Composición étnica de Costa Rica

Composición étnica de Costa Rica

La composición étnica de Costa Rica ha recibido influencia migratoria de todas las razas y de todos los países, en primer lugar provenientes de España, en segundo lugar Italia y en tercer la de origen Judio Sefardí, que aconteció desde la llegada de Cristobal Colón a América con su auge entre siglo XVI y siglo XX. Su mestizaje se dio principalmente entre los escasos grupos indígenas en la región en los que destacan los Bribris, los Cabécares, los Térrabas, los Guaimíes, los Chorotegas, los Bruncas, los Talamancas, los Maleku y los Huetáres, africanos, mestizos y afro-mestizos. Según investigaciones realizadas un costarricense común puede poseer 65% de genes europeos, 30% indígenas y 5% africanos.

Niños costarricenses en escuela de Costa Rica.

Es importante destacar la población de origen Afroamericano cuya llegada se dio en épocas de la conquista y posteriormente entre las décadas de los 50s y 60s donde se trajeron como trabajadores para la construcción del Ferrorcarril del Atlántico desde Jamaica. Al igual que procedentes de Italia y China. Los costarricenses de origen asiático tienen relación también con las diversas construcciones que se hiciesen en el país.

Contenido

Llegada de los europeos

En el cuarto y último viaje realizado por Cristobal Colón, el 18 de septiembre de 1502 descubrió, la costa oriental de Costa Rica. Primeramente en la isla que los nativos llamaron Quiribrí y posteriormente bautizó como la Huerta (actual Isla Uvita). No será hasta 1561 en que los españoles ingresaran al interior. Juan de Cavallón y el Padre Juan de Estrada Rávago comenzaron otra vez la conquista. Juan de Cavallón inició su conquista mediante Guanacaste. Acompañado de numerosos soldados españoles y algunos esclavos africanos, entró al territorio con ganado y semillas dispuesto a la colonizar y pacificar la zona. Tiempo más tarde funda un asentamiento en el Valle Central al cual llamó la Ciudad de Garcimuñoz, en marzo de 1561.

Una tarde conquista y la colonización en el Valle Central permitió que durante la época de la colonia, prácticamente todo el territorio de la provincia de Costa Rica estuviera bajo la jurisdicción del Cabildo de Cartago, quien junto a la figura del gobernador, monopolizó el control político, económico, social y cultural de la región.

Cabe destacar que previo al año de 1542 la encomienda era sinónimo de esclavitud, pero que a partir de esa fecha con las Leyes Nuevas de Fray Bartolomé de las Casas el concepto de encomienda se asocia con servicio; el indio entonces, trabajaba para el español. Después de 1550, se establece la encomienda de tributo.

En 1821 Costa Rica había alcanzado su Independencia sin luchas. Presentaba un panorama de población escasa (65.000 habitantes en 1824), asentada en núcleos dispersos en el Valle Central y dedicada a una agricultura de subsistencia. Pero pronto, en la década de 1830 –con la expansión del cultivo cafetalero– el país se articuló tempranamente al mercado mundial y se abrieron nuevas perspectivas. Para la década de 1840 y comienzos de los 50, los viajeros extranjeros europeos (en especial italianos y españoles) que pasaban por Costa Rica se quedaban impresionados por la prosperidad general que veían y el desarrollo del mercado interno en relación con el resto de Centroamérica. Hacia 1850 se divisaba con claridad que se había iniciado un proceso de consolidación económica basado en la agricultura cafetalera. Los emigrantes europeos bien podían sentirse atraídos por las promesas de una pequeña y lejana nación en pleno proceso expansivo.

Análisis cultural general de Costa Rica

Hay evidencias arqueológicas que permiten ubicar la llegada de los primeros seres humanos a Costa Rica entre 10000 y 7000 A. C.. En sitios del valle de Turrialba se han hallado áreas de cantera y taller donde se fabricaban herramientas típicas de esa época --puntas de lanza--. Los pobladores de esta época eran bandas nómadas, de unos 20 a 30 miembros de cazadores-recolectores. Además de las especies que hoy siguen existiendo, entre sus presas habituales se hallaban animales de la llamada megafauna, tales como armadillos y perezosos gigantes, mastodontes, etc.

