- Ayacucho colonial
-
La región ayacuchana ingresa a los anales de la conquista con motivo de la rebelión de Manco Inca, iniciada en el Cusco en 1536, que se extendió hasta dar lugar al sitio de Lima en septiembre de ese año. Según Juan José Vega (1992), el caudillo insurgente Quizu Yupanqui logró llegar hasta la Plaza de Armas de Lima, donde fue ultimado de un pistoletazo en medio del combate cuerpo a cuerpo.
Forzados a retroceder ante la llegada de Alonso de Alvarado y 150 españoles, apoyados por cientos de guerreros chachapoyas y huaylas, los partidarios de Manco Inca se refugiaron en la sierra central. En noviembre de 1536, Alvarado fue enviado al frente de una expedición encargada de perseguir y ultimar a los rebeldes. En enero de 1537, fue vencido un importante foco de resistencia en Andahuaylas, cuyos sobrevivientes se dirigieron hacia tierras huancavelicanas y ayacuchanas.
El informe rendido por Alvarado a Pizarro mencionó la necesiad de establecer un puesto de vigilancia o acaso una villa en esa última zona, con el fin de asegurar la comunicación por la ruta de la sierra entre Cajamarca y el Cusco.
Contenido
Fundación de San Juan de la Frontera de Huamanga
Luego de la guerra civil entre pizarristas y almagristas (1538), Ayacucho volvió a aparecer en las preocupaciones de los conquistadores. Como parte del sofocamiento de los últimos brotes de resistencia a favor de Manco Inca, Francisco Pizarro decidió fundar, el 29 de enero de 1539, en Quinua, junto al Huamanca o "cerro de los halcones", una villa serviría de zona intermedia, no sólo entre Cajamarca y Cusco, sino también entre Lima y Cusco, además de crearse nuevas encomiendas concedidas por el mismo Pizarro.
En la primera fundación se llamó Villaviciosa, más tarde se cambió el nombre a San Juan de la Frontera de Huamanga. Acompañaron la fundación el factor Illán Suárez de Carvajaly el licenciado Carbajal. Hubo más de 24 vecinos fundadores. La idea de "villa de frontera" tenía que ver, no tanto con un límite geográfico sino con "hacer frontería" esto es, "hacer frente" desde el punto de vista guerrero. Era una villa ubicada con una finalidad sobre todo militar, defensiva, respecto a Lima, a partir de la experiencia dejada por la rebelión de Manco Inca.
Antes de cumplirse un año de la fundación, la naciente población comprobó que la ubicación escogida era malsana, insegura frente a ataques de Manco Inca e inapta para fines agrícolas. El nuevo teniente del gobernador Pizarro, el ex-alamagrista Vasco de Guevara, junto con los vecinos trasladaron la población a Pocora o Pucaray, donde quedó ubicada en forma definitiva. Esta segunda fundación se realizó el 25 de abril de 1540.
Ya muerto el conquistador Francisco Pizarro, a raíz de la victoria del emisario del rey, Cristóbal Vaca de Castro, sobre Diego de Almagro el Mozo (1542), los vecinos de Huamanga dieron en llamarla San Juan de la Victoria de Huamanga, sin embargo, esa nomenclatura oficial se mantuvo solamente un año y que luego se elevó a la categoría de ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga.
Fue el Ayuntamiento, en nombre de la ciudad, quien solicitó al rey el escudo de armas para Huamanga en 1646, siendo recién concedido en 1664. Tiempo después, en 1814, se otorgó a la ciudad el título de "Muy noble y muy leal ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga".
El rebelde Méndez y la monja alférez
Al arribar al Perú el primer virrey Blasco Núñez de Vela (1544), desconoció su autoridad Gonzalo Pizarro, quien alzó en armas a numerosos encomenderos temerosos de perder sus privilegios ante las nuevas ordenanzas reales. Un fugitivo almagrista, Diego Méndez, logró reunir en Huamanga una gavilla de aventureros conjurada para actuar como quintacolumna contra Gonzalo Pizarro y así obtener el perdón del representante del rey. Al no lograr su propósito, creyó posible ganar indulgencias participando del asesinato de Manco Inca, quien lo consideraba su aliado.
