- Manifiesto de los Veintisiete
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El conocido como Manifiesto de los Veintisiete es una petición elevada en 1943 a Francisco Franco con la firma de diecisiete procuradores durante la I Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946), y de otras diez personas de relieve en la vida nacional española, solicitando neutralidad y restauración monárquica.
Contenido
Contexto histórico
Tal como iba transcurriendo la Segunda Guerra Mundial cabía la posibilidad de que los contendientes escogieran suelo peninsular para librar en él la próxima batalla. Ante esta posibilidad amplios sectores monárquicos consideraban como Franco no podría sostenerse en el poder, siendo preferible que don Juan de Borbón ocupase el trono con el consenso de los aliados, para no propiciar a éstos el retorno del Frente Popular.[1]
La petición
La petición puede calificarse de irregular, sin implicar por elllo falta de respeto. No se hizo público porque no era intención de los autores tal cosa.
(...) Lo que pretendían era llevar al ánimo de Franco sus propias preocupaciones: un despegue radical del Eje, mediante una nueva declaración de neutralidad, y una inmediata definición del Estado como Monarquía, preparando la transmisión de poderes, eran la mejor garantía contra represalias de los aliados contra España por sus complaciencias con los que, inexorablemente, iban a ser vencidos.Aunque tampoco hay coincidencia de opiniones.
(...) Sucedió, entonces, algo inesperado. Las Cortes, creadas en julio de 1942 e inauguradas en marzo de 1943, tenían que servir para algo bien distinto de lo imaginado por Franco. En vez de ser centro de unión en torno a la figura del Caudillo, se convirtió en lugar de oposición y casi de rebeldía. Después de la citada carta de don Juan, veintisiete procuradores en Cortes, que eran partidarios de la restauración monárquica, presentaron una demanda a Franco pidiendo el retorno del hijo de Alfonso XIII.
Ramón Garriga, La España de Franco[2]Firmantes
Según el Documento publicado por Laureano López Rodó los firmantes eran:[3]
- Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Alba
- Juan Ventosa Calvell
- Valentín Galarza, consejero del Movimiento
- Pablo de Garnica y Echeverría, procurador por Santander
- José Yanguas Messía
- Pedro Gamero del Castillo
- Alfonso García Valdecasas
- Manuel Halcón Villalón-Daoiz
- Antonio Goicoechea
- Nicanor Armero Iranzo, alcalde de Requena
- Joaquín Fernández de Córdoba y Osuna, Duque de Arión
- Luis Alarcón de la Lastra
- Manuel Moreu Figueroa, almirante
- Juan Manuel Fanjul, vicesecretario General del Movimiento
- Conde de Ibarra
- Jaime de Foxá
- Antonio Gallego Burín, alcalde de Granada
- Eduardo Martinez Sabater, decano del Colegio de Abogados de Valencia
- A. González de Vinuesa
- Antonio Sala Amat
- Jesús Merchante Sánchez, alcalde de Cuenca
- Ignacio Muñoz Rojas
- Isidoro Delclaux Aróstegui, empresario del Sindicato Nacional del Vidrio y Cerámica.
- Alfonso de Zayas de Bobadilla
- Marqués de Bóveda de Limia, capitán general de Andalucía
- Rafael Lataillade Aldecoa, alcalde de San Sebastián
- Aurelio Joaquinet Extremo
La reacción de Franco
Según Ricardo de la Cierva la reacción del general Franco se produjo con extrema cautela, valorando más las ausencias que las presencias en la carta de los procuradores.
(...) Sólo cesó de manera fulminante en el Consejo Nacional a la media docena de ellos que eran, además consejeros nacionales; Fanjul, Gamero, Yanguas, Halcón, Valdecasas y Joaquinet. Ya había adelantado el retiro de Galarza, cuya participación en esta carta conocía de antemano. Mantuvo sin vacilar a varios firmantes en sus puestos; el duque de Alba como embajador en Londres, Antonio Goicoechea como gobernador del Banco de España y al general Ponte como capitán general de Andalucía. Redobla sus apariciones en público, a veces ante alguno de los firmantes y no ejerció represalias de ninguna clase con excepción de las destituciones puramente políticas indicadas.
Ricardo de la Cierva, Franco, la historia[4]El 26 de junio de 1943 se reune la Junta Política acordando expulsar del Consejo Nacional del Movimiento a todos los firmantes que tuvieran dicha condición, acuerdo tomado con algunos días de retraso, lo que a juicio de Luis Suárez Fernández denota vacilaciones. Para dicho autor el manifiesto de los Veintisiete trataba de demostrar la independencia de criterio de quiénes habían sido designados procuradores en Cortes. En este aspecto beneficiaban al general Franco, que, estaba interesado en presentar a las Cortes Españolas como órgano legislativo y libre.[5]
Referencias
- ↑ Luis Suárez Fernández, Franco, Ariel, 2005, pág. 245-46.
- ↑ La España de Franco, (Vol. II) Ramón Garriga, Madrid, 1976 (pág. 105-06) [1].
- ↑ Laureano López Rodó, La larga marcha, páginas 41-43
- ↑ Ricardo de la Cierva, Franco, la historia, Editorial Fénix, Madrid, 2000ISBN-84-88787-34-0 pág. 621-22.
- ↑ Luis Suárez Fernández Franco, Barcelona, Ariel, 2005. ISBN 84-344-6781-X, pág. 247.
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