- Ingeniería militar
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Ingeniería militar Campo de aplicación ejército La ingeniería militar es la rama de la ingeniería que da apoyo a las actividades de combate y logística de los ejércitos mediante un sistema MCP (Movilidad, Contramovilidad y Protección) construyendo puentes, campos minados, pasarelas, etc. Ingenieros constructores o zapadores se encargan también de destruir todo lo que pueda facilitar las actividades del enemigo y aumentar el poder defensivo por medio de construcciones o mejoramiento de estructuras de defensa. Además de sus misiones clásicas de apoyo en combate en situaciones de guerra, actúa en épocas de paz colaborando en la solución de problemas de infraestructura de índole nacional.
En el ámbito de una unidad/cuerpo, ingeniero es aquella que tiene como misiones facilitar el movimiento de las fuerzas propias e impedir o dificultar el del enemigo.
Las tareas de un soldado de ingenieros incluyen la construcción de caminos y puentes, tendido de campos de minas o la detección y limpieza de obstáculos. En algunos ejércitos también es responsabilidad de los ingenieros las comunicaciones tácticas de sus unidades.
Otro término que también se utiliza para referirse a los ingenieros es zapadores
Contenido
Tareas
- Movilidad
- Limpieza de obstáculos
- Destrucción de trincheras y diques
- Apertura de rutas para vehículos de combate
- Construcción de caminos y puentes
- Desminado
- Manejo de material explosivo
- Limpieza de campos de minas
- Sembrado de minas
- Disposición de cargas explosivas
- Desactivación de explosivos
- Demoliciones
- Defensa
- Construcción de fortificaciones
- Construcción de puestos avanzados
- Construcción de vallados
- Contramovilidad
- Sembrado de minas
- Excavación de trincheras y diques
- Demolición de caminos y puentes
- Asalto
- Apertura de rutas durante el asalto
- Demolición de estructuras (mediante cargas explosivas o bulldozers)
- Defensa contra amenazas NBQ
- Destrucción de armas químicas
- Destrucción de armas biológicas
- Destrucción de armas nucleares
Historia
Antecedentes
Aunque hasta la Edad Media no empieza a utilizarse el término de «ingenio» e «ingeniero» para definir los artefactos de la guerra y a sus constructores, hay constancia de que el empleo de la fortificación y de las armas para asaltarla datan con los mismos orígenes de la humanidad.
Si retrocedemos a la Edad del Bronce se puede encontrar en España numerosos vestigios de fortificaciones, tal vez los más antiguos en Los Millares (Almería). Hay hallazgos datados hacia el año 1.000 a. C. de castros, en Galicia y la Meseta.
Los iberos fueron los primeros que comenzaron a ubicar sus ciudades en cerros bien defendidos, sus murallas estaban hechas de piedras unidas en seco, disponían de torretas, fosos, empalizadas etc.. que proporcionaban una defensa suplementaria.
Las ciudades de la Península Ibérica participaban, en general, de una defensa perimetral fortificada, como se comprueba en los restos arqueológico de la gran mayoría, Gadir (Cádiz), Numancia, Cartago Nova (Cartagena) y un largo etc.. Los romanos además fueron los impulsores de las comunicaciones y castrametación.
Pero fue la invasión árabe la que marcó la verdadera diferencia entre el antes y el después. Alcazabas y castillos sembraron el suelo peninsular; y con ellos los medios y herramientas para conquistarlos.
Cambió la táctica, ya no se sitiaba y se esperaba la rendición por hambre, se atacaba por el subsuelo, cavando minas de zapa hasta alcanzar los cimientos de las murallas, una vez apuntalados y llegado el momento propicio se prendía fuego, provocando el desmoronamiento de la muralla o torreones.
Los defensores tenían que recurrir a la contramina, galerías que salían al encuentro de las de los atacantes, llegando a darse combates cuerpo a cuerpo en las mismas.
En los años finales de la Reconquista, los ejércitos llevaban ya en sus filas fuerzas de gastadores, con la herramienta adecuada para la zapa y el talado.
La llegada de la pólvora hace de este tipo de acción la más demoledora, más incluso que la artillería. D. Pedro Navarro, hacia el año 1.500, fue el primero que empleó esta técnica en los sitios de Castelnovo y Nápoles. Es considerado el primer ingeniero militar español.
