Hipólito Lucena Morales

Hipólito Lucena Morales

Hipólito Lucena Morales (Coín, 1907 - 1981) fue un presbítero heterodoxo español que protagonizó un insólito caso de neoiluminismo sucedido en la diócesis de Málaga durante los años del nacionalcatolicismo franquista (1939-1960).

Catedral de Málaga, construida entre 1528 y 1782, siguiendo los planos de Diego de Siloé.

Contenido

Currículo

Hijo de Francisco y Fuensanta, Hipólito Lucena Morales, huérfano, sintió de muy joven la llamada de Dios ingresando en el seminario diocesano católico de Málaga a los 10 años con mucho provecho. Fue ordenado presbítero en 1930.

Se cuenta que recién consagrado, el padre Hipólito pronunció estas palabras premonitorias:

”Yo traigo la misión del Verbo Encarnado que vino al mundo para amar y entregarse; lo mismo que yo os amaré y me entregaré”.[1]

Una vez producido el Alzamiento Nacional (fracasado en Málaga) consta que fue detenido el 22 de julio de 1936 por orden preventiva del gobernador civil junto a otros 48 sacerdotes e ingresado en prisión.[2] La Divina Providencia permitió que escapara al pelotón de fusilamiento, no así sus hermanos los también sacerdotes Hilario y José.[3] Adornado de brillante inteligencia y capacidades, una vez superado el trance martirial y recién acabada la Guerra Civil tomó parte activa en el programa de recatolización emprendida por el obispo Balbino Santos Olivera quien lo nombró cura ecónomo de la parroquia de Santiago de la ciudad de Málaga; en 1940 obtuvo con 32 años la plaza de párroco en propiedad.

En la hambreada ciudad de Málaga, el talentoso don Hipólito se mostró tan solícito en rectificar las conciencias, tan comprometido con la caridad y tan persuasivo en su dedicación pastoral que pronto se granjeó el afecto y la devoción de la feligresía y de sus superiores. Colaboró en lo que pudo en la reconstrucción de la Semana Santa (sobre todo en las Cofradías del Rescate y Jesús El Rico). Ocupó cargos y dignidades de la máxima confianza y responsabilidad en la curia diocesana: profesor de Teología e Historia de la Iglesia en el seminario diocesano; fiscal de la Curia; miembro de la Junta Diocesana de Enseñanza de la Religión; Examinador y Juez prosinodal; miembro de la Junta Catequista Diocesana y Consiliario del Patronato de Protección de la Mujer[4] entre otros. La confianza de su nuevo obispo Ángel Herrera Oria culminó el año 1949 con el nombramiento de arcipreste de Málaga y en el año 1955 con el de Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado.[5]

Antecedentes históricos

Por aquellos años la superestructura ideológica nacionalcatólica presentaba al sacerdote bajo la convención impecable de un anciano asexuado y puro, objetivamente venerable e ilimitadamente confiable.

"Presbítero, etimológicamente, es tanto como anciano. Si merece veneración la ancianidad, piensa cuánto más habremos de venerar al sacerdote".

"No quiero, por sabido, dejar de recordarte otra vez que el Sacerdote es "otro Cristo". Y que el Espíritu Santo ha dicho: "nolite tangere Christos meos", no queráis tocar a "mis Cristos" .

"¡Como hemos de admirar la pureza sacerdotal!. Es un tesoro. Ningún tirano podrá arrancar jamás a la Iglesia esta corona." Camino § 67, 68 y 71.
Mueble confesonario.

Pero, a causa probablemente del obstinado celibato impuesto a los sacerdotes y religiosos,[6] en tremenda contradicción con el cotidiano trato intimista a corta distancia (con el consiguiente intercambio de feromonas) con mujeres en el sacramento de la Penitencia (confesión auricular secreta),[7] es frecuente en la Historia Eclesiástica[8] encontrar casos de exageradas relaciones eróticas, corrientemente por “sollicitatio”,[9] entre clérigos y sus hijas de confesión, individualmente o en grupo (Sociedades de Confesión o Congregaciones de Devotas de Penitencia) con el pretexto de una mejor aplicación penitencial (penitencia tarifada, flagelación etc.).[10]

