Juan Oliver

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Juan Oliver Astorga (Yecla, 1733 - Madrid, 12 de febrero de 1830), violinista, flautista y compositor español, fue uno de los grandes y más desconocidos músicos del final del periodo barroco. Es el principal compositor preclásico español.

Biografía

Juan Oliver Astorga nace en Yecla, (Murcia), hijo de José Oliver, de Torredembarra, Tarragona, y María Antonia Astorga, natural de Zamora. Su partida de bautismo no se conserva, destruida en las semanas anteriores a julio de 1936.

El músico Oliver se inició musicalmente en la Capilla Musical de la Iglesia Vieja de Yecla, dirigida por el sacerdote Diego Beltrán del Castillo. Probablemente fue flautista desde niño. A los 17 años se traslada a Valencia, donde debió instruirse como violinista, sin que se tengan datos de la formación musical que recibió en esta ciudad. Viajó después a Nápoles, donde figura como músico en 1752, y ocho años después a Stuttgart, en el ducado de Württemberg, al servicio de su soberano, el XII Duque de Württemberg, rival de Federico de Prusia, El Grande y uno de los mayores protectores de las artes en el siglo XVIII.

Hacia 1760 compuso tres cantatas, hoy en el Real Conservatorio de Bruselas. Utiliza la grafía de su nombre en francés, Jean Oliver Astorga, al igual que antes había empleado la fonética italiana de su nombre y apellidos durante su estancia en Nápoles. No es imposible que se trate de obras tardías, llegadas a Bruselas por otros caminos. Hay que señalar que el propio duque de Württemberg había nacido en Bruselas, hijo de la princesa belga Maríe-Auguste de Thurn et Taxis y del XI Duque, Karl-Alexander.

Stuttgart - Fráncfort - Londres

En 1762 aparece en la corte de Karl-Eugen von Württemberg en Stuttgart y Ludwigsburg, en cuyo teatro, el Lustschloss, el mayor en la época, forma parte de la orquesta internacional de la gran capilla del futuro Elector, dirigida por el napolitano Niccolò Jommelli. Era la mayor y más refinada de Europa en su tiempo, con cincuenta y seis virtuosos probados, más un conjunto notable de bailarines, decoradores y escenógrafos que suministraban espectáculos fastuosos para sus numerosas residencias. Como muestra del nivel de tales espectáculos, cabe reseñar que uno de los decoradores y pintores de forillos era el veneciano Gian Battista Tiepolo, el último gran decorador del Barroco italiano, puesto que años antes había ocupado Antonio Canal, Canaletto. La formación fue alabada por el célebre aventurero Giacomo Casanova, presente en el teatro de Stuttgart a la vez que Oliver, con el que es posible que tuviese relación, al haber sido el veneciano violinista del teatro San Samuele en su juventud. El estilo musical de Oliver se forjó en Alemania, en la tradición de la corte de Mannheim, sin abandonar las influencias italianas y españolas de sus primeros años, adquiridas en Murcia y Nápoles. Fue por ello uno de los compositores más versátiles y apreciados de su época.

En 1765 Oliver fue presentado como consumado violinista en Fráncfort del Meno, y un año después se instala en Londres como concertista virtuoso. Coincide con la llegada de otro español procedente de la orquesta del Lustschloss, el oboista Juan Pla, que pronto regresaría a París y a Suttgart. Nuestro compositor alquila unas habitaciones en casa de un fabricante de baúles en Cockspur Street, calle que todavía conserva ese nombre, cerca del Haymarket y de la actual plaza de Trafalgar. En 1767 aparece en la capital inglesa al servicio del IV Conde de Abingdon, Lord Willoughby Bertie, conocido mecenas. Oliver se integra pronto en los conciertos de la Sociedad Bach-Abel, en Hannover House, que patrocinaba Lord Bertie. Publica a sus expensas Six Sonates á Violon et Basse Op. 1, presentándose como Jean Oliver Astorga, a la francesa. Sucesivamente edita varias colecciones de canciones italianas, francesas e inglesas, y sonatas para diversos instrumentos, siempre bajo el amparo de Bertie y de otros aristócratas ingleses. Tuvo relación con Escocia, donde se conservan obras suyas sobre odas y canciones tradicionales escocesas y galesas, entre las más notables de su producción.