A partir del desarrollo de las culturas mesoamericanas, la parte noroeste del país cayó poco a poco bajo la influencia de aquellas, mientras que el resto pasó a formar parte, gradualmente, de lo que se llama Área Intermedia. Durante el Clásico mesoamericano, los pueblos nicoyanos dejaron de recibir influencia mesoamericana, pero a partir del siglo XIII la región nuevamente fue el destino de grupos nahuas y chorotegas que provenían del centro y norte de Mesoamérica. Bajo su influencia, Nicoya se constituyó nuevamente en parte de la región mesoamericana.

Los pueblos del Área Intermedia (que comprendía casi todo el territorio costarricense, la mitad oriental de Nicaragua, Panamá, Colombia y el Pacífico ecuatoriano, fungieron como un puente entre las culturas mesoamericanas y las del Área Andina. A través de ellos se hizo posible el intercambio tecnológico entre ambas zonas, que tuvo como consecuencia, entre otras cosas, el desarrollo de la metalurgia en México y América Central.douglas

El Mito

Etnográficamente la población de Costa Rica es un crisol de razas, ya que esta es el resultado de generaciones de inmigrantes provenientes de diferentes latitudes geográficas y su mezcla con los pueblos originarios, criollos, afro-costarricenses, mulatos y afro-mestizos que habitaban el país durante la Colonia.

Uno de los mitos más consolidados de la mentalidad popular costarricense durante los siglos pasados ha sido la españolidad o blancura de los ticos. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el origen primigenio de su pueblo se remonta a tres raíces básicas: la indígena, la africana y la española. La composición de estas tres raíces en las diferentes regiones del país fue variable durante la Colonia, pero su presencia, innegable. El resultado del fenotipo en Costa Rica se debe, precisamente, a que las poblaciones indígenas y negras no eran tan elevadas como en otras regiones de América; por eso hubo un proceso de "blanqueamiento" que homogeneizó el fenotipo costarricense.

Durante la Colonia misma llegaron al país centroamericano gran cantidad de inmigrantes, entre ellos: latinoamericanos (algunos de ellos también mestizos o mulatos), italianos, irlandeses, ingleses, franceses y hasta un sueco. Luego de la independencia en 1821, arribaron más latinoamericanos e italianos, franceses, estadounidenses y alemanes.

Con la construcción del ferrocarril al Caribe, en el último tercio del siglo XIX, llegaron los primeros chinos (muchos de ellos adoptaron apellidos españoles), más italianos y, por supuesto, los afrocaribeños (sobre todo de Jamaica, pero también llegaron del resto del Caribe), quienes lograron resistir las duras condiciones ambientales y humanas del levantamiento de la vía ferroviaria en la costa caribeña costarricense.

A fines de siglo pasado y principios del XX, llegaron más italianos, afrocaribeños, alemanes, españoles (muchos catalanes y gallegos entre ellos), irlandeses, ingleses, franceses, alemanes, libaneses (conocidos por los costarricenses como turcos), judíos (conocidos en primer momento como polacos), filipinos, hindúes, más chinos, daneses y, por supuesto, más latinoamericanos.

Para finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, Costa Rica ha recibido inmigración principalmente provenientes de: Nicaragua, Colombia, Estados Unidos, República Dominicana, Argentina, Chile, Venezuela, etc.

Período colonial

En 1502, en su cuarto viaje al Nuevo Mundo, el navegante genovés Cristóbal Colón hizo el primer contacto europeo en el área, específicamente en lo que hoy se conoce como Isla Uvita, Limón.

La corona española empieza a enviar expedicionarios en el 1509 cuando Diego de Nicuesa explora el caribe costarricense. Para el 1511, el territorio costarricense es incluido en el Reino de Tierra Firme, y posteriormente para el 1513 se crea la Gobernación del Castillo del Oro, siendo gobernador Vasco Núñez de Balboa.

Los inicios de asentamientos comenzaron en 1522, el primero fue Villa Bruselas, que se ubicaba cerca de la costa pacífica de Costa Rica, en los límites de Nicoya (hoy Guanacaste). Durante este período, en el Siglo XVI, los nativos del país fueron conquistados por los españoles. Así, Costa Rica se convirtió en la provincia o gobernación más meridional del territorio español, ahora llamado Nueva España. La capital de la provincia estaba ubicada en la recién fundada ciudad de Cartago. Eso sí, esta ciudad adquiere el título de tal hasta el 1574, estando ya en su ubicación actual.

Descubierto luego el litoral Pacífico por Vasco Núñez de Balboa (1513). Más tarde descubrió Gil González Dávila el lago de Nicaragua, y hacia los años 1560 siguió siendo explorado el territorio por Juan de Cavallón y Juan Vázquez de Coronado.

Durante cerca de trescientos años, España administró la región como parte de la Capitanía General de Guatemala, bajo un gobernador militar. Con optimismo, los españoles habían llamado a la zona "Costa Rica" ya que habían encontrado yacimientos de oro y otros minerales de valor en el territorio, sin embargo, viendo que los lugares no eran tan ricos como se pensaba, en comparación a las otras provincias, dicho territorio se dedicó exclusivamente a la agricultura.

Los pequeños terratenientes, en su mayoría españoles, judíos sefardí y mestizos, relativamente pobres, la falta de mano de obra indígena, la relativa homogeneidad étnica de la población, aunado al aislamiento que tenía con relación a las colonias españolas en Mexico y los Andes, contribuyeron en gran manera en el desarrollo de una sociedad igualitaria. A finales del Siglo XVIII, debido al desarrollo agrícola, las autoridades de la Capitanía pusieron atención a la zona, y comenzaron el cultivo del tabaco, el cual se convirtió en un importante producto de exportación. Las exportaciones de tabaco favorecieron la creación de una sociedad más próspera. Durante este tiempo también fue marcado el cultivo del café que se volvió entonces un importante producto de exportación.

Independencia

En 1821, Costa Rica se unió a las otras provincias centroamericanas en la declaración de independencia de España, el 15 de septiembre. Después de un breve período, durante el cual se unió al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide (ver: Historia de México) Costa Rica llegó a ser un estado de las Provincias Unidas de América Central (ver: Historia de América Central) entre 1823 y 1839. En 1824 la capital del país fue cambiada a San José, pero siguió un período de rivalidad con Cartago.

Aunque las provincias recientemente independientes formaron una Federación, desacuerdos de fronteras generaron disputas entre ellas, añadiendo a la región condiciones turbulentas. La región de Nicoya se anexó libremente al país el 25 de julio de 1824 y ahora forma parte de la actual provincia de Guanacaste .

Tiempo después de que la Federación Centroamericana cesó sus funciones en la práctica (1838), Costa Rica formalmente se autoproclamó, el 31 de agosto de 1848, como República Soberana e Independiente, bajo el mando de José María Castro Madriz.

En 1856, bajo el mando de Juan Rafael Mora Porras, el país fue amenazado por un aventurero estadounidense William Walker, quien quería hacer del país y del resto de Centroamérica una colonia estadounidense, además de una fuente de mano de obra esclava. Sin embargo, el país se rebeló y venció a los filibusteros en una serie de batallas, entre ellas la de Santa Rosa el 20 de marzo de 1856 y la de Rivas el 11 de abril de 1856, en la cual el soldado Juan Santamaría, hoy héroe nacional, logró incendiar el Mesón de Guerra (recibe este nombre porque era propiedad de una familia de apellido Guerra), donde el enemigo tenía ventaja militar. Sin embargo, el principal episodio de la guerra, que representó la victoria decisiva de Costa Rica, fue la campaña del río San Juan, dirigida por el heroico y experto militar Máximo Blanco.

Bajo el mandato de Tomás Guardia Gutiérrez (1870-1882), Costa Rica se benefició de grandes inversiones extranjeras en las vías férreas y otros equipamientos públicos. La implantación en el país de la United Fruit Company, permitió la explotación de las llanuras costeras en la zona sur del país, pero también el desarrollo de vías férreas, así como de otras infraestructuras. A la vez dicho desarrollo convirtió al país en un estado más dependiente de los mercados y los capitales extranjeros.

Años más tarde, el país vivió una era de democracia en paz, que comenzó en 1889, cuando las elecciones fueron consideradas las primeras en ser honestas y realmente libres en la historia.

Siglo XX

Costa Rica ha evitado en lo posible, mucha de la violencia que ha plagado a América Central. Desde los últimos años del Siglo XIX, sólo dos periodos de relativa violencia han marcado su desarrollo democrático. En 1917, Federico Tinoco Granados gobernó como dictador dos años, después de un golpe de estado. En 1948 José Figueres Ferrer lideró un levantamiento armado Guerra Civil de Costa Rica, a raíz de una elección presidencial viciada de nulidad y fraude. A raíz de esto, se creó la Junta Fundadora de la Segunda República. El año siguiente, el mismo Figueres abolió el ejército, y desde entonces, Costa Rica ha sido uno de los pocos países en operar bajo el sistema democrático sin la ayuda de un ejército armado.

Una baja de aproximadamente 2000 personas en los 44 días que duró la guerra civil resultaron de este levantamiento, el hecho más sangriento en la historia del país en el Siglo XX, pero la Junta creó una constitución (ver: Constitución Política de Costa Rica (1949)), garantizando las libres elecciones con sufragio universal y el fin del ejército armado. Figueres llegó a ser un héroe nacional, ganando la primera elección bajo la nueva constitución en 1953. Desde entonces, el país ha llevado a cabo doce elecciones, la última de ellas en el 2006.

Jóvenes ticos en el monte más alto de Costa Rica.

Costa Rica ha alcanzado un relativo alto estándar de vida. Se sitúa en el cuarto lugar en el Índice de Desarrollo Humano de entre las naciones latinoamericanas.

Actualmente, los servicios, componentes electrónicos y el turismo superan a la agricultura como las industrias de más rápida expansión, y las principales fuentes de divisas.

Inmigración Española a Costa Rica

"Partiendo de la frialdad de los datos estadísticos, es difícil realizar un análisis de los antecedentes de la emigración desde España a Costa Rica por dos razones: en primer lugar, porque en el pasado lejano hay una ausencia de datos fiables sobre los flujos migratorios (hasta 1882 no se inicia en España la recopilación de datos) y, en segundo lugar, en el pasado reciente, por la fácil y rápida integración de los españoles en la sociedad Costa Rica que les acoge, lo que ha motivado en numerosas ocasiones su falta de inscripción en los registros consulares.

No obstante, existe constancia de la llegada al país a finales del siglo XIX de algunos profesores españoles que contribuyeron al desarrollo de la educación privada y que tuvieron una gran influencia en su sistema educativo. En esa misma época, y en los primeros años del siglo XX, la emigración española estuvo condicionada, en cierta medida, por la necesidad de mano de obra de la multinacional estadounidense “United Fruit Company” que para sus plantaciones de café y banano utilizó como mano de obra a cientos de trabajadores, entre los que se encontraban algunos españoles que, por tanto, conocieron la dureza de este tipo de emigración. También en los primeros años del siglo XX muchos españoles utilizaron Costa Rica como puente para trasladarse a Panamá atraídos por la construcción del Canal. Los acontecimientos acaecidos en Cataluña por estas mismas fechas impulsaron a numerosos catalanes a emigrar a Costa Rica, constituyéndose en pocos años una colonia catalana floreciente e influyente que persiste hasta la actualidad.

Después de la primera Guerra Mundial, al aparecer graves dificultades para emigrar a América y al adquirir una singular relevancia las migraciones interiores, la emigración española alcanza modestas cifras lo que no impide la constitución, en el primer tercio del siglo XX, de una colonia española relativamente importante dada la escasa población del país. Así, según el censo de 1927, la población española ascendía a 2.534 personas (el 5,7% del total de extranjeros). Esta colonia, ubicada casi en un 80% en la capital San José, estaba compuesta en su mayoría por catalanes dedicados a las artes gráficas, fabricación de muebles y el comercio de telas y comestibles, seguidos de gallegos, asturianos y castellanos también ocupados, en gran medida, en pequeñas actividades comerciales.

Después de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, se inicia una pequeña emigración, mayoritariamente gallega, por motivaciones económicas y también otra, de tipo político, que produce el exilio forzado de algunas familias.