San Juan de la Frontera de Huamanga fue escenario del primer y único caso de ajusticiamiento de un corregidos. García de Solís Portocarrero fue degollado en la plaza mayor de la villa el 14 de septiembre de 1601, hallado culpable de crímenes diversos y dolo.
En 1623, el primer obispo ayacuchano, fray Agustín de Carvajal, atendió en Huamanga la confesión de un soldado pendenciero que temía morir por su numerosas heridas. Era el alférez Alonso Díaz Ramírez de Guzmán, individuo alto y fornido, diestro con las armas, que obtuvo su rango en la guerra de Arauco, en Chile, en 1619. El alférez confesó ser una mujer, Catalina de Erauzo (nacida en San Sebastián, Guipúzcoa, en 1592), monja fugitiva que deseaba dejar el oficio viril y volver a la vida conventual.
El obispo Carvajal le impuso sus bendiciones y gestionó su traslado a Lima y luego a España. Volvió en 1630 a América, como religiosa. Murió en 1650 en Guitlaxtla, Puebla, en México. La sorprendente historia de la monja alférez adquirió en el siglo XVII ribetes de leyenda, atribuyéndosele portentosas hazañas de espadachín, incluyendo haber vencido y muerto a su propio hermano en un duelo.
Iglesias y centros educativos
Ayacucho tuvo desde su fundación una intensa actividad eclesial. Su primer clérigo fue Francisco de Cerrera, designado por el obispo del Cusco. Huamanga tuvo iglesia mayor y cuatro parroquias desde 1540. Fundaron iglesias y conventos mercedarios (1540), dominicos (1542), franciscanos (1552), agustinos (1618) y jesuítas (1625).
Los primeros monasterios fueron los de Santa Clara (1568) y Santa Teresa (1683). Los hermanos de San Juan de Dios fundaron en 1630, la iglasia y el hospital de pobres que lleva ese nombre. Huamanga se erigió en diócesis el 20 de julio de 1609. Su templo mayor tuvo dignidad de catedral desde 1612.
Una importante labor pastoral, educativa y de mecenas, fue la que realizó el obispo Cristóbal de Castilla y Zamora, al que se le debe la fundación del Colegio Seminario de San Cristóbal (1665) y la Universidad San Cristóbal de Huamanga (1677), Castilla y Zamora consagró en 1672 la catedral de Huamanga a Nuestra Señora de las Nieves. Ejerció el obispado entre 1669 y 1679. La Universidad de Huamanga, por cédula real de Carlos II del 31 de diciembre de 1580, tuvo las mismas prerrogativas que las de Lima, México, Salamanca y Valladolid. Entró en funciones en 1704.
Los claustros ayacuchanos pronto produjeron hombres piadosos y talentosos como el franciscano Luis Jerónimo de Oré, hijo de españoles nacido en Huamanga en 1554. Fue teólogo y catequista notable, autor del "Symbolo Católico Indiano" (Lima, 1598) valioso manual trilingüe (español, quechua y aimara) que orientó el adroctrinamiento indígena en todo el virreinato. Oré murió Chile en 1630.
Obrajes y minería
OBRAJES: Hacer grandes obras. La mayoría fu hecha por los indios. Huamanga fue sede de corregimiento desde 1569. Fueron corregimientos menores adscritos a su jurisdicción: Huanta, Vilcas Huamán, Paronacochas, Lucanas, Angaraes, Castrovirreyna y Andahuaylas.
Uno de los primeros corregimientos establecidos en Ayacucho fue el de Vilcas Huamán. Allí se establecieron importantes obrajes textiles a partir de las reducciones indígenas impuestas por los primeros conquistadores españoles afincados en el lugar.
En Parinacochas impuso su dominio como encomendero Gonzalo Pizarro, hermano del capitán de la conquista. Tras su muerte, ocupó su lugar Baltasar de Castilla. Luego fue convertida en corregimiento.
Lucanas tuvo gran importancia minera durante el virreinato del Perú. Se extrajo oro y plata de las minas de Chavincha, Huranguillo, Otoca y Querobamba. Fue también el punto de partida de una red de acueductos alimentados desde las lagunas de Picoy y Parcos, destinados a irrigar los valles.
