- Eduardo el Confesor
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Eduardo el Confesor
Eduardo el Confesor fue el rey de Inglaterra entre 1045 y 1066. Fue el primero de los reyes en protagonizar la efímera restauración de la dinastía sajona en Inglaterra, comprendida entre el dominio danés de 1016-1045 y la conquista de Inglaterra por Guillermo de Normandía. A pesar de ser el tercer rey sajón con el nombre de Eduardo, este monarca no posee la tradicional numeración latina, usada en Inglaterra para los reyes posteriores a la conquista normanda de 1066. Se le conoce como Eduardo el Confesor o San Eduardo el Confesor porque fue canonizado como recompensa a su apoyo a la Iglesia Católica durante su reinado.
Contenido
Primeros años
Eduardo nació en Islip, Oxfordshire, en el mes de marzo de 1005, siendo el primogénito varón de los tres hijos nacidos del segundo matrimonio del rey Etelredo II el Indeciso con Emma de Normandía, hermana del duque Ricardo II. Este parentesco con la casa de Normandía sería el principal impulsor de la futura invasión de Guillermo.
En la época de su nacimiento, Inglaterra era un estado parcialmente subordinado a los reyes de Dinamarca y solía ser saqueada con regularidad por los vikingos. Etelredo trató de disminuir éstos acordando tributos con los monarcas escandinavos, pero le sirvió de poco. Cuando Sven I se hartó del dinero, comenzó a ambicionar las tierras de Inglaterra y decidió anexionarlas a sus dominios invadiendo el reino y tomando la capital, Londres, a finales de 1013; pero Etelredo, su mujer y sus tres hijos, Godgifa, Eduardo y Alfredo, consiguieron escapar y partieron al exilio en Normandía. La muerte de Sven cinco semanas después (5 de febrero de 1014) hizo que Etelredo lograra recuperar el trono hasta su muerte (23 de abril de 1016). Eduardo pasaría los siguientes 27 años de su vida en su exilio de Normandía, donde se educaría ajeno prácticamente a cualquier influencia anglosajona. Esta fuerte influencia normanda (y cristiana) se manifestaría fuertemente durante su reinado posterior.
A la muerte de Etelredo II, el 23 de abril de 1016, Emma volvió a Inglaterra y se casó con el invasor Canuto II de Dinamarca (2 de julio de 1017), con el que tuvo 2 hijos. Alfredo y Eduardo seguían en el exilio, pero el hecho de que su madre volviese a ser reina de Inglaterra ya les daba cierta posibilidad de heredar el gobierno del país. A la muerte de Canuto en 1035, los dos hermanos partieron a Inglaterra para luchar por el trono contra Haroldo Harefoot -hijo bastardo de Canuto-, que además había usurpado el trono de Inglaterra dado por el difunto rey a otro hijo suyo, Canuto Hardeknut -fruto de su matrimonio con Emma, y por tanto, medio hermano de Eduardo-. La guerra duró unos meses, durante los cuales Alfredo fue capturado y ejecutado por Haroldo (5 de febrero de 1037) y Eduardo tuvo que huir de nuevo a Normandía. Harold murió en 1040 y Hardeknut, que ya gobernaba en Dinamarca desde hacía 5 años, pudo recuperar el control de Inglaterra. Sin embargo, se mostró poco interesado por éste y llevó a cabo una política impopular, dejando la regencia del país en manos de su madre y el influyente conde sajón de Wessex, Godwin. Las influencias de éste y la reina madre -en contra de sus propios sentimientos, pues Emma nunca tuvo afecto maternal hacia los hijos que tuvo con Etelredo II- fueron las principales causas de que en 1041, el propio Canuto Hardeknut invitase a Eduardo a instalarse en Inglaterra, al que nombró su corregente en este reino.
Rey de Inglaterra
El gobierno de Eduardo fue considerablemente popular. De acuerdo con la Crónica Anglosajona, cuando Hardeknut murió el 8 de junio de 1042, "después de que fuese enterrado, todo el pueblo eligió a Eduardo como rey en Londres". La elección popular fue ratificada por el Witenagemot, la asamblea de nobles sajones, y la coronación definitiva de Eduardo se produjo el 3 de abril de 1043 en la Catedral de Winchester.