"Al menosprecio de los preceptos divinos y a la profanación de los lugares más sagrados, unían una disolución carnal inconcebible, y las penitencias que en el confesionario propinaban, eran ayuntamientos sexuales de las confesadas con ellos mismos, enseñándoles que el Mesías había de nacer del comercio de una doncella con alguno de los confesores alumbrados".[11]

Otras veces esta relación se produce por la conformación de estructuras grupales heréticas (adamitas, agapetae, begardos, molinosistas, alumbrados, dexados e perfectos, quietistas, y místicos en general) por sacerdotes en los que el celibato se asocia a perfiles de personalidad psicopática (frecuentemente paranoides) que unen sus teologías sui generis a dones carismáticos; fuerte capacidad para el liderazgo y la seducción, habilidad para ilusionar, manipular y explotar a sus seguidoras; afán de poder y control unido todo a una falta de límites éticos.[12]

En España estas situaciones entran dentro del concepto más específico del “Iluminismo hispánico” (alumbrados), de recia tradición inquisitorial. Asunto bien estudiado al tenerse acceso a los minuciosos archivos secretos de la Inquisición Española aprehendidos en las revoluciones liberales del siglo XIX.[13] [14] [15]

Como categoría latente, esta relación mística se desarrollaba entre gente sexualmente capaz: si eran capaces de amar a Dios es porque se trataba de seres sexuados con una líbido deseante . Un santo español reciente recomendaba a sus hijas espirituales "tenemos que amar a Jesucristo con corazón de carne", cuando besaban la cruz de palo.[16]

Los alumbrados de Llerena, Sevilla y Tarragona

Menéndez Pelayo cita, a modo de ejemplo, en el proceso de la Inquisición de Llerena a los alumbrados de Llerena, dos clérigos seculares y sus penitentes.[17]

Grabado de una beguina o beata de Des dodes dantz, impreso en Lübeck en 1489.
«Una vez alcanzado el éxtasis, el alumbrado tornábase impecable, y le era lícita toda acción cometida en tal estado.[...] Eran gnósticos y pretendían saber ellos el camino de la virtud y los misterios de la oración. [...] Pensaban mal del estado del matrimonio y se entregaban a todo género de feroces concupiscencias y actos impuros [...] Era frecuente que aquellos perversos clérigos solicitasen de amores a sus penitentes hasta en el mismo confesonario. Del P. Chamizo se refieren en su proceso hasta treinta y cuatro víctimas.[...] Las afiliadas de la secta vestían de beatas (1574 a 1578): con tocas y sayal pardo. Andaban siempre absortas en la supuesta contemplación, mortecinas y descoloridas, y «sentían un ardor terrible que las quemaba, y unos saltos y ahíncos en el corazón que les atormentaban, y una rabia y molimiento y quebrantamientos en todos sus huesos y miembros que las traía desatinadas y descoyuntadas...y veían y sentían extraños ruidos y voces» . El P. Álvarez les certificaba que aquello era efecto y misericordia del Espíritu Santo, y, llevando a sus últimos límites la profanación y el sacrilegio, comulgaba diariamente a sus beatas [...] ».

Por la misma época en Sevilla la Inquisición estaba sobre aviso y publicó un edicto de delaciones para que las mujeres denunciaran a los confesores solicitadores y alumbrados en el término de treinta días.

«Muchas honestas matronas y señoras de calidad tenían dentro de sí gran guerra: por una parte, el escrúpulo de conciencia de incurrir en la sentencia de excomunión que los inquisidores habían puesto a las que no denunciasen, las movía a ir: por otra parte, tenían miedo de que sus maridos se harían celosos, teniendo mala sospecha dellas... Pero, al fin, disimuladas y rebozadas, conforme a la costumbre de Andalucía, iban lo más secretamente que podían a los inquisidores... Por otra parte, era de reír ver a los padres de confesión [solicitadores], clérigos y frailes, andar tristes, mustios y cabecicaídos por la mala conciencia, esperando cada hora y momento cuándo el familiar de la Inquisición le había de echar la mano»
«Juan de Villalpando, presbítero, natural de la villa de Garachico, en la isla de Tenerife, dirigía una congregación de hombres y mujeres, que habían hecho en sus manos votos de obediencia. Confesor incansable, absolvía por sí y ante sí de los casos reservados y decía que «quien se confesase con él ganaba el grande y místico jubileo».[...] Tenía secuestradas, digámoslo así, a sus penitentes. Como todos los alumbrados, era partidario de la comunión diaria, [...] . No tenía por inconveniente el que sus discípulas abandonasen los negocios de la casa por permanecer todo el día en la iglesia y las exhortaba a negar la obediencia a sus padres, maridos y superiores [...] Nada tenía de edificante su vida; aparte del trato continuo con mujeres, juntábanse continuamente los afiliados a comer y beber en la ciudad o en el campo [...]. La Inquisición de Sevilla le reprobó por 279 proposiciones heréticas. Se le condenó a la reclusión en un monasterio por espacio de cuatro años a privación perpetua de licencia de confesar, predicar etc. y a varios ayunos y rezos extraordinarios».[18]

