Bombardeo de la Plaza de Mayo

Bombardeo de la Plaza de Mayo
Bombardeo de Plaza de Mayo
Plaza-Mayo-bombardeo-1955.JPG
Lugar Buenos Aires, Argentina
Blanco(s) Civiles peronistas, presidente Juan D. Perón
Fecha 16 de junio de 1955
Tipo de ataque bombardeo aéreo, asesinato masivo
Arma(s) bombas arrojadas por aviones de la aviación naval
Muertos 364[1]
Heridos Más de 700[2]
Perpetrador(es) Militares y civiles antiperonistas
Motivo Intento de golpe de estado

El Bombardeo de la Plaza de Mayo, también conocido como la Masacre de Plaza de Mayo, fue el bombardeo cometido el 16 de junio de 1955 en la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Ese día un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Juan Domingo Perón intentó asesinarlo y llevar adelante un golpe de estado y, si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, ubicada a su vera, el edificio de la Confederación General del Trabajo y el edificio que en aquella época servía como residencia presidencial, causando la muerte de 308 personas[3] y más de 700 heridos siendo, irónicamente, el bautismo de fuego de la Aviación Naval (contra su propia gente).[4] Perón se había retirado al Ministerio de Guerra ubicado a 200 metros de la Casa Rosada por lo cual no estaba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra. La violencia, de una magnitud nunca vista anteriormente en Argentina, con la cual se ejecutó el hecho y el desprecio por la vida de las personas hace que se lo vincule con el terrorismo de Estado aparecido años después en el país[5] En febrero de 2008 el juez Claudio Bonadío, entendió que ese episodio no fue un genocidio, sino un intento de eliminación del entonces presidente, Juan Perón declarando que no fue un delito de "lesa humanidad".[4] como solicitaba que se declare un planteo presentado.

Contenido

Antecedentes

El 24 de febrero de 1946 se realizaron elecciones en las que Juan Domingo Perón resultó elegido Presidente de la Nación Argentina con el 55% de los votos. El gobierno de Perón se desarrolló con una fuerte oposición antiperonista, formada y organizada incluso antes de las elecciones, en la que se combinaban intereses británicos y estadounidenses en la región, confrontaciones de tipo racial y social,[6] ‒particularmente contra el poder que los sindicatos alcanzaron en ese período‒, y cuestionamientos sobre la legitimidad democrática del peronismo.

En 1951 se produjo un primer intento fallido de golpe de estado por parte de ramas conservadoras del Ejército, con apoyo de algunos sectores civiles. Ese mismo año se realizaron las elecciones presidenciales en las que Perón volvió a ganar, ampliando su apoyo hasta alcanzar un 62,49%.[7] Las dificultades de la oposición para articular una opción política electoral al peronismo, impulsaría a muchos sectores a la actividad golpista e incluso terrorista.

El 15 de abril de 1953 se produjo un grave atentado terrorista contra una manifestación sindical organizada por la CGT en la Plaza de Mayo, resultando asesinados 5 trabajadores y 95 heridos.[8] [9] Posterior a esto se incendiaron locales de los partidos radical, socialista y demócrata y el Jockey Club.[10]

Luego del fracasado golpe de 1951 algunos militares habían permanecido en estado de conspiración latente[11] y a fines de 1954 el conflicto entre el gobierno y la Iglesia dio nuevo impulso a los golpistas. Dentro de los conspiradores había oficiales del Ejército de alta graduación como el general Eduardo Lonardi, que estaba en situación de retiro y el general Pedro Eugenio Aramburu que en razón de su destino no tenía mando de tropas.[12] Para el 23 de abril los conspiradores lograron contar con el apoyo del general de brigada José León Bengoa, quien como comandante de la Tercera División de Infantería con asiento en Paraná (Entre Ríos) tenía tropas a su mando[12] y del coronel Eduardo Señorans, Jefe de Personal del Estado Mayor General del Ejército con asiento en el Ministerio de Ejército, a una cuadra de la Casa de Gobierno.[11]

