Historia de la astronáutica en la Argentina

Historia de la astronáutica en la Argentina

La historia de la astronáutica en la Argentina es aquella crónica que engloba aquellos temas relacionados con la proyección, diseño y creación de los primeros vehículos aeroespaciales argentinos. Sus comienzos se pueden remontar desde la década de 1940, cuando durante el gobierno de Juan Domingo Perón se realizaron los primeros ensayos de motores de cohetes, empleando diferentes combustibles.

Las experiencias tomaron mayor impulso cuando el presidente Arturo Frondizi creó el primer organismo para hacerse cargo de las actividades astronáuticas, se trataba de la CNIE, con el ingeniero Teófilo M. Tabanera como Presidente. Durante la década de 1960 y 1970 se emprendieron muchos lanzamiento con heterogéneos fines, casi siempre con resultados positivos. Si bien el Estado había creado los medios, el mismo no proyectaba ni intervenía en las actividades.

El proyecto más ambicioso fue el Cóndor II, contó con la participación de Alemania, Irak y Egipto. Se trataba de un misil con una carga de media tonelada, estaba pensado para recorrer una trayectoria de 1.000 km. Pero el misil fue desmantelado y sus planos destruidos por orden del presidente Carlos Menem, por presión de Estados Unidos y el FMI. Se disolvió la CNIE para formar la CONAE en 1991. La construcción de cohetes se estanco, hasta en el 2007, cuando se lanzó un cohete en Bahía Blanca, se trataba del el Tronador.

Contenido

Comienzos de la industria astronáutica

Entre los años 1947 y 1948, un grupo de técnicos del Instituto de Investigaciones Científicas de la Fuerza Aérea Argentina comandados por el ingeniero Ricardo Dyrgalla, desarrollaron un motor de combustible líquido para propulsar proyectiles con fines científicos o militares. Se lo nombró AN-1, tenía una fuerza suficiente para impulsar una masa de 320 kg con un tiempo de combustión de 40 segundos. El propelente era ácido nítrico y anilina, para el ensayo se construyó un banco de pruebas, con el cual se realizaron numerosos ensayos, todos con éxito.[1] En mayo de 1950 se lanza el Tabano en las Salinas Grandes, con el motor de combustible líquido AN-1. Alcanza una velocidad de aproximadamente 850 km/h. Es guiado por inflarojo y sonido. El motor se había probado por primera vez el 20 de octubre de 1949. A partir de la tirada del Tabano, la actividad se estancó abruptamente, hasta principio de la década entrante.[2]

La División Proyectos Especiales en el Instituto Aerotécnico se creó en 1947. Sin embargo, la caótica década siguiente no permitió que el proyecto aeroespacial argentino avance, terminando en el lanzamiento del cohete Martín Fierro en 1956, sin carga, alcanzó una altura de dos kilómetros. Al otro año, la Unión Soviética se convirtió en la primera nación en poner un ser vivo en el espacio, fue la perra Laika. Éste no fue un hecho aislado, ya que a partir de aquí, muchos países pusieron interés en la astronáutica.[3]

Periodo de esplendor a partir del desarrollismo

Equipo de lanzamiento del Alfa Centauro.
El presidente Arturo Frondizi felicita al Comodoro Aldo Zeoli.
Día del lanzamiento del Alfa Centauro. En la foto (de derecha a izquierda): el ingeniero aeronáutico Comodoro Aldo Zeoli junto al R.P. López y hombres de la Fuerza Aérea, después del éxitoso e histórico lanzamiento del Alfa Centauro en Pampa de Achala.