En 1836 es descubierto y juzgado un grupo de alumbrados en Alforja (Tarragona) compuesto por el P. José Suaso, un clérigo de tonsura, natural del mismo pueblo y profesor de latín del seminario; Miguel Ribas, seglar campesino y varias beatas. Recién abolida la Santa Inquisición, la curia del vicariato de Tarragona (Concordato de 1851) les atribuye una larga letanía de proposiciones erróneas, temerarias, escandalosas, blasfemas, peligrosas en la fe, heréticas, injuriosas a la dignidad de los sacramentos, contrarias al sexto [Mandamiento], destructoras del pudor y honestidad de las costumbres y de la santidad del matrimonio y, sobre todo, abiertamente contrarias al dogma católico de la necesidad del sacramento de la Penitencia. Tras el escándalo, Menéndez Pelayo no dice el destino del clérigo aunque el seglar fue desterrado unos años a la Seo de Urgell, de donde volvió reconciliado con la !glesia.[19]

¿Herejía o psicosis?

¿Dónde residía la materia herética?. Inquietó sobremanera a la Iglesia la creencia de estos místicos en la licitud de los actos carnales ejecutados in charitatis nomine, como medio de domeñar la sensualidad. Que se utilizara la voluptuosidad carnal como un atajo lícito entre el alma y Dios. En el fondo los iluminados se consideraban tan perfectos, que no necesitaban la intermediación de la Iglesia, ni de sus ministros, ni de sus sacramentos para intimar con Dios. Muchos místicos cayeron pero otros no y fueron santos. El problema capital de la Santa Inquisición, y también de los teóricos actuales, es el de la imposible distinción objetiva entre una experiencia mística sana y una experiencia mística patológica.

Las Hipolitinas

La comunidad de las hipolitinas era, en vox populi y en definición de Camilo José Cela, un "grupo de beatas malagueñas que ejercieron de coimas de su director espiritual". Comenzaron a ser llamadas "santiaguinas" por reunirse inicialmente en la parroquia de Santiago.[20] La dirección espiritual es un tecnicismo que se refiere a la labor de ayuda y de consejo con la cual un cristiano acompaña a otro, en relación asimétrica de dominio, guiándolo en el camino de la contemplación y de la santidad, también en el discernimiento vocacional en su camino hacia Dios. La dirección espiritual debe tener como objetivo el ayudar a descubrir en cada momento lo que Dios espera de cada persona. Dentro del concepto de libertad católico se considera que el verdadero director es el Espíritu Santo, mientras que el fiel conserva toda la propia responsabilidad e iniciativa.[21] Imaginemos un grupo [hermético[22] ] de mujeres elegidas jóvenes y devotas[23] evolucionando piadosamente en unas coordenadas de espacio (ámbito parroquial) y tiempo (nacionalcatolicismo) en torno a la directriz del carismático arcipreste, "experto en humanidad" y provisto de una cautivadora capacidad para inducir conductas. Éste mediante el vínculo de la confesión seriada iba descubriendo la teleología de cada penitenta hasta alcanzar el justo momento de madurez evolutiva como para interactuar en conventículo adecuado.[24] [25]

En el interior de la iglesia de la Merced [10] tuvo lugar el oscuro y escabroso ritual de las llamadas 'hipolitinas'.[26] Entre las ruinas de la iglesia de La Merced celebraban los rituales desposorios (matrimonios místicos) ante el altar en un climax de intensa exaltación mística y sexual.[27] No hubo problema teológico especial para el profesor de Teología e Historia de la Iglesia en el seminario diocesano:[28] tras un estado inicial de "dexación" o dejación, los agentes del ritual quedarían privados de la libre voluntad. Si no hay libre albedrío no habría tampoco responsabilidad individual por las conductas: podría haber pecado objetivo sin que hubiera pecadores subjetivos.