Entre los integrantes de la Marina de Guerra Perón tenía escaso apoyo. "Los oficiales de la Marina tendían a identificarse, en su gran mayoría, con las clases sociales que Perón denunciaba sin cesar como la oligarquía y miraban con mal disimulada hostilidad sus programas sociales, así como su persona misma".[11] En 1951 hubo oficiales navales vinculados al intento de Menéndez pero el Servicio de Inteligencia de la Marina no colaboró para detectarlos. Luego de los hechos de violencia de 1953 se reactivó la conspiración e incluso se elaboraron dentro de la Marina varios planes que bajo la apariencia de ejercicios de guerra tenían como finalidad prepararse para una futura revolución en la que participara en especial la Base Puerto Belgrano y la flota de mar.[11] Cuando a comienzos de 1955 la tensión había crecido los conspiradores buscaron un oficial superior que encabezara el levantamiento y finalmente consiguieron que aceptara tal cometido el contralmirante de infantería de marina Samuel Toranzo Calderón.

En ese punto los conspiradores contactaron con los generales Lonardi y Aramburu y, finalmente, con el general Bengoa. No obstante estos apoyos militares no fue mucho lo que pudieron cosechar dentro de los partidos políticos pues si bien los nacionalista-católicos (de derecha) y el Partido Socialista de Argentina (de izquierda) acordaban el derrocamiento de Perón poco más compartían en común. Los conspiradores no parecen haber definido ningún acuerdo sobre el programa que seguirían una vez consumado el derrocamiento fuera de establecer un régimen encabezado por una Junta cívico-militar formada también por los civiles Miguel Ángel Zavala Ortiz (perteneciente al sector unionista que acababa de perder el control de la Unión Cívica Radical), Adolfo Vecchi (Partido Demócrata Nacional) de tendencia conservadora, y Américo Ghioldi (Partido Socialista). También participaron en las instancias conspirativas Mario Amadeo y Luis María de Pablo Pardo, de extracción nacionalista católica.

Gloster Meteor en la Plaza Fuerzas Armadas de la ciudad de Junín.

Los revolucionarios encontraron propicio para sus fines la disputa mantenida entre el gobierno y la Iglesia, que no sólo logró aumentar la tensión entre el mismo y la oposición sino que además estaba generando resistencia dentro de sus propias filas. Perón impulsaba la convocatoria a una convención constituyente que decidiera la separación de la Iglesia y el Estado.

Hay muchos que desean que la Iglesia sea independiente del Estado; otros, que la Iglesia esté en el Estado, como actualmente. Lo justo es esperar la elección y que la mayoría del pueblo sea la que decida, y no decidir por la violencia.[13]

En el marco de esta campaña se produciría la Procesión del Corpus Christi inicialmente prevista y autorizada para el jueves 9 de junio, la Iglesia decidió retrasarla dos días pensando reunir más participantes pero el Ministro del Interior le comunicó que no podía autorizarla como festividad religiosa para la nueva fecha por lo cual la ceremonia de ese día debería ser exclusivamente dentro de la Catedral.

El 11 de junio se produjo la gran movilización opositora que reunió 250.000 manifestantes, desplazándose desde la zona de la Catedral a la zona del Congreso Nacional. Las crónicas de la época reseñan que los activistas dañaron placas conmemorativas a la figura de Eva Perón (fallecida dos años antes) e izaron la bandera del Vaticano en lugar de la bandera argentina en el mástil del Congreso. El conflicto se fue agudizando al informar la Policía Federal que se había quemado una bandera argentina durante la procesión y publicarse en los diarios la fotografía de Perón y Borlenghi mirando los restos de la bandera. Poco después, sin embargo, el subinspector Héctor Giliberti le confesó a su hermano el capitán de corbeta José María Giliberti que la bandera había sido quemada por compañeros de la Policía Federal y ratificó luego sus dichos al declarar en el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas. También lo confirmaron los policías Juan Laperchia e Isidoro Ferrari por lo cual el organismo solicitó a Perón la separación del jefe de policía y la detención del Ministro del Interior Ángel Borlenghi pero al día siguiente de esa comunicación Borlenghi hizo sellar su pasaporte y salió del país hacia Montevideo.[14] Ya depuesto el gobierno otras declaraciones confirmaron lo sucedido y el propio contraalmirante Alberto Tessaire -vicepresidente al tiempo del hecho- afirmó que la acción se había ejecutado no sólo con la autorización de Perón sino bajo su inspiración.[15]