En Argentina el mayor desarrollo vendría en la década entrante. Durante el desarrollismo de Arturo Frondizi (1958-1962) las investigaciones tomaron mayor importancia, empezando con el desarrollo de motores a propulsante sólido, para diciembre de 1959. La investigación fue emprendida por el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales.[4] Este creó la CNIE, primer organismo para hacerse cargo de las tripulaciones de cohetes, por medio el decreto n.º 1164 del 28 de enero de 1960. Se designó al ingeniero Teófilo M. Tabanera como Presidente.[5] El 27 de junio de 1961 el Poder Ejecutivo crea por decreto el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados Chamical bajo las siglas de CELPA. Contaba con un campo libre de 200 km.[1] El gobierno había creado los organismos para la investigación del cosmos, pero el mismo, no intervenía ni supervisaba las actividades, dándole absoluta libertad a los científicos.

Familia de cohetes Centauro

Una vez creados los organismos correspondientes, se empezó por crear la primera familia de cohetes, el IIAE comenzó a desarrollar los Centauro. El primero de ellos fue el Alfa Centauro, de una etapa, el Beta Centauro, dos etapas y el Gamma Centauro, también de dos etapas. La familia de cohetes estaban dotados de combustible líquido.[4]

Alfa Centauro

El primero de la serie fue el Alfa Centauro: con unas dimensiones de 2.700 metros de largo por 101 milímetros de diámetro (la ojiva), su peso máximo es de 28 kg. No tenía mucho peso de carga útil, únicamente 3,3 kg. El primer lanzamiento se produjo el 2 de febrero de 1961,[6] desde la localidad de Santo Tomás en Pampa de Achala, provincia de Córdoba. Este fue el primer lanzamiento de una aeronave construida íntegramente en la Argentina.[2] Aquel primer cohete lanzado se lo nombró APEX A1-02 Alfa Centauro, fue la primera vez que la Fuerza Aérea trabajaba para crear una familia de cohetes. El Comodoro Aldo Zeoli, encargado de la Dirección de Desarrollos del Instituto Aerotécnico (DDIA) -dependiente de la Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (DINFIA)- fue quien realizo el conteo y oprimió el botón de emisión. En el sitio, había aproximadamente unos 30 hombres, entre civiles y militares, además de un fotógrafo reportero del Diario Clarín.[4] El cohete alcanzó una altura de 20 km[6] y el experimento se produjo sin ningún problema.[7] [8]

Beta Centauro

El 30 de septiembre de 1961 se lanzó el cohete sonda de dos etapas Beta Centauro, bajo la denominación APEX-A1-S2-015, en la Base Santo Tomás, en Pampa de Achala, provincia de Córdoba. Se buscaba con este lanzamiento, experimentar la separación de las etapas. También se probó los mediciones y los instrumentos del vehículo: velocidad de vuelo, alcance y presión atmosférica, entre otras cosas.[9] La aeronave alcanzó los 25 km.[6]

En el lanzamiento se encontraban presentes, el Brigadier Mayor Juan Carlos Pereyra Presidente de DINFIA, quién posteriormente al exitoso lanzamiento se acerco a informarle al Secretario de Aeronáutica Brigadier Mayor Ramón Amado Abrahin, este último se contacto telefónicamente por el mediodía con el presidente Arturo Frondizi. El 13 de octubre de 1961 el Instituto Aeroespacial efectuá su segundo lanzamiento, siendo el cohete Beta Centauro, nuevamente en la Base Santo Tomás. Se volvió a lanzar un cohete de la familia Centauro el 10 de mayo de 1962, siendo esa fecha el comienzo de recurrentes actividades en la base de Chamical, en La Rioja. Estas actividades terminaron trayendo el perfeccionamiento del despegue de cargas útiles y la medición de altitudes, cosas investigadas hasta 1964, cuando los científicos desarrollaron el cohete sonda Orión.[1]

Otros lanzamientos de cohetes Centauro

El 19 de febrero de 1962 se efectuó en Pampa de Achala cinco nuevos lanzamientos, en donde se probaron por primera vez los nuevos motores Scar 2,65, rescatando en todos los casos, las cápsulas con sus cargas útiles, lo que permitió la medición de la altitud en donde se producía la separación.[1] Los días 15, 27 y 30 de noviembre se lanzaron cohetes Centauro, los últimos dos con finalidad aeronomía, los tres fueron lanzados desde la base CELPA Chamical, La Rioja.[2] Los días 8 y 9 de diciembre se volvieron a lanzar cohetes Centauro con finalidad aeronomía y con resultados exitosos. A lo largo de aquel año los experimentos fueron exitosos y arrojaron importante avances, con un total de 18 lanzamientos efectuados.[2]

