- Purgatorio
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Purgatorio
En la teología católica, el purgatorio es un estado transitorio de purificación y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin pecado mortal, pero que han cometido pecados leves sin haber sido estos perdonados o graves ya perdonados en su vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente, tienen que purificarse de esas manchas a causa de la pena temporal contraída para poder acceder a la visión beatífica de Dios. Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará entrando al Cielo tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del Infierno. Las plegarias por los muertos y las indulgencias pueden acortar la estadía de uno o varios de los seres queridos que estén en dicho estado.
El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, en el sentido que se siente la lejanía con Dios, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.
La Iglesia Ortodoxa de Oriente no acepta la existencia del purgatorio, pero tradicionalmente se ofrecen rezos a los muertos, pidiendo a Dios que les muestre su misericordia y amor.
La mayoría de las iglesias protestantes rechazan la creencia en el purgatorio; de hecho, la Reforma luterana se inició precisamente con la denuncia que Lutero hizo contra la venta de indulgencias (dispensas eclesiásticas que liberaban a las almas del purgatorio a cambio de dinero) para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro. Con ellas se le pagó su trabajo a Miguel Ángel y muchos otros artistas. Lutero, fundador del Protestantismo, describe el purgatorio como una invención malintencionada del anticristo para confundir al hombre y hacerle creer que hay perdón después de la muerte por medio de la compra de indulgencias y otros mecanismos. Sin embargo, aquella época no era la misma de ahora y las cosas han cambiado, la Iglesia Católica no acepta la visión de Lutero, ya que ella considera que es preciso distinguir entre la remisión de la pena temporal y el perdón de los pecados propiamente dichos. Al estar el purgatorio basado en los libros que la Iglesia Católica Romana denomina con el nombre de deuterocanónicos, los protestantes decidieron rechazar la doctrina del purgatorio al considerar que dichos libros, propios del canon griego de la Septuaginta, sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios, por lo que los han calificado como apócrifos; pero la Iglesia Católica no sólo se basa en dichos libros para comprobar la existencia del purgatorio, otros de los libros en los que se basa es el Apocalipsis y el Evangelio de San Mateo, entre otros.
En el Islam existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el Barzaj, el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el Juicio Final en lo que Mahoma describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el Araf, un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. También se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.
Otro lugar que responde al mismo concepto es el Hamistagan o Hamestagan del zoroastrismo, donde las almas de los que presentan un balance equilibrado entre sus buenas y sus malas obras, encuentran la oportunidad que necesitan para ganar un sitio en el cielo. Algunos apologetas protestantes aprovechan esta coincidencia para hacer uno de sus frecuentes reproches de paganismo en las tradiciones católicas.
Contenido
El purgatorio en la Biblia
La existencia del purgatorio, junto a otras mansiones de ultratumba distintas del infierno y el cielo, forma parte de la doctrina católica romana. En el caso del purgatorio, el Antiguo Testamento únicamente se refiere al concepto de manera inequívoca en el libro segundo deuterocanónico de los Macabeos (12, 41-46), pero su existencia también se puede intuir en varios pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, aunque es más evidente en el Nuevo. Aunque hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la Iglesia Cristiana Primitiva, siglos más tarde, Lutero reparó en ellos precisamente por su referencia al purgatorio, a cuya existencia se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la existencia del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la Iglesia Católica Romana llama actualmente deuterocanónicos y siempre han estado en su canon, fueron incorporados en la traducción al griego de la Septuaginta, una versión de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas y, en menor medida, en la católica. Según los protestantes es un canon que prácticamente ninguna tradición hebrea acepta, pero fueron los usados en tiempos apostólicos y se hace referencia a ellos en varios pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros deuterocanónicos. También hay algunas evidencias de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).
Entre los lugares del Antiguo Testamento canónico que la Iglesia Católica interpreta como relacionados con la expiación tras la muerte en un purgatorio, están:
"Muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos comprenderá, pero los entendidos comprenderán".
Daniel 12,10"A este tercio lo meteré en el fuego, lo fundiré como se funde la plata, lo probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo lo oiré. Yo diré: 'Pueblo mío'. Él dirá: 'Yahveh es mi Dios'".
Zacarías 13,9 (Reina-Valera 1995)Desde la perspectiva católica romana, se piensa que los pasajes anteriores dan a entender que en el "otro mundo" las almas podrán ser purificadas (limpiadas) de la mancha de ciertos pecados, ya perdonados en cuanto a culpa; ese otro mundo no puede ser el infierno, pues en él ya se está condenado; tampoco el cielo pues nada que tenga mancha entrará ahí, por lo que este lugar debe ser una residencia intermedia.