Es a partir de 1960 cuando se produce un gran vuelco en la emigración española, que abandona la ultramarina por la europea, razón por la que la entidad de aquella a Costa Rica alcanza cotas mínimas (471 personas entre 1960 y 1980), no significando en el conjunto de estos años más que el 0,12% de la emigración asistida a Ultramar.

Desde 1980, la emigración española a Costa Rica no es ajena a lo que se ha dado en denominar nuevas formas de migración y se ha nutrido con los desplazamientos de profesionales relacionados con empresas españolas, inversiones hoteleras, comercio exterior, cooperación internacional, amén de otros emigrantes con voluntad de asentamiento permanente en el país, atraídos por la imagen que proyecta en el exterior, sobre todo en temas como la conservación de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente.

Por último, señalar el papel de religiosos y religiosas que han realizado una labor encomiable en los campos de la enseñanza, salud, atención a niños y ancianos, etc. Varias generaciones de costarricenses han pasado por Colegios de honda influencia española como Los Ángeles, Don Bosco, Lasalle y Calasanz, entre otros.

Actualmente, según datos oficiales del CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes), el número de españoles residentes asciende a 3.488.

Respecto al asociacionismo de los españoles residentes en Costa Rica, conviene destacar que en 1856 se fundó la Sociedad Española de Beneficencia, una de las primeras en el continente americano. Nació ante la necesidad de ayudar a los españoles que llegaban a probar fortuna al país y que, una vez instalados, se convirtieron en focos de nuevas llegadas. En 1914 se fundó el primer centro regional, catalán, que cuatro años más tarde se fundió con la Sociedad Española, institución que perdura y que terminó aglutinando a todos los españoles y que, por imperativos legales, cambió su nombre por el actual de Asociación Española de Beneficencia adoptando el de Casa de España para su sede.

En la década de 1960 un grupo de emigrantes, todos ellos miembros de la citada Asociación, decide crear un complemento a los servicios benéficos y asistenciales que prestaba la misma y entonces, como una alternativa social y lúdica, crean el Club Campestre Español situado en San Antonio de Belén a pocos kilómetros de la capital.

Finalmente, en 1982 surge una nueva entidad creada por personas de origen catalán: el Casal Catalá y, en los últimos tiempos, un Centro Asturiano y un Centro Gallego que están dando sus primeros pasos."[1]

Inmigración Judío-Sefardí a Costa Rica

Los registros indican que 12 de las primeras 50 familias europeas traídas para colonizar Costa Rica eran judias sefardis. Estos eran conversos, que vinieron en el siglo XVI o XVII escapando de las persecuciones en España. En el siglo XIX comerciantes sefarditas llegaron de Curazao, Jamaica, Panamá y el Caribe. Vivían principalmente en el Valle Central de Costa Rica y pronto se asimilaron a la sociedad y abandonaron el judaísmo por completo. Un tercer grupo de inmigrantes judíos llegaron antes de la Segunda Guerra Mundial y especialmente en los años ’30. La mayoría de estos inmigrantes venían del pueblo polaco de Żelechów. El término “polaco” se ha convertido en una palabra coloquial costarricense para “comerciante”. La primera sinagoga del país, la “ortodoxa Shaarei Zion”, fue construida en 1933 en la capital San José. La mayoría de los miembros de la comunidad judía se instalaron primeramente en el Paseo Colón y La Sabana. Durante los años 40 hubo un movimiento nacionalista costarricense, cuya presencia motivó hechos de antisemitismo, pero en general la convivencia entre los judíos y los católicos existe sin grandes problemas. Recientemente ha comenzado una cuarta etapa de inmigración judía, principalmente de judíos americanos o israelíes que se jubilan o que están para hacer negocios en el país.

Actualmente, la comunidad judía costarricense consiste en 2.500 o 3.000 individuos (sin contar descendientes de pasadas olas migratorias de origen judío), la mayoría de los cuales viven en la capital. Actualmente el Centro Israelita de Costa Rica se encuentra en Pavas, junto al edificio del AyA.[2]

Aparte de esta información, se comenta también que cripto-judíos se asentaron en Escazù, pueblo cercano a San José, donde debieron ocultar sus ritos, dado que el Acta de la Independencia Centroamericana (aceptada en Costa Rica el 29 de octubre de 1821) estipulò que en la autonomía se deben de dar una serie de condiciones, entre ellas, tener como única aceptada en el país la religión cristiana católica. Los judíos escazuceños, entonces, empezaron a reunirse a escondidas en el subsuelo de Escazú, así como en sinagogas ocultas en el interior de edificios. Ya que en esos ritos la mayoría de las invocaciones a Dios y ruegos se hacen en hebreo, y como los rabinos vestían de negro, la gente comenzó a creer que eran brujas realizando hechizos o aquelarres.

