- Simbolismo cristiano
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La definición y preservación de los dogmas de la fe exigía mucha cautela en un ambiente tan diverso y tan presto al sincretismo como el del Imperio romano en aquellos siglos. Los catecúmenos se habían dividido en dos grupos: oyentes (audientes), que deseaban iniciarse en la fe, entre los cuales no faltaban a veces espías a sueldo, pero que demoraban el bautismo, y elegidos (electi), que se preparaban ya para su ingreso en la comunidad cristiana. Unos y otros, aunque más formados estos últimos, debían mantenerse al margen de los ritos reservados para los iniciados y en especial del "misterio" de la carne y la sangre del Verbo de Dios. De aquí que, para reconocerse, los fieles "iniciados" utilizaran símbolos. El simbolismo cristiano es un complemento del arcano que protege la pureza de la fe de los enemigos externos.
Contenido
Origen
Algunos símbolos aparecen derivados de la mitología antigua. El pavo y el ave Fénix simbolizan la resurrección. La palma la victoria. La paloma la sencillez cristiana, el pudor y la paz concedida al alma fiel. El ciervo, el servidor diligente de Cristo. El áncora, la esperanza en la salvación. La nave, la Iglesia. Orfeo, simbolizaba a Jesucristo.
Símbolos cristianos eran: el pez, símbolo de "Jesucristo Hijo de Dios, Salvador". En griego pez se decía "ichthys" (ICTUS) I = Iesous (Jesús); Ch = Christos (Cristo); Th = Theou (Dios); U=Uios (Hijo); S=Soter (Salvador). Sin embargo, el pez es un símbolo de resurrección tanto entre los paganos como entre los judíos. El cristianismo está lleno de símbolos; la cruz recuerda a la crucifixión (en tiempos post constantinianos), la virgen María personifica la forma de maternidad más pura reforzada por la asociación al color azul, como en Isis. La figura con cuernos y cola es la representación simbólica más común del diablo, intensificada por el color rojo (como Set rojo). La creación de iconos era considerada una parte muy importante del culto. El cordero, símbolo del sacrificio de Cristo y su victoria, y el Buen Pastor, símbolo de Jesucristo y de Orfeo. Algunos símbolos eran de tema histórico - bíblico, como el sacrificio de Isaac, que se utilizaba para representar el sacrificio de la cruz; Adán y Eva, imagen de Jesucristo, nuevo Adán que reparó el pecado; el Arca de Noé, imagen de la Iglesia, etc. A veces se utilizaban también escenas alegóricas, como las de la viña, el convivió o cena, las vírgenes prudentes y las imprudentes de la parábola, etc.
Las catacumbas, cementerios de las primeras comunidades cristianas, excavados en las afueras de la urbe y en fincas particulares (de cristianos acomodados), que luego pasarían a la Iglesia, fueron a veces seguro refugio para los cristianos. En ellas, hallaban sepultura también los cuerpos de los mártires, muertos en las persecuciones. La veneración que empezó a tributárseles originó la construcción de capillas más amplias entre los estrechos pasillos subterráneos, a menudo superpuestos en varios pisos, e hizo que los cristianos se reunieran en ellas para celebrar los misterios de la fe. El arte cristiano primitivo halló ocasión de plasmar en las paredes de estos recintos y capillas sus admirables realizaciones.
Junto a la Via Appia antigua se hallan las catacumbas de San Calixto, las de San Sebastián y las de Pretextato; en la Via Ardeatina, las de Domitila, las de Priscila en la Via Salaria y las de Sta Inés en la Nomentana. Todas ellas, muy visitadas por los peregrinos y turistas que acuden a Roma, no representan más que una mínima parte de las sesenta de que hoy se tiene noticia, con más de seiscientos kilómetros de galerías subterráneas de planta laberíntica, con cuatro o cinco sepulturas por piso, una encima de la otra, como los nichos de un cementerio moderno.
En épocas de inseguridad los cristianos se dirigían a uno de estos cementerios. Los viñedos disimulaban su entrada. Allí celebraban sus asambleas, en las capillas a que hemos aludido, que generalmente se celebraban en los tituli o casas de nobles, quienes las prestaban gustosos para ello. Se iniciaba con el saludo tradicional: "Que la paz sea con vosotros" para continuar con el rezo de las letanías, que el pueblo contestaba a coro; seguían dos oraciones breves, diversas lecturas, canto de un salmo, y rezo y comentario del Evangelio. Cuando concluía esta primera parte, se despedía a los catecúmenos y paganos. Luego continuaba la ceremonia con el ofertorio (en que los asistentes ofrecían sus presentes o limosnas) y seguían los preparativos para el sacrificio, rezo de varias oraciones, entre ellas la eucarística y la comunión bajo las dos especies (fragmento de pan consagrado depositado en la mano derecha de cada comulgante por el obispo, y un sorbo del cáliz que era pasado, de uno en uno, por el diácono) Oración en acción de gracias, bendición episcopal a los fieles, y la fórmula de despedida que aún subsiste: "Id, la misa ha terminado".
Cruz Cristiana
La Cruz cristiana es un símbolo religioso muy familiar en la cristiandad. Este método de ejecución fue común para los esclavos romanos y para los criminales que no eran romanos. El evangelio usa la palabra stauros (estaca) y xylon (madero).
Las palabras «cruz» y «crucifijo» provienen de las derivaciones del verbo latino cruciare, que significa "torturar". En el s II se desarrolla el concepto teológico neoplatónico de la Cruz como límite del Pleroma.
Véase también
Bibliografía
- Charbonneau-Lassay, Louis (1996/1997). El bestiario de Cristo: el simbolismo animal en la antigüedad y en la edad media. Dos volúmenes. Mallorca: José J. de Olañeta. ISBN 978-84-7651-601-0/ ISBN 978-84-7651-660-7.
- Guénon, René. Símbolos fundamentales de las ciencias sagradas. Barcelona: Editorial Paidós. ISBN 844930136X.
Enlaces externos
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