Desde la perspectiva protestante, estos pasajes se refieren a la purificación de la fe de los verdaderos cristianos mediante las pruebas de este mundo, ya que una vez terminada esta vida, ya no hay fe, sino conocimiento real de la existencia de Dios, y certeza del cielo y del infierno, puesto que Cristo habría hecho propiciación por todos aquellos que lo aceptan y los habría limpiado completamente de todo pecado, santificándolos en sí mismo para su acceso al cielo.
La principal cita del Nuevo Testamento con que los católicos romanos explican la existencia de un purgatorio es la de Mateo 12, 31-32.
"A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.".
Mateo 12,32 (Nueva versión internacional)Otra versión:
"Cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.".
Mateo 12,32 (Reina-Valera 1995)La anterior cita se refiera a que no hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Al señalar que el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en esta vida ni en la otra, se entendería que Dios (Jesús) se está refiriendo a ese pecado específicamente, y que por lo tanto, de ello se entendería que existen pecados (veniales) que sí podrían ser perdonados en la otra vida. De lo contrario hubiera dicho simplemente “El pecado contra el espíritu Santo no será perdonado” o “no será perdonado en esta vida”.
Un pasaje en el que se ven implícitas no las penas infinitas del infierno, sino penas finitas de donde sí se saldrá:
"Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo."
Mateo 5, 5-26Y donde se observa que Cristo explícitamente mostró que para diferentes grados de pecados hay diferentes sanciones:
"Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego."
Mateo 5,22También pueden ser citadas las siguientes:
"Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más."
(Lucas 12, 47-48. Biblia de Jerusalén)"la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego."
(1 Corintios 3, 13-15. Biblia de Jerusalén)"Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró. Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor."
(2 Timoteo 1, 16-18. Biblia de Jerusalén)Otras citas en las que se puede ver la existencia del purgatorio son:
-Fuentes principales: 2Mac 12,42-46; Mt 5,26; 12,32; 1º Cor 3,10-15; 2º Tim 1,16; 1º Jn 5, 16; Ap 21:27.
-Fuentes secundarias: Gn 50,10; Deut 34,8; 2º Crón 6, 30; Tob 4, 10; 4, 17; 12, 9; Sal 51; Sab. 3:5; Baruch 3:4, Zacarías 9, 11; 13, 8 -9; Miq7, 8-9; Malaq 3, 2-3, Eclo 38, 16-17, Mt 5:7; 5, 48; 12:36-37; 18, 34; 20, 1-16; Lc 6:19-31; 12, 39-48; Lc 12,58-59; 1º Cor 12, 24-26; 15:22-24; 15, 29-30; 2º Cor 5, 9-10; Ef 6,18; Filip 2,10; 2º Tim 1, 16-18; 4, 18-19; Jn 8, 24; Heb 12:14; 12,23; Sant 1, 13-16; 1º San Pedro 1, 7; 3, 18-20; 4, 6; 5,10; Judas 1:20-23; Ap 3, 18-19; 21,4.
Desde la perspectiva protestante, las citas anteriores solamente confirman que no hay perdón de pecados después de la muerte, ya que no existe ninguna cita Bíblica que explícitamente confirme la existencia de algún estado intermedio, sino que sólo hay dos estados posibles para el alma después de la separación del alma y el cuerpo: el Cielo para aquellos que tuvieron en vida fe en el perdón total de los pecados a través del sacrificio de Cristo, y el infierno para los que no tuvieron fe o la perdieron durante las pruebas de la vida.Desde la perspectiva ortodoxa, mientras que en estos últimos siglos algunos niegan el purgatorio o parece que dudan acerca de él, muchos de los que lo admiten dicen que las almas son purificadas y que por tanto son liberadas por los sufragios de los fieles, no mediante penas purificadoras, o por lo menos que estas penas no son suficientes sin los sufragios en orden a alcanzar la liberación.
El purgatorio en el Magisterio
Además de la Sagrada Escritura, la Iglesia se apoya en la Tradición para definir una doctrina. En el caso del Purgatorio, el Catecismo cita a san Gregorio Magno y a san Juan Crisóstomo. Pero hay muchas citas sobre el purgatorio en los padres de la Iglesia, tales como San Gregorio Magno (540 –604d.C.) (Dial. IV 39), San Cesario de Arlés (470 – 543 d.C.) (Sermo 179), Tertuliano (155-230 d.C.) (De anima 58), San Cipriano (¿200?-258) (Ep. 55, 20), San Agustín (354 - 430 d.C.)(De Civ. Dei XXI 13; Enarr. in Ps. 37, 3, Enchir. 69).