Actualmente el II Vicepresidente de la República es Luis Liberman Ginsburg, cuyo período vence el 8 de mayo de 2014, demostrando así la gran injerencia y acoplación de los judíos en Costa Rica. Hay algunos políticos y empresarios de origen judío, que forman parte activamente de la sociedad costarricense.

Inmigración Italiana a Costa Rica

La población de origen italiano es la segunda más importante en Costa Rica (luego de la española), la misma tuvo su clímax finales del siglo XIX y se extendió durante casi todo el siglo XX.

[3] En 1815 el Congreso de Viena había desmembrado el Reino Itálico Napoleónico. De ese fraccionamiento salió fortalecido el pequeño Reino de Piamonte-Cerdeña, el cual encabezó la difícil unificación italiana durante el período del glorioso RISORGIMENTO. Fue una época de conflictos y de mártires, inmersa en un clima de entusiasmo romántico y patriótico, donde destacaban tres grandes figuras: Mazzini (el alma), Garibaldi (la espada) y Cavour (el cerebro). En las calles se vociferaba ¡VIVA VERDI!, condensación en siglas de Viva Vittorio Emanuele Re d’Italia!.

Al fin, el 17 de marzo de 1861, fue proclamado el Reino de Italia, bajo la soberanía de VITTORIO EMANUELE II. Pero tan sólo hasta 1871, con la incorporación de las regiones del sur, se pudo hablar de una Italia “unida”. En junio de ese año Roma fue proclamada capital de Italia.

En el momento de su unificación, el Reino de Italia se encontraba con graves problemas de carácter social, político y administrativo. Entre otros, faltaba infraestructura, el analfabetismo promedio nacional era especialmente elevado (un 75%), no existía prácticamente un idioma nacional (por la proliferación de los dialectos), la mortalidad era alta (particularmente la infantil) y el déficit público era enorme. En la década de 1860 se escribía:

“Ninguna publicación oficial nos ilumina acerca del curso medio del salario del bracero en Italia, pero por medio de un criterio que nos hemos formado leyendo monografías y periódicos, creemos poder afirmar... que el obrero en general y el agricultor en particular, son retribuidos tan miserablemente que no sólo no pueden mejorar su condición económica, sino que no están tampoco en capacidad de abastecerse de una sana y suficiente nutrición.”

Procedentes de tan difíciles condiciones, entre 1821 y 1886, emigraron en forma esporádica a Costa Rica algo menos de cien italianos. No será sino hasta la década de 1870, ya consolidada políticamente la unificación italiana, que se comenzará a considerar en Italia la eventualidad de emigraciones en grupo (masivas) a Costa Rica. En 1872 ya se pedían informes para establecer una colonia agrícola italiana y se preguntaba si existían posibilidades para obtener concesiones de terrenos. Al año siguiente se solicitaban, por medios diplomáticos, las disposiciones en vigor en la República de Costa Rica respecto a la inmigración. En 1877 una empresa italiana de Génova pedía información relacionada con una posible emigración de colonos italianos a Costa Rica.

En la década de 1880 la emigración comenzaba a ser una realidad en Italia y las autoridades planteaban la necesidad de proteger al emigrante. Así lo demuestra una Circular del 6 de enero de 1883 del Departamento Real del Interior, en la cual se señalaba que era deber del gobierno velar por los intereses de los emigrantes sometidos a promesas falaces y abandonados en condiciones miserables en regiones lejanas y que, por lo tanto, quien quisiera enrolar emigrantes para países no europeos necesitaba obtener el consentimiento del Ministerio del Interior.

