- Antigua Basílica de San Pedro
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Antigua Basílica de San Pedro
La Antigua Basílica de San Pedro era el edificio que se erigía anteriormente en el lugar donde ahora se halla la Basílica de San Pedro en Roma. El nombre Antigua Basílica de San Pedro se ha utilizado desde la construcción de la basílica actual para distinguir ambos edificios.[1]
Contenido
Historia
Desde la época de la crucifixión y sepultura de San Pedro en el año 64, se ha creído que en este lugar se halla la tumba de San Pedro y donde se encontraba un pequeño santurario. La construcción comenzó bajo las órdenes del Emperador romano Constantino I, entre 326 y 333, y se necesitaron 30 años para completarla. El diseño era el típico de una basílica.[2] La iglesia lentamente ganó importancia durante los siguientes doce siglos, e incluso se convirtió en un lugar de peregrinación dentro de Roma. Las coronaciones papales comenzaron a celebrarse allí; también fue el lugar donde Carlomagno fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en el año 800. Gracias a su prestigio en ascenso, la iglesia fue decorada con estatuas, mobiliario y candelabros elaborados, y permanentemente se agregaban sepulcros y altares a sus costados.[1] No obstante, para el siglo XV la basílica se encontraba rumbo a la ruina y, tras el regreso del papa de Aviñón, comenzó a discutirse la reparación de parte de la estructura. Leone Battista Alberti y Bernardo Rossellino fueron dos de las personas involucradas en la reconstrucción, y quienes mejoraron el ábside y agregaron, parcialmente, una logia de varios pisos a la fachada del atrio, cuya construcción continuó de manera intermitente hasta que comenzaron las obras de la nueva basílica. En un principio, el papa Julio II tuvo la intención de conservar el viejo edificio, pero al poco tiempo su atención se centró en derribarlo y construir una estructura nueva. Este plan horrorizó a muchas personas de la época, ya que el edificio representaba una continuidad papal que se remontaba a Pedro. Además, la estructura se hallaba repleta de tumbas y cadáveres pertenecientes a santos y papas; incluso siguieron encontrándose huesos, durante la construcción, hasta febrero de 1544. Finalmente, el trazado de la nueva basílica intentó reconsagrar dichos restos tanto como fue posible,[3] y el altar original se preservó dentro de la nueva estructura que lo albergaría.
Diseño
El edificio consistía en cinco naves: una amplia, en el centro, y dos más pequeñas a cada uno de los lados. A su vez, cada una de las naves estaba dividida por 21 columnas de mármol que eran restos tomados de antiguos edificios paganos.[4] La basílica, de 110 metros de largo, tenía la forma de una cruz latina y un techo inclinado enmaderado en el interior, que alcanzaba una altura de 30 metros en el centro. En la entrada se hallaba un atrio al que se conocía como «el Jardín del Paraíso», y que tenía cinco puertas por las que se accedía al cuerpo principal de la iglesia; este atrio en realidad era un agregado realizado en el siglo XVI. No obstante, y a diferencia de los templos paganos anteriores, el exterior de la basílica no estaba decorado de forma magnífica.[1]
La creación del estupendo mosaico de la Navicella (1305-1313), ubicado en el atrio, se atribuye a Giotto di Bondone. El enorme mosaico había sido encargado por el cardenal Jacopo Stefaneschi y ocupaba la totalidad de la pared por encima del arco que daba al patio. La obra mostraba a San Pedro caminando sobre el agua. Este extraordinario trabajo fue destruido en gran parte durante la construcción de la nueva basílica en el siglo XVI, aunque aún se conservan fragmentos. Navicella significa «barco pequeño», en referencia al gran barco que dominaba la escena y cuya vela, hinchada por los vientos de la tormenta, se imponía sobre el horizonte. Este tipo de representación naturalista del mar sólo se conocía de obras en arte antiguo.
La nave de la iglesia terminaba en un arco que contenía un mosaico de Constantino y San Pedro, a quien se le entregaba un modelo de la iglesia de Cristo. En las paredes, de 11 ventanas cada una, podían encontrarse frescos de distintas personas y escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.[6]
Uno de los restos más excepcionales de la decoración medieval de la Antigua Basílica de San Pedro es el fragmento de un mosaico del siglo XVIII, la Epifanía. Dicho fragmento, que se conserva en la sacristía de Santa Maria in Cosmedin, es prueba de la gran calidad artística de los mosaicos perdidos.
El altar de la Antigua San Pedro contaba con varias columnas salomónicas. Según la tradición, Constantino tomó estas columnas del Templo de Salomón y las regaló a la iglesia; sin embargo, es probable que en realidad estas fueran de una iglesia de Oriente. Cuando Gian Lorenzo Bernini construyó su baldaquino para cubrir el nuevo altar de San Pedro, se alejó del diseño intrincado de las antiguas columnas. Ocho de las columnas originales fueron trasladadas al muelle de la nueva San Pedro.
Referencias
- ↑ a b c Boorsch, Suzanne (Invierno de 1982-1983). «The Building of the Vatican: The Papacy and Architecture» The Metropolitan Museum of Art Bulletin. Vol. 40. n.º 3. pp. 4–8.
- ↑ Sobocinski, Melanie Grunow (2005). Detroit and Rome. The Regents of the Univ of Michigan, pp. 77. ISBN 0-933691-09-2.
- ↑ Hersey, George L (1993). High Renaissance Art in St. Peter's and the Vatican: An Interpretive Guide. University of Chicago Press, pp. 73-4. ISBN 0-226-32782-5.
- ↑ Garder, Helen, et al (March 17, 2004). Gardner's Art Through the Ages With Infotrac. Thomas Wadsworth, pp. 619. ISBN 0-15-505090-7.
- ↑ La Donación de Constantino en el sitio web de los Museos Vaticanos
- ↑ "Old Saint Peter's Basilica". Encyclopædia Britannica. 2006.
Enlaces externos
- The Constantinian Basilica Artículo de Jose Ruysschaert (en inglés)
- The Tomb of St Peter Libro de Margherita Guarducci (en inglés)
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