- Batalla de Ollantaytambo
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Batalla de Ollantaytambo
Batalla de Ollantaytambo Parte de Conquista del Imperio Inca
Ollantaytambo, escenario de la batalla.Fecha Enero de 1537 Lugar Alrededores de Ollantaytambo, actual Perú Resultado Triunfo incaico Beligerantes Imperio Inca Imperio Español
Indígenas auxiliaresComandantes Manco Inca Yupanqui Hernando Pizarro Fuerzas en combate 30.000+ 100 españoles
30.000 aliados indígenasBajas Desconocido Desconocido La batalla de Ollantaytambo tuvo lugar en enero de 1537 entre las fuerzas del soberano inca Manco Inca y una expedición española comandada por Hernando Pizarro durante la conquista española del Perú. Habiendo sido aliado de los españoles, Manco Inca se rebeló en mayo de 1536 y asedió a la guarnición española en la ciudad de Cusco. Para acabar con el conflicto, los asediados prepararon un ataque contra el cuartel general del emperador inca, localizado en el poblado de Ollantaytambo. La expedición fue comandada por Hernando Pizarro y constaba de 100 españoles y unos 30.000 aliados indígenas contra un ejército inca de más de 30.000.
Existe cierta controversia con respecto a la ubicación real de la batalla, según John Hemming tomó lugar en el propio pueblo mientras que Jean-Pierre Protzen argumenta que la cercana llanura de Mascabamba está más de acorde con las descripciones del enfrentamiento. En cualquier caso, el ejército inca se las ingenió para retener a los españoles por un conjunto de altas terrazas agrícolas e inundaron su posición con la finalidad de debilitar a la caballería. Incapacitados de avanzar y severamente presionados, los españoles se retiraron por la noche hacia Cusco. A pesar de esta victoria, la llegada de refuerzos españoles a Cusco forzó a Manco Inca a abandonar Ollantaytambo y buscar refugio en los densos bosques de la región de Vilcabamba, donde un estado inca independiente sobrevivió hasta 1572.
Contenido
Antecedentes
En 1531, una expedición española liderada por Francisco Pizarro desembarcó en las costas del Imperio Inca y en consecuencia inició la conquista española del Perú. En ese momento el imperio estaba emergiendo de una guerra civil en la que Atahualpa había derrotado a su hermano Huáscar para así reclamar el título de Sapa Inca. Atahualpa subestimó el poder de la pequeña fuerza española y fue capturado en una emboscada en Cajamarca en noviembre de 1532. Pizarro ordenó la ejecución del Inca en julio de 1533 y ocupó la capital inca de Cusco cuatro meses después. Para reemplazar a Atahualpa, Pizarro instaló a su hermano Túpac Hualpa como gobernante títere pero este murió poco después así que otro hermano, Manco Inca, fue coronado emperador. Durante esta etapa, la única resistencia indígena fue realizada por los generales de Atahualpa ya que una parte considerable de la población del imperio había combatido del lado de Huáscar en la guerra civil y se había unido a Pizarro contra sus enemigos.[1]
Por un tiempo Manco Inca y los conquistadores españoles mantuvieron buenas relaciones, juntos derrotaron a los generales de Atahualpa y reestablecieron el régimen inca en grandes porciones del imperio.[2] Sin embargo, Manco se dio cuenta que la real autoridad reposaba sobre manos españolas cuando su casa fue saqueada con impunidad por un motín español en 1535.[3] Después de este incidente, el emperador inca fue sujeto de acoso constante ya que los españoles exigían oro, hurtaban a sus esposas, e inclusive lo aprisionaron, motivo por el cual escapó de Cusco para iniciar un levantamiento.[4] En mayo de 1536, un ejército inca asedió Cusco, en donde había una guarnición de españoles y sus aliados indígenas.[5] Los conquistadores fueron severamente presionados pero se las arreglaron para resistir y contraatacar, llegando a asaltar el principal fuerte inca en Sacsayhuamán.[6] Mientras tanto, los generales de Manco Inca ocuparon la sierra central del Perú y aniquilaron a varias expedicones enviadas a reforzar Cusco pero fallaron en su intento de sitiar la recientemente fundada capital española de Lima.[7] Como resultado de estos acontecimientos, ningún bando fue capaz de romper el estado de inmovilidad en Cusco por varios meses así que la guarnición española decidió hacer un ataque directo al cuartel general de Manco Inca en el poblado de Ollantaytambo, a unos 70 kilómetros al noroeste de la ciudad.[8]
Fuentes