"Bastóles a los alumbrados y quietistas la idea de la contemplación pura, en que, perdiendo el alma su individualidad, abismándose en la infinita Esencia, aniquilándose por decirlo así, llega a tal estado de perfección e irresponsabilidad, que el pecado cometido entonces no es pecado" .[29]
"Et in meditatione mea exardescit ignis" ( ...y en mi meditación, ¡se enciende el fuego!) . A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre viva, que dé calor y luz" [...] Camino § 92 .

Ahora bien: no todo era oración mental ni siempre la dexación tenía una clara factura sobrenatural. Podía propiciarse mediante toda una gama de estimulaciones[30] desde la ingesta de drogas enteógenas, pasando por toda suerte de disciplinas o flagelos, hasta con maniobras mecánicas.

"Enseñan los Alumbrados de Sevilla que hace Dios unión espiritual entre sus siervos mediante tactos y tocamientos deshonestos".[31]
Flagelantes en un grabado del siglo XV.

La congregación estuvo funcionando sin problemas como institución parroquial formal hasta una fecha no precisada a finales de los años cincuenta. Daba cabida a señoras y señoritas de la sociedad malagueña con el suficiente grado de ociosidad como para que, aparte de su propia promoción espiritual, pretendieran ejercer la caridad con los más pobres, ocupándose de familias indigentes y niños abandonados.

En el año 1959 la congregación, ahora nominada "hipolitina", comenzó a despertar sospechas entre las autoridades religiosas diocesanas. Las denuncias provenían, al parecer, de una menor asustada o de un marido que no comprendió las necesidades espirituales de su esposa.[32] Se realizaron inspecciones propiciadas por el Vaticano a través del nuncio hasta que se descubrió que una parte de la estructura funcionaba realmente como un orfanato donde se recogían y procesaban, además de los niños abandonados ajenos, los frutos secretos de las relaciones “espiritualmente incestuosas” del director espiritual con sus hijas hipolitinas.[33]

La nominada herejía de las hipolitinas y de su capitoste el heterodoxo Hipólito Lucena fue algo traumático que la ciudad ha ocultado durante mucho tiempo (y sigue ocultando) como uno de sus más graves pecados capitales. Ningún periodista ha osado esclarecer los hechos. A pesar del buscado oscurantismo el caso apareció en la literatura. Camilo José Cela incluyó parte del contenido sexual en su conocida Enciclopedia del Erotismo[34] citando escritos de Xavier Domingo y Antonio D. Olano. Posteriormente apareció una novela, “Tarta noruega” en la que su autor, Alberto Castellón, describe a las hipolitinas comiendo sobras de rancho en el sórdido ambiente de postguerra malagueño incluyendo un personaje de ficción, una de las partidarias de don Hipólito, hija de un coronel, cuya virginidad iba a ser sacrificada en la ceremonia iniciática sobre el ara sagrada “de la nunca reconstruida, quizás por ello, Iglesia de La Merced”. Huyó y el coronel los denunció a todos. También aparece un D. Leonardo Moratalla Ortiz de Zárate, canónigo doctoral y magistrado de la Rota, encargado de la dramática destrucción de la comunidad herética.[35]

El desenlace

Los hechos trascendieron a la ciudadanía de Málaga, que quedó muy escandalizada aunque, desde luego, se estableciera un eficaz cordón sanitario informativo. Pasados unos pocos años, el médico escritor Gustavo García-Herrera se atreve a escribir algo a propósito de unos iluminados de Tolox (Málaga) para no citar de manera explícita a los iluminados de Málaga.

