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Batalla de los Arenques
Batalla de los Arenques Fecha 12 de febrero de 1429 Lugar Rouvray, Francia Conflicto Guerra de los Cien Años Resultado Victoria inglesa Combatientes Reino de Inglaterra Reino de Francia Comandantes Sir John Falstolf Carlos de Borbón (conde de Clermont) y Sir John Steward, condestable de Escocia Fuerzas 500 arqueros y 1.000 hombres de armas Entre 3.000 y 4.000 franceses y 1.000 escoceses Bajas 4 muertos y varias bajas entre el personal de transporte 400 bajas escocesas, 200 francesas La Batalla de los Arenques, a veces conocida también como Batalla de Rouvray por la aldea junto a la cual se produjo, fue un enfrentamiento armado enmarcado en el Sitio de Orleans, parte fundamental del prolongado conflicto conocido como Guerra de los Cien Años. En la Batalla de los Arenques, una enorme fuerza francesa intentó capturar un convoy de suministros inglés. A pesar de la gran superioridad numérica, fue rechazada y puesta en fuga. El extraño nombre de la batalla se debe al contenido del convoy atacado: una gran carga de arenque seco para alimentar a las tropas que sitiaban Orleans.
Contenido
Antecedentes
Íntimamente relacionada con el Sitio de Orleans por parte de los ingleses y la Campaña del Loira de Juana de Arco, la Batalla de los Arenques representó una grave derrota que comprometió todo el futuro de las operaciones francesas en la región.
Los ingleses habían puesto sitio a la ciudad de Orleans en una campaña que duraba desde octubre anterior, y Juana de Arco no había aparecido aún como comandante de la gran fuerza militar que finalmente levantaría el sitio y salvaría a la ciudad.
Las únicas fuerzas francesas disponibles para aliviar el asedio estaban acantonadas en Blois y su comandante era Carlos de Borbón, conde de Clermont.
Se aproximaba la Cuaresma, y era necesario —por razones religiosas— evitar la carne, por lo que se decidió suministrar grandes cantidades de pescado para la alimentación de la tropas. En consecuencia, Inglaterra envió un convoy compuesto por 300 carretas cargadas de carne de arenque salada desde París a Orleans. Junto con el pescado el convoy transportaba también repuestos para ballestas, cañones y municiones. Comandaba el mismo John Falstolf, que llevaba una escolta de aproximadamente 1.000 arqueros montados y algunos milicianos parisinos.
En breves horas se vería obligado a enfrentar al gran ejército que se preparaba para intentar liberar Orleans.
Aproximación de ambos ejércitos
El 11 de febrero de 1429, el convoy llegaba a la pequeña aldea de Rouvray, al norte de Janville, donde acampó para pasar la noche. Por la mañana, los observadores avanzados franceses avisaron a sus jefes de la ubicación de los ingleses.
La vanguardia francesa apareció frente a los ingleses desde el sudoeste. Falstolf detuvo el convoy a 1.600 metros al sur de Rouvray e hizo colocar los carros en un círculo. Dispuso la defensa dejando dos aberturas en la circunferencia formada por los carros: sabiendo que los enemigos lo superaban en una proporción de 3 a 1, el comandante inglés defendió cada entrada al círculo con grandes grupos de arqueros y estacas aguzadas. Esta última práctica ya había dado a los ingleses soberbios resultados en Agincourt, demostrando ser completamente impenetrable para las cargas de caballería.
Comienza el combate
Cabalgando a la cabeza de sus columnas, Clermont hizo detener a sus propios carros de transporte y descargar sus culebrinas y algunos cañones de pequeño calibre. Ordenó que sus tropas permanecieran montadas, con excepción de los artilleros y los ballesteros. Hecho esto, mandó abrir fuego contra los carros enemigos.
De tal modo, y de manera inusual para la Guerra de los Cien Años, la batalla de los Arenques comenzó con un fuego de ablande de artillería en lugar de abrirse con ataques de los arqueros.
Esto supuso un peligroso problema para los ingleses, ya que el fuego de cañón, aunque de lenta cadencia, podía ser devastador, y el inteligente francés disparaba desde una distancia que estaba fuera del alcance de los longbows. Una carga de los caballeros ingleses montados parecía desaconsejable (debido a la desproporción numérica), ya que en la primera línea enemiga se encontraban los duros y aguerridos guerreros escoceses.
La suerte del convoy de suministros parecía estar sellada.
