Ubicación Barcelona
  Bandera de España España
Páginas 238

Nosotros, los valencianos[1] (Nosaltres, els valencians en su original en valenciano)[2] es un influyente ensayo[3] [4] del intelectual valenciano Joan Fuster, y el primero de sus trabajos como historiador.[5] Su aparición implicó una renovación tanto en la historiografía como en el nacionalismo valenciano.[6] Ernest Lluch dijo de este libro que "separa la historia de nuestra prehistoria".[7] Junto a Qüestió de noms (Edicions d'Aportació Catalana, 1962) y El País Valenciano (Ediciones Destino, 1962), es considerado como un "libro básico para el conocimiento de la historia, la cultura, y los problemas de identidad del País Valenciano".[8] Jaume Pérez Montaner, estudioso de la obra fusteriana, afirmó que "su significación histórica ha sido tan remarcable que se puede hablar desde nuestra perspectiva actual de un antes y después de esta obra en cualquier referencia a la cultura y a la conciencia nacional del País Valenciano".[9]

Desde su primera edición de 1962, ha sido reeditado aproximadamente una veintena de veces hasta 2009,[9] además de traducido al castellano.[10] Al año siguiente de su aparición, 1963, fue galardonado con el Premi Lletra d'Or.[11]

Fuster, que afirmaba, parafraseando a Jaume Vicens i Vives,[12] no haber encontrado nunca una reflexión realmente seria sobre la identidad del pueblo valenciano y que por ese motivo se consideraba obligado a descifrarla,[13] rompía con el valencianismo precedente, al considerarlo provincial y sucursalista,[14] [15] y rompía también con el trabajo histórico y sociológico realizado hasta ese momento, acusándolo de padecer de una "deplorable e indecorosa miopía 'nacional'".[16]

Nosotros, los valencianos responde a objetivos explicitados desde sus primeras páginas, que son, entre otros, el de "conocernos" (siguiendo, además, el modelo de Notícia de Catalunya)[5] y el de responder a la pregunta "¿qué somos los valencianos?".[7] Este aporte al autoconocimiento de los valencianos en tanto pueblo, pretendía Joan Fuster, sería un revulsivo contra las "enfermedades colectivas" de los valencianos, una tentativa de "rectificar la frustración histórica de su pueblo.[17] En palabras de Fuster: "La verdad —los hechos constatables y explícitos—, una vez delatada, deviene conciencia, y una conciencia despierta siempre revertirá en acción, o, en última instancia, en remordimiento. Para expresarlo abusando de la terminología de un ilustre barbado: "explicar" será una invitación a "transformar".[18]

En Nosotros, los valencianos Fuster afirma que los territorios de "habla catalana"[19] del denominado País Valenciano tendrían como único "futuro normal" la incorporación a una entidad "suprarregional", los denominados Países Catalanes (Països Catalans, en catalán).[20]

Contenido

Antecedentes

El ensayo de Jaume Vicens i Vives, Notícia de Catalunya (1954) —cuyo título original debía ser Nosaltres els catalans, pero que al final fue desechado, a sugerencia de Josep Pla,[21] por temor a la censura franquista—[12] fue inspirador del trabajo de Fuster, el cual tiene una intencionalidad y estructura paralelas.[22] [9]

Estructura

Nosotros, los valencianos está dividido en tres grandes secciones:

  • Los hechos (Els fets, en catalán). Páginas 25 a 101.[23]
  • Las indecisiones (Les indecisions). Páginas 105 a 169.[23]
  • Los problemas (Els problemes). Páginas 173 a 234.[23]

La construcción de la identidad valenciana

La "dualidad nacional"