La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1239) y Lyon (cf. DS 1274)refutaron a los griegos orientales: “Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificadas después de la muerte con las penas del purgatorio”.
Mas extesamente la formuló en el Concilio de Trento (cf. DS 1545: 1563) refutando así a los protestantes: “purgatorium esse animasque ibi detentas fidelium suffragiis… iuvari”, “cuiden con suma diligencia que la sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles cristianos”, “aquellas, empero, que tocan a cierta curiosidad y superstición, o saben a torpe lucro, prohíbanlas como escándalos y piedras de tropiezo para los fieles”.
Asi ha hecho referencia sobre el purgatorio en muchos de sus concilios, incluyendo el último, el Concilio Vaticano II (1962-1965), en el documento Lumen Gentium No. 49, 50 y 51.
El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica[1] dedica un par de puntos que resumen esta doctrina:
El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
Compendio, n. 210En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.
Compendio, n. 211Las citas sobre el purgatorio en el Catecismo de la Iglesia Católica son: 298, 954, 958, 1030, 1031, 1032, 1054, 1055 y 1371. “Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios” (nº 1054)
El Dezinger o Enchiridion Symbolorum: Es un libro que reúne de manera sucinta los textos doctrinales originales de los Papas, de los Concilios y de otras fuentes autorizadas del Magisterio Eclesiástico, desde el inicio de la Iglesia hasta nuestros días. Tenemos referencias en los puntos: 456, 535, 570, 723a, 729, 733 (Nota 3), 740, 744, 777, 778, 779, 780, 840, 983, 998, 2147ª.
La iglesia católica, adaptando el magisterio al lenguaje de hoy, explica el purgatorio asi: Durante nuestra vida terrena, siguiendo la exhortación evangélica a ser perfectos como el Padre celestial (cf. Mt 5, 48), estamos llamados a crecer en el amor, para hallarnos firmes e irreprensibles en presencia de Dios Padre, en el momento de «la venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos» (1 Ts 3, 12 s). Por otra parte, estamos invitados a «purificarnos de toda mancha de la carne y del espíritu» (2 Co 7, 1; cf. 1 Jn 3, 3), porque el encuentro con Dios requiere una pureza absoluta. Hay que eliminar todo vestigio de apego al mal y corregir toda imperfección del alma. La purificación debe ser completa, y precisamente esto es lo que enseña la doctrina de la Iglesia sobre el purgatorio. Este término no indica un lugar, sino una condición de vida. Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección (cf. concilio ecuménico de Florencia, Decretum pro Graecis: Denzinger-Schonmetzer, 1304; concilio ecuménico de Trento, Decretum de iustificatione y Decretum de purgatorio: ib., 1580 y 1820). Por lo tanto la iglesia, entiende el purgatorio como una maduración en el amor hacia el Amor.
Penas del purgatorio
Según la doctrina católica hay una diferencia sustancial entre infierno y purgatorio, y éste no es un infierno temporal. Propiamente hablando, sólo en el infierno se da una verdadera pena de daño, ya que ella es el castigo ultraterreno a la aversión actual de Dios, que no se da en las almas del purgatorio. Sin embargo pueden distinguirse:
- Dilación de la Gloria. Tratada por la tradición teológica como pena de daño, es sin embargo cualitativamente distinta de la que se da en el infierno, y consiste en el aplazamiento del cielo. El alma queda privada de la visión beatífica (visión de Dios) mientras purga sus pecados. Esta pena implica que la presencia en el purgatorio no puede prolongarse en el tiempo hasta más allá del Juicio Final.
- Pena de sentido. La tradición de los Padres latinos es casi unánime en favor del fuego real y corpóreo, semejante al del infierno, pero no ha sido necesaria todavía una declaración dogmática al respecto. Sí hay argumentos en la tradición, como el cuestionario de Clemente VI a los armenios, donde expresamente se pregunta «...si crees que son atormentados con fuego temporalmente...». En cuanto a si Dios se vale de los demonios para la administración de las penas del purgatorio, Santo Tomás (De purgatorio, Suppl. a.5) explica que no.
Sufragios
Son las ayudas que los católicos ofrecen a las almas del Purgatorio. Principalmente son:
- Ofrecimiento de la Misa: Ya sea encargandole la Misa a un sacerdote, ya sea ofreciendola mentalmente por un difunto.
- Ofrecimiento de la Comunión: Los católicos creen que en la comunión se encuentra realmente Cristo. Cuando comulgan (reciben a Cristo), pueden ofrecerlo por reparación de las almas que les falta algo por purificar.
- Misas gregorianas: Son treinta misas celebradas de manera seguida por un difunto. Llevan ese nombre porque el primero que las realizó por encargo de un difunto fue San Gregorio Magno.
- Indulgencia plenaria: Limpia todas las “manchas” que nos hayan dejado los pecados ya perdonados. Las indulgencias plenarias se obtienen de manera gratuita. Solamente hace falta realizar la acción indulgenciada, uniéndola a una comunión, un acto de caridad, rezar por las intenciones del Papa (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) y confesarte en ocho días. Las principales acciones indulgenciadas son: rezo y meditación del Santo Rosario, en común; rezo-meditación del Vía Crucis, en una iglesia; lectura y meditación de la Biblia, por más de 30 minutos; adoración al Santísimo, mas de 30 min.
Otros sufragios son: el ofrecimiento de las penas y alegrias, olvidar los insultos y perdonar a los que nos ofenden, ofrecer diversas oraciones, limosna y otras obras de misericordia.
El vóto de ánimas
También es llamado “acto heroico de caridad”. Segun la doctrina católica se llama así porque es tan agradable a Dios, útil a las Almas del Purgatorio y provechoso a nosotros mismos. Consiste en un voto o donación entera que hacemos de todas nuestras obras satisfactorias en favor de aquellas benditas almas. Nótese aquí que toda obra buena es, a la vez, según el Concilio de Trento, meritoria, imperatoria y satisfactoria.
Se dice meritoria , porque con ella logramos un grado más de gracia en este mundo y de gloria para el otro; mérito que a nadie puede cederse, siendo todo de aquel que hace la obra buena. Llamase imperatoria , porque con ella alcanzamos de Dios auxilios oportunos y bienes espirituales y temporales, ya sea para nosotros mismos, para otros. Dícese, por fin, satisfactoria , porque con ella pagamos el débito de nuestros pecados y la pena del Purgatorio que correspondían: y este fruto satisfactorio de nuestras obras es, propiamente hablando, el que cedemos a las benditas Almas con este voto.
Reamente es más bien una cesión voluntaria, un acto heroico de caridad que un voto riguroso. La cesión de dicha parte de todas nuestras obras satisfactorias, se pone en manos de la Virgen Santísima y conociendo ella mejor que nosotros cuál es nuestro deber, distribuirá dichas buenas obras entre los parientes, bienechores, amigos y enemigos, según fuere más del agrado de Dios.
Hay muchas oraciones para realizarlo, la mas sencilla es esta: "Señor, te ofrezco todo lo que yo pueda renunciar, en beneficio de las almas del purgatorio". Para hacerlo no es necesario pronunciar palabras; basta que se haga con el corazón. Es importante realizar el voto de ánimas de corazón y que sea un acto de plena voluntad. Es interesante, a manera de recuerdo, renovarlo diariamente. Pero no es necesario, mas que realizarlo una sola vez. Y se puede revocar cuando uno quiera.
El Purgatorio en la cultura
Existen numerosas manifestaciones artisticas relativas al purgatorio. Como pueden ser edificios, vidrieras, tallas, retablos, varas de mando de las diversas cofradias, cuadros, obras de orfebreria, y asi tenemos muestras iconograficas del purgatorio, en todo tipo de manifestaciones artísticas.
Dante Alighieri menciona al Purgatorio en su obra máxima La Divina Comedia, es una de las tres partes de su obra, y lo imagina como una montaña, dividida en siete rellanos donde la ánimas purgan un pecado distinto; y en la cima se encuentra el Paraíso Terrenal.
Pedro Calderón de la Barca escribió una comedia intitulada 'El purgatorio de San Patricio', basada en leyendas populares acerca del santo y referencias al purgatorio.
Notas
Bibliografía
- Justo Luis R. Sánchez de Alva; Jorge Molinero (2000). El más allá. Iniciación a la escatología. Ediciones Rialp. ISBN 9788432132810.
- Vallejo Nájera, María (2007). Entre el cielo y la tierra. Historias curiosas sobre el purgatorio. Planeta. ISBN 978-84-08-07107-5.
Enlaces internos Wikipedia
Enlaces externos
- La purificación final o Purgatorio. Catecismo de la Iglesia Católica
- Hermandad Internacional de las benditas ánimas del Purgatorio
- Sociedad de Estudios San Gregorio MagnoDedicada principalmente al estudio y difusión del Purgatorio
Véase también: Escatología cristianaCategorías: Escatología cristiana | Teología católica | Lugares de ultratumba
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