Estancia en Inglaterra

Su llegada a Inglaterra coincide con el periodo de mayor pujanza musical en Gran Bretaña. En Londres, una de las ciudades más cultas de Europa, junto a Dublín y Edimburgo, seguían influyendo, tras la muerte de Haendel, ocurrida ocho años antes, Stamitz, Joseph Haydn, Sammartini, Quantz, Geminiani, Thomas Arne, Bononcini, Gluck, Tartini, Corelli, Sarti y Boyce, junto a los mencionados Karl Friedrich Abel y Johann Christian Bach, protegidos por Lord Bertie, entre los grandes nombres de la música universal.

Fue socio, activo colaborador y amigo de Johann Christian Bach y de Karl Friedrich Abel, afincados en la capital inglesa pocos años antes que Oliver. El primero, hijo menor de J.S. Bach, había llegado a Londres en 1759, como clavecinista, organista y celebrado compositor, contratado por el King´s Theater de Londres para renovar el repertorio operístico, hasta entonces casi exclusivamente centrado en reponer óperas decadentes, de pasticcio, las únicas representadas en aquel coliseo. El segundo, Karl Friedrich Abel, compositor y elegante violista de gamba, reconocido en todas las Cortes norte-europeas, fue uno de los últimos alumnos de Bach en Leipzig y de Hasse en Dresde. Se estableció en Londres en 1762. Abel y J.- C. Bach figuran, además, entre los más refinados sinfonistas y compositores de Alemania en su tiempo. Éste último, por añadidura, había iniciado en Londres al pequeño Mozart en el arte de la Sonata y de la Sinfonía, durante meses, en su larga estancia en Inglaterra, lo que transformó su comprensión de la música y le daría renombre universal años más tarde. Por lo tanto, a mayor gloria del yeclano, se puede afirmar que el grupo en el que se integró y trabajó Juan Oliver influyó notablemente en la historia de la música europea de la Era Moderna.

Desde su llegada a Londres, Oliver publicó en 1768 seis Sonatas para violín solo y bajo, seguidas de Twelve Italian Songs and Duets for Voice, Guitare and Harpsichord Opus 2, dedicados a otra célebre aristócrata inglesa, la duquesa de Grafton, a las que siguieron otras en trío para dos violines o dos flautas y bajo continuo (con clavecín], bajo el amparo y probable patrocinio de su protector, Sir Willoughby Bertie. Su actividad como compositor no parece haberle preocupado demasiado, y no refleja los números de opus, que hay que deducir por similitudes paleográficas o recursos estilísticos no siempre datables. Tal práctica era común entre otros compositores de su época, que asignaban un número de orden a su producción sólo a medida que la iban cediendo a sus editores. Sin embargo, estas y otras obras suyas de música de cámara fueron muy demandadas, por su originalidad y nobleza. Figuran incluidas en numerosas raccolte de la época. Dejó escrita música para formaciones modernas en su tiempo, que utilizaban recursos de los nuevos instrumentos, como los clarinetes, las trompas de llaves, los acompañamientos con pianoforte e incluso con English guitar o Arch-cyttern, los nuevos archi-cistres llegados desde París, de moda en Londres y Escocia, y sobre todo en Edimburgo, Glasgow y Aberdeen. De esos años se conserva un probable retrato suyo, muy próximo a Gainsborough, quien mantenía relación de amistad con aquel grupo de músicos creativos y con el propio Abingdon. En el círculo próximo a Oliver figuran, entre otros, el célebre Dr. Charles Burney, musicógrafo y organista notable, el oboista Johann Christian Fischer, el arpista Real, Ned Jones, Lady Mary Duncan, clavecinista y cantante, el tenor Gasparo Pacchierotti, Miss Polly Wilkes y el inventor y constructor, entre otros artificios prácticos, de claves y pianofortes de combinación, el belga John-Joseph Merlin, natural de Lieja. Este personaje de talento, establecido también en Londres, era conocido como The Ingenious Mechanick, inventor y constructor harto ingenioso al servicio de Don Joaquín Pignatelli de Aragón, conde de Fuentes, embajador de España ante Jorge III. Los salones de Hannover House, los de Princess Street y los bajos de la casa del embajador Pignatelli, donde Merlin tuvo su taller, propiciaron las reuniones de este pequeño grupo de españoles durante años, hasta el final de las actividades de la sociedad de conciertos.