Esto incrementó las tensiones, luego de que grupos que simpatizaban con Perón chocaran con los grupos opositores y clericales. Finalmente, el 13 de junio Perón expulsó del país a los monseñores Tato y Novoa, figuras del movimiento clerical, y un día después, en un mensaje a la multitud reunida en la Plaza del Congreso, expresó: "Desagraviar nuestra bandera en nuestros días tiene para mí el más profundo significado. Las banderas tienen, según las patrias y las comunidades que representan, el reflejo del espíritu de un tiempo y de una época. Nuestra bandera [...] no debió ser agraviada por los hombres".[16]

El 16 el gobierno había organizado un acto de desagravio a la bandera nacional, quemada anteriormente por la propia Policía. El ministro de Aeronáutica, brigadier mayor Juan Ignacio de San Martín, dispuso que la aviación testimonie su adhesión al presidente de la República, desagraviando a la vez la memoria del general José de San Martín. Para esto decidió que una formación de aviones sobrevuele la Catedral de Buenos Aires, donde descansan los restos del Libertador. El anuncio del desfile reunió en Plaza de Mayo a un numeroso público. Se trataba de un acto cívico-militar en solidaridad con el gobierno frente a los embates de la oposición.[17]

Los servicios de información

Mientras ocurrían estos hechos el contralmirante Toranzo Calderón fue advertido por el Servicio de Inteligencias Navales de que su implicancia personal en el movimiento revolucionario había sido descubierta por el Servicio de Informaciones de la Fuerza Aérea (organismo que simpatizaba con Perón) por lo cual, ante el temor de ser arrestado y puesto a disposición del Poder Ejecutivo, decidió apresurar una acción militar contundente.

La noche del 15 de junio el ministro de Ejército general Franklin Lucero fue informado por su ayudante que se produciría una rebelión en las primeras horas del día siguiente pero no le dio crédito a la noticia ni la informó a Perón.[18] El gobierno también tenía conocimiento del levantamiento por otras fuentes pero no intentó desactivar el golpe.[19]

Plan de la acción rebelde

Monumento a las Víctimas del Bombardeo de Plaza de Mayo, titulado "De los cielos los vieron llegar", de la escultora Nora Patrich, en Casa Rosada.

El plan consistía en aprovechar un vuelo-homenaje de desagravio a la bandera nacional que despegaría a las 8 de la mañana, y bombardear la Casa de Gobierno y el Ministerio de Guerra con el objetivo de eliminar a Perón o provocar un duro golpe psicológico contra su administración.[12]

Tropas del Batallón de Infantería de Marina 4 (BIM4) al mando del vicealmirante Benjamín Gargiulo, quien pocas horas antes había sido enterado y se había plegado a la sedición, avanzarían desde la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires para tomar la Casa de Gobierno, con el apoyo armado de grupos civiles apostados en la Plaza. Se había previsto la toma de la emisora de Radio Mitre y de la central de Teléfonos del Estado para difundir una proclama revolucionaria redactada por Miguel Ángel Zavala Ortiz. Se había previsto movilizar las unidades navales de la Marina de Guerra. Los revolucionarios contaban también con recibir apoyo —una vez iniciados los hechos— por parte de otros sectores del Ejército y de la oposición que no habían sido consultados.