El ensayo plantea que la conformación actual del País Valenciano parte, desde sus orígenes, de una "dualidad nacional insoluble" —según la expresión utilizada por el autor para referirse a la convivencia de colonos catalanes y aragoneses asentados históricamente en territorio valenciano —.[24] Fuster trató esa problemática argumentando que las comarcas castellanoparlantes, si bien han aportado figuras como Blasco Ibáñez,[25] no habrían tenido sino una influencia marginal en la configuración de la personalidad colectiva de los valencianos en cuanto pueblo, porque esa personalidad colectiva estaría conformada, exclusivamente, por las comarcas de habla catalana.[26] Por ello los territorios valencianos de habla castellana son tratados como un mero apéndice adosado por razones administrativas, fiscales o de otro tipo, y que incluso representarían un estorbo de cara a una futura unión del País Valenciano junto con el resto de territorios de habla catalana, que según él serían su marco nacional natural.[27]

Igual rechazo planteó a la población morisca asentada históricamente en el territorio, considerando incluso que su expulsión fue un hecho positivo.[10] [28]

Desarrollos posteriores

Influencia

A partir de Nosotros, los valencianos se originó un movimiento denominado nuevo valencianismo (nou valencianisme, en catalán) que caló en sectores universitarios, y de izquierdas.[29] [30] Figuras como Sanchis Guarner,[31] Francesc de Paula Burguera,[32] Josep Giner,[33] Alfons Cucó,[34] entre otras, formaron parte de ese movimiento. Después, durante la Transición, las máximas figuras de aquel valencianismo temprano que databa de la Segunda República Española (intelectuales como Xavier Casp o Miquel Adlert)[35] acabarán uniéndose al movimiento de reacción contra la expansión del valencianismo denominado blaverismo.[36]

Al terminar el franquismo, la izquierda valenciana, no sin contradicciones, asumió gran parte de los postulados fusterianos.[37] De este modo la derecha logró encontrar un pretexto perfecto para atacar tanto a la izquierda como al incipiente nacionalismo valenciano.[37] Estos acontecimientos son conocidos como Batalla de Valencia y finalizaron cuando tras la aprobación de la Constitución española y del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana el fusterianismo terminó alejado de los centros de poder políticos valencianos.[38]

Debido al escaso apoyo popular que tuvieron las posiciones fusterianistas, éstas fueron abandonadas progresivamente por diversos partidos valencianos de izquierdas.[38]

Revisiones

Ernest Lluch, en su obra La Via Valenciana (1º edición de 1976 y Premi Joan Fuster d'assaig ese mismo año;[39] ISBN 84-85211-15-4) fue el primero en publicar una revisión de los postulados económicos de Fuster[40] tanto en lo relacionado a la industrialización, como sobre el "paradigma agrarista" de Valencia.[41] [39] [42] [40]

A mediados de la década de 1980, algunos escritores valencianos como Joan Francesc Mira i Casterà, Eduard Mira, Damià Mollà Beneyto o Vicent Franch i Ferrer realizaron distintas revisiones de los planteamientos fusterianos. Se publicaron obras como De impura natione: El valencianisme, un joc de poder (un también polémico libro que tuvo el añadido de revitalizar el interés por Nosotros, los valencianos en tiempos en los que había caído algo en el olvido.[43] Premi Joan Fuster d'assaig 1986;[44] ISBN 84-7502-178-6) o Document 88: Destinat (sobretot) a Nacionalistes (finalista en 1988 en la categoría de ensayo de los Premis Octubre;[45] ISBN 84-7502-227-8). Nació así lo que se conoce como tercera vía del nacionalismo valenciano[46] que consiste grosso modo en la consideración del País Valenciano como nación cultural en si misma, reconociendo las ligaduras históricas y lingüístico-culturales con los otros territorios de la antigua Corona de Aragón,[47] y considerando como parte de un todo a las culturas catalana y castellana asentadas en la Comunidad Valenciana.[48] Pese a haber sido planteado como un "valencianismo dialógico" ("valencianisme dialògic" en catalán)[49] la convergencia de este movimiento nunca ha sido total dentro del nacionalismo valenciano, por lo cual ha recibido acusaciones de ser, en realidad, una suerte de neoblaverismo (neoblaverisme, en catalán).[50]

Críticas

Además de las críticas y descalificaciones[51] tanto desde los ámbitos blaveros, como españolistas,[52] Nosotros, los valencianos también las ha recibido desde ámbitos religiosos, por ejemplo, por las opiniones vertidas sobre la expulsión de los moros de Valencia.[53]