El 25 de mayo de 1963 se emprende el lanzamiento del Centauro 35 para el operativo "nube de sodio", como resultado, se obtuvieron mediciones de vientos y turbulencias, alcanzando una altura de 189 km.[4] Pese a la complicada situación política (el 29 de marzo del 1962 es depuesto Arturo Frondizi), la actividad aeroespacial no cesó.[1]

Gamma Centauro y seres biológicos al espacio

Cohete Gamma Centauro en pleno vuelo.

Para la construcción del cohete Gamma Centauro de dos etapas se comenzó haciendo una prueba el día 6 de diciembre de 1962. Al año siguiente, en CELPA, se hicieron varios ensayos de los modelos I y II. Por medio de teodolitos se pudo medir la trayectoria. Las naves hacían una estela de humo producida por un generador de iodo y sodio puesto a la cabeza del cohete.[10]

El "Operativo Matienzo" fue planeado por el IIAE. Primero, el 27 de agosto de 1964 se realizo la misión "Operación Inca", que se cumplió en la provincia de Mendoza (más precisamente cerca del Puente del Inca), fue un ensayo lanzando un vehículo a 35 km de altura, la carga útil se recupero mediante un paracaídas. El modelo sirvió para probar los equipos que más tarde formarían parte del próximo proyecto que se concretaría en la Antártida en 1965, entre otras se probó la torre de lanzamiento y la cubierta de polietileno, con calefacción que mantenía el habitáculo a una temperatura de 25 ºc.[10]

Las pruebas del Gamma Centauro siguieron en febrero de 1965, cuando se realizo por primera vez el lanzamiento simultaneo de dos cohetes de la familia Gamma Centauro desde el Centro de Experimentación CELPA, y otros dos desde la Base Matienzo en la Antártida, también se probaron dos globos sonda que armo la Universidad Nacional de Tucumán. Se logró llegar a 24 km de altitud. Así la Argentina se convirtió en el tercer país después de la Unión Soviética y los Estados Unidos en emprender actividades aeroespaciales en la Antártida.[10] Las experiencias resultantes, sirvieron para analizar el vuelo y estudiar los rayos X en la atmósfera.[1] En agosto se realizan cuatro ensayos con los cohetes Gamma Centauro desde la base CELPA, todos con éxito.[4]

El mono Juan

El mono Juan dentro del traje antes del despegue. Gracias a su regreso con vida, Argentina se convirtió en el cuarto país en hacer retornar un animal del espacio.

Uno de los logros más grandes que obtuvo Argentina, se produjo el 23 de diciembre de 1969 (meses después de la llegada del hombre a la Luna), cuando en un lanzamiento de un Canopus II se envió al mono Juan más allá de la atmósfera a unos 82 km con total éxito, siendo además, la cuarta nación en enviar un ser vivo al espacio y retornarlo sano y salvo, solo detrás de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia.[6]

Juan era un mono caí proveniente de la provincia de Misiones, tenía un peso de 1,5 kilos y medía 45 centímetros de alto. Este proyecto llamado Experiencia BIO II, contó con la ayuda y activa participación del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial y la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales.[11]

Poco después se lanzó el Canopus II, el cual llegó más allá de la atmósfera. Entre los años 1960 a 1972 se hicieron y lanzaron varias familias de sondas espaciales, ellas fueron la Orión, Canopus, Rigel y Castor.[11] La historia del mono Juan está relatada en el documental Juan, el primer astronauta argentino, de Diego Julio Ludueña.

