- Guerra red
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La guerra red, traducción de netwar, es un modo de conflicto social que involucra a sus protagonistas en el uso de formas de organización y doctrinas más relacionadas con el empleo de tecnología de punta surgida durante la llamada era de la información que de estrategias militares tradicionales, al tiempo que sugiere una conformación de pequeños grupos dispersados que se comunican y coordinan sin un orden central que signifique la supeditación a estructuras jerárquicas específicas. El término fue establecido por el científico político estadounidense David Ronfeldt y su equipo de colaboradores.
Contenido
Origen del término
En 1998, después de realizar un estudio por encargo del Pentágono, el politólogo David Ronfeldt y un equipo de colaboradores, concluyeron que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) –un grupo armado que había salido a la luz pública en enero de 1994 tras una declaración de guerra al Gobierno mexicano y a sus Fuerzas armadas– había estrenado una nueva forma de lucha, la Netwar Social o guerra socio-informática, que consistía en formar coaliciones transfronterizas altamente entrelazadas y coordinadas para hacer una guerra de redes social que limitaría al gobierno mexicano y apoyaría la causa zapatista.[1]
El concepto ha tenido eco en movimiento antiautoritarios y federalistas, tomándolo para sí al explicar propuestas o análisis organizativos autónomos y sus dinámicas de comunicación y actividades conjuntas, es el caso de los anarquistas.[2]
Estructuras en red
Arquilla & Ronfeldt señalan tres tipos básicos de redes que pueden ser utilizadas por los actores de la guerra red:
Red cadena – caracterizadas por redes de contrabando, que intercambian de extremo a extremo (información, contrabando, etc.), deben viajar hacia adelante y hacia atrás entre nodos intermedios. Red estrella – actores dispares están vinculados a un nodo central (aunque no necesariamente jerárquico), y toda la comunicación viaja a través del nodo central. Red malla – cada actor es capaz de comunicarse plenamente con todos los demás nodos de la red. Los agentes de la guerra red también pueden asumir formas híbridas, mezcla de diferentes tipos de redes y jerarquías. Por ejemplo, un nodo en la red puede ser jerárquico, una organización puede pasar entre la jerarquía y la autonomía en red en función de las exigencias operacionales, o varios miembros de un mismo grupo pueden estar en red entre sí a través de diferentes tipos de estructuras de red.
Redes de todos los canales
Arquilla & Ronfeldt sostienen que es el modelo en malla, denominado también "de todos los canales", el que se está volviendo cada vez más importante como fuente de poder de organización colaborativa. La red de todos los canales no tiene ninguna dirección central ni nodo clave cuya salida pudiera perturbar toda la organización. En lugar de ello, la red está completamente descentralizada o distribuida, que permite la iniciativa local y la autonomía en una organización que a veces puede parecer acéfala (sin cabeza), y en otros momentos policéfala (cabeza de hidra).
La red malla es una de las más difíciles de mantener, ya que requiere una fuerte capacidad de comunicación para mantener los vínculos entre nodos. Por otra parte, la autonomía nodal resulta en un estilo de la toma de decisiones distribuidas y consensuadas, que es necesariamente dependiente de la ida y vuelta de comunicación. Como tal, esta forma de organización se ha convertido en factible en una mayor escala sólo en tiempos recientes, con los albores de la era de la información.
Inicios
En mayo de 1993, a raíz de un enfrentamiento entre miembros del EZLN y soldados del Ejército federal mexicano en la sierra de Corralchén, en el estado sureño de Chiapas, los servicios nacionales de Inteligencia reunidos en el Centro de Investigaciones de Seguridad Nacional (CISEN) concluyeron, después de una investigación de las filiaciones político-militares de la dirigencia del EZLN, que ésta provenía de organizaciones clandestinas que habían quedado desmanteladas en la década de 1970, y que se enfrentaban a una guerrilla fácilmente localizable y, por ende, aniquilable.
Sin embargo, con su irrupción el 1 de enero de 1994, el EZLN demostraría ser una organización con capacidad, armamento y estrategias militares, que además tendría la facultad de diluirse en las comunidades indígenas para reposicionarse y organizar la ofensiva en otros frentes. El gobierno de Estados Unidos reaccionó aportando asesoría al gobierno mexicano, mediante su doctrina de contrainsurgencia conocida con el nombre de Guerra de Baja Intensidad.
Guerra de Baja Intensidad (GBI).
Al finalizar la Guerra de Vietnam, un contingente de oficiales, analistas y políticos estadounidenses adscritos al círculo gobernante, inició el desarrollo de una estrategia global, con la premisa de librar una guerra doméstica que les permitiera recuperar el apoyo del pueblo estadounidense para iniciar una nueva política exterior intervencionista, dirigida a combatir a los movimientos revolucionarios emergentes o a los regímenes legalmente constituidos, opuestos a Estados Unidos; mediante recursos militares y también por medio de mecanismos de presión económica, política, social y psicológica.