En la literatura

Además de las respuestas en forma de ensayo, de artículos periodísticos, etc., Nosotros, los valencianos también tuvo desarrollos literarios. En la novela Abans moros que catalans (Antes moros que catalanes) escrita por Jordi Querol y Moisés Mercé (E. Climent editor, Valencia, 1984. ISBN 84-7502-117-4) se utilizó la historia contrafactual planteada por Fuster en relación a la expulsión de los moros de Valencia[28] como encabezamiento para una ucronía en la cual los moros nunca habrían sido expulsados, siendo el primer capítulo de la novela una texto atribuido apócrifamente a Fuster como una sección de su ensayo: "L'expulsió pendent" ("La expulsión pendiente").[54]

Referencias

  1. a b Búsqueda de libros de Google (ed.): «Nosotros, los valencianos». Consultado el 5 de abril de 2009.
  2. a b Nosaltres, els valencians, página 6.
  3. Fi de segle: incerteses davant un nou mil·lenni, página 155 (en catalán).
  4. De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), página 36.
  5. a b Confluències. Una mirada sobre la literatura valenciana actual, página 204 (dentro del capítulo Joan Fuster i la història`).
  6. De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), página 32 (en catalán).
  7. a b Lluch, Ernest (citado en De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), página 33).
  8. Enciclopèdia Catalana, SAU (ed.): «Joan Fuster i Ortells» (en catalán). Consultado el 5 de abril de 2009.
  9. a b c Associació d'Escriptors en Llengua Catalana (ed.): «Joan Fuster» (en catalán). Consultado el 5 de abril de 2009.
  10. a b Rubiera Mata, María Jesús. Cervantes Virtual (ed.): «Joan Fuster y la poesía árabe». Consultado el 5 de abril de 2009.
  11. Universitat d'Alacant (ed.): «Joan Fuster i Ortells» (en valenciano). Consultado el 5 de abril de 2009. «Es autor de títulos tan significativos como El País Valenciano (1962) y Nosaltres, els valencians (1962), este último premio Lletra d’Or de 1963, Diccionari per a ociosos (1964), Literatura catalana contemporània (1971), galardonada con el Premi de la Crítica Serra d’Or d’assaig de 1973, Babels i Babilònies (1972) o Sagitari (1985).».
  12. a b De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), página 35.
  13. Nosaltres, els valencians, prólogo a la segunda edición, página 13.
  14. Nosaltres, els valencians: Pero un "provinciano" es, por definición, un hombre resentido: de un resentimiento algo extraño, borroso, sujeto a intermitencias especiales, estéril. De entrada, el provinciano ya se siente vejado de serlo. Es una especie de ciudadano de segunda, y lo sabe. Aún así, su "sucursalismo" lo liga de una manera automática al centro: esto le reafirma la situación de "dependencia" a que está sometido, la cual se colorea con todo el carácter de una aceptación espontánea. La vejación, pues, tiene una punta de remordimiento (dentro del apartado Complex d'inferioritat, página 207).
  15. Nosaltres, els valencians: Cuanto más "provinciano" es un valenciano, más engallado y rupestre es su localismo. Los castellanizados de Valencia son, precisamente, los defensores más entusiastas del idioma valenciano (en castellano en el original), de la literatura valenciana (en castellano en el original), de las glorias valencianas (en castellano en el original), cuando encuentran que alguien los califica de "catalanes", cosa que ellos consideran una usurpación. Son también ellos quienes saltan con la más encendida impetuosidad cuando un castellano denigra el dialecto (en castellano en el original) o alguna otra manifestación levantina (en castellano en el original). No falla nunca. Y todavía: además de ser predominantemente verbal, este localismo se limita, de hecho, a las débiles insignificancias del folklore, de la rivalidad, deportiva y de la ponderación del paisaje familiar. Es una pequeñez de horizontes bastante grotesca. Los alicantinos dicen de la propia comarca —ni el más castellanizado adopta el castellano para decirlo— que es "la mejor tierra del mundo"; el partidario del Valencia F. C. se pegará con el hincha del Real Madrid con el mismo orgullo "patriótico" que el Palleter opuso a Napoleón; todos pondrán las manos en el fuego para jurar que la paella sobrepasa las más suntuosas fantasías palatales de un Brillat-Savarin: et sic de caeteris. El provincianismo tiene esta cola monstruosamente vernácula. (dentro del apartado Complex d'inferioritat, páginas 209 y 210).