"Como ciudad tres veces milenaria, Málaga tiene en su haber sucedidos trascendentes de toda clase y condición. No podían faltar en su historia los capítulos de brujería e "iluminación" que aun por nuestras fechas [1966] no es infrecuente conocer, aunque sólo sea de forma esporádica y con unipersonales actores"[36]

Al secretismo propio de la Iglesia[37] se añadió el grave escándalo político que suponía para el Régimen nacionalcatólico y al miedo de la gente a expresar su indignación por el escarnio y la inmunidad. La justicia civil se inhibió en virtud del Concordato de 1953. El sumario del ilustre arcipreste D. Hipólito y sus hijas las Hipolitinas fue instruido por personas de fe (canon 1401 actual) en la diócesis de Málaga aunque luego, por su gravedad, se resolvió en el Vaticano por la Sagrada Congregación del Santo Oficio [11]. Don Hipólito fue cesado como párroco y de todos sus cargos y dignidades y conducido por un propio en secreto a Roma e ingresado en una cárcel dedicada a religiosos. El papa Lucio III (1097-1185) había escrito:

“Un crimen notorio se caracteriza por causar la condena canónica del sacerdote; un crimen secreto es aquel que puede ser soportado por la Iglesia”.[38]

Reinando S.S. el Pontífice Juan XXIII se le aplicó la justicia de la Iglesia para iluminados y heréticos sin hacerse cargo de los posibles perjucios morales o físicos ocasionados a las hipolitinas lesas y a sus hijos habidos. El padre Hipólito fue juzgado con templanza.

"... y los hijos buenos de Noé, cubrieron con la capa de la caridad las miserias de su padre, el Sacerdote". Camino § 75.

Se le aplicó la materia de los actuales cánones 290 a 293 del Derecho Canónico [12] con la prohibición expresa del ejercicio del sacerdocio por causa gravísima. Desapareció discretamente durante unos años en un monasterio de los Alpes austríacos. La sentencia se publicó en latin en las Acta Apostolicae Sedis [13] con una pena estándar semejante a la que impuso la Inquisición de Sevilla en el siglo XVII al P. Juan de Villalpando (vide retro) y tantas otras. Don Hipólito volvió a su pueblo, Coín, donde contaba con numerosas adeptas e incluso algunos adeptos. Viniendo a morir de viejo.[39] [40] No dejó ningún escrito doctrinal.

El templo de la Merced fue derribado hasta sus cimientos y vendido el solar. En una España de Iglesia triunfante, la ruina se había mantenido en pie durante 30 años. Sobre el solar sacro y herético se levantaría el edificio Pertika, un horror estético cuya fachada sería remozada a finales del siglo XX para no desentonar en demasía con el entorno de la plaza .

Significativamente, cincuenta años antes, durante la Restauración (1885) varios campesinos y campesinas del pueblo malagueño de Tolox fueron sorprendidos desnudos en el ya citado aquelarre iluminista místico/religioso (vide retro). Al no estar implicado ningún elemento eclesiástico, fueron juzgados todos sus componentes por la justicia ordinaria en la Audiencia Provincial de Málaga, que entendió de teología, dogma y moral, y el sumario y la sentencia registrados publicamente para la historiografía.[41] De esta manera la Historia guarda recuerdo de algunos de los sitios más memorables del iluminismo de la España de todos los tiempos: Toledo,[42] Llerena, Córdoba, Sevilla, Jaén[43] Alforja, Tolox y Málaga.

Bibliografía

  • ALFONSI Adela: "La recatolización de los obreros en Málaga, 1937-1966. El nacional-catolicismo de los obispos Santos Olivera y Herrera Oria". Historia social, Nº 35, 1999, ISSN 0214-2570
  • ESCRIVÁ, J.M.: "Camino". Valencia, 1939. Ed. Digital [14].
  • GÓMEZ-ARCOS, Agustín: "Diálogos de la herejía". Asociación de Directores de Escena. Madrid. 2006, ISBN 9788495576619
  • GUERRA CAMPOS, J.:" La Iglesia en España (1936 -1975)". SEPARATA del «Boletin oficial del obispado de Cuenca» nº 5, mayo 1986.
  • HALICZER, Stephen: "Sexualidad en el confesionario. Un sacramento profanado". Siglo XXI. Madrid. 1998, pags. 289-290
  • MIRET MAGDALENA, E.: La educación nacional-católica en nuestra postguerra. Tiempo de Historia. 1976 [15]