Fuentes primarias sobre la batalla de Ollantaytambo fueron en su mayoría escritas por españoles. Pedro Pizarro, primo de Francisco Pizarro, fue parte de la expedición en contra del cuartel de Manco Inca. Años después el transcribió sus memorias sobre este y otros acontecimientos en una crónica llamada «Relación del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú» que data de 1571.[9] La anónima «Relación del sitio del Cuzco y principio de las guerras civiles del Perú hasta la muerte de Diego de Almagro» empieza con la llegada de Hernando Pizarro a Cusco en enero de 1536 y culmina con la ejecución de Diego de Almagro en julio de 1538. Esta crónica, que incluye una descripción de la rebelión de Manco Inca y el ataque de Ollantaytambo, fue escrita en 1539 probablemente por Diego de Silva, un soldado español que en realidad estuvo en Lima durante la insurrección.[10] Un relato de la batalla también fue incluido en la «Historia general de los hechos de los Castellanos en las islas y tierra firme del Mar Océano» escrita por Antonio de Herrera y Tordesillas entre 1610 y 1615.[11] Herrera fue el Cronista Mayor de las Indias de la corona española y aunque el escribió en Madrid, tuvo acceso a varios documentos y fuentes. Por parte de los incas, el único registro escrito de la batalla es parte de la «Relación de la conquista del Perú y hechos del Inca Manco II» escrita en 1570 por Titu Cusi Yupanqui, hijo de Manco Inca.[12]
Desarrollo
El ataque fue dirigido por Hernando Pizarro, el comandante español con más alto rango en el Cusco, con un ejército de 100 españoles (30 de infantería, 70 de caballería) y un inmenso contingente de aliados indígenas estimado en 30.000.[13] Su distintivo principal en contraste con el ejército inca era la caballería, pues los caballos otorgaban una considerable ventaja en poder de ataque, maniobrabilidad, velocidad y pervivencia superior al de los guerreros incas.[14] Todos los españoles usaban algún tipo de armadura, las más comúnmente usadas eran las cotas de malla de hierro y las telas protectoras que eran más ligeras y ordinarias que la indumentaria completa; estas eran complementadas por cascos de acero y pequeños escudos de hierro o madera.[15] La principal arma ofensiva española era la espada de acero, la cual los jinetes suplementaban con la lanza; ambas armas podían fácilmente introducirse en las vestimentas protectoras usadas por los soldados incas.[16] Armas de fuego, como el arcabuz, fueron raramente usadas durante la conquista española del Perú debido a que eran escasas, difíciles de usar y menospreciadas por los jinetes por considerarlas armas indecorosas.[17] Los aliados indígenas fueron de mucha importancia a los españoles pues suministraban miles de guerreros así como personal de apoyo y provisiones.[18]
Contra los españoles, Manco Inca tenía más de 30.000 soldados reunidos en Ollantaytambo, entre ellos había una gran cantidad de reclutas provenientes de tribus de la selva amazónica.[19] El ejército de Manco Inca era una milicia compuesta en su mayoría de agricultores conscriptos con sólo una rudimentaria capacitación militar.[20] Esta era la práctica habitual en el Imperio Inca, donde el servicio militar formaba parte del deber de todos los hombres casados entre la edad de 25 y 50 años.[21] En combate, estos soldados eran organizados por grupo étnico y conducidos a la batalla por sus propios líderes étnicos, llamados kurakas.[22]
Al llegar a la fortaleza, Hernando Pizarro decide mandar una expedición de flanqueo al mando de un capitán. Luego, momentos después, se dirige al pie de la misma, con intención de capturar al monarca inca topándose con una situación completamente inesperada
"...Llegado pues Hernando al amanecer sobre Tambo halló las cosas muy diferentes de lo que esperaba porque había puestas muchas centinelas en el campo y por los muros, y muchos cuerpos de guardia tocando al arma con gran gritería como los indios suelen... era cosa notable ver salir algunos ferozmente con espadas castellanas, rodelas y morriones, y tal indio hubo que armado de esta manera se atrevió a embestir con un caballo... aparecía el Inca a caballo entre su gente con su lanza en la mano, teniendo al ejercito recogido y arrimado al lugar que estaba muy bien fortificado de muralla y de un río, con buenas trincheras y fuertes terraplenes, a trechos y en buen orden."
crónicas de Antonio de Herrera. Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano . Madrid (1601 – 1615).Oportunamente informado Manco Inca descubrió el plan de Hernando y mandó que se sacara al río de su lecho, con fin de inundar la tierra de tal forma que los españoles no pudieran usar bien su caballería. Se desata el combate con una carga frontal hacia los andenes del lugar, siendo repelido por una enorme cantidad de cusqueños.