  16. Nosaltres, els valencians, página 19 (dentro del apartado Introducció).
  17. Confluències. Una mirada sobre la literatura valenciana actual, página 205.
  18. Nosaltres, els valencians, página 20 (prólogo a la segunda edición).
  19. Nosaltres, els valencians: De hecho, cuando los valencianos —los de lengua catalana— hablamos del País Valenciano, solemos olvidarnos de los "otros" valencianos: nuestras generalizaciones no los tienen en cuenta. No hay en esto ningún menosprecio consciente (dentro del apartado Aragonesos, castellans, murcians, página 105).
  20. Nosaltres, els valencians: El problema es más grave visto desde el otro punto de vista: desde el cantón de la zona "valenciana". Más o menos satisfactoriamente, la zona castellana tiene a sus espaldas su cuerpo nacional ya hecho, que no es el valenciano. Sentirse valencianos o no, será para su gente una cuestión secundaria. Pero los otros valencianos —los valencianos estrictos— han de completarse como «pueblo», y cualquier intento que hayan hecho o hagan en este sentido vendrá obstruido por el lastre que para ellos supone la la zona castellana del país. La "unidad" tiene exigencias insoslayables: demanda excluir o asimilar los elementos radicalmente heterogéneos que subsisten en su área. La actual y tradicional "dualidad" del País Valenciano nos ha impedido sentirnos tranquilamente "unos". El recinto regional nos priva de descubrirnos «idénticos» todos los valencianos. Nos agrade o no a unos y a otros, el hecho es que hay dos tipos de "valencianos" imposibles de fundirse en una sola. Por otra parte, esto traba a los valencianos de la zona catalana ir en la dirección que habría de ser y es su único futuro normal: los Países Catalanes, en tanto que comunidad supraregional donde ha de realizarse su plenitud como «pueblo». Ni "unos" como nosotros mismos, ni "unos" con los otros catalanes: este es el balance que impone la "dualidad" valenciana (dentro del apartado Insoluble, página 108
  21. Història de la historiografia catalana, página 225.
  22. Nosaltres, els valencians, página 20 (dentro del apartado Introducció.
  23. a b c De la versión utilizada en la bibliografía.
  24. Nosaltres els valencians: Los valencianos-catalanes no encontramos la manera de conciliar en su sino unos elementos —aragoneses, castellanos, murcianos— que le son extraños. Solamente la inercia histórica hace soportable la conjunción de grupos tan disímiles. (dentro del apartado La dualitat insoluble, página 105).
  25. Nosaltres els valencians, página 34 (dentro del apartado Poble ajustadís).
  26. Nosaltres els valencians: Las zonas "aragonesas", "castellanas" y "murcianas", inscritas en su órbita por la demarcación medieval, son como un anexo de escasa importancia. (dentro del apartado La dualitat insoluble, página 105).
  27. Nosaltres, els valencians: Nos agrade o no a unos y a otros, el hecho es que hay dos tipos de "valencianos" imposibles de fundirse en uno solo. Por otra parte, esto obstaculiza a los valencianos de la zona catalana el camino que debería ser y es su único futuro normal: los Países Catalanes, en tanto que comunidad suprarregional donde ha de realizarse su plenitud de "pueblo" (dentro del apartado Insoluble, páginas 108 y 109).