En todo momento, Eduardo trató de mantener la paz sobre un reino maltrecho por las constantes invasiones y guerras internas. Para ello recurrió nuevamente a Godwin, el cual para poder mantenerlo bajo control concierta el casamiento entre Eduardo y su hija mayor, Edith, efectuado el 23 de enero de 1045. Además del conde de Wessex, Eduardo trató de granjearse el apoyo de Leofric, conde de Mercia, y Siward, conde de Northumbria. Sin embargo, cometió la torpeza de favorecer cada vez más a los nobles que había traído de Normandía, lo que levantó suspicacias entre los de origen sajón y danés. La gota que colmó el vaso fue la elección del normando Roberto de Jumieges, obispo de Londres, como nuevo arzobispo de Cantherbury en lugar del hombre sugerido por Godwin. Esto llevó a un duro enfrentamiento entre yerno y suegro que se agravó en 1051 cuando el conde Eustaquio II de Boulogne, de visita en Inglaterra, se involucró en una pelea en la ciudad de Dover. Godwin, que ejercía la autoridad sobre la zona, se negó a castigar a los atacantes de Eustaquio y fue obligado a exiliarse en septiembre de ese mismo año. Su popularidad y diversas presiones desde todos los ámbitos forzaron finalmente a que Eduardo diera su brazo a torcer y le restituyera sus tierras y títulos al año siguiente, además de retirar a algunos de sus consejeros normandos. Godwin murió en 1053 y dejó sus posesiones a su hijo Harold, que uniéndolas a las suyas se convirtió en un noble aún más poderoso que su padre, y prácticamente en el segundo hombre del reino por detrás del propio rey. El otro hijo de Godwin, Tostig, consiguió el gobierno de Northumbria en 1055 y se convirtió rápidamente en uno de los favoritos del rey, pero su tiránico gobierno sobre sus siervos condujo a que Eduardo lo desposeyera de sus tierras y le obligara a exiliarse en 1065.
Harold, en cambio, mantuvo siempre buenas relaciones con Eduardo. En 1063 Eduardo le encomendó el mando del ejército y llevó a cabo la única acción militar de su reinado, la guerra contra los últimos reinos galeses independientes, que fueron incorporados a Inglaterra al final de la campaña. El poder de Harold aumentó hasta convertirle prácticamente en el sucesor de facto del reino, y el propio Eduardo lo recomendó activamente ante el Witenagemot. Dado que el rey no tenía hijos (nunca consumó su matrimonio, al parecer debido a un antiguo voto de castidad), y su único sobrino, Eduardo el Exiliado, había muerto en 1057, su cuñado Harold era el heredero con más posibilidades. Eduardo murió en el palacio de Westminster, el 5 de enero de 1066, antes de poder consagrar la Abadía de Westminster que él mismo había mandado construir. Harold fue elegido inmediatamente como nuevo rey de Inglaterra.
Sin embargo, hubo varios aspirantes más al trono que decidieron reclamarlo a la muerte de Eduardo. El recién coronado Harold tuvo que hacer frente a dos invasiones, la de Harald III de Dinamarca y Noruega por el norte, al que derrotó y mató cerca de York, y la de Guillermo de Normandía desde el sur, a quien su primo Eduardo le había prometido el trono en una ocasión, durante su exilio juvenil. Guillermo derrotó a las fuerzas sajonas en la Batalla de Hastings, en la que murió el propio Harold, y consiguió la corona sin mayores problemas, poniendo fin a la dinastía sajona en Inglaterra e iniciando la normanda.
Desde el punto de vista histórico, el reinado de Eduardo supone una transición entre la Alta Edad Media inglesa y el gobierno de los normandos posterior a 1066. Durante su mandato, los grandes condados creados por los invasores daneses (Northumbria, Mercia, Wessex y Danelaw) ganaron en poder y autonomía, sirviendo de preludio al posterior sistema feudal y la Iglesia de Roma aumentó considerablemente su influencia en Gran Bretaña, si bien Eduardo no llegó a instaurar el Cristianismo como religión única y oficial en su reino.
Canonización
Los primeros impulsos en pro de la canonización de Eduardo el Confesor se tomaron bajo el reinado de Enrique II de Inglaterra, que unía en su persona las casas reales sajona y normanda. Bajo el amparo de Enrique, el Prior Osberto de Clare inició una campaña de difusión de la imagen de Eduardo como un hombre santo, adjudicándole todo tipo de supuestos milagros, entre los que destacaban las sanaciones de enfermos mediante la imposición de manos. El Papa Alejandro III ofició la canonización del antiguo rey en 1161, ceremonia en Roma a la que asistió el propio Osberto. En 1163 se trasladaron los restos del rey santo a la Abadía de Westminster en medio de una solemne ceremonia oficiada por el arzobispo Thomas Becket.
En aquella época, los santos se dividían en dos clases: "mártires", si morían de muerte violenta, y "confesores" si lo hacían de muerte natural. Por esta razón, el rey Eduardo es conocido desde entonces bajo el nombre de Eduardo el Confesor. Posteriormente, la Iglesia Católica lo nombró Santo Patrón de los reyes, matrimonios problemáticos y mujeres separadas. Hasta 1348 fue también el Patrón de Inglaterra, fecha en que fue sustituido por San Jorge.
Onomástica
Su onomástica se celebra el 13 de octubre.
Predecesor:
Canuto HardeknutRey de Inglaterra
1045- 1066Sucesor:
Harold el SajónEnlaces externos
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