Los participantes en el bombardeo (como el entonces teniente de corbeta Máximo Rivero Kelly) afirmaron posteriormente que el objetivo no era matar al Presidente de la Nación sino «quebrarlo en su fortaleza de mando».[12]

Tapa de la Revista Ahora, del año 1964, donde se revisan los trágicos acontecimientos de 1955.

El ataque

Mujer con su pierna destrozada por el ataque terrorista de los aviones

En horas de la mañana del 16 de junio el vicealmirante Gargiulo arengó a sus hombres del Batallón de Infantería de Marina 4, quienes no estaban al corriente de la acción que se les pediría emprender, para que actuaran por la Patria y por su comandante, enviando luego a la tropa para que tomara la Casa Rosada. A los pocos minutos se les ordenó regresar: el despegue de los rebeldes de Punta Indio (estipulado para las 8 de la mañana) se había retrasado hasta las 10.45 por la niebla matinal, y el plan requería la coordinación con el ataque aéreo. La Flota de Mar tampoco pudo salir de Puerto Belgrano por falta de coordinación y por supuestos problemas técnicos en las calderas de sus buques.

Para el mediodía Perón fue notificado de estos extraños movimientos por el Ministro de Guerra, general Franklin Lucero, en el Ministerio de Guerra. Mientras se desarrollaba esta junta se produjo el ataque aéreo y el presidente se refugió en el Ministerio de Guerra y "se dispuso a sofocar la rebelión".[20] [21]

Nosotros, por nuestros servicios de información, ya habíamos sido advertidos con anterioridad, lo que nos permitió establecer inmediatamente nuestro puesto de comando y responder a las acciones que el enemigo inició sobre la Casa de Gobierno. Es indudable que de haber permanecido el Gobierno en su sede natural habría sido destruido.[13]

El bombardeo

La Plaza de Mayo, ubicada frente a la Casa Rosada, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, lugar de los bombardeos que mataron e hirieron a los civiles que se encontraban en el lugar.
Durante el ataque fue alcanzada por disparos y bombas la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo Nacional.

A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacia bastante tiempo (22 North American AT-6, 5 Beechcraft AT-11, 3 hidroaviones de patrulla y rescate Catalina), iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.[1]

La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales debido a que era un día hábil. Entre las primeras víctimas se contaron los ocupantes de los vehículos de transporte público de pasajeros. Un trolebús repleto recibió una bomba de lleno, muriendo todos sus ocupantes.

Este ataque a la población civil de su propio país fue el bautismo de fuego de la Aviación Naval Argentina (hubo un segundo bautismo el 1 de mayo de 1982, en la guerra de las Malvinas). Se arrojaron 9500 kg de bombas, causando la muerte a 308 personas y heridas a más de 800.[22] [1] Como los confabulados no consiguieron bombas de alto poder explosivo emplearon contra la ciudad abierta bombas de fragmentación de 50 kg de trotyl,[23] provocando rápidamente cientos de víctimas y daños materiales.

Fue el cuarto bombardeo sobre Buenos Aires; el primero en ocasión de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, el segundo en ocasión del Combate de Los Pozos (1826) y el tercero cuando se produjo la Revolución del Parque (1890).

Las evacuaciones médicas se iniciaron de inmediato, algunas incluso entre los bombardeos aéreos y fueron realizadas por los habitantes que se encontraban en las inmediaciones. Esto provocó que algunos más cayeran heridos o muertos.

Combates en la urbe

Desde el interior de la Casa de Gobierno y el Ministerio de Guerra comenzó a organizarse la resistencia armada. Las tropas rebeldes del Batallón 4 fueron transportadas presurosamente en camiones a primeras horas de la tarde y desplegadas en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, pero fueron repelidos desde el interior por efectivos del Regimiento de Granaderos a Caballo y desde el exterior por tropas del Ejército que marchaban desde el sector del Ministerio de Hacienda bajo el mando del general Lucero. Las tropas leales fueron acompañadas por simpatizantes peronistas que empuñaron las armas.