  28. a b Nosaltres els valencians: Miradas las cosas sinceramente, no hay duda de que, desde nuestra óptica —de valencianos actuales—, la expulsión fue una suerte. Algún erudito ha comparado la situación valenciana del XVI con la Argelia del 1961: comparación bastante exacta, sí. Los moriscos eran un pueblo colonial en la propia tierra —en última instancia, eran unos «valencianos» más «antiguos» que los otros—, y los cristianos era una suerte de pies-negros sobrevenidos y explotadores. Pero, como que el antagonismo de los dos «pueblos» no podía transformarse en integración completa, porque era una dualidad irreductible —religión, lengua, mentalidad—, el más fuerte eliminó al más débil. Mejor dicho, el rey y sus consejeros resolvieron el problema eliminando a los moros. Quizás los cristianos indígenas no lo habrían hecho jamás por iniciativa propia. Si el planteamiento "nacional" del XVI hubiera perdurado hasta nuestros días —y habría perdurado, si no hubiera intermediado la expulsión—, hoy el País Valenciano quizás sería otra Argelia. No deberíamos engañarnos. Y no sería una perspectiva demasiado convincente, pienso (dentro del apartado Més sobre els moriscos, página 79).
  29. Memòria de la transició a Espanya i a Catalunya, página 109.
  30. De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), página 44.
  31. Manuel Sanchis Guarner, 1911-1981, página 34.
  32. Francesc de P. Burguera: l'obsessió pel país, página 35.
  33. Centre de Lectura de Reus (ed.): «Revista del Centre de Lectura» (en catalán) pág. 10 (2003). Consultado el 5 de abril de 2009.
  34. Centre de Lectura de Reus (ed.): «Revista del Centre de Lectura» (en catalán) pág. 11 (2003). Consultado el 5 de abril de 2009.
  35. De la revolución liberal a la democracia parlamentaria: Valencia (1808-1975), páginas 33 y 34.
  36. Escriptors i erudits contemporanis, páginas 241 y 242.
  37. a b Alberola, Miquel (febrero de 2007). «La clave de la "batalla de Valencia"» (en castellano). Diario El País. Consultado el 5 de abril de 2009.
  38. a b Rausell Köster, Pau. UNIDAD DE INVESTIGACIÓN EN ECONOMIA APLICADA A LA CULTURA. Universitat de Valencia. (ed.): «Consideraciones sobre el tránsito de Valencia hacia la Ciudad Global» (en español) pág. 9. Consultado el 5 de abril de 2009. «El período de tribulaciones (1991-1995). En este segundo período comienzan a verse las posibilidades de la transformación urbana a través de los ejemplos de Sevilla, Barcelona o Madrid que viven inmersas en la organización y celebración de los eventos ligados al año 92 (Exposición Universal, Juegos Olímpicos, Capital Cultural). La denominada Batalla de Valencia es parcialmente ganada por la derecha y el poder local también con el acceso a la alcaldía de la emblemática alcaldesa de la derecha Rita Barberá.».
  39. a b Reig, Ernest (marzo de 2003). «La via valenciana» (en español). Le Monde Diplomatique. Consultado el 5 de abril de 2009. «Ernest Lluch desvela con una gran fuerza expositiva la presencia de un hilo histórico de industrialización autóctona que vincula el auge industrial de los años sesenta y setenta del pasado siglo con toda una serie de elementos industriales y artesanales presentes ya en el siglo XIX. No fue por tanto la agricultura de exportación, ni la IV Planta Siderúrgica de Sagunto, ni la planta de Ford de Almussafes, lo que transformó el País Valenciano en una economía industrial moderna, sino la labor de una burguesía industrial que acumulaba capital en proyectos de dimensión empresarial generalmente reducida, y que operaba en sectores - calzado, juguete, azulejo, textil, mueble, alimentación - caracterizados por poseer tecnologías relativamente sencillas, responder a la demanda de bienes de consumo y aprovechar las economías externas que ofrecía la localización geográfica próxima de empresas de un mismo sector industrial. Esto último puede percibirse aún hoy en día en la presencia de auténticos distritos industriales especializados en las diferentes comarcas de la geografía regional.».