El ratón Belisario

Justo cuando los ingenieros buscaban hacer un combustible producido enteramente en Argentina, se concebía el proyecto BIO, el cual consistía en mandar al espacio cohetes telemetrados con pequeños animales (ratas o monos) para recuperarlos con vida. Los científicos del ICTE se emprendieron en la experiencia de llevar vida al espacio exterior. Una camada de ratones de raza Wistar, fueron previamente seleccionados para el proyecto BIO. Se construyeron cápsulas especiales con el instrumental adecuado para analizar el comportamiento de los ratones durante el vuelo. El primer grupo de ratas astronautas se encontraba compuesto por: Alejo, Aurelio y Anastasio, el segundo grupo estaba constituido por: Braulio, Benito y Belisario, y el tercero por Celedonio, Cipriano y Coco. Después de rigurosas pruebas y estudios fisiológicos, Belisario, fue la rata elegida para la misión. Fue colocado y sujetado dentro de una cápsula en el interior de la ojiva del cohete Orión II. El lanzamiento se produjo el 11 de abril de 1967, en la Escuela de Tropas Aerotransportadas, provincia de Córdoba. Aquel vector se elevó y al minuto se separo su carga útil, luego se desplegó su paracaídas y comenzó a descender muy despacio a tierra firme. Los científicos pudieron ver al instante que Belisario se encontraba con vida, aunque algo nervioso. Durante el vuelo perdió ocho gramos.[1]

Cohetes Orión y Canopus

Lanzamiento del cohete Orión II O-10.
Últimos preparativos para otro lanzamiento del Orión II O-14.

Cohete Orión

Luego de las pruebas y satisfactorios resultados obtenidos con los Centauros, particularmente con los ensayos del cohetes de dos etapas Beta Centauro. La siguiente meta propuesta, fue diseñar y construir un vector de mayor envergadura, además, se había producido la necesidad de alcanzar mayores alturas. Así se empezó a gestar el cohete Orión I, para realizar estudios más allá de la atmósfera terrestre, como también para hacer experimentaciones con seres biológicos.[1]

Fueron realizados dos ensayos de vuelo: el primero se produjo en octubre de 1965, y el segundo en julio de 1966, en CELPA Chamical, La Rioja. En su ojiva, con una carga útil de 16 kg, estaba dotada con un delicado instrumental para mediciones.[12] Se comprobó su performance y se observó sus pormenores de vuelo.[1]

Se lo re-diseño dando origen al Orión II, capaz que llevar 25 kg de carga útil, con el empleo de 85 kg de combustible, cuando el Orión I tenía 64 kg. Además del aumento en la cantidad de combustible, se utilizo materia, con mayor energía, que produjo un alcance de 114 km de altura,[1] considerada el punto entre la atmósfera y principio del espacio. Media 3,77 metros de largo con 206 milímetros de ancho. El nuevo diseño se logró a partir de las experiencias con el Orión I. Los materiales para la fabricación de la aeronave fueron cambiados, empleándose materias más livianas con la finalidad de reducir el peso del vehículo. Un total de 32 vuelos fueron realizados.[13] Con ellos y con los DIM, se efectuaron mediciones atmosféricas y se registro la velocidad del viento, en una altura de 80 km. Para finales de octubre de 1966 se habían lanzado tres cohetes Orión II por la CELPA, desde la base Chamical, en La Rioja, siguiendo las experiencias con los técnicos estadounidenses, lanzando desde la misma base, en noviembre, cohetes Nike-Cajun 02 que volaron hasta los 130 km de altitud.[1]

El ICTE puso en marcha en 1963 el Programa Felino, con la finalidad de educar y adiestrar personal así como también analizar materiales para trabajos posteriores. Con este programa se llevaron a cabo un total de 87 lanzamientos, en cinco años, de los cuales, solo 8 no tuvieron éxito. Destacándose lanzamientos como el Gato Negro A-1, el Tigre A-2, el Jaguar A-3, el Leopardo A-4 y el Sonda Pantera A-5. Con estas misiones se produjo un importante avance en la detección del granizo.[1]

Después de encabezar numerosos lanzamientos éxitosos, por 1970 el Comodoro Aldo Zeoli fue nombrado Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial.[4]

Cohete Canopus

Continuando con el desarrollo de cohetes sonda, posterior a las evaluaciones brindadas por los programas Centauro y Orión, se empieza a gestar la idea de realizar un cohete de dos etapas, con suficiente potencia para cargar 30 kg y alcanzar una altura de 200 km, la segunda etapa era el mismo cohete Orión II, dando inicio a lo que más tarde sería el Rigel. El primer paso fue experimentar con un nuevo motor mucho más potente, dando origen al cohete Canopus, para luego dar vida al cohete sonda Canopus II. La primer prueba del prototipo se hizo en noviembre de 1966, se produce en julio de 1967. Ambos ensayos resultaron éxitosos.[14]

El Canopus II se uso para probar tecnología que se iría a emplear en el futuro Rigel. Se realizo el 22 de diciembre de 1969 en el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (CELPA) en Chamical provincia de La Rioja, una prueba preliminar del cohete sonda Tauro. En el ensayo, el cohete alcanza una sorprendente altura de 550 km. En este momento la Argentina se encontraba en la cima del mundo, realizando este tipo de metas.[15]

Rigel

Mediante el ensayo del Canopus I y II (el primer cohete corresponde a la primera etapa del Rigel), la segunda etapa era el Orión II. En julio de 1967, se produce finalmente el Rigel, lanzado en diciembre del mismo año en la base CELPA, en Chamical, en La Rioja.[2] Era el tercer cohete de dos etapas que se desarrollaba en Argentina, como el Beta Centauro o el Gamma Centauro. Esta aeronave significo la primera en su tipo en lograr alcanzar los 200 km de altura, superando el record alcanzado en ensayos posteriores en toda Sudamérica.[16]

Paralelamente, se lanzaron cohetes para experimentar con la medición del viento, por medio del programa EXAMETNET. Se propulsó el Arcas el 15 de noviembre de 1967 y el Judi 13 de diciembre del mismo año.[2]

Castor

El cohete Castor fue el cuarto del tipo de vehículos de dos etapas, planificado por el IIAE. La primera etapa se encontraba constituida por cuatro motores del tipo Canopus II en racimo: el empuje producido era de 10 toneladas, mientras que la segunda era de 2,5 toneladas.[6] Si bien no posee un sistema de guiado, el cohete esta guiado en sus dos etapas por cuatro aletas en cada una.[17] El propulsante empleado era perclorato de amonio, poliuretano y aluminio, y se propulsaba durante 220 segundos.[18] Las dos etapas estaban conectadas por medio de un aro cilíndrico, en su interior tenía un cordón explosivo de carga hueca, se encendía por dos detonadores eléctricos para realizar la separación de las etapas.[6]

Un primer ensayo tuvo lugar el 22 de diciembre de 1969 en la base CELPA Chamical en la provincia de La Rioja, este lanzamiento formo parte de la Experiencia Navidad (el lanzamiento se realizo horas antes del viaje del mono Juan). Pero esa vez solo se usó la primera etapa, alcanzando 70 km. El 16 de diciembre del año siguiente, se emprendió el Operativo Ñahuí, cuando la Fuerza Aérea lanzó un Castor X-2 desde la base Chamical CELPA, provincia de La Rioja. Su ojiva estaba dotada con instrumental fotográfico para realizar tomas a grandes alturas.[18]

El primer lanzamiento operativo del 22 de noviembre de 1973 desde la base CELPA Chamical en la provincia de La Rioja, formó parte del programa llamado EGANI, proyecto cooperativo entre la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) y el Max Planck Institut für Extraterrestrisches Physik (MPE) de Alemania. Se realizo una versión perfeccionada del Castor a fines de 1975, en la base Vicecomodoro Marambio, en la Antartida Argentina, llevando una carga útil de 46 kg a una altura de 470 km.[6] [19] En 1979 se realizaron lanzamientos de este cohete desde Punta de Lobos, Perú.[2]

La mayor ambición, el misil Cóndor

Poco tiempo después de la derrota de la guerra de Malvinas en el año 1982, se produjo una reunión secreta entre brigadieres y comodoros en la sede de la Fuerza Aérea. En aquel encuentro los comandantes se pusieron de acuerdo en desarrollar un misil balístico de alcance medio, el Cóndor II, el cual sería capaz de llevar con sigo una carga explosiva de 500 kg. El ambicioso proyecto fue desarrollado conjuntamente con Alemania (quién proveyó la tecnología), Irak y Egipto (quienes financiaron el proyecto), mientras que Argentina colaboraría aportando personal científico e instalaciones. Dos años después se construyó un laboratorio subterráneo en Falda del Carmen, Córdoba. Para ese momento los servicios secretos de Israel y Gran Bretaña ya estaban enterados de la construcción del misil, al igual que la CIA.[20] [21] Los ingleses temían que Argentina ataque a las islas Malvinas con misiles, ya que el Cóndor II estaba hecho precisamente para llegar hasta las islas. Por el otro, la inteligencia israelita estaba preocupada por las contribuciones que estaban teniendo los países árabes en el proyecto. En su momento se estudio la construcción de una cabeza nuclear, pero no se disponía del material radioactivo adecuado.[22]

Paralelamente se había proyectado para ser un lanzador de satélites, sin necesidad de ayuda externa. El temor de los israelitas se fue acrecentando, existía una gran preocupación de un posible traspaso de tecnologías y conocimientos entre Argentina y el país árabe.[22]

El Cóndor II era un vehículo de 16 metros de alto por 0,80 de diámetro, de dos etapas con un sistema de control de todo el vector, por medio de una tobera basculante por cada etapa. Estaba diseñado con superficies aerodinámicas. Tenía sensores de control de altitud y sistema de control de velocidad. El cohete seria controlado por computadoras intercomunicadas. De haber sido lanzada, se estipulaba que traspasaría la barrera de los 1.000 km con una carga bélica de 500 kg.[23]

Tras el retorno de la democracia en 1983, el primer jefe de la Fuerza Aérea le comunico al presidente Raúl Alfonsín sobre el proyecto. El jefe de Estado firmo un decreto en secreto que avalaba su continuación. Pero luego del traspaso democrático producido precozmente en 1989, las presiones por los Estados Unidos y económicas por el FMI aumentaron, dando así el presidente Carlos Menem la orden de desarmar el misil Cóndor II y llevar sus partes a Estados Unidos para el desmantelamiento final.[20]

Disolución de la CNIE

Un prototipo del Tronador II exhibido en Tecnópolis.

La CNIE se disolvió para formar la CONAE en 1991.[24] A partir de esa época la construcción de sondas se estancó. Recién en el 2007 se volvió a probar lanzar un cohete, suceso acaecido en Bahia Blanca, el Tronador.[21]

Actividades de la CONAE

Después de catorce años de inactividad, en julio de 2007 se volvió a lanzar aeronaves al espacio, y fue en aquella oportunidad la primera serie del cohete Tronador, desde una base en Bahía Blanca. Se realizaron dos ensayos, solo el segundo tuvo éxito.[25] Este era un cohete de una etapa, con una carga útil de 4 kg y un peso total de 60 kg y tenía una longitud de 3.300 mm. Desde el año 1995 la CONAE se encontraba planficando el lanzamiento de una nave de combustible liquido para llevar pequeños satélites argentinos al espacio, esta experiencia formó parte del Plan Espacial Nacional.[26]

Fue a partir del año 2001 que la IUA (Instituto Universitario Aeronáutico) comenzó a proyectar y calcular un vector para propulsar satélites. Realizándose el primer ensayo de un motor el 27 de mayo de 2004, en las instalaciones de CITEFA (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) en Villa María, provincia de Córdoba. El motor ensayado usaba anilina y ácido nítrico. El experimento resulto exitoso dentro de los cálculos provistos. El inyector brindo mejores resultados que su antecesor.[26]

