- Bando franquista
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Bando franquista fue el nombre con el se conoce a los sublevados, a raíz de la sublevación del 18 de julio de 1936 contra el gobierno de la Segunda República Española, formado tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de dicho año, y que daría origen a la Guerra Civil Española (1936-1939). Los franquistas se autodenominaron bando nacional.
Contenido
Base sociológica
El bando franquista era apoyado fundamentalmente por las clases conservadoras, profesiones liberales y sectores religiosos. Tuvo mayor aceptación en las zonas rurales y en regiones de corte conservador, como Castilla la Vieja, Navarra, Galicia, la provincia de Cáceres y parte de Andalucía. En lo político este bando era un conglomerado de partidos y organizaciones en muchos casos con ideologías opuestas e incluso enfrentadas, tales como conservadores (CEDA), radicales de Lerroux (liberales), católicos, falangistas, monárquicos (agraristas) y carlistas (requetés).
Apoyos internacionales
Su apoyo exterior vino de las que serían denominadas potencias del Eje europeas en la Segunda Guerra Mundial, la Italia fascista de Mussolini, la Alemania nazi de Hitler y pequeños contingentes de voluntarios de otros países, como Irlanda, Polonia o Portugal que además permitió el paso de suministros alemanes a través de sus puertos, así como de rusos blancos, opuestos al régimen soviético de la URSS . El ejército sublevado contó también con abundantes tropas de choque procedentes de lo que entonces era el Marruecos Español.
Denominación
Bando franquista se contrapone a la de bando republicano utilizada para designar a las fuerzas leales a la II República.
Debido a que el bando franquista obtuvo el apoyo de las clases altas y de las potencias fascistas europeas así como de Falange Española, los republicanos solían llamarles "fascistas", "fachas" o "facciosos", "opresores", "sediciosos", etc., a los sublevados.
Del mismo modo, los franquistas se referían a los republicanos como "rojos", "marxistas", "bolcheviques", "comunistas" (independientemente de su pertenencia o no al Partido Comunista), "separatistas", etc.
Otros apoyos
También colaboraron con Franco, vendiéndole armas y petróleo, a crédito, las democracias occidentales, al tiempo que le negaban tal material, a veces después de habérselo cobrado, por adelantado, al Gobierno de la Republica, incuso bloqueando los envíos de otros países, como Méjico, argumentando una falsa neutralidad y espíritu de "no intervención". El ejército franquista se quedó con todos los tanques, de origen francés, que estaban todos en Marruecos. Además contó desde el tercer día de guerra con aviones fascistas y nazis, con los que se inició el envío a España de mercenarios marroquíes (hasta un total de 80.000) y el Tercio de Extranjeros. El ejército republicano, tras muchas felonías (por ejemplo, en Sevilla se entregaron las armas no a los sindicatos, sino a Falange Española y Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, en Zaragoza y Oviedo alentaron la salida de los sindicalistas argumentando que el ejército necesitaba un tiempo para prepararse, declarándose rebeldes posteriormente e impidiéndoles el retorno) fue disuelto por el Gobierno, de modo que la IIª República Española debió confiar la defensa de la legalidad constitucional en los milicianos voluntarios anarquistas, del Partido Comunista y de la Unión General de Trabajadores, sin experiencia militar. A petición del Partido Comunista se consiguió volver a crear un ejército popular, instruirlo y prepararlo para la guerra moderna, de la que los fascistas italianos y nazis alemanes eran teóricos de la guerra mecanizada, sin poder dejar de defender los Frentes.
Como mandos de dicho ejército popular se integraron muchos Generales de la mayor graduación del anterior ejército nacional, no implicados en la sedición, tal vez por que ésta no triunfó en las zonas en que se encontraban. Sin embargo hay pruebas de que Franco recibía información de todas las ofensivas republicanas por adelantado, y que adecuaba su estrategia a las mismas. Por ejemplo, las dos hijas del General Miaja fueron secuestradas por los franquistas en Córdoba, a raíz de lo cual Miaja, que dirigía a las milicias republicanas para reconquistar dicha ciudad, fue derrotado. En Madrid se le juzgó por traición, en secreto. Se le declaró inocente pero se le encomendó la defensa de Madrid, mientras se daba orden de evacuar la capital de todos los organismos públicos. Durante la ofensiva de Brunete, Miaja se negó a enviar sus tropas en ayuda de la frustrada operación (las tropas franquistas habían tomado posiciones fuertemente defensivas en dicha ciudad, aunque dejaron que, al inicio de la operación, muriesen muchos marroquíes en el primer envite) alegando que aún no se le había nombrado Jefe de los Ejércitos del Centro y que eso excedía de su competencia.
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