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Palenque (historia)
En Latinoamérica, la palabra palenque o quilombo (del kimbundu: kilombo) se usaba para denominar a los lugares o concentraciones políticamente organizadas por negros esclavos cimarrones en lugares con fuente de agua y cuevas, con alcaldes que ejercían su autoridad al interior de los palenques.
Originalmente, palenque es el terreno cercado por una estacada para celebrar algún acto solemne. Su traducción al inglés es palisade, paling; al francés, es palissade, barrière; al alemán, Einzäunung, Schranke; al sueco es pålning, inhängnad y, en italiano, es steccato", recinto y su sinónimo, según el mismo diccionario, es "liza".
En algunos países de Sudamérica, especialmente en la Argentina y en Uruguay, la palabra quilombo se utiliza como sinónimo de burdel o de lío.
Contenido
Historia
En 1502, llegaron los primeros esclavos negros de África a América. Fueron traídos para reemplazar la mano de obra indígena, que iba disminuyendo ostensiblemente en las colonias españolas. Desde ese momento y hasta comienzos del siglo XIX, unos 60 millones de africanos fueron sacados por traficantes europeos de sus tierras, de manera violenta, para ser utilizados como mano de obra esclava en América, llegando con vida sólo unos 12 millones.[1]
Eran traídos en buques especiales, llamados "Ataúdes" o "Tumbeiros". Estos nombres eran expresión de las características de tales expediciones mercantilistas, porque llegaban vivos a América sólo la mitad de los negros que habían salido de África. Venían enmarrocados (amarrados), apiñados en las bodegas de los buques, sin las mínimas condiciones de higiene, sin la adecuada alimentación; en estas condiciones aquellos negros eran presa fácil de enfermedades y epidemias.
En América, miles de negros esclavos eran vendidos a los hacendados y citadinos españoles en los llamados mercados de trata. Para este fin eran exhibidos encadenados apenas arribaban mientras eran denigrantemente subastados. Los precios variaban de acuerdo al sexo, fortaleza, salud y edad. Adquiridos pasaban a ser patrimonio de su amo, quien disponía de su destino y de su vida. Tenían un valor en dinero y pertenecían a alguien y los alimentaban para utilizarlos en faenas y servicios que el amo creyera conveniente. Si el amo quería deshacerse del esclavo, lo ofertaba en el mercado de trata de esclavos, poniendo un sobreprecio, para recuperar su inversión y sacar algún dividendo.
Condiciones de vida de los esclavos en América
Los esclavos vivían en las haciendas en barracas o barracones; en las ciudades, estas barracas estaban ubicadas en un rincón de los huertos o solares. Dichas barracas, como es de suponer, propendían al hacinamiento y la promiscuidad.
Las mujeres negras esclavas, en las haciendas y en los solares virreinales, fueron destinadas para labores domésticas. Sin embargo, muchas de ellas, en las haciendas, principalmente costeñas, hacían labores de campo como, por ejemplo, en los viñedos y algodonales, conocidas en este último caso, como "apañadoras". Los varones efectuaban el trabajo más pesado tanto en las zonas urbanas como en las haciendas como, por ejemplo, limpieza de excusados, galpones, porquerizas, caballerizas, etc.
Los amos retribuían este servicio gratuito con la vivienda y la alimentación que les proporcionaban. Los esclavos no podían salir de la propiedad del patrón y carecían de libertad. Al esclavo que infringía alguna norma se le castigaba severamente, por lo que existieron varios sistemas de tortura. Sea cual fuere el castigo acordado para el esclavo rebelde, se cuidaban de no desfigurarlo dado que, de ser así, su precio de venta en el mercado disminuiría. Sin embargo, se tiene noticia de que al negro muy rebelde o cimarrón, le cortaban las orejas, lo castraban e incluso le cortaban las manos.