Los gobiernos de la Costa Rica del siglo XIX eran claramente favorables respecto a la inmigración europea para colonizar el país; en 1850 el gobierno de Juan Rafael Mora había creado la Junta Protectora de las Colonias. Desde 1821 hasta la década de 1860 fracasaron, por mala planificación, cuatro importantes proyectos de colonización privada de ingleses, franceses y alemanes. A esos inmigrantes no se les había dicho lo principal: que la ubicación de las colonias se encontraba en lugares lejanos y sin caminos de acceso.

Pero no todos los inmigrantes europeos aspiraban a la colonización. En un estudio del contexto costarricense, entre 1800 y 1850, se ha señalado que el aporte del inmigrante europeo fue significativo para la transformación socio económica del país y que la importancia de ese inmigrante, generalmente mercader individual, fue esencialmente cualitativa.

Luego, el comienzo de la construcción del ferrocarril al Atlántico conllevó el empleo de un sinnúmero de brazos, que la siempre reducida población costarricense no podía proporcionar. En 1873 se trajeron al país 653 chinos y el maltrato que recibieron provocó una rebelión en 1874. ( Para ese año también trabajaban en la línea férrea unos mil negros procedentes de Jamaica.

Pero lo que más se aspiraba traer era el inmigrante europeo, casi se le veía como un taumaturgo socioeconómico. Así se escribía en 1886:

“Inmigración... una de las más positivas esperanzas de regeneración y mejora de las condiciones sociales y económicas en que vivimos... ¿De qué manera se puede implantar agricultura, industria y nuevos ramos de comercio? Haciendo que vengan inmigrantes.”

1887-1888

La falta de mano de obra llevó a Keith a contratar cerca de 1427 hombres italianos, estos eran considerados una fuerza laboral más atractiva de acuerdo a factores económicos y cánones etnocéntricos de la época.

En el contexto general de la inmigración italiana en Costa Rica, destaca especialmente la corriente migratoria masiva de los años 1887 y 1888, por varias razones de índole cuantitativa y cualitativa. Primeramente, sobresale lo cuantioso de esa inmigración, al llegar a casi millar y medio de individuos. Luego resaltan otros aspectos: que los inmigrantes eran oriundos de una misma provincia del norte de Italia (o bien de lugares muy aledaños a ella), que habían firmado un contrato para trabajar en la construcción del ferrocarril al Atlántico, que protagonizaron la famosa "huelga de los italianos" y que, en fin, sentaron las bases para que se constituyera en el país una comunidad italiana consistente.

El movimiento campesino llamado LA BOJE, que sacudió a la provincia de Mantua (región de Lombardía) en 1885. Y es exactamente desde esa provincia que se contrató la mayoría de los emigrantes italianos que vinieron a Costa Rica, entre 1887 y 1888, para trabajar en la finalización del ferrocarril al Atlántico. Fueron dos grandes expediciones de trabajadores. Primero, en noviembre de 1887 salió desde Génova el vapor Australia con 756 trabajadores a bordo. Luego, el 23 de marzo de 1888, se firmó en Ostiglia (pequeña ciudad de la provincia de Mantua) un contrato entre un representante del empresario ferrocarrilero Minor C. Keith y un representante de un numeroso grupo de trabajadores; a mediados de abril salía el vapor Elisa Anna con "cerca de 700 u 800 emigrantes".[4] La población italiana se disperso por todo el Valle Central y creó una considerable comunidad de origen italiano fundamentada en la zona de San Vito de Coto Brus.

Inmigración China a Costa Rica

A partir de 1855 se reportan las primeras inmigraciones de trabajadores chinos al país, traídos por los finqueros procedentes de Panamá.

En 1872 llegan en barco 200 chinos procedentes de Belice y Honduras. Un año más tarde en el mes de febrero llegan a Puntarenas 653 trabajadores chinos procedentes de Macao para ser remitidos a los campamentos en Cartago, estas personas se desempeñarán en funciones como peones en el movimiento de tierras y manejo de explosivos y otros como cocineros, sirvientes, carpinteros y mecánicos.