Referencias y Notas al pie

  1. GARCÍA AGÜERA, José Manuel: “Crónicas de Coin. Memoria fotográfica (1900-1962)”. G.A. Ediciones Coincidentes. Coin. 2000, págs 365-366
  2. . NADAL, Antonio: “Comité de Salud Pública”. Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia, 28; 632, 2006
  3. Sacerdotes y religiosos de la diócesis de Málaga asesinados durante los seis meses que permaneció la provincia bajo el dominio del frente popular rojo. [1]
  4. En noviembre de 1941 el Régimen creó el Patronato de Protección de la Mujer, en el que había muchos eclesiásticos, para atraer a la mujer hacia la Iglesia y apartarla de los vicios. Al Patronato se llegaba muchas veces por denuncias familiares, vecinales, de algún cura bien intencionado que no podían llevar a la buena vida a aquellas chicas perdidas. Como actualmente sucede en ciertos países musulmanes, las juntas provinciales del Patronato franquista mandaban sus vigilantes, denunciando a la policía cualquier expresión de “pornografía”, desnudismo, promiscuidad, que no sólo era una vulneración de la moralidad católica sino una muestra de “exotismo antiespañol”. Las mujeres de clase media y alta trabajaban en la Acción Católica, asistiendo a los desfavorecidos de la clase obrera, y visitando a los vencidos en la guerra.
  5. La Vanguardia española de 24 de febrero de 1955
  6. Canon 277 § 1. Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres.
  7. « A través de una rejilla fija entre el penitente y el confesor, que puedan utilizar libremente los fieles que así lo deseen» Código de Derecho Canónico, can. 964, §2. [2]
  8. DESCHNER Karlheinz: “Historia sexual del Cristianismo”. Yalde. 1993
  9. La entrada "solicitar" del Diccionario de la Real Academia de la Lengua incluye la siguiente acepción:
    Dicho de un confesor: Requerir de amores a la penitente
  10. CORVIN Otto von : “Espejo de sacerdotes”. Ed. Hubert Freistühler. 1996 pag 203 y siguientes
  11. HURTADO, Publio: "Supersticiones extremeñas". En: Revista Extremadura, t. II-IV, 1901-02 [3]
  12. PEPE RODRÍGUEZ : “La vida sexual del clero”. Ediciones B, S.A., 1995
  13. MAPELLI Enrique: “El proceso de los iluminados de Tolox”. Jábega, nº 26, 9-16,1979
  14. SEDEÑO RODRÍGUEZ, F.J.: "Fray Francisco Ortiz: un ejemplo de epistolario alumbrado". Etiópicas, 1 (2004-2005) ISSN: 1698-689X [4]
  15. El iluminismo o alumbradismo es un tema muy recurrente en la dramaturgia contemporánea española. Ver teatro de Agustín Gómez-Arcos, Francisco Ruiz Ramón, Domingo Miras etc.
  16. TAPIA, Mª Carmen: "Tras el umbral. Una vida en el Opus Dei". Ediciones B. 1992, pag.203 [5]
  17. Ver MENÉNDEZ y PELAYO, Marcelino  : "Historia de los heterodoxos españoles". Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003. Edición digital basada en la de Madrid, La Editorial Católica, 1978. "Libro V. IV Los alumbrados de Llerena: Hernando Álvarez y el P. Chamizo".
  18. MENENDEZ Y PELAYO, M.: Op.cit. pág. 669-672
  19. MENÉNDEZ PELAYO, M.: Alumbrados de Tarragona ver Op. cit. pág 1109
  20. PASCUAL, Carlos: "Guía sobrenatural de España". Al-Borak. Madrid. 1976, ISBN 84-7007-035-5, pág. 250-251
  21. Una puesta al día puede obtenerse en el documento "El sacerdote confesor y director espiritual ministro de la misericordia divina". Congregación para el clero. Libreria Editrice Vaticana. 2011 ISBN 978-88-209-8552-3 [6]
  22. Ver PASCUAL, Carlos. Op.cit.
  23. En aquellos años las mujeres estaban relegadas a las labores de su sexo, alcanzaban la mayoría de edad a los 25 años, estaban privadas de cualquier autonomía jurídica, económica y cultural y condenadas a la obediencia y al sacrificio. Ver CASANOVA, Julián: "La Iglesia de Franco". Temas de hoy. Madrid. 2001, pág 276
  24. Existe una minuciosa casuística sobre profanación sacrílega sexual de templos No pertenecen a lugar sagrado ni la sacristía, ni el almacén de la iglesia, ni la cripta ni la torre. Ver DESCHNER, Kh. op. cit. pág 287