Un violento terremoto asoló la región el 17 de julio de 1719. Fue ampliamente recordado por haber tenido una secuela de fuertes temblores que se prolongó hasta el 5 de agosto.
En 1784, al crearse la intendencia de Huamanga, se le asignó como partidos o provincias las de Huamanga, Anco (o Huanta),rdfytertrry Vilcas Huamán, Lucanas (o Cangallo), Parinacochas y Andahuaylas. La intendencia de Huamanga tenía entonces 110.000 habitantes.
Esfuerzos emancipadores
En 1812, la elección de diputados a las Cortes españolas despertó en la región la inquietud independentistas. El primer esfuerzo de rebelión emancipadora data de septiembre de 1814, cuando llegaron desde el Cusco las huestes revolucionarias conducidas por Mariano Angulo, el cura José Gabriel Béjar y Manuel Hurtado de Mendoza, quienes buscaron apoyo a su causa y convocaron el apoyo de los morochucos de Cangallo.
Tras desembarcar con el ejército libertador argentino-chileno en la bahía de Paracas el 8 de septiembre de 1820, José de San Martín destacó una división a órdenes del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, encargada de promover la organización de guerrillas patriotas. Con este fin, Arenales entró a la ciudad de Huamanga el 31 de octubre de 1820. Desde esta ciudad reclutó y ayudó a equipar una fuerza combatiente de 4.000 voluntarios, sobre todo campesinos, que se ocupó de hostigar y alejar de la región a las tropas realistas.
El 29 de noviembre de 1821 los voluntarios huamanguinos se enfrentaron a dos escuadrones del ejército realista comandados por el general Mariano Ricafort, pero la superioridad táctica de éstos determinó la derrota de los guerrilleros.
Mientras tanto, Vilcas Huamán fue la sede del estado mayor del prócer Cayetano Quiróz, quien se enfrentó a las tropas virreinales en Pomacocha, en enero de 1822. El 1 de mayo de 1822, fue fusilada en la ciudad de Huamanga por orden del general español José Carratalá, la huamanguina María Andrea Parado de Bellido, esposa del morochuco Mariano Bellido, por negarse a revelar los nombres de quienes la ayudaban a comunicarse con las guerrillas en las cuales actuaban su marido y algunos de sus hijos.
Durante ese año hubo diversas escaramuzas victoriosas para los patriotas en Huanta, Atunguana, Rucumachay, Atuntoccto y Matará, conducidas por el caudillo morochuco Basilio Auqui (1750-1822), quien fue hecho prisionero merced a una delación y fusilado después de hacerle presenciar la muerte de sus hijos y sus nietos.
Huantinos y huamanguinos
Durante la época colonial, Huanta mantuvo persistente rivalidad con la ciudad de Huamanga, por ser ésta el centro regional de poder y encontrarse aquella aislada entre las alturas andinas. Esto se tradujo en distintas orientaciones políticas durante los últimos años del virreinato. Mientras la población de Ayacucho secundó a las hueste patriotas durante la revolución iniciada por los hermanos Angulo en 1814, en Huanta se formaron partidas que opusieron resistencia a su avance.
Al paso de la expedición dirigida por el general Juan Antonio Álvarez de Arenales en 1820, los huamanguinos le brindaron calurosa recepción, mientras que los huantinos auxiliaron a la fuerza realistas. Por eso el virrey José de la Serna e Hinojosa otorgó a Huanta el título de "Fiel e invicta villa" el 22 de febrero de 1821 y un blasón en el cual se representaba a Hércules armado con clava y escudo, y dentro de éste un castillo blanco coronado de laurel sobre un monte bordeados por los dos ríos principales que circundan el territorio, y con el mote "Jamás desfalleció".
Después de la victoria militar y la capitulación de Ayacucho, la ciudad de Huamanga pasó a llamarse Ayacucho en homenaje a la batalla, mientras los huantinos mantuvieron su actitud a favor de los realistas y desde las montañas de Iquicha continuaron batallando en nombre del rey hasta 1828.
Véase también
Categorías:- Ayacucho
- Historia de Ayacucho
Wikimedia foundation. 2010.