Inmigración Jamaiquina a Costa Rica

La actual provincia de Limón, en el Caribe costarricense tuvo una considerable afluencia de Inmigrantes provenientes de Jamaica. La necesidad de mano de obra en Costa Rica siempre fue un problema a la hora de enfrentar retos de desarrollo para el país, por lo cual se requería contratar un gran número de trabajadores lo que lleva a considerar a las personas jamaiquinas como personas con capacidad para tolerar el clima caribeño y estos eran hombres de paz y progreso, los cuales inicialmente venían no con un mentalidad de establecerse en la comarca limonense, sino a trabajar temporalmente en la construcción del ferrocarril y otras actividades más especificas, inmigrantes que regresarían a sus tierras una vez concluido los contratos.

El 20 setiembre de 1872, ingresó el primer grupo de 123 hombres y tres mujeres procedentes de Jamaica.

Esto motivó que Minor Keith, enviara la siguiente petitoria al gobierno nacional: los trabajadores de la nueva línea del ferrocarril no podrán llevarse adelante en Reventazón, si no es mediante el elemento africano o asiático y en el caso de no ser posible el primero, tendré necesidad de acudir al segundo, para lo cual respetuosamente solicito al supremo Gobierno la correspondiente autorización, siendo entendido que los hombres de esa raza que por mi medio lleguen al país, su número no excederá de 1500 a 2000, volverán a reembarcarse justo cuando la línea de ferrocarril llegue a Santiago, y han de permanecer todo ese tiempo, aislados en sus campamentos en la línea, sin ningún mayor interacción con los locales.

El primer intento fue cuando se intentó traer 300 a 500 hombres africanos, lo cual no se pudo realizar por considerar su provincia natal (Cabo Verde) como ilícito y esclavista.

Posteriormente se cuenta a partir de 1872 con trabajadores de la cuenca del Caribe (Belice y Cartagena), y más tarde se desplazan desde Nueva Orleáns, Livingston, Cieneguita, Curazao, Araba, entre otros. 1872 será el inicio del éxodo de jamaiquinos hacia tierras costarricenses.

Estos hombres fueron considerados por su gran rendimiento especialmente los de las Antillas Holandesas y Jamaica, fueron estas manos las que construyeron las primeras millas de la línea del ferrocarril en las tierras bajas del Caribe según lo expresa un documento de 1873 en el que expone que casi todos los 520 peones de esta división son jamaiquinos. A los trabajadores de origen jamaiquino se les prohíbe por ley entrar al Valle Central de Costa Rica hasta 1949.

Actualmente, los afro costarricenses constituyen el 3% de la población nacional y su significativo impacto en la cultura puede ser percibido en diversos campos desde la música, la cocina hasta las tradiciones y diversos estilos de vida del país.

Inmigración Nicaragüense y resto de América a Costa Rica

Luego del impacto producido por los flujos de trabajadores italianos, chinos y jamaiquinos en la segunda mitad del siglo XIX, la migración de origen nicaragüense ha marcado una constante a lo largo del siglo XX. Ha sido, en toda la historia, el grupo que más ha crecido y, debido a la cercanía geográfica y a una herencia de relaciones complejas con Nicaragua, su presencia ha tenido implicanciones diferentes de las que ha supuesto la migración de otros orígenes. No obstante, si bien en los últimos dos decenios este flujo ha marcado los procesos migratorios en Costa Rica, se ha producido también un crecimiento significativo de la migración de origen estadounidense, colombiano y panameño. Según el censo del año 2000, la población extranjera en Costa Rica alcanzaba a 296.461 personas, casi un 10% del conjunto de la población. Del total de inmigrantes, el 76,4% era de origen nicaragüense, seguido por los de origen:

  1. panameño (3,5%)
  2. estadounidense (3,2%)
  3. salvadoreño(2,9%)
  4. colombiano (2%)


Referencias

  1. http://www.mtin.es/es/mundo/consejerias/costarica/emigracion/datosSocio.htm
  2. Perman, Stacy: The Jewish Traveler: Costa Rica in Hadassah Magazine December 2006. Accessed December 29, 2006.
  3. La inmigración italiana en Costa Rica(http://www.nicaraguahoy.info/dir_cgi/topics.cgi?op=print_topic;cat=Documentos;id=4820)
  4. Texto de vínculo, Inmigracion en Costa Rica.

Enlaces externos

Texto de página.[1]

La inmigración italiana en Costa Rica.[1]

Don Pepe Figueres.[1]


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