La batalla se tornaba más sangrienta y la lucha era heroica en ambos bandos. Si bien es cierto los españoles podían resistir mejor los ataques de los rivales, los aliados indígenas se hallaban en igualdad de armamento con los soldados cusqueños por lo que la cantidad de bajas entre ellos era enorme, además las armas y caballos capturados a los españoles muertos en los enfrentamientos anteriores eran ahora habilmente utilizados por los guerreros incas
Mientras más dura se tornaba la lucha, Hernando Pizarro recibió noticias de que la tropa que había enviado para flanqueo resultó vencida por los soldados incas. Para empeorar la situación, un grupo de soldados había pasado inadvertido y los atacó desde un flanco. Hernando había ido a atrapar al inca en su propia base, pero ahora los papeles habían cambiado. Era Manco el que quería capturar vivo al capitán español. La victoria cuzqueña empezaba a tomar forma y el comando español dispuso una retirada pronta antes del anochecer.
El plan de Hernando era sacar a su ejército en orden, pero las medidas tomadas por el comando cuzqueño hicieron que los españoles cayeran en la desesperación, por lo que la retirada se transformo en fuga, los españoles huyeron precipitadamente del campo de batalla, olvidando a sus aliados indígenas en el camino, quienes fueron siendo eliminados por los soldados cuzqueños que los perseguían.
La persecución fue feroz, otro pariente del conquistador Francisco Pizarro, su primo Pedro Pizarro al perder su montura estuvo a punto de ser victimado por los guerreros incas..
"...acudieron tantos indios sobre Pizarro y su caballo que se le soltó, y a él le cercaron defendiéndose valerosamente con su espada y su adarga, acudieron a socorrerle dos de a caballo, que tomandole en medio aunque trabajosamente le sacaron de la furia y porque para salir de entre ellos era necesario correr, hallandose Pedro Pizarro muy cansado se ahogaba y rogó a los compañeros que le aguardasen porque más quería morir peleando que huyendo ahogado ... ."
crónicas de Antonio de Herrera. Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano . Madrid (1601 – 1615).La victoria había sido tan contundente que, al día siguiente, un grupo de cuzqueños que había ido a perseguir a los rivales que huían, encontraron el campamento español completamente abandonado. Dice la crónica de Titu Cusi Yupanqui que los cuzqueños rieron ruidosamente porque pensaban que los españoles habían huido de miedo.
Ubicación
Hay cierto desacuerdo respecto a la verdadera ubicación de la batalla. Según el explorador canadiense John Hemming, las fuerzas españolas ocuparon una llanura entre Ollantaytambo y el río Urubamba mientras que el principal regimiento inca se ubicó en una ciudadela con vista sobre el pueblo, protegida por diecisiete andenes.[23] Sin embargo, el arquitecto suizo Jean-Pierre Protzen argumenta que la topografía del poblado y su área circundante no concuerda con las descripciones contemporáneas de la batalla. El registro de un testigo anónimo señala que el ejército inca ocupó una serie de once andenes, no diecisiete; mientras que una crónica de Pedro Pizarro describe una portada flanqueda por muros como el único camino hacia los andenes. Protzen cree que estas descripciones aluden a un conjunto de once andenes que encierran la llanura de Mascabamba, cercana a Ollantaytambo, la cual incluye a la fortificada portada de T'iyupunku. En ese lugar, los españoles hubiesen estado rodeados por los andenes al frente, el río Urubamba a la izquierda y el cerro Pinkulluna a la derecha, concordando con los tres lados por los que fueron atacados durante la batalla. Si la hipótesis de Protzen es correcta, el río cuyo curso fue desviado para inundar el campo de batalla fue el Urubamba, y no su afluente más pequeño, el Patakancha, que fluye a lo largo del poblado de Ollantaytambo.[24]
Notas
- ↑ D'Altroy, The Incas, pp. 311–319.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 164–167.
- ↑ Hemming, The conquest, p. 171.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 173–183.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 185–187.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 192–196.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 199–206.
- ↑ Hemming, The conquest, p. 206.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 511, 532.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 181, 505, 555.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 508, 559.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 513, 559.
- ↑ Hemming, The conquest, p. 207; Vega, Incas contra españoles, p. 78.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 109–111.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 112–113.
- ↑ Hemming, The conquest, p. 113.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 113–114.
- ↑ D'Altroy, The Incas, p. 319.
- ↑ Vega, Incas contra españoles, p. 79.
- ↑ Hemming, The conquest, p. 207.
- ↑ D'Altroy, The Incas, p. 217.
- ↑ D'Altroy, The Incas, p. 233.
- ↑ Hemming, The conquest, pp. 207–208.
- ↑ Protzen, Inca architecture, pp. 22–23.
Referencias
- D'Altroy, Terence (2002). The Incas. Malden: Blackwell. ISBN 0-631-17677-2.
- Hemming, John (1982). La Conquista de los Incas. México: FCE. ISBN 968-16-1110-1.
- Protzen, Jean-Pierre (1993). Inca architecture and construction at Ollantaytambo. Nueva York: Oxford University Press. ISBN 0-19-507069-0.
- Vega, Juan José (1980). Incas contra españoles: treinta batallas. Lima: Milla Batres.
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