Una temporal forma de rebelión negra
A fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII se formaron unas rancherías en los alrededores de la ciudad de Lima, como en Huachipa, Carabayllo, Monte Zambrano, etc. Fueron hechas por negros esclavos que, en busca de su libertad, habían preferido huir y rebelarse contra el opresor sistema. Estas rancherías en lo posible, se ubicaban en las zonas menos transitadas, con bosques para ocultarse de sus perseguidores.
Alrededor del año 1710, esas rancherías evolucionaron hasta convertirse en palenques. Los palenques, entonces eran asentamientos rurales de negros cimarrones, rebeldes.
En toda América Latina hubo zonas liberadas de negros
Hubo este tipo de organizaciones en todas las colonias, tanto españolas como portuguesas, en América Latina. Los quilombos, mambices, cumbes, ladeiras, etc., fueron otras denominaciones adoptadas por los negros rebeldes. El más famoso palenque del colonialismo en América Latina fue el Quilombo de los Palmares, en el Brasil (colonia portuguesa). Tenía una población de más o menos, 15.000 negros esclavos rebeldes y se mantuvo durante casi todo el siglo XVII. Las tropas reales portuguesas usaron 6.000 soldados y les demandó 2 años rendirla. Incluso en muchos de esos palenques, existieron reyes negros. Por ejemplo Benkos Biohó, el Rey de Arcabuco, cerca de Cartagena de Indias, en Colombia. En Venezuela fue famoso el Rey Miguel. En Panamá, el Rey Bayano. En el Virreinato del Perú, hubo en Huaura un rey cimarrón, a mediados del siglo XVI. El virrey de la época envió una tropilla de 120 soldados españoles, que incursionaron violentamente en el palenque, matando a todos sus integrantes.
Infraestructura
Un palenque tenía una fuente de agua, un pedazo de tierra para cultivo, un almacén subterráneo y una pequeña cantidad indispensable de lampas y hachas.Se conoce como palenque al localidad destinado a realizar peleas de gallos
Organización
En los palenques, los negros cimarrones mantenían una vida comunitaria, caracterizada por la igualdad entre todos sus integrantes, tanto para el trabajo como para el reparto del alimento y el comportamiento social y moral.
Para su defensa, en algunos palenques se habían construido fuertes. Estaban hechas de palizadas, en el punto más alto de su temporal albergue. Tenían como únicas armas, espadas, cuchillos y otras armas blancas. Nunca poseyeron armas de fuego. En otros casos completaban su defensa acopiando piedras. Hacían ejercicios de corte militar, utilizando la táctica de las guerrillas.
En el caso de los cimarrones criollos, no poseían rey. Sus jefes se hacían llamar coroneles o capitanes, por cuanto éstos no procedían directamente del África, ya que eran, como se dijo, cimarrones criollos.
Población
En su búsqueda de libertad, se habían unido negros de diversas etnias africanas, incluso algunas que en África, mantenían rivalidades muy marcadas, como es el caso de las etnias africanas congos, minas y terranovos.
Economía
Tenía cierta independencia, aunque mantenía relaciones económicas más o menos normales con las ciudades y haciendas vecinas. En sus áreas de cultivo, sembraban maíz y zapallo, se abastecían de carne cazando venados y pájaros y obtenían algún que otro dinero vendiendo sombreros y canastas.
Bibliografía
- Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 1. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-1-6 (ISBN-13: ISBN 978-9972-2908-1-7), Bookland EAN-13: EAN 9789972290817; Depósito Legal Nº 2006-10934 en la Biblioteca Nacional del Perú..
- Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 2. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-2-4 (ISBN-13: ISBN 978-9972-2908-2-4), Booland EAN-13: EAN 9789972290824; Depósito Legal Nº 2006-10935 en la Biblioteca Nacional del Perú..
Referencias
Véase también
- Negro cimarrón
- Huachipa
- Afroperuano
- Cañete
- Chincha
- Yapatera
- Saña
- Esclavitud en América Latina
- Verano Negro
Categorías: Historia de América | Esclavitud
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