Pedro de Villagómez y Vivanco
VI Arzobispo de Lima 1642-1671
Consagración episcopal	25 de septiembre de 1633
Otros títulos	Obispo de Arequipa (1635 - 1640)
Predecesor	Fernando Arias de Ugarte
Sucesor	Juan de Almoguera
Nacimiento	8 de octubre de 1589, Castroverde de Campos, España
Fallecimiento	12 de mayo de 1671, Lima, Virreinato del Perú

Don Pedro de Villagómez y Vivanco (Castroverde de Campos, Castilla y León, 8 de octubre de 1589 – Lima, Perú, 12 de mayo de 1671), fue un clérigo español que llegó a ser Obispo de Arequipa (1635-1640) y VI Arzobispo de Lima (1642-1671).

Biografía

Sus padres fueron Francisco de Villagómez y Herrera e Inés de Corral y Quevedo, hidalgos de la villa de Castro Verde de Campos. Fue sobrino bisnieto de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima.

Cursó estudios en la Universidad de Salamanca y en la de Sevilla; y luego de optar grado de Doctor en Leyes y Cánones, fue nombrado juez del Santo Oficio, y en calidad de canónigo fue incorporado al coro de la Catedral de Sevilla. Sirvió ambas funciones durante 20 años y, presentado por el Rey Felipe IV para ocupar la vacante diócesis de Arequipa (1631), se le encargó que a su paso efectuara la visita de la Real Audiencia de Lima, los tribunales y la Universidad de San Marcos (12 de mayo de 1632). En ésta aprobó la creación de dos cátedras para la enseñanza de la Medicina (Prima y Vísperas), no obstante la oposición de Alonso de Huerta. Y, habiéndole llegado a la sazón las bulas confirmatorias de su exaltación al obispado (2 de agosto de 1632), fue consagrado por el Arzobispo Fernando Arias de Ugarte; pero no tomó posesión de su sede sino el 25 de julio de 1635, porque debió dar pleno cumplimiento a las instrucciones impartidas al confiarle la visita. En Arequipa celebró el primer sínodo diocesano y elaboró la regla consueta, adaptada de la sevillana; efectuó la erección canónica de la catedral y de todas las parroquias de la diócesis; e hizo el coro, las rejas y los confesionarios de la iglesia de Santa Catalina.

Visitó su extensa diócesis durante seis meses, llegando hasta Arica y constatando los abusos de los corregidores contra los indios. Volvió a visitar su diócesis, desde Camaná hasta Caylloma y los Collaguas, para ponerle fin en 1638, después de haber confirmado a más de 20,000 personas. A lo largo de esa visita se esforzó por extirpar las idolatrías. Por motivo de salud no salió a visita en 1639, pero envió a jesuitas visitadores a Condesuyos y Collaguas para que continuaran la labor contra las idolatrías.

Promovido al arzobispado de Lima por bula del Papa Urbano VIII (16 de julio de 1640), se embarcó en el puerto de Islay y arribó al Callao, haciendo su entrada a su nueva sede el 21 de mayo de 1642. Hizo la visita pastoral de su diócesis en 1646. Corrigió los abusos que se habían introducido entre los eclesiásticos. Favoreció la construcción de la iglesia del Sagrario, la erección del convento de las ermitañas agustinas descalzas o Monasterio de Nuestra Señora del Prado (donde profesaba su sobrina Hipólita de Villacorta) y la fundación del Hospital de San Bartolomé para negros libres (hoy Hospital Materno Infantil San Bartolomé). Publicó en 1649 una Carta pastoral de Exhortación e Instrucción contra las idolatrías de los indios del Arzobispado de Lima. Encomendó al clérigo limeño Fernando de Avendaño la redacción de los sermones en quechua, como guía para los predicadores de indios. Por elección del claustro, ejerció como rector de la Universidad de San Marcos entre 1655 y 1656.

Con el Virrey Conde de Alba de Liste (1655-1661) tuvo algunas dificultades, curiosamente a causa del protocolo. Una de ellas ocurrió durante la procesión del Corpus Christi del año 1657. El Arzobispo concurrió bajo un gran quitasol de terciopelo, y como el Virrey le mandase decir que lo cerrase, pues él no lo llevaba por hallarse presente el Santísimo, se resintió de tal manera el Arzobispo, que se retiró de la procesión y elevó su queja al Rey, el cual resolvió que en funciones semejantes ni el Virrey ni el Arzobispo llevasen quitasol. En otra ocasión, habiendo apresado los alcaldes de corte a los escribanos de la curia por desacato, el arzobispo excomulgó a aquellos (1658). El Virrey, apoyado por la Audiencia, le obligó a levantar la excomunión.

Otra desavenencia con la autoridad virreinal surgió por la consagración clandestina del Obispo de Huamanga, Fray Cipriano de Medina y Vega, celebrada por el Arzobispo a las cuatro de la mañana en el Noviciado del Convento de San Francisco de Lima, no obstante que el Virrey había ordenado que se suspendiese por falta de la cédula de presentación y los ejecutoriales reales (1661). Debido a ello el Rey multó al Arzobispo con 2000 pesos y otros mil a Fray Cipriano.

Ya anciano y sin fuerzas para afrontar la exorbitante labor pastoral, Villagómez solicitó que se le adscribiera un Obispo auxiliar; pero los que le fueron asignados (Antonio Vigo y Blas de Aguinaga) murieron antes de consagrarse.

Falleció luego de cerca de 30 años de gobierno arquiepiscopal, a la edad avanzada de 81 años. Su corazón fue depositado en el Monasterio del Prado y su cuerpo en la Cripta de la Catedral de Lima. Se conserva su retrato al óleo, de cuerpo entero, en dicha Catedral. Alto, delgado, rostro grave, miope, usaba lentes.

Obra

El más importante de sus escritos es:

• Carta pastoral de Exhortación e Instrucción contra las idolatrías de los indios del Arzobispado de Lima (Lima, 1649, reeditada en 1919 como Exhortaciones e Instrucción acerca de las idolatrías de los Indios del arzobispado de Lima por el Dr. D. Pedro de Villagómez). Aborda la relación de la Iglesia con la idolatría de la población andina, todavía supérstite pese a haber transcurrido más de un siglo de la conquista y evangelización. Involucra la actitud eclesiástica en su tarea de evangelización de los pueblos nativos, así como sus implicancias jurídicas.

Referencias

• Fernández García, Enrique S.J: Perú Cristiano, PUCP, Fondo Editorial 2000.
• Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17. VAC-SUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
• Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Tercer Tomo. Virreinato (1596-1689). Primera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1966.

Predecesor: Fernando Arias de Ugarte

Arzobispo de Lima 1642 – 1671

Sucesor: Juan de Almoguera