Oliver vivió, además de en Londres, en Witham y Rycote, junto con otros músicos de los célebres Festivales Bach-Abel, al servicio de lord Willoughby Bertie, quien había consagrado su fortuna a la práctica de la música. El aristócrata, notable flautista y compositor, amigo y protector de Haydn, conocido mecenas, brillante orador y político liberal, tuvo orquesta doméstica, en la que participaban con asiduidad Bach, Oliver y Abel.

Vuelta a España

Tras el inicio de la Guerra de Independencia Americana en 1775, que trajo dificultades económicas al conde de Abingdon, Oliver regresa a Yecla. En ese viaje, impresionado por la Semana Santa Yeclana, compone una Sonata que incorpora una marcha de procesión a la Pasión de Yecla, única evocadora de la Semana Santa escrita por un compositor de tal nivel en la historia de la música, hasta bien entrado el siglo XX. Recogida en forma de trío, es la única conocida de su producción que utiliza, de modo recurrente, tonalidades menores hasta la cadencia central. Tiene una estructura aparentemente programática, de gran modernidad: su movimiento inicial consigue transmitir sensación de movimiento, de marcha incesante, que aumenta ante la feliz cercanía del destino final. Sorprende la irrupción de un adagio - marcha, cargado de ecos de la Pasión yeclana, con silencios significativos y muy dramáticos al final de cada desarrollo melódíco, únicos en su producción conocida. Tras él, un tercer movimiento de júbilo, que un siglo más tarde alguien hubiera podido llamar Campanas de Yecla. Recuerdan los toques de Gloria o de Fiesta Mayor, con imitación de carillones o campanas, a la manera de Haydn, de Gluck o de Leopoldo Mozart. Tales referencias a episodios concretos, ciñéndose al texto de las canciones que utiliza, sólo aparecían hasta ese momento en algunas de sus melodías escocesas y galesas. Allí es donde Oliver se muestra fiel continuador de la tradición barroca al describir las pasiones del alma. O mirado de otro modo, como un precursor de los recursos del romanticismo para evocar la Naturaleza, o expresar la felicidad que embriaga al artista.

En 1777 oposita en Madrid a violín de la Cámara de Carlos III y obtiene una plaza en el Palacio Real. Se instala en una vivienda de la Cava Alta, Parroquia de San Pedro el Real, en Madrid, y posiblemente sobrevive durante algún tiempo dando clases a jóvenes de algunas de las pocas familias principales de la Corte que se interesaban por la música, hasta su entrada en la orquesta privada (Real Cámara) del rey.

Contrajo matrimonio con María Antonia Rodríguez, en Madrid o quizá en Yecla, posiblemente entre los años 1776 y 1780. En esa época tendría entre 43 y 48 años.

En 1769 había llegado a Madrid Luigi Boccherini (1743-1805), sin buena acogida por parte de la Familia Real, especialmente por el futuro Fernando VII, entonces Príncipe de Asturias. Tan sólo el hermano de Carlos III, el Infante don Luis, le tomará su servicio en Ocaña y Boadilla hasta su muerte en 1785. Se logró incorporarle meses más tarde, y con dificultades, a la Real Capilla, como violoncellista suplente. Allí entabló relación con Oliver, a la sazón en el apogeo de su reputación.

Juan Oliver y Astorga (al que siempre se menciona como «Don Juan Oliver» en los documentos palatinos) organiza en 1785 la primera restauración del célebre quinteto de cuerda de Stradivarius del Palacio Real de Madrid. Como primer violín de facto en la formación privada de Carlos III, utilizó estos famosos instrumentos junto a su amigo y albacea testamentario, el también violinista Francisco Pareja, por lo menos hasta 1808.

Tuvo muy buena relación con José Moñino, Conde de Floridablanca, murciano y Primer Secretario de Despacho, Ministro Principal de Carlos III en Palacio, quien ayudó a instalarse en la Corte a científicos ilustrados y artistas de Yecla y de Murcia. Coincidió en Palacio con Francisco de Goya, con Andrés Ginés de Aguirre, pintor de la Cámara Real, con el marqués de Villafranca y con Manuel Godoy, para el que hizo música. Gozó de la confianza de Carlos IV, con quien mantuvo una relación respetuosa pero cercana. Era persona instruida, con gran facilidad para repentizar. Conocía las Cortes de Europa y hablaba varios idiomas. De todos los músicos de Palacio, el yeclano fue sin duda el más próximo al espíritu de la Ilustración.