Desobediencia y catástrofe
Sin embargo, providencialmente, un grave error de los enemigos vino en ayuda de Falstolf: a pesar de que Clermont le había estado enviando mensaje tras mensaje prohibiéndole atacar, el comandante de los caballeros escoceses, condestable John Stewart de Darnley, decidió desobedecer las órdenes: hizo apear a sus caballeros y, sin consultar con su superior, les ordenó avanzar a paso de carga contra los carromatos estacionados.
Ante esto, el asombrado Clermont se vio obligado a suspender el ataque de artillería, porque los escoceses se habían puesto en medio de la línea de fuego.
Como había sido y seguiría siendo una constante en el prolongado conflicto, ni bien los escoceses entraron en la distancia de alcance efectivo de los arqueros ingleses, estos cubrieron el cielo con nubes de flechas y efectuaron una espantosa matanza entre los arriesgados hombres de Stewart.
Viendo caer a sus aliados, Clermont tuvo que tomar una decisión heroica. Lanzó a su caballería en un ataque frontal, que corrió el mismo destino que sus antecesoras en Crecy y Agincourt: fue rechazada con enormes bajas.
Masacre final
Mientras las tropas francesas se retiraban en desorden, dejando el campo de batalla cubierto de muertos y heridos, el comandante inglés envió a sus pocos caballeros montados en persecución del enemigo. En escasos minutos, el orgulloso ejército real francés que se suponía debía liberar a Orleans se convirtió en una desorganizada masa de soldados en fuga y fue completamente destruido.
Entre las bajas se contaron el propio Clermont, víctima de una grave herida, y Stewart, muerto en el ataque escocés junto con la enorme mayoría de sus hombres. Clermont debió abandonar el campo de batalla en camilla y fue evacuado al campamento de Blois.
También resultó herido Juan de Dunois (conocido como "el Bastardo de Orleans") quien salvó su vida por milagro y que jugaría más tarde, junto a Juana de Arco, un papel fundamental en el levantamiento del sitio de Orleans.
Consecuencias
La Batalla de los Arenques fue el mayor combate llevado a cabo entre el establecimiento del sitio de Orleans (octubre de 1428) y la salida a escena de Juana de Arco (mayo de 1429).
La grave derrota de Los Arenques tuvo un inmediato y devastador efecto sobre la moral de las tropas francesas. Hizo desaparecer la confianza de los sitiados de Orleans y afianzó un oscuro sentimiento de que todo lo que se intentara hacer sería inútil y de que la guerra estaba ya perdida. Fue el colmo de la vergüenza para Carlos VII de Francia y la desesperación para toda la población de la región.
Los ingleses, aunque victoriosos, pasaron hambre en las semanas siguientes, porque la inmensa mayoría de los toneles de arenques fueron destruidos por la artillería francesa.
Esta batalla, como las otras mencionadas, demostró la enorme diferencia entre el ejército inglés (profesional, disciplinado, bien equipado y conducido por jefes competentes) en relación con su similar francés, desorganizado e inclinado a la acción inconsulta e individual.
A la pregunta de qué hubiese sucedido si Clermont hubiese podido continuar con su acción de artillería sin ser interrumpido por el avance de Stewart, se puede responder que en 1450 su hijo, atacando metódicamente y sin pausas con la artillería, alcanzó la victoria en la importante batalla de Formigny.
Finalmente, el combate parece haber tenido una importancia fundamental en otro aspecto: el mismo día de la batalla (12 de febrero de 1429), Juana de Arco se entrevistaba en Vaucouleurs con Roberto de Baudricourt para solicitarle fondos, hombres y suministros para llegar con seguridad a Chinon.
Los cronistas de la época afirman que Juana informó a Roberto que "las armas del Delfín habían sufrido un gran revés cerca de Orleans" (obsérvese que ella no tenía modo de saberlo). Baudricourt, poco inclinado a ayudar a la Doncella, se negó a entregarle lo pedido. Sin embargo, varios días más tarde recibió por los canales oficiales la noticia de la derrota de Los Arenques. Entonces, impresionado, mandó llamar a Juana, le entregó lo solicitado y la animó a apurarse hacia Chinon para unir sus fuerzas con las que le quedaban al Delfín.
La Doncella de Orleans, fuertemente equipada, abandonó Vaucouleurs con su ejército el 23 de febrero, en una marcha que tendría una importancia capital en el levantamiento del prolongado sitio de Orleans.
Véase también
Categorías: Batallas de la Guerra de los Cien Años | Historia de Inglaterra | Historia de Escocia
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