- Simple vista
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En astronomía, se denomina observación a simple vista (u ojo desnudo) a aquella que se realiza sin instrumentos ópticos que ayuden a percibir con más detalles objetos del firmamento, utilizando para ello simplemente los ojos.
Este tipo de actividad es realizada por personas que se inician en la astronomía amateur, para aprender los cuerpos celestes y constelaciones principales, antes de adquirir unos prismáticos o telescopio.
Contenido
Capacidades básicas de los ojos humanos
- Autoenfoque rápido en una distancia que va desde 10 centímetros en personas jóvenes ó 50 centímetros en personas de 50 o más años hasta el infinito.
- Resolución angular de 1'–2′ (alrededor de 0.02°–0.03°), que corresponde a 30–60 cm a una distancia de 1 kilómetro, aunque otros estudios dan resoluciones menores, de hasta 0,39 minutos.
- Resolución equivalente en términos de fotografía digital a varios cientos de megapixeles.
- Campo de visión de alrededor de 130° × 160° con percepción simultánea.
- Capacidad de ver estrellas de magnitud +6,5 o incluso más
- Objeto más lejano visible a simple vista: Galaxia de Andrómeda, a alrededor de 2,5 millones de años luz, aunque M33, que está un poco más lejos puede también puede ser vista con cielos oscuros.
- Sensibilidad fotográfica equivalente: 800 ISO en condiciones de muy baja luz y 1 ISO en condiciones de mucha luz.
- Relación focal de aproximadamente hasta f/3,2.
- Capacidad de apreciar el cambio de brillo en objetos en escalas de hasta 1%-10%, de adaptarse a condiciones de luz 1:10,000,000 menores (la diferencia entre el día y la noche), y de ver objetos luminosos con una diferencia de brillo entre éstos de al menos 1,000,000.
- Estimar intervalos con una precisión de hasta un 3%-5%.
- Capacidad de reconocer movimientos de manera automática e instintiva.
El ojo desnudo en astronomía
Hasta la invención del telescopio, el ojo fue la única manera disponible de estudiar el cielo, lo que bastó para poder reconocer al Sol y a la Luna, así cómo a los planetas Mercurio, Venus, La Tierra (naturalmente), Marte, Júpiter, y Saturno, además de fenómenos cómo eclipses y conjunciones planetarias. Urano y el asteroide Vesta en teoría pueden ser vistos a simple vista, pero su debilidad hizo que no fueran identificados cómo tales al no poderse reconocer su movimiento en el cielo. También son visibles la luz zodiacal y el gegenschein en cielos claros, así cómo lluvias de meteoros cómo las Perseidas y las Gemínidas, cometas brillantes, desde hace unas décadas multitud de satélites artificales, y desde más recientemente aún la Estación Espacial Internacional.
Fuera del Sistema Solar, y excluyendo a aquellos imprevisibles cómo novas ó supernovas, otros objetos al alcance del ojo humano son además de las numerosas estrellas visibles (en teoría hasta 2500, pero en la práctica debido a la extinción atmosférica cómo mucho alrededor de 1500 a 2000, y muchas menos aún en lugares con abundante contaminación lumínica cómo las ciudades), la Vía Láctea y otros objetos de cielo profundo cómo las Pléyades y otros cúmulos abiertos brillantes cómo M7, M41, y el Cúmulo Doble de Perseo, los cúmulos globulares M13 y Omega Centauri (entre otros), nebulosas cómo la Nebulosa de la Laguna y la Gran Nebulosa de Orión, y otras galaxias cómo las Nubes de Magallanes.
Los límites superiores pueden ser superados por gente con vista más aguda que la mayoría de las personas. Así, hay testimonios que datan de antes de la invención del telescopio de gente que pudo ver las mayores lunas de Júpiter, y más recientemente hay observadores de vista muy aguda que dicen poder ver la galaxia M81, que está a 12 millones de años luz ya fuera del Grupo Local, bajo excelentes condiciones de observación.
En algunos casos pueden verse colores, pero debido a que el ojo usa bastones en vez de conos en condiciones de baja luz ésto tiene limitaciones.
Tycho Brahe, el cual construyó un observatorio dedicado en exclusiva a realizar mediciones precisas de los cielos, marca el culmen de la observación del cielo a simple vista.
El ojo humano también permite estimar separaciones angulares sin ninguna ayuda. Por ejemplo, con el brazo extendido, una mano ocupa un ángulo de entre 18 y 20°. Se pueden medir así separaciones de hasta 2°, y en el hemisferio norte la estrella Polar con ayuda de un transportador de ángulos permite calcular la latitud aproximada del lugar de observación-.
Civilizaciones antiguas cómo la Babilonia, la maya, y la egipcia pudieron determinar sus sistemas de tiempo y calendario a simple vista, siendo capaces de determinar la duración de un día (24 horas) y del mes y del año con una precisión de ±0.1 horas ó mejor que 1 minuto (0.001%) además de los equinoccios y los movimientos planetarios también con una precisión excelente en algunos casos -cómo por ejemplo los mayas-.
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