Delfines manchados (Stenella attenuata), acompañando a un barco.

Los delfines peruanos miden 2,50 metros de largo y pesan 75 kilos. Sus mandíbulas tienen entre 40 y 50 dientes en cada lado. Su inteligencia ha sido comparada con la del hombre. Este es el delfín un símbolo de la conservación marina en el Perú y en especial, en la Reserva Nacional de Paracas.

Descripción

Los delfines comunes se encuentran en los mar es templados y tropical es. Poseen territorios amplios que varían con los movimientos migratorios de sus presas: los peces. Se encuentran entre los cetáceos más rápidos. Aunque tienen una velocidad crucero de 15 nudos, pueden llegar a 20 nudos durante un tiempo considerable. Los delfines viajan en bancos o grupos familiares compuestos por individuos de ambos sexos y de todas las edades. Se alimentan de peces, calamares y sepias; a su vez, son presas de orcas y algún que otro tiburón. A pesar de la atracción que, desde siempre ha ejercido en los humanos, éstos se han convertido en sus enemigos implacables.

Historia

En la literatura clásica son frecuentes las referencias a los delfines, y aparecen regularmente en monedas y mosaicos griegos y romanos; las historias relacionadas con ellos tratan por lo general de su afinidad con el hombre, a menudo ayudando a alguien en apuros.

Cuenta la mitología que Arión de Lesbos, por ejemplo, fue salvado por los delfin Volvía de una competición musical en Sicilia cuando sus camaradas de a bordo, celosos de su proeza en cuanto a la música y la poesía, y envidiosos de los valiosos premios que había ganado, conspiraron para arrojarlo por la borda. Arión cogió su cítara, instrumento en el que basaba su fama, y tocó tan dulcemente que un grupo de delfines se acercó al barco para oírle; entonces, antes que sus amigos pudieran amarrarlo, saltó por la borda y se puso a salvo sobre el dorso de un delfín. Dice la tradición que las almas de los soldados egipcios ahogados cuando intentaban cruzar el Mar Rojo en persecución de los hebreos reencarnaron en el cuerpo de delfines.

Protección a los delfines

• Los delfines son importantes para mantener la pesca, ya que mayormente cazan peces viejos o enfermos. Contribuyen así a disminuir las enfermedades infecciosas entre los peces y aseguran la salud y reproducción de los recursos pesqueros. Al matar a los delfines se mata a la "policía sanitaria" del océano, lo que puede ocasionar enfermedades y disminuir los cardumenes de peces. Matar a un delfín daña directamente la pesca sostenible.
• Los delfines son recursos valiosos. En todo el mundo los turistas gastan mucho dinero para observar delfines y ballenas. Sólo a las islas Hawaii acuden cada año más de 400.000 turistas que incluyen la observación de delfines en sus programas. Esta actividad genera cerca de US$ 20.000.000 cada año. Con su gran diversidad y número de delfines y ballenas, el Perú cuenta con un gran potencial turístico como alternativa económica para los pescadores artesanales, un recurso que no es aprovechado aún en el Perú. La carne de un delfín sólo se puede vender ilegalmente por unos pocos soles. A través del turismo, los pescadores podrían ganar miles de dólares durante los 40 años de vida de un delfín. Matar a un delfín significa destruir un recurso natural valioso, dañar a los pescadores artesanales y destruir el futuro económico de las futuras generaciones.
• Los delfines son animales y muy sociables. Tienen un lenguaje muy elaborado, compuesto por más de 4.000 diferentes silbidos. Cada animal posee un silbido individual, que es usado como un nombre para identificarse. Cada grupo de delfines se comunica a través de un dialecto diferente. No conocemos otros animales en el mundo capaces de una forma de comunicación tan elaborada.

Caza de delfines

Afirma con preocupación Stefan Austermühle, biólogo y director ejecutivo de Mundo Azul y continúa:

La caza de cetáceos menores, así como la comercialización y consumo de su carne, han sido prohibidas por la ley peruana en 1996, como resultado de un invremento preocupante de la caza de delfines durante la década del ochenta y los primeros años del noventa. Durante este período se calcula que la matanza de delfines alcanzó la escalofriante cifra de 15.000 a 20.000 ejemplares por año. Esta ley y una campaña masiva de publicidad por parte de varias organizaciones peruanas de conservación han traído como consecuencia una disminución significativa del consumo de carne de delfín y la prohibición de su venta en supermercados.

Informes de campo y material fotográfico colectado en diferentes sitios a lo largo de la costa muestran claramente que la caza ilegal de delfines no es una actividad ocasional, sino más bien una práctica común y frecuente. De acuerdo con Mundo Azul, todavía hay restaurantes en Lima que ofrecen la carne de cetáceos y también se ofrece el muchame (una forma de preparación de la carne de delfín, muy popular entre pescadores) en fiestas privadas.

Ley Nº 26585

La ley Nº 26585 (artículo segundo) prohíbe la extracción, el procesamiento y comercialización de los delfines, toninas, chanchos marinos, marsopas, bufeos y otros cetáceos. Además, se impide la caza de siete especies de ballenas grandes que pasan por aguas peruanas con rumbo a Guayaquil o de regreso a la Antártida.

Mediante el Reglamento para la Protección y Conservación de los Cetáceos Menores (Decreto Supremo Nº 002-96-PE) se prohíbe el consumo de carne fresca de cetáceos menores o en cualquiera de sus estados de conservación (artículo tercero). También se prohíbe acosar, hostilizar, herir, lesionar de manera permanente o mutilar intencionalmente a cualquier ejemplar de cetáceo menor (artículo sexto).

Los ejemplares vivos de cetáceos menores encontrados en las redes destinadas a la pesca artesanal o industrial deberán ser puestos en libertad (artículo cuarto). Los cetáceos encontrados vivos en los puntos de desembarco, así como en playas y orillas, presentando signos vitales que permitieran su supervivencia, deberán ser devueltos al ambiente acuático (artículo quinto).

Está prohibido el desembarque de ejemplares muertos de cetáceos menores o parte de ellos, con fines de consumo (artículo decimosexto).

Además el Perú ha suscrito diversos acuerdos que protegen a estas especies como el Tratado Antártico, el Convenio Ballenas, el Convenio sobre Diversidad Biológica y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES).