Floresta (Buenos Aires)

Floresta (Buenos Aires)

Floresta (Buenos Aires)

Para otros usos de este término, véase Floresta (desambiguación).
Floresta
Floresta.png
Datos
Población 39.473 hab.
Superficie 2,4 km2
Densidad 16.447 hab / km2
Límites Juan Agustín García
Joaquín V. González
Av. Gaona
Cuenca
Portela
Av. Directorio
Mariano Acosta
Segurola
Día del barrio 29 de agosto

Floresta es un barrio ubicado en el centro-oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (capital de la República Argentina).

Su día es el 29 de agosto, en conmemoración de la fecha del año 1857 en que arribó la antigua locomotora La Porteña al paraje denominado La Floresta.


Contenido

Ubicación Geográfica

La ordenanza N.° 23.698 (del 11 de junio de 1968), completada por la ordenanza N.º 26607 (del 4 de mayo de 1972), establecieron los límites precisos de todos los barrios de la Ciudad de Buenos Aires. El barrio de Floresta está comprendido por las calles Juan Agustín García, Joaquín V. González, Av. Gaona, Cuenca, Portela, Av. Directorio, Mariano Acosta y Segurola. Limita con los barrios de Monte Castro al norte, Villa Santa Rita al noreste, Flores al este, Parque Avellaneda al sudoeste, y Vélez Sársfield al oeste.

Historia del barrio

Durante muchos años existieron sólo quintas y en las lagunas, formadas por el arroyo Maldonado y por las lluvias, se practicaba la pesca.

El ferrocarril del Oeste llegó en el año 1857 y a la estación se la denominó Floresta. En 1888 cambió su nombre por el de Vélez Sársfield. La estación cabecera de este ferrocarril estaba en el lugar que hoy ocupa el Teatro Colón. En el barrio de Floresta nació la primera línea de colectivos que recorría las calles Rivadavia y Lacarra hasta Primera Junta. El propulsor de este servicio, tan típico de la ciudad de Buenos Aires, fue Don Manuel Rosendo Pazos.

Toponimia

Kiosco de la Floresta

El nombre del barrio de Floresta según algunos autores de una evolución en el uso de esta palabra.

En la época en que el barrio estaba a las afueras de la ciudad de Buenos Aires y en los suburbios de San José de Flores; el paraje era conocido con el nombre de "La Floresta", justamente por la abundancia de vegetación es un sitio donde abundaban las plantas, los árboles y las flores (mucha de esa arboleda crecía en las cercanías de los arroyos Maldonado y Cildáñez —hoy entubados—).

Según otros se llamó así porque en este barrio (que en el siglo XIX estaba situado en los suburbios de Buenos Aires) existía un local público de diversiones de propiedad de un señor Soldati, que se llamaba Kiosco de la Floresta, ubicado en la mitad de la cuadra del pasaje Chilecito, entre calle Bahía Blanca y calle Joaquín V. González. Era un bar-café, donde por la noche se sumaban la música tanguera y prostitutas que lo hacían aún más animado.

Luego, cuando en el año 1855 comenzó el proyecto del primer ferrocarril Argentino, se decidió que su estación terminal estaría ubicada en el paraje de la Floresta (a dos kilómetros de San José de Flores); al no haber nada en esta terminal, los creadores del proyecto construyeron junto a la estación un pequeño restaurante conocido como "El Kiosco de la Floresta" (donde hoy se levantan los edificios del pasaje chilecito, entre las calles Bahía Blanca y Joaquín V. González); este bar era atendido por su dueño, el Señor Soldati. Durante las noches y fines de semana se llevaban a cabo bailes y muchos visitantes podían entretenerse junto a las prostitutas.

Es de este pequeño edificio ya desaparecido, que el barrio toma su nombre, pues quienes viajaban en el tren al oeste nada encontraban, una vez que pasaban el pueblo de San José de Flores, simplemente iban a la estación siguiente para pasar un buen rato en el Kiosco de la Floresta.

Fuente:"Museo de Floresta"

Cuna de la radiotelefonía

Floresta también fue la cuna de la radiotelefonía en Buenos Aires. Hubo muchas estaciones radiofónicas y estaciones de radioaficionados. Una de ellas, surgida en el año 1925 fue la emisora LOZ Radio Sudamérica, actual Radio Mitre que comenzó a transmitir en una de las habitaciones de la casona de la familia Hamberger, la cual aún se mantiene en pie en la calle Mercedes 284; pegada a la casa donde vivió el poeta Baldomero Fernández Moreno. Allí se congregaban figuras destacadas de la escena, como los actores Florencio Parravicini y Roberto Casaubón, o la cantante Ada Falcón, al violinista León Fontova y a la guitarrista María Luisa Anido, entre otros. Desde la emisora se trasmitían las secuencias del Campeonato de Box, y se informaba todo lo concerniente a los remates de hacienda de los Mataderos de La Tablada y del barrio de Liniers (situado 3 km al oeste). También se transmitían todos los partidos de fútbol del barrio.

Personajes famosos vinculados con el barrio

  • Roberto Arlt: el escritor porteño, caminante de sus calles, recuerda en una de sus Aguafuertes porteñas, una casa inconclusa de la calle Laguna.
  • Gabino Ezeiza (payador): habitó una pequeña casita de la calle Azul 92.
  • Dr. Fernández Moreno (médico): fue uno de los honorables vecinos de Floresta, padre del poeta Baldomero Fernández Moreno.
  • Hermanos Fresedo: destacados músicos que formaron una orquesta que luego sería muy conocida; se iniciaron en el café Paulín situado en la Av. San Martín.
  • Ferruccio Cattelani: en la calle Chivilcoy 453 vivió este concertista de violín, que daba clases de música en la Sociedad Italiana.
  • En un rincón de Floresta: tango que refiere éste barrio porteño, con letra de Juan Velich y música de Mario Licasse.
  • Eduardo Gudiño Kieffer (escritor): en su novela titulada Será por eso que la quise tanto describe la Plaza Vélez Sarsfield.
  • Óscar Hermes Villoldo: este escritor también habla del barrio.
  • Elías Cárpena: también él escribe sobre Floresta.
  • Mich Amed: actor y mediático de amplias apariciones en TV. Nació y vivió hasta el año 1980 en la esquina de Moron y Sanabria.
  • Artistas Plásticos: Antonio Pujía, Gabriel Allerborn, Francisco Lavecchia, Vladimiro Melgarejo Muñoz, y el que fuera creador del Museo del Grabado, Oscar Carlos Pécora.

Principales calles, esquinas famosas y puntos de encuentro

  • Av. Rivadavia: tiene algunos edificios de departamentos y comercios especializados en la venta de muebles y antigüedades. Tiene varias confiterías bailables (que abren desde la medianoche hasta bien entrada la mañana) muy frecuentadas los fines de semana por los jóvenes del lugar. Una de estas discotecas fue anteriormente el cine teatro Fénix, ubicado en la esquina de dicha avenida con la calle Pergamino. En el teatro Fenix los viernes eran exclusivos para los gays y lesbianas, donde se realizaba la famosa fiesta Plop. La misma se termino mudando a Colegiales en mayo del 2009.
  • Av. Juan Bautista Alberdi: es más tranquila y sencilla que la anterior y sus comercios venden todo tipo de grifería, sanitarios, etc. En dicha avenida permaneció funcionando por largos años el concurrido y célebre cine Canadian.
  • Intersección de la Av. Rivadavia y calle Pergamino: fue muy famoso el Circo de Floresta, que durante años entretuvo a los habitantes del barrio. Luego se levantó allí una importante sala de espectáculos que hoy ha desaparecido. Por suerte aun se mantiene su arquitectura, como testimonio del pasado.
  • En el oeste porteño muchas de las calles que son paralelas, se cruzan en FLORESTA; tal es el caso de las calles Mercedes y Segurola, esto se produce en el paso a nivel del Ferrocarril, a una cuadra de la estación. Los cruces de calles producen diagonales que permiten mejores perspectivas arquitectónicas a la hora de construir en ellas; en este caso en particular vemos que de un lado de las vias (hacia Rivadavia) se levanta uno de los primeros edificios en altura del barrio, y del lado norte de las vias un pequeño edificio de dos plantas de estilo italiano.
  • La calle Bacacay entre San Nicolas y Bahía Blanca nos muestra una gran cantidad de estílos arquitectónicos, que dan cuenta de un gran legado social y de una rica historia.

Fuente: "Museo de Floresta"

Clubes

boca juniors

Bibliotecas, centros culturales, asociaciones

Plazas, ferias, monumentos y fuentes

  • Plaza Vélez Sársfield: es la plaza histótica del barrio, fue proyectada allá por 1880. Está ubicada entre las calles Bahía Blanca, Chivilcoy, Bogotá y Av. Avellaneda.
  • Plaza Ciudad de Udine: está entre Magariños Cervantes, Chivilcoy, Mercedes y Camarones.
  • Polideportivo Pomar: ubicada en la intersección de las calles Mercedes, César Díaz, Camarones y Chivilcoy.
  • Plaza Che Guevara: antiguamente existía ahí una residencia de 1870 que luego funcionó como escuela, al demoler la casona en el año 1983 se perdió parte de la historia barrial... aunque la exuberante vegetación que hoy encontramos, es la misma que creció en el jardín de aquella casa.

Fuente: "Museo de Floresta"

Principales iglesias

  • Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria: constituye un verdadero hito de Floresta y está ubicada en la calle Bahía Blanca, muy cerca de la Av. Avellaneda. Es de estilo neogótico germano, y en ella se venera la imagen de Nuestra Señora de Bonaria, y a los santos Cosme y Damián, patronos de la salud.
  • Parroquia de Nuestra Señora de la Paz: de estilo moderno, se encuentra en la calle Pergamino 63. Tiene tres niveles diferentes y un Cristo crucificado colgado del techo sobre el altar mayor.También se encuentra en el vecino barrio de Vélez Sársfield la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días entre la esquina de Aranguren y fonseca donde antiguamente había una mansión.

Hospitales, clínicas y sanatorios del barrio o barrios aledaños

  • Hospital Álvarez: Aranguren 2701 (Flores), teléfono 4611-8224.
  • Hospital Vélez Sársfield: Calderón de la Barca 1550 (Monte Castro), teléfono 4639-8700/5.

El Corralón de Floresta

Hacia mediados del s.XIX, con el trasfondo del enfrentamiento entre unitarios y federales, y el conflictivo proceso de unificación de la república, el entonces gobernador de Buenos Aires, Dr. Pastor Obligado, promulga la ley que autoriza la construcción de un ferrocarril al Oeste. El itinerario previsto: la cabecera, denominada del Parque (actual teatro Colón), la terminal: La Floresta.

El rumbo hacia el oeste preanuncia el modelo de país agro exportador. Toda la futura traza ferroviaria convergerá, desde las provincias, al puerto de Buenos Aires.

Comienza así a urbanizarse este paraje: hornos de ladrillo y casas quintas de fin de semana y veraneo. Luego, para darle su sesgo particular, la llegada de los inmigrantes, que se instalan, buscando su lugar en la sociedad . Vienen de todo el mundo, pero mayoritariamente de España e Italia. Huyen del hambre y la persecución . Traen como únicos bienes, su cultura, su capacidad de trabajo y sus ideas.

El paulatino crecimiento de la población plantea entonces el problema del saneamiento ambiental y la Intendencia arbitra medidas para resolverlo.

El Honorable Concejo Deliberante, entre las Ordenanzas y Resoluciones del período 1911, determina:

Resolución, Julio 25.
Leopoldo Rígoli, venta de terreno en La Floresta.
Artículo 1°. El señor Rígoli vende a la Municipalidad un terreno de su propiedad con todo lo en él plantado y edificado, ubicado con frente a las calles Gaona, Sanabria, Morón y Gualeguaychú, que se destina a la instalación del corralón de limpieza de Vélez Sarsfield, ….” , párrafo extraído de la documentación recopilada en uno de los libros del historiador del barrio, don Emilio Vattuone .

Es así que el Corralón, objeto de este trabajo, pasa a formar parte del patrimonio porteño y de la identidad barrial , se constituye en testigo privilegiado de la historia de la ciudad y del país, y hoy nos permite, participando del proceso de su transformación, reconstruir esa memoria -nuestra memoria- para proyectar el futuro.

Historia

En las primeras décadas del siglo XX el barrio en formación es un lugar tranquilo, con calles de tierra. El arroyo Maldonado lo recorre y lo divide.

El corralón, que en principio sirve como depósito de adoquines y otros materiales de pavimentación, en pocos años se pone en funcionamiento. Alberga las chatas que sirven para recolectar la basura y los carros que usan los barrenderos. Las primeras están pintadas de gris, tienen cuatro ruedas y una lanza en donde se atan dos caballos. Los carros son más chicos y están tirados por una mula. El lugar ya cuenta con caballeriza, herrería, veterinaria, taller de maestranza y oficinas; el horario de trabajo es entre las siete y las trece horas.

El veterinario trabaja en forma permanente dentro del corralón, en el cuidado de los animales ( había alrededor de 100 caballos pesados), y es asistido para ello por un ayudante. José Luís Mangieri, su hijo -el reconocido poeta y editor-, que ronda los ochenta y vive actualmente en su casa paterna cercana al lugar, recuerda que su padre realizaba la tarea con tanto compromiso, que el sentía que quería más a aquellos caballos que a él, y relata con una sonrisa una ocasión en que una yegua, que tenía quemaduras en las patas (cosa bastante frecuente por la prolongada caminata diaria) se rehabilitaba el fin de semana en su jardín, pues el ayudante de veterinario no se resignaba a dejarla en ese estado y quería controlar su evolución sin perder detalle.

Los trabajadores ocupados de la recolección acompañan a pie el andar de las chatas, tiradas por caballos percherones que realizan de memoria el recorrido asignado. El recolector tiene un fuentón grande con dos manijas en el que vuelca el tacho que cada familia deja en su vereda y a su vez lo tira sobre la chata que está detenida en una esquina. La mayoría de los barrenderos son de nacionalidad italiana, y la gente del barrio les dice “mussolinos”. Las tareas de recolección de basura son realizadas por los menos calificados, analfabetos, casi marginales para la sociedad de la época. “Sin embargo, en los años treinta, Buenos Aires y Berlín son las ciudades más limpias de occidente“ .

En ocasiones los caballos percherones son usados para sacar los carros que se empantanan en las calles de barro. Cuando el arroyo Maldonado (hoy Juan B. Justo) inunda la zona, del corralón sale la ayuda para la evacuación y da albergue a los inundados. Y cuando un carro cae al arroyo, los bomberos vienen a sacar el caballo (no al carro) . Los caballos cuarteadores que tiran de la soga también provienen del corralón.

Es decir que en los comienzos de Floresta en esas décadas, el corralón se constituyó en una fuente de empleo y también de ayuda social , un lugar donde se escuchan y entrelazan voces con distintas lenguas, en un espacio que se está poblando . De allí sale la regadora que aplaca la polvareda que se levanta en las calles de tierra ( tiene un tanque cisterna, con un caño perforado y una llave de paso que al abrirse riega las calles y pasajes). Hasta el estiércol de los caballos es utilizado como abono para las quintas.

José Giudice, otro vecino que pasó los setenta y es parte del barrio, recuerda entre los lugares preferidos de su infancia la caballeriza del corralón, se emociona “-¿saben lo lindo que era ver herrar a los caballos?- y precisa “-la herrería estaba donde hoy está el patio de juegos-”.

La profesora Francis Lagreca sistematiza esta información que los vecinos guardan en su memoria en el Taller de historia oral que coordina hace años en el barrio .

Algunos refieren que todos los días se manguereaban las chatas y el piso del corralón estaba permanentemente mojado, sinónimo de limpieza. Pero leyendo el periódico de la Sociedad de Fomento Manuel Belgrano de febrero de 1946 encontramos un artículo titulado “¿Hasta cuando?” que afirma “… en la zona … funciona el corralón municipal, con gran cantidad de caballerizas y en condiciones de higiene poco recomendables. Nuestra Asociación que viene realizando desde hace años pacientes gestiones … para conseguir el traslado del corralón al límite urbano de la ciudad, sólo obteniendo disculpas inconsistentes … Consideramos que el creciente progreso de Buenos Aires, y la seguridad pública, son suficientes razones para proceder así.”

Esta segunda postura se impone, y a medida que el barrio se hace más residencial, el corralón es motivo a lo largo de los años de la organización de los vecinos que reclaman su traslado y la transformación del predio en un espacio verde. Pero no nos adelantemos.

En la medida que desaparecen las calles de tierra y aparecen los vehículos a motor, comienzan las gestiones para suplantar el transporte “hipo-móvil”. Aunque “a través de los años las chatas cambian su fisonomía, modifican su diseño e incorporan innovaciones técnicas, en pleno siglo XX no se justifica mantenerlas en actividad: su escasa maniobrabilidad entorpece el tránsito y ocasiona grandes congestiones”, relata Ángel Prignano en “Crónicas de la basura porteña”. En 1925 comienza la renovación del material rodante, pero las últimas chatas son retiradas del servicio activo en 1968.Los camiones recolectores-compactadores anaranjados, de marca Dodge comienzan a circular por las calles del barrio en los años 60.

La lucha social

En el año 1962 se produce una gran huelga de los trabajadores de la actividad. La basura se acumula en las calles del barrio y de la ciudad. Aunque el conflicto finalmente se soluciona, es aprovechado desde sectores de la municipalidad que tienen intereses en usufructuar el “negocio“ de la basura. Dejan “fuera de servicio “ aquellos primeros camiones, “les sacan los paragolpes y los hacen chocar de frente entre sí” relata Miguel Yanson, ex trabajador del corralón. Así es que la empresa privada Maipú se hace cargo de parte del servicio.

Por esa misma época se realiza la primera presentación documentada pidiendo el traslado del corralón y la transformación del predio en espacio público. Las gestiones anteriores realizadas por los vecinos para erradicarlo de ese lugar fueron hechas de palabra, tal como lo marcaba el momento histórico social. Por resolución 21.108 del 29 de diciembre de 1965, siendo intendente de la Ciudad de Buenos Aires el Dr. Francisco Rabanal, se resuelve estudiar la posibilidad de traslado al predio de “LA TABLADA”, ubicado en Av. Roca y Lacarra, y se propone la creación de una plaza pública con patio de juegos infantiles en el inmueble de referencia. Posteriores golpes de Estado dejan sin efecto estos avances.

La inestabilidad institucional es una constante . En los años 70 las chatas son un recuerdo y la sociedad atraviesa un período de ebullición. La efervescencia política y la participación popular son el telón de fondo.

Los trabajadores que dependen de la municipalidad, tienen base en el corralón, pero otros servicios continúan concesionados a la empresa privada Maipú que contrata el personal en forma precaria, prácticamente como changarines, privándolos de beneficios sociales y asignándoles recorridos larguísimos, de hasta 120 cuadras. Quienes ofrecen sus brazos se reúnen cerca de la cancha de All Boys y allí los levantan en camiones. Caprichosamente deciden cada día quien trabaja y quien no. En el intento de terminar con este abuso y mejorar su situación, recurren a una Unidad Básica que funciona en Páez y Argerich. Es así que varios jóvenes militantes de la Juventud Peronista en el 1973 comienzan a trabajar en el corralón involucrándose en la tarea de conseguir “la municipalización de los recolectores” con la intención de profundizar su organización, disputando posteriormente las elecciones internas, que como en otros gremios enfrentarán a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y a la Juventud Sindical Peronista (la “burocracia sindical“).

Es una pequeña muestra de la profunda división de la sociedad argentina, que encuentra su correlato más visible en el movimiento peronista, y después de la muerte del viejo líder se convierte en un enfrentamiento sangriento en el que se impone el sector más retrógrado. Es la antesala del infierno.

En esa época cumple servicios como barrendero allí Mauricio Silva, un sacerdote de la hermandad Carlos de Foucauld, que en su opción por los más pobres elije esa actividad. Siente que es la que más lo acerca a los desposeídos, al último eslabón de la cadena social . Un amigo que comparte con él una habitación de conventillo en la Boca, nos cuenta “ ..era absolutamente austero y tenía muy claro su objetivo: quería ir hacia abajo. Eso lo llevo a buscar todos los medios y contactos posibles, hasta que consigue entrar en la municipalidad como barrendero.” El hermano Silva tiene un alto compromiso social y aunque no responde a ninguna estructura partidaria, está en contacto con los jóvenes militantes que ingresan al corralón, y es parte de esa lucha por el logro de las reivindicaciones obreras.

Un protagonistas de estos sucesos, Miguel Foncueva, cuenta que mucha gente del barrio trabaja en ese tiempo en el corralón. Recuerda al peluquero (¡tenían peluquería funcionando para los trabajadores!), al mecánico … luego relata vívidamente la jornada posterior al golpe de estado del 76: “con líneas de cal demarcan la calle central del corralón con las distintas secciones: barrido, limpieza, mecánica, … y el interventor militar nos hace salir a todos y formar! venían a poner orden.

Se ensañan particularmente con el padre Silva. “Lo mandan a cortar el pasto con la mano”, refiere ,con una indignación que no termina , Carlos Gerez ex trabajador y participe de aquella historia. Seguramente nunca comprendieron que esa directiva humilló a quienes la impartieron y no a quien la cumplió sin ofrecer resistencia.

Las elecciones internas del corralón terminan con el triunfo de la derecha, un reflejo de la situación general, pero todos los trabajadores pasan a la municipalidad y queda sembrado el germen de la organización. “Cuando con afán privatizador los camiones Dodge, pertenecientes a la municipalidad, son abandonados nuevamente con la excusa de que no funcionan, para reprivatizar el servicio“, los trabajadores, cuyo delegado es Luís Labragna , resisten la medida en oposición al gremio, deciden la toma del predio y logran mantener la municipalización.

Esos militantes políticos y sociales pagan un alto precio. Ya no hay lugar para la participación popular, y mucho menos para la organización de los trabajadores. Ellos, como tantos, son perseguidos. Sus casas son allanadas. Su Unidad Básica destruida. Algunos logran sobrevivir y pueden salir del país. Se exilian en Brasil, Holanda, Suecia. Otros corren una suerte más trágica: Néstor Sammartino es secuestrado de su domicilio junto con su esposa y a Julio Goitía se lo llevan del corralón los primeros días de mayo del 77 (no hay certeza absoluta sobre la fecha). Al padre Silva lo secuestran mientras barre las calles del barrio el 14 de junio del mismo año. Los tres permanecen desaparecidos.

El corralón, como la sociedad, observa atemorizado y calla. Comienza a escucharse, aterrador, el sonido del silencio. Deberán pasar años para que sus historias sean recuperadas.

La resistida privatización avanza y se profundiza. Cantidad de ordenanzas y convenios generan un marco legal que le da sustento. En agosto del 77 ( Ord. 33691) se ratifica un convenio previo con la provincia de Buenos Aires y se crea la sociedad CEAMSE (Cinturón Ecológico del Área Metropolitana Sociedad del Estado), en el que la ex municipalidad delega el servicio de limpieza. En el 79 se sanciona el estatuto de dicha sociedad y se le recomienda la tercerización (Ord. 35135). Desde entonces se incorpora al sistema el sector privado a partir de la tercerización del servicio de recolección domiciliaria y limpieza de calles. La Ord. 35356 determina un período contractual de 11 años! A partir de los 1980s, los servicios de recolección y limpieza urbana son realizados, en forma exclusiva, por la empresa MANLIBA SA, una sociedad integrada por Italimpianti (Italia), Waste Management (EE UU), SOCMA (Sociedad Macri), GRUMASA (Grupo Macri SA) y acciones de Francisco Macri (huelgan los comentarios). El corralón pasa a sus manos. Los trabajadores son “flexibilizados”, como sucede en el resto de las actividades productivas y de servicios.

El golpe vino a ejecutar “la revancha clasista más sanguinaria y brutal de la historia argentina con el propósito de disciplinar a los sectores populares, estableciéndose de allí en más un nuevo techo, significativamente más reducido, en la participación de los trabajadores en el ingreso a través de una espectacular reducción del salario real … “.

En los 1990s se prorrogan los contratos firmados en el 79. En 1997 se realiza una nueva licitación y el corralón cambia de manos. Una nueva empresa, SOLURBAN, se hace cargo. Todo sigue igual. Los camiones continúan estacionando en el corralón. Pero por la avenida y las calles laterales reaparecen los carros tirados por caballos. Los cartoneros pasan a formar parte del paisaje del barrio, de la ciudad. La recuperación.

Tímidamente, hacia fines de los 90, comienza a resurgir la participación popular. Retomando el antiguo reclamo surgido en la década del 40, algunos grupos vecinales, alentados por dirigentes políticos del barrio, organizan varios cortes en la Av. Gaona. Uno de ellos, “el escobazo”,convocó a las vecinas que pretendieron barrer con sus escobas la suciedad que significaba el corralón . La coyuntura permite que se concrete la reivindicación que tantos vecinos habían sostenido infructuosamente. En el año 2000 la Legislatura porteña sanciona el nuevo Código de Planeamiento Urbano. La ley 449, en sus artículos 117 y 118, determina el cambio de uso del suelo. La manzana pasa a estar zonificada como Urbanización Parque, salvo un 20% de su superficie (sobre la calle Morón) que es destinada para equipamiento comunitario. Aunque continúa prorrogándose la concesión, se ha dado un paso importante.

El corralón ya sueña con árboles, pájaros, niños jugando y en la sociedad se genera una tibia esperanza de cambio. Diferentes reuniones de trabajo, con la participación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de un representante de SOLURBAN , y de los representantes de organizaciones barriales determinan que en la licitación concedida a dicha empresa hay una parcela de 1500 metros cuadrados, ubicados sobre las calles Gaona y Galeguaychú, que son de dominio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sobre la cual se comienza a desarrollar un proyecto de área verde .Y el sueño comienza a concretarse.

El corralón comienza su transformación. La pequeña plaza, llamada Paseo de juegos La Victoria ,se inaugura en el 2001, y comparte la manzana con la empresa SOLURBAN.

Hacia fines de ese año esa situación no ha variado, pero la decadencia de las instituciones políticas se precipita, y el corralón es testigo asombrado de los piquetes urbanos sobre la avenida Gaona ,del incesante repique de las cacerolas y de la marcha multitudinaria , enfervorizada y festiva de los vecinos la noche del 19 de diciembre. Las voces llegan desde afuera. ¡¡Que se vayan todos !!

La sociedad, defraudada por el gobierno de la Alianza, se subleva y entra en estado de asamblea. Diez días más tarde resuenan ecos de disparo. Voces de muerte. El asesinato a mansalva de tres jóvenes. Las voces se trastocan en gritos desgarrantes, en llantos angustiados. Desesperación y locura . Corridas y represión policial. El corralón y el barrio sitiados. Comienzan a sucederse otras marchas, multitudinarias. Son las voces del barrio que reclaman justicia, y cada 29 pasan por su puerta .

Los vecinos profundizan la organización. Se conforma una asamblea multitudinaria. Se fractura, se fragmenta, pero resiste y persiste. Recala finalmente en la pequeña plaza.

El corralón escucha voces críticas pero de construcción y de propuesta.

Un artista del barrio, Roberto Subi, propone la realización de una escultura a la memoria. ¿Se podrá a partir de la iniciativa popular emplazar un monumento? La asamblea organiza, en un colegio vecino al corralón( la escuela primaria República del Perú) dos muestras de arte y concursos de escultura . Los denominan “Crear para resistir”. De eso se trata. Con el asesoramiento del maestro Antonio Pujía , la colaboración de la artista plástica y supervisora escolar Eda Mendieta y el acompañamiento de las mamás de Maxi, Cristian y Adrián, se logra la participación de numerosos artistas plásticos, pintores, escultores, fotógrafos, que se comprometen con el proyecto. En las bases del segundo concurso podemos leer: “La Asamblea del barrio proyecta el emplazamiento de una obra escultórica en el Paseo de la Victoria … en homenaje a los tres pibes y en recordación del suceso. Convencidos de que el arte debe ser la expresión liberadora del pueblo y debe estar presente “en los espacios de todos”, para mantener viva la memoria, contra la impunidad y por justicia.

Entre todos las obras presentadas es elegida una que consta de cuatro figuras en hierro con ensambles de cerámica. Tres de las figuras son masculinas, se encuentran erguidas, confrontando la petición de justicia y exaltando la vida. La cuarta figura es femenina, dispuesta de rodillas entre las otras. Representa a las madres pidiendo justicia y evoca a la patria pariendo una identidad. Sus autoras, María Claudia Martínez y Vero García asumen el desafío de su ejecución, ya que el premio solo prevé la provisión de los materiales y la gestión del emplazamiento. La primera dificultad se presenta en la búsqueda de un lugar apropiado para su realización. Las dimensiones previstas para la obra exceden las de un taller convencional.

Surge la idea de convocar al Centro de Formación Profesional N° 24 . Su director, el Lic. Sergio Lesbegueris, se entusiasma con la idea, e incluye la tarea en el proyecto institucional. La Dirección de Infraestructura Escolar provee los materiales. La construcción colectiva de la memoria se resignifica en la construcción del monumento. No hay sueños imposibles. El corralón espera.

Paralelamente, la Asamblea comienza a trabajar en otro proyecto que involucra al predio: la creación de una escuela secundaria pública, de la que el barrio carece, ¿por qué no, en ese 20% de su superficie que la ley 449 destinaba para equipamiento comunitario?

Se recorren las escuelas públicas primarias del barrio para instalar el tema, se juntan cientos de firmas que se llevan a la Legislatura y se presenta el proyecto en el Presupuesto Participativo donde es elegido como prioridad del área barrial. El gobierno de la ciudad lo considera viable y se compromete a realizar la obra.

El corralón ya imagina el bullicio de los adolescentes.

Con estas ideas en marcha, comienzan las reuniones entre las organizaciones del barrio y funcionarios de Medio Ambiente para consensuar un proyecto mayor: la “plaza grande”,la que ocupará la manzana comprendida por Gaona, Gualeguaychú, Morón y Sanabria y contendrá la escuela y la escultura. Aparecen variadas opiniones y propuestas, pero se logran acuerdos y el diseño va tomando forma. La Asamblea convoca a la Dirección de Patrimonio con el objetivo de preservar parte de la construcción original: la calle central adoquinada, las estructuras de hierro, la casa sobre la calle Morón y los antiguos portones de acceso. .

A mediados de diciembre de 2004 el monumento está terminado Pocos días después, las figuras de hierro y cerámica bailan una extraña danza suspendidas en el aire por las grúas de la Guardia de auxilio, que realizan su traslado y colocación en el patio de juegos. El corralón detiene su respiración por temor a que se quiebren, ¡se ven tan frágiles!

SOLURBAN, mientras tanto, continúa en posesión del predio. Pero la licitación caduca el 28 de febrero de 2005. Los plazos se van acortando. El corralón y los vecinos esperan con expectativas esa fecha

El 29 de diciembre de 2004 se inaugura el monumento “Los chicos de Floresta - Sucesos 2001”. Ya no hay lugar para el olvido.

Por fin, febrero va llegando a su fin y los vecinos observan con preocupación que no hay señales de la tan esperada mudanza. Para sorpresa de todos, el 1° de marzo otra empresa aparece instalada en el predio. Superado el desconcierto inicial, la Asamblea organiza un abrazo al corralón y difunde una carta abierta: “Algo huele mal en Floresta”. El 18 de marzo por la tarde, vecinos, alumnos de escuelas primarias y secundarias, docentes y representantes de organizaciones barriales rodean el corralón con barbijos colocados en sus rostros.¿Juntos por una ciudad limpia? es la consigna que irradia el megáfono. La movilización popular (“la tarde de los barbijos”) busca garantizar en los hechos la concreción de los logros obtenidos en la legislación. Días más tarde se firma un convenio entre los vecinos y el gobierno. El compromiso es que el 1° de mayo el corralón estará desocupado.

¿Habrá que atribuir a la casualidad o a la causalidad que el primer día de la recuperación fuera ese? Y efectivamente, el 1° de mayo de 2005, con el predio ya desocupado, recuperado para el barrio, la Asamblea organiza la primera actividad en la pequeña plaza. Un homenaje a Julio Goitia, Nestor Sammartino y Mauricio Silva, los trabajadores desaparecidos del corralón, con la emocionada presencia de amigos y compañeros de trabajo y militancia (algunos arribados especialmente desde Uruguay, la tierra del padre Silva). Dan testimonio de sus vidas y de su compromiso. Intercambian recuerdos. Algunos vuelven a verse luego de 30 años.

En ese mismo acto se celebra el comienzo de la recuperación del corralón y de su memoria, que es nuestra memoria. ¿Podremos lograr que se hagan realidad la escuela secundaria y la plaza grande que mejorarán la vida del barrio? ¿Podremos lograr una vida mejor para todos , en un país mejor, con verdad, con justicia, con dignidad y con igualdad?

El futuro es una construcción que está en proceso, la memoria es su cimiento imprescindible. .No hay sueños imposibles.

Actualidad

En la actualidad el barrio sufre de algunos problemas y tiene frente a sí algunas oportunidades.

Entre los primeros se cuentan las consecuencias indeseadas del boom del comercio textil sobre la Avenida Avellaneda y alrededores. Los comercios de venta mayorista y minorista de ropa se suceden sin solución de continuidad y se expanden constantemente, eliminando comercios de cualquier otro rubro (impidiendo a los vecinos del barrio acceder a supermercados, almacenes, verdulerías, panaderías, carnicerías, pescaderías, tintorerías, farmacias, y en general tiendas de provisión de bienes y servicios imprescindibles para cualquier comunidad), demoliendo o arruinando antiguas casonas (lo que aniquila, y para siempre, la personalidad tan particular de este antiguo barrio), talando ilegalmente el arbolado público para evitar que el mismo tape los carteles comerciales, etc.

Los talleres textiles que abastecen a dichos comercios, también ubicados en la zona (muchas veces, en las trastiendas o en los pisos superiores de los mismos edificios), la mayor parte de las veces sin habilitación alguna, completan el deterioro, generando ruidos molestos, toneladas de desperdicios textiles arrojados sin más trámite todas las noches en las calles, y un tráfico de camiones pesados que arruinan los pavimentos no preparados para los mismos.

En dichos talleres trabajan mayoritariamente inmigrantes ilegales, en condiciones laborales ilegales e infrahumanas; Muchos viven en los mismos talleres; otros tantos, en situación precaria en casas de la zona, convertidas en inquilinatos (muchas veces, se trata de casas ilegalmente ocupadas).

Todo esto, ante la evidente desidia de las autoridades locales y nacionales.

Entre las segundas, se puede mencionar la proyectada expansión de la línea A de subterráneos, que llegará al límite mismo del barrio (Nazca y Rivadavia), y que previsiblemente luego continuará a través de esta última avenida, atravesando el barrio, y brindándole un inmejorable medio de transporte hacia el centro de la Ciudad y hacia otros barrios con los que tradicionalmente se encuentra relacionado, como Flores.

Así como el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, que permitirá una mejor comunicación entre el norte y el sur del barrio, al eliminar los pasos a nivel (y las prolongadas demoras de los vehículos frente a las barreras bajas), e incluso al permitir la apertura de nuevas calles. Los terrenos liberados, asimismo, es esperable que se utilicen en provecho del barrio y de sus vecinos, para instalar campos de deportes, escuelas, y, sobre todo, parques y plazas.

Bibliografía

  • “La Floresta, nuestro barrio. Reseña evocativa” Emilio Vattuone
  • “Crónica de la basura porteña. Del fogón indígena al cinturón ecológico” Ángel O. Prignano
  • Producciones escritas del “Taller de historia barrial “ coordinado por la profesora Francis Lagreca
  • Plan Urbano Ambiental
  • Ordenanzas, leyes y decretos
  • Entrevistas personales

Fuente: Mabel Susana Sampaolo de la Asamblea Barrial de Floresta

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