- Tribus de Israel
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Según el Génesis (del hebreo: בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "el principio"), Abraham engendró a Isaac; que a su vez engendró a Jacob que tuvo doce hijos.
Estos doce hijos serían posteriormente reconocidos como los patriarcas de donde provienen las doce tribus de Israel entre las que Josué repartió la Tierra Prometida, la tierra de Canaán, Judea y hoy Israel tras el regreso de Egipto. De todas las tribus, la de Leví se dedicó al sacerdocio por mandamiento divino, por lo que no se le asignó tierra. En cuanto a José, en el reparto de las doce tribus se le dio trato de tribu a los descendientes de sus hijos Efraín y Manasés, porque eran una tribu poderosa y podrían conquistar las tierras que les asignaba;[1] es por esto por lo que a Efraín y a Manasés se les otorga tierras entre los doce y no se menciona a alguna tribu de José. No quiere esto decir que la parte de José fuese el doble que la de sus hermanos, porque siendo estrictos los lotes de tierras entregados eran muy desiguales en cuanto a su extensión geográfica, pero es indicativo de que se le concedía una importancia mayor que a los restantes hermanos.
Contenido
División
La división geográfica que se practicó fue la siguiente:
- La tribu de Judá obtuvo el territorio de la parte occidental del Mar Muerto, teniendo al Mediodía los desiertos de Idumea.
- La de Simeón o Simón, al oeste de la de Judá y confinada al sur con el desierto y a la parte occidental con el Mediterráneo y los filisteos.
- La de Benjamín tenía al sur la de Judá y por el este lindaba con el Jordán y el Mar Muerto.
- La de Dan se hallaba al norte de la de Simeón.
- La de Efraín estaba al norte de las de Dan y Benjamín, lindando al este con el Jordán.
- La de Manasés, una parte estaba al oriente del Jordán y la otra tenía el territorio a la parte del norte de la de Efraín.
- La de Isacar tenía al oriente al Jordán, al sur la segunda mitad de Manasés y por el oeste llegaba hasta el Mediterráneo.
- La de Zabulón estaba situada al norte de la de Isacar.
- La de Aser tenía al este las de Zabulón y Neftalí, al norte el Líbano y por el oeste Fenicia y el Mediterráneo.
- La de Neftalí estaba entre la de Aser y primera mitad de Manasés y tenía al norte el Líbano y al sur la de Zabulón.
- La de Reubén y la de Gad estaban a la parte oriental del Mar Muerto y del Jordán.
En cuanto a las ciudades levíticas y de refugio se constituyeron como tales las siguientes: Hebrón, Lábala, Jether, Ain, Gabae, Ion, Gazer, Cesión, Bet-Horón, Kibsaim, Damna, Masal, Ceder, Jaser, Manain, entre otras.
Las doce tribus se agruparon en dos reinos: Judá (esencialmente la tribu de Judá, la de Benjamin y parte de la de Leví, que no tenía tierras) e Israel (todas las demás). A la muerte de Salomón, estos dos reinos se separaron en todos los aspectos, llegando a enemistarse seriamente.
Diáspora
Tras el cautiverio de Babilonia, que afectó solamente al reino de Israel, desaparecieron las diez tribus (en realidad nueve y media) que lo componían. No es posible que el pueblo del reino de Israel fuese deportado en su totalidad: más bien habrían sido deportados los personajes representativos y sus familias, tal vez con algunos o muchos de sus servidores, pero la ausencia de dirección y jefatura llevaría a la desnaturalización de los israelitas que se quedaran, lo que habría dado lugar a que perdiesen su cultura y costumbres ancestrales, dejándose absorber por las de los pueblos paganos vecinos.
Aún hoy hay grupos de judíos que proclaman ser descendientes de alguna de las tribus perdidas de Israel, como las comunidades de judíos de África y Asia. Éstos son, entre otros: los Bene Israel, judíos de la India, que creen haber llegado allí después de la destrucción del primer templo; los judíos de Assam, que creen ser la tribu perdida de Manasés; los falashas de Etiopía, a quienes se ha reconocido como la tribu perdida de Dan; las sectas judaizantes de Japón, que no sólo creen ser la tribu perdida de Zabulón, sino que la familia imperial de Japón comparte ese linaje.
Véase también: Tribus perdidasInterpretación histórica
El historiador británico Paul Johnson señala que el número doce podría ser una convención, ya que el Génesis utiliza el mismo número para los hijos de otros personajes, como Ismael, Najor, Yoqtán y Esaú. Johnson también indica que los grupos de doce tribus, llamados anfictionías por los griegos, fueron comunes en el Mediterráneo oriental durante la Edad del Bronce, y sugiere que, en el caso de las tribus de Israel, éstas pudieron haber estado unidas por una devoción común más que por lazos de parentesco.[2]
Simbología Teológica
Las "doce tribus de Israel" (o de Jacob) se convirtieron en emblema del pueblo de Dios. Como categoría simbólico-teológica, el número 12 pasará a simbolizar siempre al pueblo de la alianza. Así lo utilizan los escritos tardíos del judaísmo y los del Nuevo Testamento cristiano. Jesús escoge a doce de sus discípulos, a quienes llamó "apóstoles", para simbolizar que con ellos está dando inicio a un nuevo pueblo de Dios, con una nueva ley (el Evangelio) y una nueva Tierra Prometida (el Reino de los Cielos, que se identifica con la persona misma de Cristo). Así, en el relato de la comúnmente llamaron los sobrantes en "doce canastos" (versículo 43), indicando con ello que todo aquel que forme parte del nuevo pueblo de Dios será siempre saciado por el verdadero pan del cielo (Cristo). El apocalipsis, por su parte (7,4), dará la cifra de los salvados en los tiempos finales o escatológicos: 144,000, que resulta de la multiplicación de 12 x 12 x 1000, siendo el primer 12 símbolo del primer pueblo de Dios (Israel) y el segundo del nuevo pueblo de la alianza (la Iglesia), mientras el número 1000 indica una gran cantidad de hombres, no precisada, pero tampoco infinita.[3]
Referencias
- ↑ Josué 17:17
- ↑ Johnson, p. 41
- ↑ Sobre la simbología teológica de los números en general, y del número doce en particular, en la Biblia, se puede consultar con provecho el interesante artículo Números, de X. Léon-Dufour, en su Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona 1985.
Bibliografía
- Johnson, Paul (2010). La historia de los judíos. Barcelona: Ediciones B. ISBN 978-84-9872-408-0.
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