Tiempo después, la Conae puso en órbita el 10 de junio de 2011 un satélite desarrollado y manufacturado en el país, se lo denomino SAC-D, con la finalidad de medir vientos, temperatura superficial de los mares, humedad y focos de temperaturas en los suelos, fue parte del Plan Nacional Espacial (2004-2015).[27] Aquel lanzamiento se logró gracias a una década de trabajo en conjunto con la NASA. La misma organización espacial estadounidense se encargo del lanzamiento del satélite SAC-D mediante el cohete Delta II, en la base de Vandenberg.[28]

El satélite fue construido en Bariloche por 200 hombres de la Conae dedicados a esta ciencia. El satélite se ubico a unos 650 kilómetros de altura. El SAC-D es una estructura octogonal de aluminio de siete metros de alto, tiene un peso de 1,3 toneladas. Alberga nueve instrumentos: el Aquarius (propiedad de la NASA) es el medidor de salinidad de mares y océanos, también tiene dos instrumentos franceses, uno proveniente de Italia y los cinco restantes producidos en Argentina. Los instrumentos argentinos fueron elaborados por la Invap, el Centro de Investigaciones Ópticas de La Plata (CIOp) y de la Facultad de Ingeniería de La Plata. Mientras que el software del SAC-D fue programado por la licenciada en sistemas Catalina Salvati, el artefacto espacial es monitoreando por una estación terrestre ubicada en Falda del Carmen, provincia de Córdoba.[28]

Se prevé que para 2012 el cohete de dos etapas Tronador II ya estará finalizado.[29] [30]

Véase también

Referencias

  1. a b c d e f g h i j k l «La reconquista del espacio» Reconquista y Defensa. Consultado el 29 de septiembre de 2011.
  2. a b c d e f g «Historia de la cohetería argentina» JPcohetería. Consultado el 7 de octubre de 2011.
  3. «Sobre la cohetería y la industria aeroespacial argentina»
  4. a b c d e f «Cohete Alfa Centauro»
  5. «Historia de la cohetería argentina»
  6. a b c d e f g Mono Juan (primer astronauta argentino). (diciembre de 2009). Juan, el primer astronauta argentino [producción de una universidad argentina]. República Argentina: Universidad Nacional de Córdoba. Consultado el 6 de octubre de 2011.
  7. «Cohete sonda Alfa Centauro» Grupo Artax.
  8. «Producción aeroespacial: 1955-1993» Crónicas y Testimonios. Consultado el 7 de octubre de 2011.
  9. «Cohete sonda Beta Centauro» Grupo Artax.
  10. a b c «Cohete sonda Gamma Centauro» Grupo Artax.
  11. a b «Un pequeño salto para el mono» Página 12.
  12. «Cohete sonda Orión I» Grupo Artax.
  13. «Cohete sonda Orión II» Grupo Artax.
  14. «Cohete sonda Canopus I» Grupo Artax.
  15. «Cohete sonda Canopus II» Grupo Artax.
  16. «Cohete sonda Rigel» Grupo Artax.
  17. «Cohete Castor» Jp cohetería.
  18. a b «Producción aeroespacial cohete Castor» Mincyt.
  19. «Cohete sonda Castor M1» Grupo Artax.
  20. a b «El sueño del lanzador propio» Diario Página 12.
  21. a b «El recuerdo del plan Cóndor, que se desactivó por presión mundial» Diario La Nación.
  22. a b «Cóndor II»
  23. «Cóndor información técnica»
  24. «Decreto Nacional 995/91»
  25. «Probaron en secreto un cohete argentino» Diario La Nación.
  26. a b «Tronador» Grupo Artax.
  27. «Avances en el desarrollo del lanzador argentino Tronador II» Diario La Nación.
  28. a b «Histórico: la NASA lanzó un satélite argentino desde California» Diario La Nación.
  29. «Argentina con Cohetes propios en 3 años» Astro Pampa.
  30. «Tronador II» Grupo Artax.

Enlaces externos


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