Si bien Perón no deseaba que en la lucha se incluyeran civiles, estos fueron convocados por el Secretario General de la CGT Hugo Di Pietro, y por los dirigentes de la Alianza Libertadora Nacionalista. Los hombres se concentraron pronto en el sector noroeste de la plaza, y desde el Ministerio de Guerra también se hacía fuego contra los rebeldes.

El Batallón 4 se replegó en desorden hasta el Ministerio de Marina (a poca distancia de la Casa de Gobierno) combatiendo por las calles, quedando los rebeldes allí cercados junto con su líder Samuel Toranzo Calderón y el Ministro de Marina Aníbal Olivieri, plegado éste último al golpe por un acto de «identificación moral» con los rebeldes. Los comandos civiles rebeldes entraron en acción bajo el mando de Zavala Ortíz, hostigando a los leales y enfrentándose con la policía. Durante la tarde, desde el sector del Correo Central, tropas adicionales del Batallón 4 de infantería de Marina intentaron perforar el cerco establecido por los leales sobre el Ministerio de Marina.

Después de la primera hora de bombardeo los gremios empezaron a convocar a los obreros para organizar una Marcha de Resistencia a la Plaza de Mayo en defensa de Perón. Una bomba cayó sobre la convocatoria a las 13.30 y mató a Armando Fernández, de la Asociación de Trabajadores Jaboneros, Perfumistas y afines. Su cuerpo entró en la morgue de La Matanza horas más tarde.[24]

La lucha en el aire

Mientras se acentuaban los tiroteos en el centro porteño el mando leal ordenó a la Base Aérea Militar de la Fuerza Aérea en Morón el despegue de interceptores a reacción. Los pilotos se encontraban entonces en acaloradas discusiones sobre si debían adherirse o no al movimiento revolucionario. Rápidamente se hizo al aire una escuadrilla de cuatro Gloster Meteor leales al gobierno. Si bien no pudieron llegar a tiempo para impedir el bombardeo, lograron interceptar una escuadrilla naval rebelde que se retiraba de la zona. La escuadrilla de interceptores Meteor Leales estaba al mando del 1er. Tte. Juan García (volando el Meteor I-039), 1er. Tte. Mario Olezza (I-077), 1er. Tte. Osvaldo Rosito (I-090) y el Tte. Ernesto Adradas (I-063), frente a las máquinas rebeldes AT-6 Texan, pilotadas por el Tte. de Corbeta Máximo Rivero Kelly (en el Texan 0342/3-A-29) y el guardamarina Armando Román (0352/3-A-23). El combate se produce a baja altura sobre el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery y el Río de la Plata, cayendo el Texan del rebelde Román bajo los cañones de Adradas. Román pudo saltar en paracaídas cayendo al río y Adradas logró el primer derribo de la FAA y el primer derribo de un reactor en el continente americano. Fue el verdadero bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, que volvería a actuar contra guerrilleros en Tucumán, en 1975, y en el Atlántico Sur, en 1982, contra las fuerzas británicas durante la Guerra de las Malvinas.

La Base Aérea de Morón caería entonces por poco tiempo en manos rebeldes, con lo que estos pudieron hacerse con 4 Meteors. Los hicieron despegar para continuar ametrallando la zona de Plaza de Mayo en apoyo a los rebeldes emplazados en la zona del Ministerio de Marina, extendiendo sus acciones hasta las 17.20. Al no contar con bombas uno de estos aviadores empleó su tanque de combustible como si fuese una bomba de napalm, que cayó sobre los automóviles que se encontraban en el estacionamiento de la Casa de Gobierno.

Retirada y rendición

Ante el fracaso del combate en tierra y tras sufrir dos derribos por las baterías antiaéreas montadas en la zona, los aviadores rebeldes reciben la orden de huir al territorio uruguayo, pidiendo asilo. Miguel Ángel Zavala Ortiz logró llegar en avión a Uruguay junto con otros 50 conspiradores. Algunos aparatos no llegaron a aterrizar en el territorio uruguayo por el excesivo consumo de combustible invertido en los ametrallamientos por lo que sus pilotos debieron descender forzosamente al Río de la Plata o en campos de la zona de Carmelo (Uruguay).

Treinta aviones rebeldes se dirigieron al aeropuerto de Carrasco, Uruguay, para buscar refugio en el vecino país. Iba con ellos Zavala Ortiz, y "en el camino bombardearon todo lo que se movía en la Plaza de Mayo".[25] Hasta que la autodenominada Revolución Libertadora derrocara al segundo periodo del gobierno del general Perón los sediciosos fugados siguieron exiliados en territorio oriental.

Tras el duro combate terrestre, que incluyó un incidente de falsa rendición por parte de los rebeldes, éstos decidieron entregar el Ministerio de Marina a las unidades del Ejército. Gargiulo se suicidó en horas de la noche.

En un mensaje radial emitido a las 17.15, el General Perón afirmó que "la situación está totalmente dominada. El Ministerio de Marina, donde estaba el comando revolucionario, se ha entregado y está ocupado, y los culpables, detenidos", e instó a la población: "nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión".[26]

Consecuencias

Fachada exterior del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, en donde aún se aprecian las huellas de los impactos de munición aérea

La noche del 16 de junio, como represalia al bombardeo, simpatizantes peronistas en el conocimiento de la estrecha relación entre los sediciosos que provocaron el levantamiento y la cúpula eclesiástica, incendiaron la Curia Metropolitana, las catedrales de Santo Domingo y San Francisco, junto con otras ocho iglesias, sin que los policías y bomberos presentes hicieran nada por impedirlo. Según el informe entregado al gobierno, preparado por los servicios de informaciones, esa noche hubo tres grupos organizados de personas que partiendo del Ministerio de Salud Pública, del Servicio de Informaciones y del local del Partido Peronista se dirigieron separadamente a las iglesias atacadas. Este último grupo, integrado por unas 65 personas, fue el que inició el ataque a la Curia y la Catedral y habría estado bajo la responsabilidad del vicepresidente Tessaire. El grupo que salió del Ministerio de Salud Pública atacó las iglesias de Santo Domingo, San Ignacio, San Francisco y La Merced y el proveniente del Servicio de Informaciones se dirigió a San Nicolás y el Socorro.[27]

Si bien se decretó estado de sitio Perón intentó una política de reconciliación con los sectores opositores, abandonando su política de confrontación e intentando calmar mediante llamamientos por radio a la clase trabajadora.

El bombardeo es uno de los antecedentes directos del levantamiento cívico-militar que se produciría tres meses después, logrando deponer el 16 de septiembre al Presidente Perón e instaurándose la autodenominada Revolución Libertadora.

Si bien los cabecillas de la intentona temieron recibir la pena de muerte por «traición a la Patria», la pena más dura fue impuesta contra Toranzo Calderón (condenado a cadena perpetua). Los militares que se asilaron en Uruguay fueron dados de baja por el cargo de rebelión. Pero tras la «Revolución Libertadora» fueron reintegrados por los nuevos mandos.

El Batallón de Infantería de Marina 4 fue disuelto y la Marina de Guerra fue despojada de su poder de fuego (se les quitaron las municiones para sus cañones navales de grueso calibre) y militares involucrados o simpatizantes solicitaron la baja al jefe de la fuerza. El resto de los culpables no fueron juzgados.

Claras huellas de los impactos de bala producto de las acciones de los sediciosos se aprecian aún hoy en el revestimiento de granito de la fachada del Ministerio de Economía de la Nación, en el lado sur de la Plaza de Mayo.