  40. a b Societat d'Amics i Antics Alumnes de la Universitat Jaume I (ed.): «La SAUJI presenta a Castelló l'últim llibre que va escriure Ernest Lluch» (en catalán) (diciembre de 2002). Consultado el 5 de abril de 2009. «Si tuviéramos que subrayar alguna de las aportaciones lluchianas, elegiríamos el nuevo paradigma de interpretación de la economía valenciana por el cual la intensidad del crecimiento y de las transformaciones estructurales, desde los años sesenta, era incuestionable y que el protagonismo de todo ese proceso era de las pymes (pequeñas y medianas empresas). Un paradigma que permitió confeccionar posteriormente las grandes líneas de la política industrial de los primeros gobiernos de la Generalidad.».
  41. Játiva, J. M. (noviembre de 2002). «La medalla de la Universitat realza la magnitud pública de Ernest Lluch» (en español). Diario El País. Consultado el 5 de abril de 2009. «La via valenciana, reeditada recientemente por otro discípulo, el profesor Vicent Soler, volteó "tanto al paradigma agrarista tradicional como la interpretación de Joan Fuster" e inauguró un "nuevo estilo de analizar el País", destacó Almenar. Otro aspecto de la visión alentada por Lluch permitiría confeccionar en la propia universidad "unas grandes líneas de política industrial" que tuvieron gran influencia en los primeros gobiernos de la Generalitat, señaló el rector.».
  42. Colegio de Economistas de Valencia (ed.): «El Coev rinde homenaje a Ernest Lluch con la conferencia "La Vía Valenciana, 25 años después"» (en español) (octubre de 2001). Consultado el 5 de abril de 2009. «En la obra, Lluch plantea una visión alternativa a la visión hegemónica de la economía valenciana de estos tiempos: el agrarismo, y descubre la industrialización autóctona: la de las pymes, que es la que existe actualmente. Así, en muchas de sus páginas rectifica el pensamiento reiterado de la obra de Joan Fuster, Nosaltres els valencians, sobre la no industrialización de la economía valenciana, haciendo la primera revisión que existe sobre este autor. Soler destacó que, para Lluch, en el año 1962, había algo más que artesanía en la manufactura valenciana, ya que los grandes cambios estructurales que se producen en la economía durante la década de los 60 no hubieran sido posibles sin una base preindustrial preexistente. Sostendrá que la diversificación de la economía valenciana desde principios del siglo XIX era mayor de lo que se había pensado.».
  43. Confluències. Una mirada sobre la literatura valenciana actual, página 191.
  44. Lagardera, Juan (12 de 2006). «Veinte años de la nación impura» (en castellano). Diario Levante - El Mercantil Valenciano. Valencia: Editorial Prensa Ibérica. Consultado el 5 de abril de 2009.
  45. Pàgina 26 (ed.): «"Queden coses pendents en el si del Bloc al voltant de la construcció d'un valencianisme nacional"» (en valenciano) (09 de 2008). Consultado el 5 de abril de 2009. «Hablamos con Rafa Company, coautor de «Document 88», libro que ahora hace veinte años que fue finalista, en la modalidad de ensayo, de los Premios Octubre.».
  46. Martín Cubas, Joaquín (2007). Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (Universidad de Valencia) (ed.): «La polémica identidad de los valencianos: a propósito de las reformas de los Estatutos de Autonomía».
  47. «Tres segles després de la Nova Planta» (en catalán). Consultado el 5 de abril de 2009. «Es precisamente en este contexto tan adverso que hay que valorar el papel jugado por la denominada "tercera vía", que se abrió con el ensayo de Eduard Mira y Damià Mollà De impura natione (1986) y continú con el libro colectivo Document 88, dado que ha posibilitado un aggiornamento de la cuestión nacional a partir de la afirmación del nexo entre las etiquetas éticas dialógicas y la legitimación del sistema jurídicopolítico, al mismo tiempo que ha permitido, con gran provecho para la sociedad valenciana actual, una oportuna recepción de los principios del valencianismo republicano, basados en un compromiso de no agresión entre las diversas opciones nacionalistas y en la acción conjunta frente a la absorción cultural y en pro del reforzamiento del autogobierno. Por otro lado, ha confluido la revisión crítica —pluridisciplinar, rigurosa y serena— del legado fusteriano, la cual ha aportado importantes contribuciones en los campos de la