El siglo XVI marca la llegada a España de un gran número de ingenieros italianos, contratados para la fortificación de las plazas tanto peninsulares como de ultramar y Europa; con ellos se formaron los primeros ingenieros españoles. Así pues los nombres de Cristóbal de Rojas, Luis Scribá, Cristóbal Lechuga... se unieron a los de Antonelli, Sppannocci, Calvi etc. La ingeniería militar era una ciencia que abarcaba tanto la arquitectura como participaba con la artillería.
En los albores del siglo XVII fue designado Ingeniero Mayor de S.M., y como tal Intendente de las fortificaciones de España, el Comendador Triburcio Spannocci, quien ejercía la supervisión de todas las obras del reino. Durante este período se fortificaron, entre otras, las plazas de San Sebastián, Fuenterrabía, Pamplona, Jaca, Rosas, Perpiñán, Castel Leon, Cartagena, Gibraltar, Cádiz, Badajoz, Ciudad Rodrigo y La Coruña en la península.
En ultramar se procedió de igual forma con Ceuta, Orán, Manila, La Habana, San Juan, Amberes ...y un largo etc,
A finales del siglo, se designó a D. Cornelio de Verboom Ingeniero Mayor de los Países Bajos, sucediéndole en el año 1692 su hijo D. Jorge Próspero de Verboom. En España los ingenieros eran a menudo contratados para las campañas, prescindiendo de sus servicios en función del devenir de estas. Con la llegada al trono de Felipe V, la deficiente organización realizada hasta entonces, puso de manifiesto la carencia de personal cualificado en las filas españolas. A tal extremo llegó la situación que para la Campaña de Portugal (1704), el Rey de Francia tuvo que prestar a Felipe V una brigada de Ingenieros. En el año 1709, el Marqués de Bedmar, a la sazón secretario del despacho de la guerra, propuso al Rey que hiciese venir de Flandes a D. Jorge Próspero de Verboom, para organizar a los ingenieros en forma similar a como lo estaban en Francia.
Una vez acordados los términos y condiciones, el 13 de enero de 1710 el rey de España nombró por Real Decreto al general flamenco Ingeniero General de todos los Reales Ejércitos, Plazas y Fortificaciones de todos los reinos provincias y Estados de S.M, el Real Decreto especificaba que se le daban
... todas las honras y execuciones que os pertenecen por razón de dicho puesto, el cual os he conferido para que atendáis a todas las funciones que se ofrecieren de este cargo, tanto en mis ejércitos como en los sitios de plazas, ciudades, villas, puertos de mar y de tierra, presidios castillos y bombardeos, formar líneas de circunvalación y contravalación, cuando fuere necesario; señalar y ordenar las trincheras, baterías y demás obras que hallaréis convenir para reducirlos a nuestra obediencia, como así mismo hacer y ordenar las disposiciones para las defensas, cuando el caso lo requiera, corriendo por vuestra dirección todas las fortificaciones que se hicieren en sus plantas y proyectos para hacer nuevas plazas, mudar o añadir fortificaciones a las antiguas, extinguir y deshacer las inútiles para que Yo pueda hacer juicio de ellas y daros las órdenes que convinieren a Mi servicio y para que en su consecuencia hagáis o mandéis hacer los ajustes y precios de ellas, para mayor bien y ventaja de Mi servicio; y a este fin os encargo y mando que hagáis examen de los ingenieros que se presentaren para entrar en Mi servicio y ejercer este empleo, dándoles los testimonios según su mérito e inteligencia en este arte, para que sepan ejecutar las obras en la forma y realidad que requiere dicho arte y fábrica de ellas...
El 4 de julio de 1710 Verboom propuso un plan de organización para los nueve ingenieros disponibles (siete llegados de Flandes y dos de Francia), ".. más los que pudiere aquí reclutar..., y los pocos que de antes quedaran..".
Indicaba que debían tener las categorías de Ingeniero Director, Ingeniero Segundo e Ingeniero Ordinario y así mismo proponía que todos ellos tuvieran asimilación militar pues "...además de que existe ya en la Artillería, los Ingenieros necesitan los grados, tanto para dar consideración a las funciones de su empleo, como para adelantarse, no siendo razón que éste género de oficiales que trabajan más y están más expuestos a los peligros de la guerra que cualesquiera otros, se hallaren sin ellos..."
