Fray Fernando Ceballos o de Ceballos y Mier (Espera, Cádiz, 9 de septiembre de 1732 - Monasterio de San Isidoro del Campo, Santiponce, 1 de marzo de 1802), teólogo y escritor reaccionario español.

Biografía

Muy joven se trasladó a Sevilla. En su universidad estudió ciencias eclesiásticas y con 22 años era ya doctor en Sagrada Teología, Jurisprudencia y Cánones; vistió el hábito de los Jerónimos en el Monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce, del que muy pronto es nombrado prior, y más tarde, del Colegio de Ávila y visitador General de Castilla. Falleció en su monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce) el día 1 de marzo de 1802 y sus sus restos se trasladaron en 1863 a su actual descanso en la Universidad de Sevilla.

Obra

Se propuso combatir todo lo que defendió el padre Benito Jerónimo Feijoo, de quien resulta ser la contrafigura. Para él la Ilustración es un crimen de estado. Su obra más importante es La falsa losofía o el ateísmo, deísmo, materialismo y demás nuevas sectas convencidas de crimen de Estado contra los soberanos y sus regalías, contra los magistrados y potestades legítimas (Sevilla, 1775-1776; hay quien afirma existe una edición anterior de 1772), dedicada a Campomanes y de la que pudo imprimir seis volúmenes en cuarto de los doce proyectados antes de que se prohibiera a causa sobre todo de sus tibiezas respecto al asunto de las regalías y también, aunque algo menos, por las censuras que acogía en los volúmenes editados contra el pensamiento de Montesquieu y Beccaria. En esta obra impugna todas las ideas de la Ilustración contra la religión católica, ataca a "los llamados ateólogos, deístas, libertinos, espíritus fuertes y freethinkers", entre ellos Pierre Bayle y Spinoza, y defiende la doctrina más integrista de la Iglesia. Ante la prohibición, el autor se desplazó a Lisboa en 1800 para publicar allí el tomo séptimo, pero el gobierno español, enterado, lo impidió de todas formas. Se publicó también, aunque póstumo, su Juicio final de Voltaire (Sevilla, 1856, 2 tomos), donde este filósofo es juzgado, por supuesto que desfavorablemente, por Luciano de Samosata, Sócrates, Epicuro, Virgilio y Lucrecio; también vieron póstumas la luz las Insanias o las demencias de los filósofos confundidos por la sabiduría de la Cruz (Madrid, 1878), una especie de epítome o resumen de su Falsa filosofía, y quedaron inéditos su Análisis del Emilio o tratado de la educación, de J. Jacobo Rousseau, su Examen del libro de Beccaria sobre los delitos y las penas, que motivó la condenación inquisitorial del mismo libro; sus Noches de la incredulidad, sus Causas de la desigualdad entre los hombres, su impugnación de El deísmo extático, su Ascanio, o discurso de un filósofo vuelto a su corazón, sus apologías y defensas y lo que trabajó contra el Tratado de Educación claustral del padre Pozzi y el Juicio imparcial de Campomanes.

Ceballos defiende la tortura y la pena de muerte, y en su defensa del absolutismo incluso la ejecución de inocentes por parte de sus soberanos o príncipes. Introduce algunos vocablos nuevos, como suicidio, (que antiguamente era denominado "desesperación") y había usado por primera vez el abate Prévost. Es un castizo y no mal escritor, aunque irregular, y de ello da fe por ejemplo este párrafo:

Si viéreis que yo me ladeo del camino, reducidme: si hallareis vacíos en mis discursos, llenadlos y suplidlos: si notareis vicios en mis palabras, no ha sido este mi objeto, y hay tiempos y circunstancias que no sufren este cuidado... En otros escritos reina el gusto; aquí, en su conflicto, da voces la verdad

Referencias

• Javier Herrero, Los orígenes del pensamiento reaccionario español, Madrid: Cuadernos para el diálogo, 1971.
• Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid: BAC, 1978, 3.ª ed., VI, cap. 3.º y 7.º.