Visiones dispares

El abogado, periodista, historiador y político de la UCR, Diego Barovero, califica al ataque de "supuesto bombardeo sobre la población civil" y afirma que "cabe preguntarse aquí si las muertes producidas entre la civilidad son imputables exclusivamente al accionar de los elementos conspiradores que desplegaron el ataque o si también le cabe alguna cuota de responsabilidad al gobierno que conocía los planes subversivos y pudiendo aislarlos o someterlos tempranamente los dejó seguir adelante con su proyecto delirante, de modo de tener la excusa para desatar una represión más violenta que el ataque que había soportado", y acusa a la CGT de la cantidad de bajas civiles, dada "la irresponsable orden impartida desde la CGT conducida por Hugo Di Pietro que convocó a los trabajadores peronistas a defender a su líder en la plaza con algún armamento de fuego y palos en el preciso instante en que los aviones descargaban sus municiones".[28]

Un testimonio fílmico del ataque sobre Plaza de Mayo

El 27 de mayo de 2007, se dio a conocer una película de medio metraje con 25 minutos de duración, en 16 mm con sonido óptico, Safety, filmada por un equipo cinematográfico francés. El equipo de filmación se encontraba en la capital argentina (Buenos Aires), tomando imágenes que no guardaban relación con este acontecimiento.[29] La película nunca fue estrenada ni en la Argentina ni en Francia, y contiene imágenes inéditas del bombardeo de Plaza de Mayo y permaneció oculta hasta que el periodista argentino Roberto Di Chiara logró descubrirla y recuperar con ella un testimonio de gran valor histórico.