  25. El lugar más a propósito fue la vecina iglesia en ruinas de la Merced (situada a 300 m de la parroquia de Santiago), [7], que había quedado devastada tras sufrir un incendio intencionado en mayo de 1931 y quedar deshabilitada para el culto; curiosamente no fue restaurada a pesar de su relativa sólida conservación exterior y de la favorable disposición de las autoridades [8]. Fue convertida en anexo parroquial gestionado por el P. Hipólito y su equipo de caridad. Posteriormente instaló, al parecer, un cine de verano parroquial con sesiones semanales.
  26. VIRGILIO MONTAÑÉS, Mario: "Plaza de la Merced: la historia entre cuatro esquinas". [9]
  27. DOMINGO Xavier: "Erótica Hispánica". Ruedo Ibérico. Paris, 1972, pág 143
  28. Juan de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa de Avila, Ignacio de Loyola o Miguel de Molinos describieron literariamente el fenómeno místico de la dejación. Tras encarcelarlos, los expertos de la Inquisición decidieron que sólo el último era hereje. Diderot lo describió magistralmente en "La religiosa".
  29. MENÉNDEZ y PELAYO, Marcelino  : "Historia de los heterodoxos españoles". Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003. Edición digital basada en la de Madrid, La Editorial Católica, 1978. Libro V. Sectas místicas. pag. 656 y sigtes.
  30. RUBIO, F.J.: "La conexión divina. La experiencia mística y la Neurobiología". (El origen de las religiones y el trance extático). Drakontos. Barcelona. 2009, pág. 19 y siguientes
  31. Ver SEDEÑO RODRÍGUEZ, F.J.: Op. cit. pag 163
  32. DOMINGO Xavier: "Erótica Hispánica". Ruedo Ibérico. Paris, 1972, pág 143. Las denuncias podían incluso provenir de los empresarios de salas de cine vecinos que veían una competencia desleal en el cine parroquial Santiago.
  33. GARCÍA AGÜERA, José Manuel: Op. cit. pág 366
  34. CELA, Camilo J.: “Enciclopedia del erotismo”. Sedmay Ediciones. 1976. Don Cipólito Vol. 2, pag 342; Hipolitinas Vol. 3, pág. 719 etc
  35. CASTELLÓN SERRANO, Alberto: "Tarta noruega". Biblioteca de creación literaria. Diputación de Córdoba. 2002, pág 42-44 y 124-125. ISBN: 84-8154-005-6
  36. GARCÍA-HERRERA, Gustavo : "Los iluminados de Tolox". ABC de 13 septiembre de 1966, pag. 47
  37. Canon 489 § 1.: Debe haber también en la curia diocesana un archivo secreto, o al menos un armario o una caja dentro del archivo general, totalmente cerrada con llave y que no pueda moverse del sitio, en donde se conserven con suma cautela los documentos que han de ser custodiados bajo secreto. § 2. Todos los años deben destruirse los documentos de aquellas causas criminales en materia de costumbres cuyos reos hayan fallecido ya, o que han sido resueltas con sentencia condenatoria diez años antes, debiendo conservarse un breve resumen del hecho junto con el texto de la sentencia definitiva. Canon 490 § 1. La llave del archivo secreto la tiene solamente el Obispo. § 2. Mientras esté vacante la sede no se abrirá el archivo o armario secreto, a no ser en caso de verdadera necesidad, por el Administrador diocesano personalmente. § 3. No deben sacarse documentos del archivo o armario secreto.
  38. DESCHNER Karlheinz: Op.cit. pág 176
  39. GARCÍA AGÜERA, José Manuel: Op.cit., pág 366
  40. OLANO Antonio D.:"Guía secreta de la Costa del Sol". Visión Libros. Madrid. 2009, pág 133
  41. Buscar en la web: PÉREZ MALPICA, Manuel: “ Juicios célebres. Los iluminados de Tolox”. Tipografía de las Noticias. Málaga. 1889
  42. SEDEÑO RODRÍGUEZ, FJ. Op. cit. pag 161
  43. Sobre los alumbrados de Córdoba y Jaén ver BELTRÁN DE HEREDIA, V.: "Los alumbrados de Jaén".Miscelánea Beltrán de Heredia. Tomo III, págs. 235 y siguientes. Biblioteca de Teólogos Españoles. Salamanca. 1972

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