En 1793 y 1794 se envían obras suyas al Perú, México y Buenos Aires, en el Virreinato del Río de la Plata. En 1807, con 74 años solicita Juan Oliver una limosna a Carlos IV, por hallarse cargado de familia y enfermo. En esos años parece haber cesado en su actividad como compositor. Tras la invasión francesa de 1808, muy anciano para la época, Oliver es nombrado en 1810 -de oficio-, violinista principal de la orquesta de cámara del rey intruso José Bonaparte, al que el pueblo llamaba Pepe Botella, a pesar de que era abstemio.

Padecimientos bajo Fernando VII

En 1814 Fernando VII regresó de nuevo a España para ocupar legítimamente el trono. Comenzaron entonces purgas contra liberales y afrancesados, a los que se acusaba de haber colaborado con el invasor. Un año después, con 82 años, Oliver es inculpado de complacencia con los franceses, con la propuesta de que su ya miserable sueldo fuese reducido a tan solo un tercio del total, como castigo, aunque no se aplica la sanción finalmente. José Lidón, músico célebre y compañero de la Cámara Real, intercede en su favor y le ayuda. Poco después solicita que se le exima de asistir a actos en Palacio que no sean los propios de la Real Capilla, «por hallarse enfermo y viejo».

En medio de un país destrozado, desde 1820 sobrevive en cama los últimos diez años de su vida, enfermo de hidropesía, en la más negra miseria. Sin empleo en Palacio, su figura parece borrarse de la Historia a partir de entonces. Vende todo su ajuar, ropa y efectos personales. Posiblemente fuese ya viudo, puesto que sólo es atendido por su hermana Manuela, costurera («modista») en Madrid, quien además le mantiene.

El testamento de Oliver está fechado el 29 de marzo de 1829: toda su declaración testamentaria deja entrever una extrema pobreza, rayana en la indigencia. Declara ser viudo de Antonia Rodríguez. Vive todavía con él su hermana Manuela, modista (costurera y ocasional lavandera) en la Corte, en un modesto cuarto en la Cava Alta. Parece ser que tiene un sirviente, y no menciona hijos vivos. Nombra heredera universal a su nieta María Aquilina Oliver. Malvive vendiendo los últimos objetos que le restan, aún los más modestos. No hay mención de instrumento musical alguno ni de papeles de música. Sólo conserva cuatro sillas, la cama y un reloj de madera.

A principios de 1830 lamenta en su codicilo no tener ya metálico suficiente para dejar, como manda a su nieta, siquiera la pobre suma de mil reales de vellón, tras una larga vida al servicio de los grandes de Europa. Tan sólo puede ordenar el paupérrimo encargo de treinta misas rezadas, sencillas, por su alma. Como no tiene con qué pagar su entierro, encomienda sus restos a su Hermandad (llamada Real Hermandad de Criados de S.M) formada por músicos de Palacio, de la que era Cofrade.

Falleció el 12 de febrero de 1830 en su casa de la Cava Alta, de Madrid, a los 97 años. Tras el duelo, acompañado por agunos Hermanos de la Cofradía de San José de músicos de Palacio y por indigentes del Hospicio portando hachones, fue enterrado en el camposanto de la Puerta de Toledo, amortajado con el hábito de San Francisco.

La obra de Oliver Astorga es una de las más importantes del siglo XVIII, junto a la de Antonio Soler y a la de sus coetáneos Domenico Scarlatti, Luigi Boccherini y Gaetano Brunetti, italianos afincados en Madrid al servicio de la Corte española durante los reinados de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. Se conserva muy desperdigada en colecciones privadas y numerosos archivos de América y de Europa.

Referencias

• «Don Juan Oliver Astorga (Yecla 1733 - Madrid 1830): un Maestro Virtuoso de Murcia en las Cortes de Nápoles, Alemania, Inglaterra y España». Datos extraídos del estudio realizado por el musicólogo Alejandro Massó (Fundación Carlos de Amberes - Real Diputación de San Andrés de los Flamencos).

• Fundación Carlos de Amberes - Real Diputación de San Andrés de los Flamencos.