lengua, la literatura, la historia política, la economía o el derecho. Sin duda, la influencia cívica y política del valencianismo dialógico se ha hecho patente a la hora de comenzar a cerrar una de las páginas más tristes de la transición: el conflicto lingüístico. En este sentido, la creación de la Academia Valenciana de la Lengua el año 1998 (constituida finalmente el año 2001 y dotada del máximo rango institucional por la reforma estatutaria de 2006) ha resultado el hito más importante del proceso, comoquiera que ha fijado un marco para el entendimiento entre los valencianos a partir de la defensa de un particularismo historicopolítico y afectivo valenciano cuanto a la denominación de la lengua compartida con Cataluña, Baleares y otros territorios de la antigua Corona de Aragón, y la paralela asunción de un modelo propio que ha tomado como referente de oficialidad las Normas de Castellón de 1932, fruto de un pacto histórico de los valencianos en la época republicana, el cual continúa mostrando, setenta y cinco años después, su vigencia.».
  48. Muñoz, Manuel (octubre de 1986). «La obra ganadora del Joan Fuster propone un nuevo nacionalismo valenciano». Diario El País. Consultado el 5 de abril de 2009. «Según explica Mollá, De impura natione es un análisis crítico de la sociedad valenciana en los últimos 25 años, desde que Joan Fuster publicó Nosaltres, els valencians, obra con la que formuló el nacionalismo catalanista. Según Mollá, el libro concluye proponiendo una autoafirmación de la sociedad valenciana a partir del criollismo, de la convivencia de dos culturas distintas, lo que le permitirá ser una especie de bisagra en el juego de poder entre Madrid Y Barcelona, entre las concepciones castellana y catalana del Estado.».
  49. ACV Tirant lo Blanc (ed.): . Consultado el 5 de abril de 2009. «Mesa redonda: El valencianisme dialògic. De “De impura natione” a l'Acadèmia Valenciana de la Llengua Damià Mollà (Departament de Sociologia i Antropologia Social, Universidad de Valencia) August Monzon (Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política, Universidad de Valencia) Miquel Nadal (Tècnic de la Generalitat Valenciana) Josep Antoni Solves (Professor de Comunicació i Informació Periodística, Universidad Cardenal Herrera - CEU)».
  50. Llibertat.cat (ed.): «El neoblaverisme de la "tercera via" serà present en el proper congrés nacionaL del BLOC» (en catalán) (diciembre de 2008). Consultado el 5 de abril de 2009.
  51. Nosaltres els valencians, prólogo a la segunda edición, páginas 9 y 10.
  52. Castelló Cogollos, Rafael. Universidad de Valencia (ed.): «La estructura cultural del País Valenciano» (en español) págs. 22 y 23. Consultado el 5 de abril de 2009.
  53. El retorn de l'Islam a Catalunya: Por desgracia se trata de una práctica común. Incluso un intelectual de la talla del Joan Fuster escribió que "no hay duda de que, desde nuestra perspectiva —de valencianos actuales—, la expulsión fue una suerte". Vale la pena citar el comentario que hace al respecto Josep Maria Perceval: "Siempre hay menos culpa en el asesino concreto de un pogromo, el verdugo de un campo de concentración o el participante borracho de una noche de violencia interétnica, que en la fría mente que decide en un papel y justifica racionalmente la eliminación total". Pero no todo en nuestra historiografía es tan siniestro. En contraste con la opinión despiadada del señor Joan Fuster, Ferran Soldevila escribe: "Con la expulsión [de los moriscos] se cortaba de raíz un problema, creado en gran parte por el fanatismo hispánico (…) No eran solamente los peligros de la expulsión desde el punto de vista de la economía del país. Era también la iniquidad que representaba, incluso dejando aparte las atrocidades que fueron cometidas con los expulsados". (dentro del apartado La justificació del genocidi).
  54. Confluències. Una mirada sobre la literatura valenciana actual, páginas 257 y 258.

Bibliografía


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