Esta nueva teoría quedaría claramente explicada en el Joint Low-Intensity Conflict Project Final Report, según el cual la descripción de la GBI resulta tan deliberadamente amplia y ambigua, que llega a ser mucho más que una categoría de conflictos bélicos medibles en cuanto a la violencia que producen, ya que es una lucha con fines políticos, sociales, económicos y psicológicos que incluye desde las presiones diplomáticas y económicas o las operaciones psicosociales, hasta el terrorismo y la insurgencia con objetivos selectivos.[3]
De este modo, la GBI implica casi por definición establecer alianzas con fuerzas y regímenes derechistas que están muy lejos de caracterizarse por ser democráticos o por respetar los derechos humanos, y que normalmente recurren a grupos paramilitares para que instauren el terror en las comunidades identificadas como base social de la guerrilla. A fin de cuentas la GBI no es más que una forma nueva de llamar a la contrainsurgencia.
Netwar social y militarización
En el caso del Zapatismo hubo sorpresas. Por un lado la táctica contrainsurgente de sacar al pez del agua, es decir aislar a la guerrilla, empleada por el Gobierno mexicano contra el EZLN, no había funcionado, ya que que pez y agua eran la misma cosa, y al pretender arrinconar al EZLN en la montaña, su base social se desplazó de igual forma. Por otro lado, los mandos y asesores castrenses estadounidenses se toparon con una organización guerrillera que no encajó en sus modelos conocidos de insurgencia, haciendo necesario que investigadores expertos en asuntos estratégicos y militares determinaran las características particulares de esta guerrilla con base indígena. Fue entonces cuando David Ronfeldt y su equipo de colaboradores concluyeron que el EZLN había estrenado una nueva forma de lucha: la Netwar Social.
Para Ronfeldt y sus colaboradores la Netwar cuenta con dos variantes que son, dicen, las principales. Mientras a la primera de ellas la identifican con grupos fundamentalistas de corte terrorista y hasta con el narcotráfico, a la segunda, la Netwar Social, la enfocan de lado de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) que trabajan por la promoción y la defensa de los derechos humanos, capaces de formar lo que llaman red-problema: una suerte de espacio de intercambios de información, servicios y fondos económicos, donde quienes lo integran operan con la premisa de informar a través de internet, lo que sucede en cualquier zona de conflicto a cualquier lugar del mundo.
De esta manera, la Netwar Social viene a ser una especie de respuesta a la guerra psicológica que desarrolla la GBI, al ser la meta de esta última, el mantener controladas a las poblaciones-objetivo mediante la desinformación. Con la Netwar Social, los organismos de derechos humanos buscan restituir los lazos de comunicación entre las agrupaciones que luchan por cambiar sus sistemas de explotación nacionales, y no sólo esto, ya que también apuntan a afectar lo que su antagonista sabe, o piensa que sabe, y también sobre él y el mundo que le rodea.
Precisamente, estas ONG’s serían las mismas que impulsarían las grandes movilizaciones Antiglobalización en Seattle, Praga, Cancún y otras, pero que en México ya se habían pronunciado por el fin de la guerra civil de 1994.
A decir del estudio, el EZLN tuvo entonces la visión y la capacidad de capitalizar la demanda de paz que crecía cada vez más en la ciudadanía ya no únicamente de México, sino también en la de otros países, que seguía atentamente lo que sucedía. Las redes de información comenzaron a propagar la palabra y el ideario zapatista, y dieron cuenta de las múltiples violaciones a los derechos humanos que cometían las fuerzas públicas y armadas federales en nombre de la unidad y la soberanía nacionales.
De ésta forma, los insurgentes se pusieron al frente de las operaciones de información, lo que provocó que descentralizaran su organización aún más y desenfatizaran las operaciones militares, para lograr vínculos más firmes con las ONG’s de la sociedad civil global, cuyo enfoque es más informativo que económico, político o militar; ocasionando a su vez que la rebelión diera un giro enorme para, de ser una guerra popular prolongada tipo maoísta, convertirse en la primera demostración mundial de lo que es la Netwar Social.
Referencias
- ↑ Ronfeldt, David. The Zapatista Social Netwar in Mexico. RAND, 1998.
- ↑ Redes, nodos y conflictos en la Era de la Información, recopilación por Rafael Uzcátegui
- ↑ Klare, Michael y Peter Kornbluh (Compiladores). Contrainsurgencia, proinsurgencia y antiterrorismo en los 80's. El arte de la guerra de baja intensidad. 1990.
Véase también
Enlaces externos
- Reporte de Corporación Rand
- Guerra red
- La guerra red, por Manuel Castells
- Como una enredadera y no como un árbol, por David de Ugarte
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