Véase también

Fuentes

Referencias

  1. a b c Gaggero, Jorge (2006). «Cuando un no golpista era “traidor a la patria”». Página 12. Consultado el 21 de febrero de 2009.
  2. «A 54 años del día en que bombardearon al pueblo reunido en la Plaza de Mayo» (2009). Consultado el 16 de junio de 2009.
  3. Crítica Digital (ed.): «La Plaza de Mayo tuvo 308 muertos» (17 de junio de 2009). Consultado el 17 de junio de 2009.
  4. a b «Para la Justicia no es delito de lesa humanidad». La Nación (2008). Consultado el 21 de agosto de 2011.
  5. "Celebran resarcimiento a sobrevivientes del bombardeo", Parlamentario, 5 de diciembre de 2008.
  6. El peronismo fue fuertemente crítico de lo que denominaba "la oligarquía", término utilizado para referirse a la clase alta, en tanto que el antiperonismo denominaba a las clases trabajadores como "cabecitas negras", un término de naturaleza racista.[cita requerida]
  7. «La consigna "BRADEN o PERÓN"» (en español). Todo Argentina. Consultado el 16 de febrero de 2009.
  8. Brion, Daniel. «Fusilados en junio de 1956, la generación de una causa» (en castellano). Todo Argentina. Consultado el 16 de febrero de 2009.
  9. Sierra, Eduardo (2007). «El 15 de abril del '53». DiarioLibre. Consultado el 22 de febrero de 2009.
  10. "La actitud de bomberos y policías delatan, con su pasividad, la complicidad oficial, lo que se acredita aún más por la circunstancia de que la policía haya impedido enérgicamente que las bandas se acercaran a La Nación. Lo que se hizo en defensa de La Nación no se hizo para salvar los cuatro locales políticos agredidos o el Jockey Club, lo que indica que fue un vandalismo regulado por la autoridad. Fue el primer caso de terrorismo de Estado en el país; un acto para amedrentar a la oposición, manejado desde los niveles del poder con la aquiescencia del presidente de la Nación." Luna, Félix: Bombas e incendios en 1953 pág. 24 publicado en revista Todo es Historia de Buenos Aires n* 235 de diciembre de 1986
  11. a b c d Potash, Roberto A. (1980) (en español). El ejército y la política en la Argentina 1945-1962. De Perón a Frondizi (2* edición). Editorial Sudamericana págs. 250 y sgtes. 
  12. a b c d Verbitsky, Horacio (2005). «Escarmientos». Página 12. Consultado el 22 de febrero de 2009.
  13. a b Perón, Juan Domingo (17 de junio de 1955). Sobre la relación de la Iglesia con los hechos del día 16. Docencia S. A. Editorial. 
  14. Gambini, Hugo: Historia del peronismo vol. II pág. 261 Buenos Aires 2001 Editorial Planeta Argentina S.A. ISBB obra completa 950-49-0226-X Tomo II 950-49-0784-9
  15. diario Clarín de Buenos Aires del 5-10-1955 citado por Gambini pág. 261 y nota
  16. Perón, Juan Domingo. Ante la multitud reunida en la Plaza del Congreso. 14 de junio de 1955.
  17. Cháves, Gonzalo. La masacre de Plaza de Mayo (1ª edición). de la campana. pp. 32. ISBN 87-9125-41-X. 
  18. Lucero, Franklin (1959) (en español). El precio de la lealtad. Editorial Propulsión.  p.275
  19. Cichero, Daniel (2005). Bombas sobre Buenos Aires. Buenos Aires. Javier Vergara Editor. ISBN 950-15-2347-0.  pág.58.
  20. «A 53 años del bombardeo a Plaza de Mayo, inauguran un monumento». Info Región (2008). Consultado el 23 de febrero de 2009.
  21. Bardini, Roberto (2003). «Bombas sobre Plaza de Mayo». Luche y Vuelve. Consultado el 23 de febrero de 2009.
  22. «La Presidenta inaugurará un monumento en recordación de los caídos» (en castellano). Página 12. Consultado el 21 de febrero de 2009.
  23. Material de las bombas, según uno de los perpetradores, en CoronadosDeGloria.wordpress.com.
  24. Alejandra Dandan. «Los muertos de la Plaza» (en castellano). Página 12. Consultado el 21 de febrero de 2009.
  25. La otra historia, Roberto Cirilo Perdía, Grupo Ágora, 1997. p. 22
  26. Perón, Juan Domingo. Obras Completas/19. Buenos Aires: Docencia S.A. Editorial, pp. 221-222
  27. Gambini, Hugo (2001). Historia del peronismo vol. II. Buenos Aires. Editorial Planeta Argentina. ISBN 950-49-0784-9. 
  28. Barovero, Diego (2008). «¿La Vida por Perón? La otra cara de los bombardeos del 16 de junio de 1955». Impulsobaires. Consultado el 23 de febrero de 2009.
  29. de Grandis, Rita (2000). «La revolución contra Perón por los franceses». Consultado el 21 de febrero de 2009.

Bibliografía

  • Chaves, Gonzalo (2003). La masacre de Plaza de Mayo. Buenos Aires: De la Campana. ISBN 987-9125-41-X. 
  • Cichero, Daniel (2005). Bombas sobre Buenos Aires. Gestación y desarrollo del bombardeo aéreo sobre Plaza de Mayo. Buenos Aires: Vergara. ISBN 950-15-2347-0. 
  • Ferla, Salvador (1972). Mártires y Verdugos. Buenos Aires: Ed.Revelación. ISBN 978-950-754-215-2. 
  • Linder, Franco (2006). Cooke, el heredero maldito de Perón. Buenos Aires: Sudamericana. ISBN 950-07-2745-5. 
  • Levenson Gregorio y Jauretche, Ernesto (1998) Héroes, Historias de la Argentina revolucionaria, Buenos Aires: Colihue. ISBN 950-581-817-3
  • Perdía, Roberto Cirilo (1997). La otra historia. Buenos Aires: Grupo Ágora. 

Documentales y películas

  • A cielo abierto, documental de Pablo Torello.
  • El día que bombardearon Buenos Aires, documental de Marcelo Goyeneche.
  • Maten a Perón, documental de Fernando Musante.
  • Perón, Sinfonía del sentimiento, el filme de Leonardo Favio.

Enlaces externos

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