El 27 de julio, Verboom fue herido y hecho prisionero en la batalla de Almenara, siendo conducido a Barcelona, durante el tiempo que permaneció en esta ciudad completó y dio forma definitiva al proyecto de organización del Cuerpo de Ingenieros.
Creación del Cuerpo de Ingenieros
El 17 de abril de 1711, el Rey Felipe V aprobó en Real Decreto, expedido en Zaragoza, el proyecto presentado por D. Jorge Próspero de Verboom, quedando constituido el Cuerpo de Ingenieros, siendo ésta la considerada con anterioridad como el Arma de Ingenieros.
El personal que tenía Verboom para desempeñar la dirección del Cuerpo se reducía a un Secretario, cargo que consta fue desempeñado por su hijo D. Isidro, y dos Designadores. Con este pequeño equipo y sin abandonar las campañas militares llevó adelante la organización de los Ingenieros Militares. Se establecieron las siguientes categorías:
- Ingeniero General, Jefe superior de todos los ingenieros
- Ingeniero en Jefe o de Provincia
- Ingeniero en Segundo
- Ingeniero en Tercero
- Designador
Comienza Verboom la organización del Cuerpo simultaneando las campañas militares con la formación y preparación de los ingenieros y todo ello no exento de problemas y cortapisas debido tanto a la situación política de España, como a la extensión territorial de sus dominios. El sitio de la villa de Cardona, en 1711, fue la primera actuación militar que tuvo el Cuerpo. Continuará sus actuaciones en el sitio de Barcelona (1713-1714) y se consolidará con las expediciones a Sicilia y Cerdeña, las campañas de Italia, la recuperación de Menorca y en los asedios de Gibraltar.
D. Jorge Próspero de Verboom aumenta el número de Ingenieros y sobre todo de Ingenieros de origen español, no obstante continúa una notable influencia extranjera: italianos, franceses, suizos y belgas son los apellidos más numerosos.
Evolucionan las técnicas y procedimientos, los ingenieros empiezan a disponer de personal "orgánico" para los trabajos específicos. La primera acción militar de "tropas de ingenieros" fuera de la metrópoli se produce en la toma de Messina (1718) donde al mando del propio Verboom se emplea una Compañía de sesenta Minadores y cincuenta Ingenieros.
Se crean las circunscripciones provinciales de ingenieros, en la península y en ultramar, se empieza a disponer de datos fiables sobre el personal disponible y su cualificación y se organizan los primeros proyectos.
Verboom, con su experiencia de Bruselas también organiza la forma de ingresar en el Cuerpo y la formación de los futuros Ingenieros; había ingenieros con gran experiencia en campañas, otros aprendían en los sitios. Con unos se podía contar en ultramar, otros sólo en su país. Por ello, para unificar formación y doctrina, criterios y lealtades el Ingeniero General empeñó su esfuerzo en la reactivación de la Academia de Matemáticas de Barcelona.
Y como innovación, no sólo en lo militar si no en los social, se establece, de forma voluntaria, la entrega "...de una dádiva voluntaria... para subvenir a la precisa manutención de las viudas que entonces existían y que se continuase para las que, en adelante, resultasen del Cuerpo...", así como para ayudar "...a los mismos Ingenieros en caso de hallarse en alguna gran urgencia por enfermedad y heridas recibidas en la guerra...". Se creaba de esta manera el primer Montepío.
La gran capacidad de Verboom hace que el Cuerpo se consolide rápidamente, adquiere pronto una fuerte solidez y prestigio, no obstante surgían dificultades de Mando y dependencias.
Véase también
- Royal Engineers
- Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos
- Israeli Engineering Corps
- Regimiento de Especialidades de Ingenieros Número 11
- Batallón de Ingenieros 11
- Zapador
Bibliografía
- Cámara, Alicia (coord.). Los ingenieros militares de la monarquía hispánica en los siglos XVII y XVIII. 2005, Madrid: Centro de Estudios Europa Hispánica. ISBN 84-934643-1-7
- Muñoz Corbalán, Juan Miguel. Los ingenieros militares de Flandes a España (1691–1718). 2 vols. 1993, Madrid: Ministerio de Defensa. ISBN 84-7823-265-6
Enlaces externos
- Movilidad
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